Junto a los desordenes litúrgicos, la desacralización de la liturgia y el menosprecio al Santísimo Sacramento de parte de muchos frentes en la Iglesia, ha aparecido una nueva doctrina herética que algunos sus pregoneros han llamado "des-transubstanciación" , ya habíamos oído hablar de ella cuando uno de los participantes del este blog , y ex miembro neocatecumenal, fue a preguntar preocupado por las posibles profanaciones de las que había sido testigo , siendo parte del Camino Neocatecumenal.>Al consultar con algunos "expertos" de la iglesia , Este miembro del blog nos narró así su incidente :
En días anteriores, varios sucesos a repetición trajeron al ruedo la expresión de una neo-teología modernista la cual vale la pena ser tratada, pues esta resulta ahora más común de lo que la Iglesia quisiera imaginar. Tal es la expresión de la posibilidad de una Desustanciación de la Eucaristía, posterior al oficio de la misa y el momento de la comunión.
El primer encuentro con este aberrante término, se suscito a raíz de la publicación burlona en Internet de una profanación del Santísimo Sacramento, el cual sería robado, tras la entrega a un dedicado ateo de la comunión en la mano, práctica que una vez más es abiertamente demostrada como facilitadora de todo tipo de maldad hacia el Sacramento, la desacralización y la paulatina no identificación de la Presencia Real de Cristo en la eucaristía por parte de los fieles. Tras la profanación, algún forista preocupado e indignado indagaría a un seminarista (Dios nos ampare) sobre las posibles consecuencias de tan maligno evento, a lo que este, convencido de sus palabras, comentaría que tal hostia, ya no tendría la Presencia Real de Cristo, ya que este, al ser profanado, abandonaría la sustancia divina quedando entonces un mero pan, hecho que tendría por nombre "desustanciación", aparentemente y por desgracia no formulado por él más enseñado por su educador, lo que implicaría sin dudar un conglomerado de sacerdotes y futuros sacerdotes inclinados a enseñar tal doctrina.
Sin entrar a revisar la MULTITUD DE TESTIMONIOS EXISTENTES ignorados en los que Jesús Eucaristía, ha permitido el milagro patente de sangrar antes y durante las profanaciones, es propio entrar a considerar un poco la verdadera naturaleza de la Eucaristía y con esta, la de los demás sacramentos y los pronunciamientos de la Iglesia al respecto.
Tal doctrina donde sea escuchada, debe ser a doquier debatida y retada, pues está cargada además de ignorancia, de una notable impertinencia. A continuación propongo 2 elementos, para afianzar la confianza y poder afrontar el tan difícil discurso apologético intraeclesial.
Es de saber, que tal apreciación, ahora HEREJÍA, evidentemente no es nueva, al punto que el Santo Concilio de Trento ya pronunciaría un claro anatema al respecto:
No es necesaria la extensión sobre este tema, ya que una observancia somera sobre los otros 6 sacramentos, nos permite ver que, como portadores de la gracia, son todos perdurables e irreversibles una vez dispensados por un ministro de la Iglesia. A la luz de esta fugaz observación, no puede afirmarse que la naturaleza y el poder del mayor de los sacramentos, es reversible más por la vía de la especulación.
A la luz de la Sagrada Escritura, mucho menos que puede ser explicada, sin entrar en algun tipo de negación o pormenorización del sacrificio de Cristo.
La Eucaristía sabemos por la patrística, está íntimamente relacionada con la creación y la encarnación. Ambos casos nos presentan momentos de la realización tangible de la materia espiritual. Ahora por la eficacia de las palabras del sacerdote y en ellas la gracia divina, sucede la institución de una totalmente nueva naturaleza, una verdadera y efectiva transustanciación de las especies consagradas, en las que el Señor se hace promesa y víctima eterna por el perdón de los pecados. Esta naturaleza nueva, no cambia, no se revierte. Es un sacrificio real que es llevado a término y que perdura sin importar que, aunque su final destino pueda suponer para algunos la perdición propia, no por la voluntad de un castigo divino, más por la mera ignominia y cerrazón humana (1 Cor 11,29-31).
Las palabras de San Pablo a los corintios, dejan ver con claridad, como la víctima misma presente en el Sacramento, permite ser profanada aun para el triste destino del profanador y este hecho no puede ser ignorado o tomado a la ligera.
En un animo más de rectificación que de crítica, en necesario decir que en lo que respecta a la Iglesia actual podemos ver en los límites de esta propia cerrazón, algunos grupos en la Iglesia, quiera Dios por ignorancia al menos de los fieles de manera que alcancen su gran misericordia (Lucas 23,24), persisten en una deficiente o autodidacta catequesis y práctica en este respecto, profanando a doquier el cuerpo del Señor cuando le manipulan de manera impropia al tomar la comunión en la mano.
Con asombro puede verse además con regularidad por parte de los modernistas, que de manera individual y/o colectiva, al abordarse estos temas, acusan de "tridentinismo arcaico" o "fariseismo" a cualquier intención por recuperar la dignidad y la justa observancia hacia el Augusto Sacramento.
Pretenden además algunos ver errada e ignorantemente en el Concilio Vaticano II, una dispensa o una reforma a las declaraciones solemnes y anatemas del Concilio Dogmático de Trento acerca de la Eucaristía y otros temas, en un camino a la formación inequívoca de un magisterio paralelo lleno de vacíos teológicos y suplantando de ser necesario la santa observancia y obediencia por un inconsecuente facilismo.
Por ello, debemos pues los creyentes insistir en la educación de identificación pertinente de todos los fieles, en lo que corresponde a lo sagrado.
Sean pues esta oportunidad para que los lectores, motivados por el presente documento, promotores de la reverencia de Nuestro Señor Sacramentado, de la sana práctica de la comunión en la boca y en general de la Santa Doctrina de la Iglesia, pilar de la verdad.
«De todos es sabido que mi relación con el Camino no es que digamos buena.Hasta aquí el preámbulo a este tema de vital importancia, y compartimos el post del blog http://abc-apologetica.blogspot.com/ sobre este preocupante tema, para que a nadie le quede duda que una doctrina como la de la destransubstanciación es contraria a la fe de la Iglesia.
Pero hoy si tengo que decir algo que podíamos decir les conviene a ellos.
Cuando estaba dentro si me preocupaba el tema de la transubstanciación y que pasaba con las partículas que caían al suelo así que me puse a investigar.
¿Por qué se purificaban los cálices y las patenas con tanto cuidado y se descuidaba los trozos que quedaban en las manos y la gente se las sacudía?
Pues bien, después de consultar con teólogos expertos en liturgia y sobre todo en la eucaristía (cosa que desconocía que existía personas con tanta especialización), de mi diócesis, me dijeron que no me preocupara.
Os intentaré transmitir lo que me dijeron, si me acuerdo.
Lo mismo que existe la transubstanciación existe la des transubstanciación, es decir, cuando en una forma se produce el milagro de la transubstanciación, es cierto que se encuentra Jesús en ese trozo de pan y que se convierte en el cuerpo y la sangre de Jesús.
Pero la utilidad que tiene ese milagro es que podamos comulgar, por eso están presenten durante la eucaristía.
Ahora las partículas que caen al suelo sufren otro milagro que se llama las des transubstanciación, es decir que dejan de ser cuerpo o sangre de Jesús.
Con lo cual no tienen más importancia.
Ahora, si sería conveniente que esas partículas fueran tratadas con respeto, no porque sean el cuerpo de Jesucristo, sino porque han sido portadoras de el, y deben ser barridas y volcadas a una planta viva.
En algunas parroquias se barre la zona de la comunión cuando se termina la eucaristía, con la idea de recoger aquellas partículas que han caído y el contenido se vuelca sobre una planta (no se tira a la basura).
En la parroquia donde yo estaba en el camino no se hacía esto y ni creo que se haga en ninguna parroquia del camino.
Con esto no defiendo al camino, (Dios me libre de hacerlo), pero a Dios lo que es de Dios y al Cesar lo que es del Cesar.
Bueno espero haberme explicado en un tema tan escabroso como es este y más sin ser un teólogo pero os aseguro que es un tema fascinante cuando se profundiza, aunque es muy muy muy difícil de entender.»
El primer encuentro con este aberrante término, se suscito a raíz de la publicación burlona en Internet de una profanación del Santísimo Sacramento, el cual sería robado, tras la entrega a un dedicado ateo de la comunión en la mano, práctica que una vez más es abiertamente demostrada como facilitadora de todo tipo de maldad hacia el Sacramento, la desacralización y la paulatina no identificación de la Presencia Real de Cristo en la eucaristía por parte de los fieles. Tras la profanación, algún forista preocupado e indignado indagaría a un seminarista (Dios nos ampare) sobre las posibles consecuencias de tan maligno evento, a lo que este, convencido de sus palabras, comentaría que tal hostia, ya no tendría la Presencia Real de Cristo, ya que este, al ser profanado, abandonaría la sustancia divina quedando entonces un mero pan, hecho que tendría por nombre "desustanciación", aparentemente y por desgracia no formulado por él más enseñado por su educador, lo que implicaría sin dudar un conglomerado de sacerdotes y futuros sacerdotes inclinados a enseñar tal doctrina.
Sin entrar a revisar la MULTITUD DE TESTIMONIOS EXISTENTES ignorados en los que Jesús Eucaristía, ha permitido el milagro patente de sangrar antes y durante las profanaciones, es propio entrar a considerar un poco la verdadera naturaleza de la Eucaristía y con esta, la de los demás sacramentos y los pronunciamientos de la Iglesia al respecto.
Tal doctrina donde sea escuchada, debe ser a doquier debatida y retada, pues está cargada además de ignorancia, de una notable impertinencia. A continuación propongo 2 elementos, para afianzar la confianza y poder afrontar el tan difícil discurso apologético intraeclesial.
Es de saber, que tal apreciación, ahora HEREJÍA, evidentemente no es nueva, al punto que el Santo Concilio de Trento ya pronunciaría un claro anatema al respecto:
D-886 Can. 4. Si alguno dijere que, acabada la consagración, no está el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo en el admirable sacramento de la Eucaristía, sino sólo en el uso, al ser recibido, pero no antes o después, y que en las hostias o partículas consagradas que sobran o se reservan después de la comunión, no permanece el verdadero cuerpo del Señor, sea anatema [cf. 876] Sesión XIIITal canon, y los previos y siguientes a la citada sesión del Concilio de Trento, no deja lugar a dudas para nadie, ya que esta es una solemne afirmación a perpetuidad para la Iglesia en cuanto a doctrina eucarística se refiere. Esta afirmación sola no requiere ningún tipo de matiz o apreciación para ser refrendada, más en un ánimo explicativo, puede traerse a colación otro punto elemental: la indisolubilidad de los sacramentos.
No es necesaria la extensión sobre este tema, ya que una observancia somera sobre los otros 6 sacramentos, nos permite ver que, como portadores de la gracia, son todos perdurables e irreversibles una vez dispensados por un ministro de la Iglesia. A la luz de esta fugaz observación, no puede afirmarse que la naturaleza y el poder del mayor de los sacramentos, es reversible más por la vía de la especulación.
A la luz de la Sagrada Escritura, mucho menos que puede ser explicada, sin entrar en algun tipo de negación o pormenorización del sacrificio de Cristo.
La Eucaristía sabemos por la patrística, está íntimamente relacionada con la creación y la encarnación. Ambos casos nos presentan momentos de la realización tangible de la materia espiritual. Ahora por la eficacia de las palabras del sacerdote y en ellas la gracia divina, sucede la institución de una totalmente nueva naturaleza, una verdadera y efectiva transustanciación de las especies consagradas, en las que el Señor se hace promesa y víctima eterna por el perdón de los pecados. Esta naturaleza nueva, no cambia, no se revierte. Es un sacrificio real que es llevado a término y que perdura sin importar que, aunque su final destino pueda suponer para algunos la perdición propia, no por la voluntad de un castigo divino, más por la mera ignominia y cerrazón humana (1 Cor 11,29-31).
Las palabras de San Pablo a los corintios, dejan ver con claridad, como la víctima misma presente en el Sacramento, permite ser profanada aun para el triste destino del profanador y este hecho no puede ser ignorado o tomado a la ligera.
En un animo más de rectificación que de crítica, en necesario decir que en lo que respecta a la Iglesia actual podemos ver en los límites de esta propia cerrazón, algunos grupos en la Iglesia, quiera Dios por ignorancia al menos de los fieles de manera que alcancen su gran misericordia (Lucas 23,24), persisten en una deficiente o autodidacta catequesis y práctica en este respecto, profanando a doquier el cuerpo del Señor cuando le manipulan de manera impropia al tomar la comunión en la mano.
Con asombro puede verse además con regularidad por parte de los modernistas, que de manera individual y/o colectiva, al abordarse estos temas, acusan de "tridentinismo arcaico" o "fariseismo" a cualquier intención por recuperar la dignidad y la justa observancia hacia el Augusto Sacramento.
Pretenden además algunos ver errada e ignorantemente en el Concilio Vaticano II, una dispensa o una reforma a las declaraciones solemnes y anatemas del Concilio Dogmático de Trento acerca de la Eucaristía y otros temas, en un camino a la formación inequívoca de un magisterio paralelo lleno de vacíos teológicos y suplantando de ser necesario la santa observancia y obediencia por un inconsecuente facilismo.
Por ello, debemos pues los creyentes insistir en la educación de identificación pertinente de todos los fieles, en lo que corresponde a lo sagrado.
Sean pues esta oportunidad para que los lectores, motivados por el presente documento, promotores de la reverencia de Nuestro Señor Sacramentado, de la sana práctica de la comunión en la boca y en general de la Santa Doctrina de la Iglesia, pilar de la verdad.
Si te interesó este tema Tambien deberias ver:
Esa doctrina nueva es viejísima y es ni más ni menos que lo que indicaban los protestantes por transignificación. Algunos de ellos creían en la presencia real, pero en función de ser signo. Una vez que deja de tener utilidad como signo (esto es, acabada la Eucaristía) pues deja de haber presencia real, como no la habría en las partículas que se desprenden del signo. Por eso Trento combate esa herejía afirmando la permanencia de la presencia real en todo momento y partícula desde la consagración hasta la corrupción de las especies.
ResponderEliminarLo que pasa también es que la Eucaristía se relaciona mucho con la Encarnación. Y las dos cosas son un escándalo para el racionalismo humanista del que proviene Lutero. Decir que Jesucristo Dios es verdadero hombre histórico, y que este hombre histórico sube en cuerpo y alma al cielo es algo que entró en duda en los debates protestantes, y terminan separando al Jesús histórico del Jesús Dios. Lo mismo pasa con la eucaristía, en la que se produce una nueva tensión: aceptar la eucaristía es creer que Jesucristo, una vez que vino al mundo no se fue más, y que todavía tiene cierta vulnerabilidad. No es posible, para esta mentalidad, pensar en un Dios vulnerable, porque no sería Dios. Pero ese es el problema cuando se quiere entender y racionalizar el misterio, en vez de aceptarlo y comprenderlo bajo la luz de la fe. Por otro lado, si los sacerdotes son lo más inútil que existe en el mundo (textuales palabras de Lutero al jefe político que lo protegía), se ve ya por donde va la cosa. No se acepta que haya sacramentos casi de ningún tipo, y todo termina siendo, o muy espiritual o muy material, pero nada real.
ResponderEliminarTRES AYES
No sólo que haya ido al cielo en cuerpo y alma sino primeramente es un escándalo para ellos que se haya encarnado y en eso se ve el fondillo gnóstico de los protestontos.
Eliminaryo si, por el señor lamo mi mano bien lavadita antes de la eucaristia; otra cosita, yo he estado en los kikos y se que ellos hacen la purificacion de los vasos cuidadosamente, primero el cura y luego los acolitos. Pero ya que maliciosa y demoniaticamente mencionas a los kikos como inventores , le llamaré a kiko para que invente una forma mas higienica para que los fieles reciban la comunion en su lugar y sentados: con lavatorio de manos para todos y purificadores para todos!!!!!! y lo otro es tu escrupulo enfermizo que omite lo que dije la liturgia de que las sagradas formas despues de su consagracion, una vez descompuesta, deja de ser cuerpo de cristo, eso hasta en la china mi querido parroquizo mujigato en pan de oro.
ResponderEliminarahh , y el hecho de que los curas kikos no actuen como maricones disforzados no quiere decir que no sean cuidadosos pues lo son , no se necesitan amaneramientos para dar a notar cuidado con lo sagrado .
Eliminar¿Disforqué? ¿Será otro término de la jerga kika? Recórcholis......
EliminarPues si dan la comunión en la mano poco cuidadosos son.
Eliminar: “No son ni 10 ni 20 los verdugos que destrozan Mi Cuerpo; son muchísimas las manos que lastiman Mi Cuerpo, recibiendo la comunión en la mano— el trabajo sacrílego de Satanás.”
y a otro vidente de dijo que los que toman al Eucaristía en la mano los dejaría endurecidos hacia su voluntad y su Doctrina
http://blog.pucp.edu.pe/blog/krouillong/2009/08/12/padre-pio-no-recibas-la-eucaristia-en-la-mano/
Eliminaraunque la Kroulion es medio neocona igual les dejo esta nota.
https://geografiasubjetiva.com/2009/06/24/sw-episodio-7-jedis-galilea/
ResponderEliminar