Sigue vigente
el estatuto de 2008: en misa deben ceñirse "a los libros litúrgicos", con "concesiones explícitas" que son
muy concretas. El cura y los fieles no deberían comulgar a la vez.
El pasado 20 de enero de 2012 Benedicto XVI recibió a los iniciadores del
Camino Neocatecumenal y a 7.000 miembros de esta realidad eclesial. Según
algunos medios de comunicación, Roma parecía dar "carta blanca"
a la "liturgia kika" o a "las misas
neocatecumenales". Según otros medios, Roma les negaba sus
especificidades. ¿Cuál es la realidad?
Lo cierto (citamos el decreto del Pontificio Consejo para los Laicos que se
leyó allí mismo) es que Roma
"concede la aprobación a las celebraciones contenidas en el Directorio catequético del Camino Neocatecumenal que, por su naturaleza, ya no resultan reguladas por los libros litúrgicos de la Iglesia".
Es decir: no se aprueba nada relativo
a la misa, ni a la liturgia de las horas ni la liturgia oficial de la Iglesia.
Lo que se aprueba son las ceremonias que celebran los neocatecumenales en
ciertos pasos de su itinerario de fe: el rito del lucernario, de la entrega de
la Biblia, de la entrega del Salterio, etc... Son ritos no litúrgicos.
También el Papa en su discurso, además de alabar el esfuerzo evangelizador del
Camino Neocatecumenal comentó que solamente "se aprueban las
celebraciones" presentes en el Directorio Catequístico que "no
son estrictamente litúrgicas".
¿Y las misas? Quien haya asistido a una eucaristía del Camino Neocatecumenal
habrá visto varias diferencias con la misa a la que está acostumbrado en la
parroquia.
Algunas de esas diferencias son "concesiones explícitas" de
Roma (así las llaman los Estatutos del Camino Neocatecumenal aprobados en
2008). Otras de esas diferencias no están aprobadas ni concedidas por nadie...
y puede lícitamente considerarse que son abusos litúrgicos allí donde se dan
(muchas comunidades neocatecumenales las han corregido, pero otras no).
Desde 2008, con la aprobación de los Estatutos del Camino, las eucaristías
neocatecumenales deben seguir "los libros litúrgicos de la
iglesia" (por ejemplo, la famosa IGMR, la "Instrucción
General del Misal Romano").
En los estatutos, en el artículo 13, las autoridades vaticanas han
establecido que las misas de las comunidades neocatecumenales deben estar "abiertas
también a otros fieles"; que la comunión hay que recibirla "de
pie"; que para las lecturas bíblicas se permiten, además de la
homilía, sólo "breves moniciones" introductorias.
De los "ecos" (admitidas en los estatutos precedentes,
provisionales, de 2002; reflexiones que hacen en voz alta, justo tras el
Evangelio, en que los laicos asistentes explican cómo la lectura se aplica en
su vida) no se dice nada en este mismo artículo 13 dedicado a la celebración
de la misa. Los ecos no están previstos en los libros de la Iglesia ni en
los Estatutos del Camino aprobados. [Sí se menciona en el artículo 11, pero
no se refiere a las misas, sino a las celebraciones de la Palabra que se
celebran entre semana, cada comunidad con sus propios catequistas].
Las concesiones específicas que recogen los Estatutos son:
- Recibir la comunión bajo las dos especies, siempre con pan ácimo
- Celebrar el rito de la paz después de la plegaria universal
- Que los laicos comulguen de pie (nunca sentados) en el mismo lugar, sin ir hacia el altar para comulgar
Pero en ningún lugar se permite, por ejemplo, que el sacerdote y la asamblea
comulguen al mismo tiempo. Esto es importante, pues en grandes reuniones
neocatecumenales los sacerdotes, diáconos y catequistas pasan por las filas de
asistentes repartiendo el Pan ya consagrado y los fieles, en vez de
consumirlo inmediatamente (como pide el IGMR 161), tienen que esperar un rato
manteniendo el Pan (muy harinoso, por cierto) en la mano para poder comulgar
junto con el sacerdote.
En ese rato, mientras diáconos y catequistas pasan entre las filas, puede pasar
de todo: que alguien tropiece, que caiga el Pan consagrado al suelo, que la
harina que lo compone se caiga a la moqueta... (la doctrina católica enseña que
Cristo, con su humanidad y divinidad, está realmente presente en cada partícula
consagrada).
En las celebraciones pequeñas el riesgo de tropiezo o accidente es pequeño; en
las grandes, es mayor. En cualquier caso, los libros de la Iglesia enseñan
que primero comulga el sacerdote y luego los fieles: no que comulgan todos
juntos. Eso es algo que muchas comunidades neocatecumenales hacen aunque no
está permitido ni en las "concesiones específicas" ni en los
Estatutos.
- § La Eucaristía es esencial al Neocatecumenado, en cuanto catecumenado post-bautismal, vivido en una comunidad pequeña (47). De hecho la Eucaristía completa la iniciación cristiana (48).
- § Los neocatecúmenos celebran la Eucaristía dominical en la pequeña comunidad, después de las primeras vísperas. Tal celebración tiene lugar según las disposiciones del obispo diocesano. Las celebraciones de la Eucaristía de las comunidades neocatecumenales el sábado por la noche son parte de la pastoral litúrgica dominical de la parroquia y están abiertas también a otros fieles.
- § En la celebración de la Eucaristía en las pequeñas comunidades se siguen los libros litúrgicos aprobados por el Rito Romano, a excepción de las concesiones explícitas de la Santa Sede (49). Por cuanto concierne a la distribución de la Santa Comunión bajo las dos especies, los neocatecumenales la reciben de pie, permaneciendo en el propio sitio.
- § La celebración de la Eucaristía en la pequeña comunidad es preparada bajo la guía del Presbítero, por un grupo de la comunidad neocatecumenal, por turnos, que prepara breves moniciones a las lecturas, escoge los cantos, proporciona el pan, el vino, las flores y cuida del decoro y la dignidad de los signos litúrgicos.
- Rito de la conversión. Coincide con la décima de las dieciseis catequesis introductorias. El rito, muy detallado, precede y sigue en forma comunitaria la confesión sacramental individual de cada uno de los presentes. Para quien prosigue en el camino, se reiterará este rito en forma mensual.
- Entrega de la Biblia. Coincide con la décimoquinta catequesis.
- Rito del lucernario. Introduce la "convivencia" de tres días que concluye las dieciseis catequesis introductorias. Otras celebraciones de la Palabra imponen una estructura a estos mismos días y estructurarán, semanalmente, la continuación del camino.
4. Primer escrutinio. Marca el término de esta segunda fase, cuya duración es la menos de dos años.
5. "Shemà". En hebreo: escucha. Celebra el acogimiento de la Palabra de Dios.
6. Segundo escrutinio. Concluye el bienio de esta tercera fase. En él se realiza la renuncia a las riquezas personales también visibles, a favor de la comunidad.
7. Entrega del Salterio. Es decir, del libro de los Salmos.
8. Traditio Symboli. Es decir, la entrega del "Credo".
9. Redditio Symboli. Es decir, la confesión pública de la propia fe, aprendida con el "Credo".
10. Entrega del Padre Nuestro. Es el rito que introduce el tercer año de esta cuarta fase.
11. Libro de la vida. Al escribir el propio nombre en este libro, el neocatecúmeno abre los dos años de esta quinta y última fase del Camino.
12. Renovación de las promesas bautismales. Es el punto de llegada del Camino. El rito se cumple durante la Vigilia pascual, la que se prolonga hasta el alba y concluye con un banquete.
Instrucción General del Misal Romano
(no a comulgar todos a la vez; primero ha de comulgar el cura; luego los fieles, e inmediatamente al recibir el Pan)
- "el mismo sacerdote, después de haber comulgado, antes de distribuir la Comunión a los fieles (IGMR, 87);
- "Quien comulga, inmediatamente recibe la sagrada Hostia, la consume íntegramente" (IGMR 161)
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