sábado, 28 de junio de 2025

Tener un sitio al que ir

 

El resumen de lo expuesto en las entradas precedentes es que el CNC se niega a aceptar que es un movimiento como otro cualquiera porque pretende ser el catecumenado de la Iglesia.

Léase de nuevo: no una modalidad de catecumenado, no parte de la pastoral parroquial, no una asociación de creyentes, sino el único verdadero catecumenado cristiano (no uso el término católico porque les da grima), ya que cualquier otro para ellos no es eficaz, está viciado desde los tiempos de Constantino, repleto de clericalismo y no sirve para nada. ¡Solo el CNC produce cristianos adultos!

Esta es su pretensión, aunque la realidad les desmiente.

Por desgracia, que todo su montaje solo genere kikianos muy alejados del Cristianismo no impide que estén organizados como una pseudo iglesia dentro de la Iglesia.

La organización tiene un equipo de responsable y corresponsables por comunidad, también hay un equipo de kikotistas para cada comunidad y unos kikotistas responsables en cada parroquia kikotizada (a quienes se respeta y obedece antes que al párroco). Por encima de las parroquias hay kikotistas de zona (¡que cuentan más que el Obispo!), estructuras regionales y nacionales que de facto se superponen a las estructuras de la Iglesia, hasta llegar a Kiko, el nuevo Moisés de esta gente, que para ellos es más que el Papa.

El clero que los mantiene a distancia es etiquetado de faraón, perseguidor, endemoniado, Judas, clericalista… Mientras que quienes los acogen son recompensados ​​materialmente.

Desde las primeras reuniones se les dice a los seguidores que todo lo que pueda apartarles de la comunidad: matrimonio, familia, trabajo, hijos, posesiones, aficiones... Todo son ídolos que hay que odiar. ¡La comunidad ha de ser lo primero! No Dios, la comunidad.

Por eso no conciben que haya otros carismas ni otras sendas para llegar a Dios. Lo de «Yo soy el camino, la verdad y la Vida» y no hay otro fuera de Jesús, lo reducen a que el CNC es el Camino y no hay otro.

El ataque contra los hijos es especialmente sanguinario. Por un lado en el CNC desconocen lo que es la paternidad responsable, por lo que se estimula la procreación a destajo, no como una decisión libre y meditada, sino dejando que la naturaleza siga su curso; y por otro lado Kiko insiste en que el amor de los padres es neurótico, insano y destruye al hijo que, por otra parte, es un ídolo para sus progenitores. Y para evitar dañar al hijo lo que hay que hacer es abandonarlo al cuidado de terceros para dedicarse por entero a la comunidad y las kikadas.

Entre los recuerdos más perturbadores, recuerdo la insistencia en presentar lo vivido antes del CNC de manera negativa, vacía, desesperada; ¡y presentar al CNC como la solución a todos los problemas! Quien no se ajustaba a este guion obligatorio era compadecido como si aún no hubiera encontrado a Cristo.

Desde el primer escrutinio te recuerdan que has puesto tu nombre en el 'Libro de la Vida' (la Biblia de la comunidad) y que dejar la comunidad sería una traición... a Dios que, dicen, actúa en tu vida solo a través de los kikotistas y de los hermanos porque así le place.

El miedo, la culpa y la dependencia psicológica son armas usuales del CNC.

Kiko no tiene reparos en lanzar maldiciones sobre quien quiera marcharse: «Hermano, puedes marcharte : pero ojo, ojo, hermanos, porque Dios os ha enviado katekistas concretos, que os han dicho que han visto a Jesucristo. SI OS VAIS, LA SANGRE DE JESUCRISTO POR NUESTRO TESTIMONIO CAERÁ SOBRE VOSOTROS» (Mamotreto V).

«Ahora, al escribir tu nombre dirás sí a la elección que Dios ha hecho por ti desde la eternidad. Regocíjate solo de una cosa: tu nombre está escrito en el Cielo» (Mamotreto II).

Y entonces, ¿hay alguna forma de escapar?

La experiencia demuestra que es difícil, y que es fundamental tener un sitio al que regresar. Es decir, es fundamental el apoyo exterior, sea de la familia no neocatecúmena, de amigos, de intereses o aficiones ajenas al CNC.

Por eso, como león rugiente, el CNC combate todo lo externo y lo tacha de ídolo. Si dedicas tiempo a la práctica de algún deporte, es un ídolo; si no descuidas las amistades ajenas a la comunidad, es un ídolo; si prefieres quedarte estudiando con los hijos a ir a preparar algún tostón de la comunidad, es un ídolo; si te van los viajes de aventura en lugar de las perekikaciones, es un ídolo; si prefieres a tu confesor de siempre en lugar de a un presbikiko, eso es peor que un ídolo, es un engaño del demonio… 

No, tener una vida al margen de Kikolandia no es ser idólatra, es lo que te puede salvar y rescatar.

 



2 comentarios:

  1. La difunta Carmen, a la que quieren hacer santa a como de lugar, en una oportunidad interrumpió al Papa San Juan Pablo II, lo hizo 2 o 3 veces en una reunión, diciéndole al Papa que el camino no era un movimiento, hasta que él Papa no le quedó de otra que decir : callen a la mujer.

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  2. He visto y oído a catecumenos muy extrañados y tristes cuando le preguntan a alguien que ha abandonado el camino qué cómo está y les responde muy bien gracias al Señor!, se van amargados y hasta con ira!

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Antes de comentar, recuerda que tú eres el último y el peor de todos, y que el otro es Cristo.