La alfombrita no
merece la pena. Es tamaño pie de cama, de poca calidad y diseño
tradicional.
Su uso, al menos según
nos contaron a nosotros cuando nos la regalaron en la Domus Mambré, NO es para
rezar sobre ella, sino que es un símbolo de ACOGIDA, porque el cristiano está
llamado a acoger a TODOS sin distinción de raza, credo, lengua o nación (ya os
digo que hablar, lo que se dice hablar, en el CNC se habla muy bien, otra cosa
es que se predique con el ejemplo) y como en el Antiguo Testamento un signo de
acogida es el ofrecimiento de la casa propia, pues nos dan la alfombra para que
lo tengamos presente y actuemos de igual forma, teniendo nuestra casa siempre
abierta para los que vienen de paso.
La otra domus, la
Galileae, es muy resultona. Se come estupendamente en ella y las habitaciones
son muy decentitas. Además tiene estupendas vistas al lago de Galilea y, por
supuesto, durante la estancia se aprovecha para contar que
seguro-seguro-segurísimo que el monte de las Bienaventuranzas es
justo-justo-justísimo el lugar donde está la domus.
Basan la afirmación en
que según la leyenda (perdón, según la tradición trasmitida por nuestros padres
en la fe hasta nuestros días), Jesús predicó las Bienaventuranzas a la sombra
de tres árboles, de los cuales uno era un terebinto y resulta que hay un
terebinto en el jardín de la domus. Para que la cosa cuadre, también te cuentan
que los otros dos árboles (que no recuerdo si eran higueras, eucaliptos o qué)
desaparecieron hace siglos.
Por cierto, también te
hacen un regalito en la domus Galileae: un icono de Kiko que representa el
juicio final (personalmente me parece aún más feo que la alfombra). El icono
original adorna la capilla de la domus.
A la vuelta del viaje,
mi hija pequeña me preguntó por el icono, así que como tenía fresca la catequesis
que nos dan sobre el mismo, le conté de qué iba. La chiquilla se asustó tanto
con el anti-cristo, hijo del demonio que no se ha vuelto a ver el cuadro por
casa.
Acerca de los Terceros
Escrutinios, también estoy de acuerdo con libre.
En primer lugar, se
supone que ya has cambiado de vida tras los Segundos: ya te has probado
seriamente en los bienes, ya tienes experiencia de que es Dios quien provee a
todas tus necesidades, ya has descubierto que la posesión de bienes no da la
felicidad, ya sabes que Dios es tu padre, fiel y misericordioso...
Así que el objetivo de
los Terceros es dar gloria a Dios. Los catequistas te preguntan para ver si
reconoces el amor de Dios en tu vida y si, en y por agradecimiento a ese Padre
bueno que te ha amado cuando tú has sido malvado y pecador, perdonas (o al
menos deseas perdonar) a los que te hacen mal.
Ya os digo que además
los catequistas están deseosos de que hacer ese viaje gratis a Israel, así que
antes de empezar ellos mismos te indican que lo que quieren oir es tu
experiencia de lo bueno que ha sido Dios contigo y si no te sales del guión y
no les caes mal, todo va como la seda.
Lo chungo llega cuando
el catequista de turno no puede o no quiere ser imparcial, sino que sus
simpatías / antipatías personales son las que deciden la marcha y el resultado
del escrute.
En mi comunidad está
la típica señora que, sin ninguna misericordia, culpa a su marido de todo
cuanto le ocurre, se fue de rositas.
Hubo otra que intentó
conseguir el apoyo del catequista para reprender a su hermana, cuyo delito era
que se casaba, cuando toda su familia tenía clarísimo que Dios la destinaba a permanecer
soltera, para cuidar de los padres ancianos y del hermano enfermo, se fue de
rositas también.
Hubo uno que no se
había probado en los bienes, pero su esposa le había hecho algunos favores al
catequista, gracias a lo cual también rositas para éste.
Por último, hubo un
hombre cabal cuyo delito era no obligar a su hijo a continuar después de los
Segundos, con éste el catequista se ensañó, humilló a él y a su esposa y, por
descontado, a ambos les dejaron sin vestir la túnica blanca. Todo ello con el
silencio cómplice del resto de catequistas (quiero pensar que no hablaban por
temor, no porque estuviesen conformes) y de los bienamados hermanos de
comunidad... bueno, el silencio de todos menos de los dos que preferimos estar
a buenas con nuestra conciencia antes que buscar el afecto de un catequista
injusto.
Así que me jugué la
túnica y la perdí, pero el viaje de bodas a Israel lo he hecho (nunca tuve
dudas acerca de que la comunidad no iba a dejarnos al margen del pago de los
gastos de 7 catequistas + 1 cura que nos acompañaron).
Cada día el Señor nos visita regalándonos su Palabra. Este ¡¡¡¡¡¡ DOMINGO !!!!!! nos recuerda el Evangelista Mateo que debemos de ser perfectos como Dios es perfecto. ¿Se nos está pidiendo un imposible? ¿Podremos llegar a tocar la perfección? Para comprender bien esta Palabra del Señor, debemos partir del encuentro con Cristo Resucitado. Sólo cuando verdaderamente hemos experimentado en nuestra propia persona la misericordia de Dios, que perdona todas nuestras culpas y no nos trata como merecen nuestros pecados (Sal 102), podremos ver a nuestros hermanos no como enemigos sino como pobres pecadores. Y si Dios tiene misericordia de nosotros, quiénes somos nosotros para no tener misericordia de los demás, aunque estos sean o se comporten como nuestros enemigos. Por tanto, el amor a los enemigos que Dios Padre nos pide no es un acto voluntarista, sino la consecuencia lógica de un alma que se siente profundamente enamorada de Dios y que ha experimentado la ternura y misericordia divina. Dios no nos pide un imposible, sino que nos basta su Gracia derramada en nuestros corazones para alcanzar la perfección.
ResponderEliminarPosiblemente esta Palabra nos traiga a la memoria el rostro de algún enemigo nuestro. La pregunta no es quién es mi enemigo; más bien la pregunta es quién me considera a mí su enemigo. No pensemos tanto en los que nos crucifican, pensemos más bien en los que nosotros crucificamos.
San Pablo se dirige a los fieles de Corinto para decirles que son templo de Dios y el Espíritu habita en ellos. La unidad de la comunidad se veía amenazada y San Pablo quiere recordarles esta evidencia. También hoy la unidad en nuestras comunidades parroquiales se siente amenazada. El Papa Francisco nos recuerda una y otra vez el daño que hace a la Iglesia lo murmuración y como ésta dinamita la unidad. No somos ni de Pablo, ni de Apolo, ni de Cefas, somos de Cristo. Superemos toda división absurda y procuremos que nuestro amor a la Iglesia goce de una salud inquebrantable.
Bendito sea el Señor.
No soy del CNC,y les podría criticar muchas cosas (por ejemplo, les falta aún mucho discernimiento). El icono del juicio final me parece una preciosidad y una buena versión del original.
ResponderEliminar¿¿¿ COMO DICE ??? ¿¿ QUE EL "ICONO" DEL JUICIO FINAL ES PRECIOSO ??? ¿ Cómo annda usted de la vista ? Menudo espanto de dibujito infantiloide, el remate es el extraterrestre de la parte de abajo de la derecha, ¿ o será un zomi volatil ? Que horror, que espantoso dibujito,oiga. ARTE ATROFIADO........
ResponderEliminarSi un niño hiciera esos dibujos con las cuencas de los ojos vacías y negras, en el colegio le envíarían urgentemente a atención mental.
Eliminarcon los comentarios de tu vista a la domus galileae realmente te juegas la fe de muchas personas ..... el camino no te ah servido para nada .... todo lo miras con el afan de destruir, por eso todo esta mal para ti .... piensa muchach@ piensa
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