Por
si alguien aún no se ha dado cuenta, hace bastantes años que Pako Gómez da el
mismo discurso en todas las reuniones, sólo cambia el larguísimo y aburridísimo
apartado de novedades del Camino, en el que unas veces se vende la conversión
de “cienes y cienes” de judíos, otras que el Papa está decidido a hacer
todo lo que diga Pako y las más de las vece que si abandonas el CNC Dios te destruirá.
Para
aquellos que se duerman en los mítines del tri-doktor y no hayan advertido que el mensajito se repite en todas las ediciones, se
aporta un recorte de otra reunión, habida hace dos años (2014) con la excusa de
anunciar el Adviento, para que puedan contrastar los parecidos con el de Cuaremas de este año 2016.
«Finalizo anunciándoos el kerigma. El Señor
para ayudarnos a convertirnos, nos dice: ¡Ánimo! Fíjate en Cristo crucificado.
“Mirarán al que traspasaron”. Y ¿qué es lo que vemos en esta imagen (la cruz)?
Dios ha mostrado en Cristo su esencia. Cristo es imagen de la sustancia de
Dios. Y ¿Cuál es la sustancia de Dios? Dios es amor hacia ti, infinito amor por
mí, amor por la humanidad entera, amor infinito, un amor que le conduce a darse
totalmente, hasta la muerte. Entonces, hermano, hoy conviértete, conviértete y
cree en la Buena Noticia: Dios sabe como eres, conoce tus dificultades, mis
dificultades, tus pecados, tus traiciones, tus mentiras, lo sabe todo y te ha traído aquí porque quiere
que hoy te conviertas».
Es
llamativo que los pecados, traiciones y mentiras mencionadas siempre son las de
los demás, nunca son de Pako Gómez. Y hay que ver que diosito tan caprichosito
tienen en el CNC, que pisotea el libre albedrío y trae a sus criaturas, quieran
ellas o no, a donde le da la gana… ¿no sería más sencillo que simplemente las
convirtiese (en mariposa o en luciérnaga o en lo que le dé la gana), allí donde
estén las criaturas, sin empeñarse en traerlas a escuchar el mismo tostón una y
otra vez, una y otra vez…
«Dice un padre del desierto que del Bautismo
mana un agua que dice “Conviértete hoy”. Cada día empezamos de nuevo. ¿Y qué
significa convertirse? Reconocer, mirando a Cristo, que yo no amo así y desear,
mirando a Cristo, que venga el Espíritu Santo y te haga cristiano, que te haga
imitar a Cristo, que te haga aceptar la cruz de tu enfermedad, la cruz de los
defectos del otro, de tu marido, la cruz de los defectos de tus hijos, de tus nietos, de lo que
sea, el que no tengas trabajo, lo que sea».
¡Cómo
se nota que el Camino languidece y envejece! Todo se les vuelve hablar de
enfermedades, nietos insoportables y muertes. Es la realidad que viven.
«Aceptar la historia plenamente,
crucificándote en la cruz de tu historia. Nuestra historia es como un altar en
el que nosotros nos ofrecemos, dice S. Pablo, como ostias vivas, ofrecemos al
Padre nuestra vida. ¿Qué es lo que quiere de nosotros el Señor? Que creamos en
la Buena Noticia, que Dios ha enviado a Cristo para darte una nueva vida, una
nueva naturaleza y te la da gratuitamente en el Espíritu Santo. Sólo debéis reconocer que sois
poco cristianos, que no somos cristianos, que no amamos así, que no
sabemos crucificarnos, que no sabemos amar al otro “como Yo os he amado”. Por
eso necesitamos estar en constante conversión, porque, como dicen los padres,
lo que más atrae al Espíritu Santo es uno que se reconoce pecador y que quiere
cambiar. Lo que más atrae en este encuentro al Espíritu Santo es que si alguno escuchándome dice:
“Es verdad que soy un pecador y quiero cambiar”, entonces viene el Espíritu
Santo aquí: esta es la venida intermedia».
El
egocentrismo y la egolatría que no falten.
«¡Viene, viene a nosotros! ¿Qué desea Cristo
sino transformarnos en Él, hacerse uno con nosotros, perfectamente uno dentro
de nosotros? ¡Lo que desea es estar dentro de mí! Yo estoy pasando un momento
de crisis fuerte, estoy mal del corazón, siento una fatiga grande, no siento a
Jesucristo, me ha puesto en un silencio, en una noche, no siento nada, debo hacerlo
todo sin sentimiento, ninguna paga humana».
Es
usual en el Camino confundir sentimentalismo con fe. Y me río yo de la crisis
fuerte de uno que tiene cubiertas todas sus necesidades y ningún problema
laboral ni familiar.
«Pero doy gracias al Señor por estar aquí,
que no me he escapado, que estoy aquí con vosotros muriendo a mí mismo por amor a vosotros, y
gracias a Su misericordia y bondad estoy dispuesto a recorrer el mundo
anunciando el kerigma porque Dios ha elegido miles de jóvenes, ha elegido miles
de familias, os ha elegido a vosotros para ayudar a la Iglesia».
¡Qué
potitooooo! Uno que está dispuesto a morir a sí mismo viajando de gratis en
primera clase a cualquier sitio a condición de que la estancia en esos sitios
sea también todo gratis y todo incluido. Yo me apunto.
(…)
«Lo importante es ayudad a la Iglesia,
ayudar a la Iglesia. ¿Cómo podemos no sufrir viendo la Holanda, viendo la
Suecia? ¿Cómo es posible que en Estocolmo haya sólo una misio ad gentes?»
No
preocuparse, que Pako el pupas no va a aceptar la voluntad de Dios y no va a
consentir que las cosas queden así en Estocolmo.
«Debería haber 60 missio ad gentes, porque es una nación donde hay tantos
suicidios, donde apenas quedan familias, donde la gente vive sola, donde hay un
gran número de alcohólicos, donde el demonio vence porque llega un
momento en el que la gente dice: ¿Para qué vivir? Vivir es un horror”. Y se
suicida».
No
me he enterado si la nación es Estocolmo, “la” Holanda o “la” Suecia”, pero eso
es lo de menos, el mensaje es el de siempre, sea cual sea la nación a la que se
refiera, incluso si se tratase de Escandinavia.
«Y suicidándose hacen una blasfemia contra
Dios: “vivir es un horror, no sé quien me ha dado esta vida, pero no la acepto
y me suicido”. Cada minuto se suicida una persona en el mundo ¡Lo dicen las
estadísticas!»
Pero
no preocuparse, porque la cantidad de suicidios no es nada al lado de la
cantidad de abortos. Tanto es así que aunque exploten bombas nucleares de
tropecientos “kikotones” de potencia, la destrucción provocada no será
equiparable a la de los abortos.
«Y la obra del demonio es esta: que la gente
se suicide. Por esto debemos ir rápidamente a Suecia, a Holanda… en esta ciudad
moderna donde la gente está desesperada porque vive sola: Cristo nos ha puesto en
comunidad porque Dios es amor, es una comunión de personas, es la
Santísima trinidad».
Y
tú pensando que la comunidad es un rollo y que la aguante Rita, pues ya sabes,
si te vas, le das la espalda a Dios y te desesperarás y acabarás suicidándote
una y otra vez y hasta una vez cada minuto.
«Por eso, hermanos, ánimo: Communitates in
missionem, no sé cómo lo haremos, no sé cuándo partiremos… pero lo
más importante es que nos preparemos en este tiempo de Adviento».
Eso,
Communitates in missionem, que seguro
que arreglan todos los problemas de “la” Suecia, “la” Holanda y la que se ponga
por delante.