La justicia y los "kikos" justicieros

Una máxima del kikismo es que «toda pretensión de justicia viene del demonio». Pero es sabido que la Justicia es una cualidad divina.

Entonces, siendo la justicia algo bueno y propio de Dios, ¿cómo es posible que quien la busca sea tachado en el kikismo de justiciero y engañado por el “demoño”?

La explicación está en que quien busca por su cuenta la justicia piensa como los hombres, no piensa como Dios (cf. Mt 16,23). Por eso su pretensión de justicia, no es divina, sino demoníaca, lo que hace de dicha persona no un justo, sino un justiciero.

Así se puede entender que la pretensión de separarse de un marido violento, pretensión amparada por la justicia humana, en el kikismo sea vista como una traición a Dios por parte de quien decide separarse, es decir, de la víctima de la violencia. Porque el que la otra parte ejerza violencia sobre el cónyuge de ninguna manera debe verse como una traición a los designios de Dios, sino que debiera ser patente que la violencia matrimonial se produce porque Dios la permite para bien de ese matrimonio.

Todo esto es un poco confuso al principio, que de buenas a primeras, sin la guía adecuada, no sea fácil discernir que la violencia -que en sí misma parece un mal- no es tal mal, sino una cruz que Dios dispone y envía por amor. Y que la separación física -que en sí misma parece solución no agresiva, sino defensiva, para evitar más episodios violentos- no es solución, sino engaño del maligno para destruir al matrimonio. Y es que el maligno es muy listo y se disfraza de defensor de víctimas e inocentes para engañar. Por eso, sin la guía adecuada no es fácil discernir que la violencia no es destructiva, sino creadora, mientras que la defensa de las víctimas es un arma de destrucción social.

Guías que lo ven todo incluso cuando miran a otro lado

Obsérvese que he mencionado varias veces la necesidad de la guía adecuada para no ser engañado por el “demoño”. Porque hay gente muy clericalista que parece pensar que la guía espiritual corresponde a los sacerdotes. Y así pasa lo que pasa.

En el kikismo saben que los únicos guías capacitados para atravesar las montañas Rocosas sin caer en emboscadas en las que perecen todos, son los elegidos de ultra-visión telescópica de rayos gamma siderales-X celestiales, pues ellos son los únicos dotados de infalibilidad kikil para determinar lo que es de Dios y lo que viene del maligno.

Por ello es tan importante, aún más, es vital, es cuestión de vida eterna o de muerte óntica consultar con los kikotistas todos los asuntos familiares, personales, sociales o laborares antes de tomar decisiones trascendentes. Porque si intentas ejercer el libre albedrío por tu cuenta y riesgo, lo más probable es que el “demoño”, que es mucho más listo que tú, te engañe y te haga optar por la peor opción posible. Sin embargo, engañar a tu kikotista es misión imposible para el "demoño", pues en virtud de su “karisma” y de su ultra-visión de rayos uva del más allá, discierne infaliblemente cual es la voluntad de Dios para los demás.

Por eso en el kikismo las decisiones sobre la paternidad responsable, la pareja adecuada, el trabajo conveniente, la educación de los hijos, la sexualidad matrimonial, etc. No son cosa de dos, son cosa de esos dos y de los kikotistas.

Con estos ojos veo lo que piensas y hasta lo que no piensas

Y suele suceder, y es natural dado que sólo los kikotistas están dotados de esa visión supranatural y telescópica a la que no se le ocultan ni las intenciones de Dios ni las de nadie, que cuando se pone un asunto en las manos de los guías de los Apalaches, estos tengan que hacer ver a quien va de víctima la enoooorme injusticia que ha cometido contra la supuesta parte agresora.

Pues una vez explicado que es Dios quien permite el mal que se produce a través de la parte agresora, resulta obvio que dicho agresor no es sino un instrumento de Dios. Y si es instrumento de Dios, que es todo bondad, sus actos no pueden ser malvados, sino todo lo contrario. Por tanto, lo malvado es juzgar y prejuzgar a quien no hace sino lo que Dios quiere que haga.

Conclusión: Es de justicia kikil que la parte agredida pida perdón a la parte agresora y que se someta a ella y que se deje vejar y agredir todas las veces que haga falta, pues tal es la voluntad de Dios.

Esto es así en el kikismo, por más que sea una aberración y que sea contrario a la doctrina cristiana.

Porque nadie que obre el mal lo hace porque Dios se lo inspira, ni porque Dios se lo permite para alcanzar un bien a través de ese mal; lo hace porque es libre y porque libremente opta por el mal. No es Dios quien opta por el mal, nunca; es el hombre quien lo hace, pues para eso es libre.

Pero el kikismo niega la libertad del ser humano y al negarla ha de inventarse que es Dios quien permite los males porque le apetece permitirlos. Y para aplacar a ese extraño Dios caprichoso hay que ofrecerle sacrificios expiatorios: el sacrificio de las víctimas que se someten a la violencia de quien las maltrata.
Por eso en el kikismo se hace pasar a la víctima por responsable y causante de la agresión.