lunes, 6 de febrero de 2012

Anecdota de predicacion "casa a casa" neocatecumenal


Cuando íbamos predicando nos sentíamos superiores en la fe a la gente del pueblo. Esa pregunta de que si ellos creen en Dios, la he hecho y si no nos abrían la puerta se decía:

"Pues que sepas que le cierras la puerta a Jesucristo".

De eso tengo una anécdota.

Llego a una casa, me sale una mujer mayor de unos 60 o 70 años, le zampo el anuncio como siempre: "que Cristo a muerto... etc." y me dice "gracias pero ya tengo claro mis creencias y no me voy a cambiar" (pensaba que éramos testigos de jehová).

Y yo muy gallito le digo "pues que sepas que le has cerrado la puerta a Jesucristo". Y en eso  de la cocina, que estaba al lado de la puerta, sale un señor de unos 70 u 80 años, y me dice:

¿Que nosotros le cerramos la puerta a Jesucristo?, ¿que eres, de los kikos? Y yo le digo que si.

Y me dice: Anda pasa pasa a ver si aprendéis a predicar.

Resultó que el hombre era un Jesuita que se había tirado toda la vida en misiones desde los 18 años y tenía casi 80. Ahora estaba en mi ciudad porque tenían que operarle del corazón.

Con él vivían dos mujeres mayores que lo cuidaban, ambas eran teólogas, pero una era Doctorada por Roma y además era asesora del Vaticano en no sé que tema, con varias publicaciones (de eso hace tanto tiempo que ya ni me acuerdo del nombre).

En el salón de su casa tenían una pequeña capilla con el Santísimo y el día a día lo dedicaban a la oración, contemplación y estudio de la Biblia.

Nos trataron con mucha amabilidad y con una caridad que jamás la he conocido en el camino, pero nos echaron un rapapolvo que no veas.

De todo aquél rapapolvo me acuerdo de unas cosas:

"Tú no puedes predicar a Jesús si no eres tan humilde como Él"; "no puedes obligar ni violentar a la gente para que te escuchen, la Fe es un regalo de Dios y no podemos imponerla" ; "no puedes decirle a la gente que está rechazando a Jesucristo sin saber su vida, eso es un juicio al prójimo y prueba de ello es que estamos sentados delante del Santísimo" (estábamos en la capilla).

Toda esta lección nos la dieron fundamentadas en lecturas del evangelio que citaban de memoria y en escritos de la iglesia y de diferentes Papas.

Yo me defendía diciendo que yo lo hacía así porque me lo habían dicho mis catequistas, y a eso me contestaron que eso no me excusaba que la obediencia es a la Ley de Dios y a los Sacramentos de la Iglesia pero no a un señor y menos cuando lo que me decían iba en contra de la norma básica de la iglesia en cuanto a la evangelización.

Vamos que fuimos a predicar y no solo nos predicaron sino que nos dieron una verdadera lección de esas que no se olvidan nunca.

Cuando volvimos lo contamos en la comunidad y el responsable nos dijo que no le hiciéramos caso que teníamos que seguir tal y como nos dijeron los catequistas, que eran Jesucristo.

Por mi parte y la de mi compañero jamás volví a decir que habían rechazado a Jesucristo y nunca más violenté a nadie en la predicación.

 

4 comentarios:

  1. Esta entrada es buenísima, y veo que es de cuando el blog empezaba. Yo creo que vale retomar este tema ahora que los kikozombies se nos van a China.

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    1. Se nota que esta entrada no la leímos en su día. Por entonces, muchos de nosotros comentábamos en el foro de granada en la red, que ya no existe. Pero la entrada es muy buena. Una merecida llamada al orden a una pareja que va evangelizando por las casas y unos catequistas, cuándo no, que imponen su voluntad a costa de lo que sea y pasando por encima de quien sea. ¡Qué fuerte! Es un claro ejemplo de la humildad neokikomenal.

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    2. Pues es realmente buena, sí señor.
      Merece muchos comentarios, así que volveré por aquí en cuanto tenga un rato.
      Ya hemos hablado varias veces de ese "impresionante" paso del Camino, pero desde luego el testimonio de la entrada lo resume todo a la perfección.
      Esta entrada debe subir, así que arriba!!!

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  2. Esta entrada debería ser lectura obligatoria para los kikos.

    Y la siguiente frase, tendrían que grabársela en la frente: "Yo me defendía diciendo que yo lo hacía así porque me lo habían dicho mis catequistas y a eso me contestaron que eso no me excusaba que la obediencia es a la Ley de Dios y a los Sacramentos de la Iglesia pero no a un señor y menos cuando lo que me decían iba en contra de la norma básica de la iglesia en cuanto a la evangelización".

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