Este post es para compartir el testimonio de un Neocatecúmeno que parece empezar a despertar de la obnubilación kikiana, tras ver el encuentro con los jovenes del CNC en Rio. (El cometario fué extraido del blog http://todoerabueno.blogspot.com)
Llevo más de 20 años en el Camino y, como siempre, me quedo con el Kerigma. Nunca está de más que te sea anunciado. Kiko, para ello, en su debilidad, siempre ha estado dispuesto a servir de medio del Espíritu Santo cuando él ha querido, y eso se lo agradezco. Los frutos están ahí; en miles de personas y en mi vida. Sin embargo, cuando empecé el Camino a los 15 años todo me parecía increíble (quizás esa utopía positiva de la que hablaba el Papa). Ahora, en cambio, me cuestan más ciertos aspectos de la predicación de Kiko. La "estética" de la predicación es siempre la misma, nada sorprendente después de estos años. Pero creo que hay que tener cuidado; poner freno a ciertas licencias:
- no se puede jugar con las cifras de esa manera (la asistencia de jóvenes, el número de vocaciones del encuentro, muchos anuncios anuales en los que se dicen auténticas burradas.
- aunque estoy de acuerdo con el moderador en que estos encuentros no son reuniones teológicas, hay que tener mucho cuidado con lo que se dice (o no decirlo). por ejemplo, que las comunidades en muchas parroquias quedan destruidas por la persecución del párroco (persecución????). Lo que ocurre es que muchas veces se pone a los catecúmenos en la tesitura de obedecer al catequista o al párroco. Kiko mismo afirmó anteayer que al catequista (yo lo he visto y algún dia hablaré más detenidamente, pues es un tema complejo).
- ¿Los muertos se han aparecido a catecúmenos, tanto en la realidad como en sueños? ¿es histórico, como dijo KIko? Uffff (por lo que tengo entendido ante se debería pronunciar Roma).
- Algunas cosas más que otro día comentaré. Quiero dejar claro que el Camino es una obra del Espíritu Santo y Kiko un "transmisor" estupendo de este Kerigma. Pero hay cosas que, de repente, me rechinan... Y no hablemos de otros muchos catequistas, no ya tan jóvenes, que transmiten a su manera estos anuncios... ¡otro día!