Al parecer "la transformación de las parroquias tal y como las conocemos" (Como hemos mencionado también en l;a entrada anterior) ya está empezando , esta es una noticia de hoy 22 de setiembre del 2012 de la pagina infocatólica:
El cardenal y arzobispo de Viena , ya conocido nuestro por haberse declarado "Muy Kiko" y además por ese 'celo' (lean el sarcásmo) por la litugia parece que ha quiere empezar con esta transformación:
fuente: infocatolica
(VI/Luis F. Pérez/InfoCatólica)
Tambien es oprtuno recordar aquí las exhortaciones que Beato Juan Pablo II les dirigió a los seminaristas kikos con este mismo fin , la de no confundir el rol de los seglares y los sacerdotes.
Ya se ha advertido antes que esto mismo es lo que en muchos lugares está promoviendo en el Camino Neocatecumenal a pesar de las llamadas de atención:
Del discurso de Juan Pablo II, 18/03/2004 a los alumnos del Seminario Redemptoris Mater de Roma:
En el Sínodo III de los Obispos (1971), que estudió “El ministerio sacerdotal”, éste nos enseñó que:
Del blog de Luis Fernando Perez Bustamante me copio lo siguiente:
El cardenal y arzobispo de Viena , ya conocido nuestro por haberse declarado "Muy Kiko" y además por ese 'celo' (lean el sarcásmo) por la litugia parece que ha quiere empezar con esta transformación:
fuente: infocatolica
MIENTRAS EL PAPA ADVIERTE CONTRA LA CONFUSIÓN ENTRE EL PAPEL DE SEGLARES Y SACERDOTES
«Debemos liberarnos de la imagen tradicional según la cual la Iglesia existe solo cuando está presente un sacerdote»
El cardenal y arzobispo de Viena acaba de aprobar un plan para reordenar y redistribuir las parroquias de su archidiócesis: «Debemos liberarnos de la imagen tradicional según la cual la Iglesia existe solo cuando está presente un sacerdote». Además, indicó que habría que reafirmar «el sacerdocio común de todos los bautizados». Se da la circunstancia de que Benedicto XVI advirtió ayer a un grupo de obispos franceses del peligro de que los seglares asuman responsabilidades que corresponden a los sacerdotes.
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El plan prevé que en los próximos diez años, las 660 parroquias existentes se reduzcan y se acoplen como entidades más grandes, pero compuestas por «filiales» individuales para desarrollar mejos las tareas pastorales y diocesanas.
«Más comunidades locales dirigidas por laicos –explicó el cardenal– forman en su conjunto una nueva parroquia queserá dirigida conjuntamente por sacerdotes y laicos con la responsabilidad final de un párroco». El cardenal Schönborn subrayó que la reforma no cancela las parroquias: «en las nuevas parroquias se podrán desarrollar comunidades más numerosas y más vivas», porque «la Iglesia debe volver a ser misionera y estar cerca de las personas en los lugares en los que viven».
El cardenal también indicó que la reforma implica un «profundo cambio de perspectiva», porque «debemos alejarnos de la idea de que la Iglesia existe solo allí en donde hay un sacerdote», para poder volver a dar «importancia al principio del sacerdocio común» de «todos los bautizados». Para hacer concreta una «coexistencia de sacerdotes y laicos con base en su vocación común de cristianos».
El Papa BENEDICTO XVI advierte del peligro de dar a los laicos un papel que no les corresponde
Precisamente el Papa Benedicto XVI dijo ayer mismo a un grupo de obispos franceses, a los que advirtió de la necesidad de vigilar que se respeten las diferencias entre el sacerdocio común de todos los fieles y el sacerdocio ministerial, que es el de aquellos que han sido ordenados al servicio de la comunidad. La escasez de sacerdotes no puede ser alegada como excusa para que los obispos no cumplan con esa tarea.
Ya se ha advertido antes que esto mismo es lo que en muchos lugares está promoviendo en el Camino Neocatecumenal a pesar de las llamadas de atención:
Del discurso de Juan Pablo II, 18/03/2004 a los alumnos del Seminario Redemptoris Mater de Roma:
3. Para obtener estos resultados positivos es fundamental tener siempre claras, en vuestro itinerario formativo, la naturaleza y las características del sacerdocio ministerial, tal como las ilustran el concilio Vaticano II y la exhortación apostólica postsinodal Pastores dabo vobis.
En efecto, el sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial están ordenados el uno al otro e íntimamente relacionados; ambos participan, cada uno a su modo, en el único sacerdocio de Cristo. Pero su diferencia es esencial, y no sólo de grado (cf. Lumen gentium, 10). En virtud del sacramento del orden, los presbíteros son configurados de modo especial con Jesucristo como cabeza y pastor de su pueblo, y, a semejanza de Cristo, deben gastar y entregar su vida al servicio de este pueblo. Por eso, precisamente porque representan sacramentalmente a Jesucristo, cabeza y pastor, están llamados a presidir, en estrecha comunión con el obispo, las comunidades que se les ha encomendado, según cada una de las tres dimensiones -profética, sacerdotal y real- en las que se articula la única misión de Cristo y de la Iglesia (cf. Pastores dabo vobis, 12-16).
Amadísimos seminaristas, ateniéndoos a esta sólida doctrina durante vuestra formación y después en el ejercicio diario del ministerio presbiteral, podréis vivir gozosamente la gracia del sacerdocio y asegurar un servicio auténtico y fecundo a la diócesis de Roma y a las Iglesias hermanas a las que seáis enviados.
La oración, el estudio y la vida comunitaria, bien armonizados en el proyecto formativo y puestos en práctica con fidelidad y generosidad en la existencia concreta de vuestro seminario, son los caminos a través de los cuales el Señor va esculpiendo en vosotros, día tras día, la imagen de Cristo, buen pastor.
En el Sínodo III de los Obispos (1971), que estudió “El ministerio sacerdotal”, éste nos enseñó que:
…el sacerdote, él mismo, hace sacramentalmente presente a Cristo, Salvador de todo el hombre, entre los hermanos, no sólo en su vida personal, sino también social. Es fiador tanto de la inicial proclamación del Evangelio paa congregar la Iglesia, como de la inecesante renovación de la Iglesia ya congregada. Faltando la presencia y la acción del ministerio, que se recibe por la imposición de manos acompañada de la oración, la Iglesia no puede estar plenamente segura de su fidelidad y de su visible continuidad.
Del blog de Luis Fernando Perez Bustamante me copio lo siguiente:
Ni que decir tiene que un obispo puede reordenar sus parroquias como crea oportuno. El problema no está en que el cardenal haya hecho eso. El problema, y no pequeño, es que apele a la necesidad de liberarnos de lo que ha sido una enseñanza constante de la Iglesia desde sus inicios. A saber, que aunque sin la menor duda todos los bautizados somos Iglesia, no se puede hablar propiamente de Iglesia allá donde no haya sacerdotes. Porque ya puestos, se podría decir lo mismo de donde no hay obispos.
En otras palabras, no es lo que hace el cardenal lo que preocupa, sino la forma de explicar lo que hace y cuál es el trasfondo teológico de sus palabras y sus acciones. Solo falta que al frente de una de esas comunidades eclesiales (*) locales pusiera al homosexual que vive en pareja con otro.
Esto es de tontos.
ResponderEliminarLa Igleisa existe siempre aunque no haya NADIE sobre la tierra. Porque la Iglesia tiene a) Un sacerdote eterno que es Jesucristo cuya potestad se extiende a cielos y tierra b) Está formada aparte de los que militan en ella en esta tierra por los que están en el purgatorio (Iglesia purgante) y por los que ya están en la gloria junto con los santos ángeles (Iglesia triunfante), luego la afirmación de base es estúpida referida simplemente a la Iglesia.
Encuanto referida a la Iglesia militante hay que explicarla bien so pena de aer en un simplismo al estilo kiko.
La Iglesia militante puede existir aun cuando no quede más que un laico sobre la tierra, pero no existiría ya como sociedad capaz de alcanzar sus fines por la pérdida de la potestad de orden y la jurisdicción que va a aneja a ella necesaria para ciertos sacramentos: por ejemplo la absolución de los pecados, la realización de la eucaristía, la unción de los enfermos. El mismo orden sacerdotal desaparecido y la continuidad apostólica de los obispos... Por tanto necesita forzosamente del sacerdocio, y en especial del obispo, como conformador de la sociedad en sí.
Este caso práctico ya lo encontró la Iglesia en Japón después de la expulsión de los sacerdotes en el siglo XVI. Cuando volvieron los misioneros en los siglos XVIII y XIX se encontraron que algunos laicos habían continuado la Iglesia en la clandestinidad durante siglos confiriendo el bautismo y trasmitiendo oralmente la Biblia y la catequesis con una determinada organización con laicos al frente. Incluso lo habían hecho con tanta fidelidad que había multitud de personas asesinadas por mantener la fe en Cristo. Pero las deformaciones (sobre todo el sincretismo con el budismo y el sintoismo), fruto de no tener el carisma magisterial, eran muchas y persistentes y la ignorancia sobre lo básico era tremenda. Más de la mitad de estos católicos nunca volvieron a la Iglesia como tal y siguieron en sus herejías y sincretismos una vez que se volvieron a erigir los templos católicos.
Aquí ocurrirá lo mismo. Una comunidad de la Iglesia sin pastores es presa fácil de los lobos pues además de permanecer sin la guía necesaria, está sin los sacramentos indispensables para conformar la Iglesia. A la fuerza necesitarán de la ayuda del sacerdocio necesario para alcanzar el fin sobrenatural de la Iglesia. Ocultar esto es engañar a la gente y hablar de los laicos con potestad, un remedio de tontos.
Promocionense las vocaciones y advierta a sus comunidades del peligro por no haber sido generosas en vocaciones sacerdotales. Haga examen de conciencia el cardenal por su culpa en ello, que seguro que la tiene como es fácilmente comprobable en sus desatinos. Traiga sacerdotes de fuera dejando de lado esa soberbia típica y reconozca que debería retirarse a un monasterio a hacer penitencia por el daño causado a la Iglesia en Austria, dejando para alguien más fiel a Cristo su trabajo.
Aunque a lo mejor el cardenal lo que buscaba era esto, que es otro tema.
Otra cosa distinta es la existencia de la figura canónica que hoy llamamos Iglesia particular. Esa organización canónica de la Iglesia no puede darse sin la presencia de un sacerdote y es lo que confunde Luis Fernando. Pero la Iglesia existiría sobre la tierra aunque no quedara más que un laico y además con muerte cerebral, de modo que ni las funciones de laico pudiera ejercer, de tal forma que allí donde estuviera ese pobre ser allí estaría la Iglesia visible. Yo me aventuro aún más y afirmo que la Iglesia existiría sobre la tierra aunque no quedara ni un miembro militante visible en pie, porque las fronteras invisibles de la Iglesia en esta tierra no las conocemos y no sabemos quien está unido al alma de ella.
ResponderEliminarMe parece que el papa y tu vais por caminos opuestos:
ResponderEliminarhttp://www.revistaecclesia.com/el-papa-benedicto-xvi-nombra-a-ocho-espanoles-como-expertos-y-auditores-en-el-sinodo-de-la-nueva-evangelizacion/
Anonimo, pero cuando miles dei ha estado en sintonia con la iglesia?
ResponderEliminarMiles Dei esta en consonancia con su soberbia y nada mas.
Pues la verdad: yo he aprendido más de Miles Dei que de los sacerdotes a los que consulto (porque van del marxismo al judaismo y de ahí no hay quien los saque) Al final ¿qué ha sido del catolicismo romano?
EliminarNo, para eso ya está kiko arguello y sus acólitos.
ResponderEliminarLa Iglesia no es una emisora con la que se sintoniza, estimados neocones. No es una programación que dependa del Papa de turno o del lider neocón del momento.
ResponderEliminarAhí está la cuestión: Estos movimientos neoconservadores quieren guardar lo nuevo como verdadera tradición (y al final ocurre al igual que con el derecho, que siempre es conservador por mucho que se tenga una ideología progresista).
EliminarSi los nuevos iluminados* comparasen la Iglesia pre y post conciliar observarían la pérdida de Fe y piedad a un nivel abrumador.
* Digo iluminador porque si uno lee en Religionenlibertad.com sus noticias observará que los nuevos sacerdotes y religiosas son una panda de deprimidos pero que gracias a Dios ahora son felices.
Ahora entiendo porque Ottaviani quería morir antes de que finalizara el Concilio.
Volviendo al plano práctico, hace tiempo que mantengo que los grandes interesados en que la Iglesia siga como está son los llamados movimientos. La cosa es muy simple: a rio revuelto, ganancia de pescadores.
ResponderEliminarUsted no verá a esos grandes movimientos proponiendo la vuelta a la piedad parroquial tradicional y a una enmienda de vida de clero y laicos, sino sólo arropando a los que se hunden externamente de modo que todo parezca una cáscara despanpanante en la que ellos por dentro van medrando de modo sectario pues está vacía de contenidos y fácilmente impresionable con los que ellos quieran poner. De ahí que el primer obstáculo a la Misa Tradicional está en estas gentes.
He leído un artículo que me ha parecido interesantísimo y creo que a los que de verdad queremos a nuesetra Iglesia Católica les gustará mucho leerlo.
ResponderEliminarComo ahora se está discutiendo en un Sínodo de Obispos alternativas sobre la Nueva Evangelización, sería maravilloso que se les hiciera llegar de algún modo la noticia a dichos Obispos, para que tuvieran en cuenta los métodos tradicionales, que son siempre actuales, de un sencillo cura que está causando una auténtica revolución en Francia.
Este es el enlace: http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=25434
Un abrazo