Estos son los escrutinios realizados por Kiko Arguello a un Presbitero que sigue el itinerario Neocatecumenal, han sido transcritos de "mamotretos" hasta ahora secretos del Camino Neocatecumenal corresponden al paso llamado "Segundo Escrutinio".
Kiko: Antes de entrar en el Camino ¿Dónde ponías tu seguridad?
Presbítero: Yo pienso que la ponía en la perfección ética, una vida de sacrificio, en la obediencia llevada hasta el extremo y en la pobreza total, en la castidad, el autodominio. O sea, en lo que yo entendía ser un buen cura. Esto me llevaba a superar los complejos de mi infancia, el ser de pueblo, mi aspecto físico. Yo me acuerdo que en la escuela leíamos un cuentecito de dos hermanas, una era fea y no sé qué, y la otra era muy guapa. Y la fea dijo "pues yo voy a ser muy buena", y acabaron todos queriéndola mucho más a ella que a su hermana. Pues un poco de esto. La gente decía "qué cura más santo", además tenía amigos y yo me sentía realizado. Me daba libertad para hablar de los demás, y juzgarles sin sentirme culpable, porque yo no juzgaba desde unos principios que creía que cumplía, por lo menos exteriormente. De cara a mis superiores no me entendía del todo, porque siempre me decían que era un poco extremista, que no era para tanto la cosa. Yo así creía que me aceptaba más, siempre tenía esta esperanza.
Concluyendo.
Tenía un complejo de feo. Y este complejo de feo te llevó a tener miedo de que no te quisieran y a adoptar una línea de perfeccionismo para que te quisieran. Entonces ¿dónde buscabas tu seguridad? ¿En que te quisieran, no?
En la perfección, en ser cura...
Pero tu seguridad era el afecto, ¿no? El que te quisieran.
Sí. Yo ser el bueno, sin que lo supiese nadie, no me hacía demasiada gracia.
¿Ha habido algún cambio de dirección en tu vida?
Yo, lo que sé, es que me parece que me importa menos el ser bueno. Yo creo que sí. Sigo aspirando a la misma perfección y a verme perfecto, pero hay una cosa que veo clara y es que el parecer bueno no me importa tanto, aunque me importa algo. No digo que ya sea bueno.
Tú has dicho que no te importa tanto frente a los otros, pero sí ante ti mismo.
No lo sé. No estoy seguro, pero creo que no, que también ante mí mismo me importa menos. Ciertamente, yo me veo con defectos y veo la falsedad de todo esto. Pienso que, si siguiese por la misma línea, la gente me seguiría queriendo, seguiría pensando que soy un cura extraordinario. De cara a mí mismo, no me importa tanto verme así y creo que, de hecho, no lo soy. Creo que sí he visto un cambio. Y no sólo en esto, sino en otras cosas: en el dinero, en el trato con la gente. Por ejemplo, yo nunca hubiera llevado a una chica en el coche para acompañarla a su casa después de una celebración, y ahora me da igual.
Aún hoy, ¿en qué cosas buscas tu seguridad?
Esta es una pregunta que no he sabido contestar. Vivo en una especie de escepticismo.
¿En qué sentido, escepticismo?
Creo que tampoco es una especie de desesperanza. No sé, es como una falta de seguridad.
¿Has perdido el sentido del camino?
No he perdido la idea del camino pero,
sin embargo, no tengo una experiencia fuerte de Jesucristo, como para que Jesucristo sea mi seguridad. Ahora, todo lo demás, no lo sé.
Un momento. Jesucristo no es tu seguridad. Entonces, ¿qué es tu seguridad hoy?
Yo creo que no lo es ninguna cosa.
Fuera de Jesucristo, ¿no buscas tu realización en ninguna otra cosa?
¿Pensando en que se me va a dar algo? No.
Es decir que, cuando alguno te critica, no te cabreas.
Sí me cabreo ,pero...
Si no fuera una seguridad para ti el afecto que te tengan los demás, no te cabrearías si alguno te soltara una puyita así, con sorna.
Te aseguro que, no sé si será por autoeducación, pero yo realmente procuro no necesitar el afecto de nadie, que nadie me crea bueno, que nadie me quiera. Claro, es que no he tenido tiempo de contarlo. Yo he tenido un momento de crisis muy fuerte en este aspecto, en que todo lo humano se venía abajo y me he sentido totalmente solo, todas estas cosas que había dejado no las buscaba porque sé que no sirven, y todo esto de que la gente me quisiera, no sé. Hoy procuro no necesitar el afecto de nadie.
Ah, procuras. ¿Pero a lo mejor no lo puedes conseguir, no?
Ciertamente, a veces necesito que la gente me quiera, pero yo reacciono, hay un momento en que reacciono, no permanezco en esta situación. Esto es lo que quería decir.
Vamos a ver. Yo quería decirte una cosa. No sólamente a ti, sino a todos los demás. En estos momentos, la Iglesia ejerce,
a través de los catequistas, un poder de discernimiento, de ayuda, de exorcismo, a través de vuestra realidad. Yo creo en ese poder, que es una gracia de Dios que da al catequista, como os lo dará a vosotros cuando seáis catequistas de otros hermanos, para poder ayudar, y que nos es dado en la buena intención que tiene la Iglesia, en ese catequista, de ayudar al hermano.
Por tanto, aprovechad este momento, no para defenderos, sino para recibir esta actitud, esta corrección, esta cosa de la Iglesia. Que antes lo hacía, siempre la Iglesia, a una única dirección, que es la Palabra de Dios en el Templo, corregida e iluminada en ciertos momentos, como son los escrutinios. En estos se va ayudando al hermano
cuando el tornillo se le pasa de rosca y no va ni para atrás, ni para adelante, y necesita una intervención de la Iglesia que le ayude y le ilumine. Por eso, precisamente, no escrutaremos a todos, sino a aquellos hermanos que necesitamos ayudarles. Porque, además, esto sirve para todos, porque al sentir cómo un hermano es escrutado, estáis viendo vuestra vida, os estáis escrutando.
Bueno, una cosa se me olvidaba. A mí me gusta que las cosas me salgan bien, que la gente piense "qué bonita ceremonia de primeras comuniones", "qué celebración de la Eucaristía tan buena nos ha salido".
¿Esto qué quiere decir? ¿que te importa lo que digan los demás?
Pues un poco lo de antes la perfección esa. Que me gusta que se vean las cosas que hago bien.
Segunda tentación. ¿Qué cosas no aceptas en tu vida?
He tenido siempre un miedo tremendo al ridículo, no he aceptado nunca segundos papeles, no he aceptado el recibir de los demás, me ha gustado mucho dar, nunca recibir . Si he recibido algo, ha sido pensando que, a los que me daban algo, les hacía favor de recibirlo.
¿Y eso por qué? ¿Por qué no te ha gustado nunca recibir?
No sé. Posiblemente por lo de antes, porque nunca me he creído inferior a nadie, porque tengo necesidad de ser superior.
Un momento. Porque has tenido la necesidad de creerte superior. ¿Y por qué has tenido esa necesidad? ¡Porque te sentías inferior!
Seguramente, claro.
Si se tiene necesidad de creerse superior, es porque se siente uno inferior.
Todo esto, hasta el extremo de cruzarte con uno por la escalera y, si nos decimos algo, quedarme pensando que le podría haber dicho tal cosa, porque así he hecho el tonto.
No puedes recibir porque no puedes aceptar sentirte inferior. Recibes cosas de los inferiores. Tú has relacionado el no recibir con el afán que tienes de sentirte superior. ¿Y por qué quieres sentirte superior?
¡Ah!, será porque tú te sentías inferior. Si quieres ser superior es porque te sientes inferior. Por eso no soportabas el ridículo, segundos papeles, los inferiores, los animales, que diga la gente: "¡pobrecito, pobrecito!"
Adelante
. O sea, que tú no aceptabas tu complejo de feo o de lo que sea, que te lleva a no aceptar el ridículo, etc. Bien. En la comunidad, ¿has visto un cambio de dirección?
Pues no sé. Yo veo algunos signos de que sí, en cuanto acepto las cosas de los otros.
¿Un signo sería, por ejemplo, empezar a aceptar hacer el ridículo?
No. Ahí no he llegado.
Esto está muy metido.
Y los segundos papeles, tampoco. Ni siquiera aquí, estos días.
Tienes que ser el primero.
Puedo no hacer ningún papel, pero hacer el segundo....., no. Ni el el canto. Yo siempre tengo que hacer una segunda voz, o tercera voz...
Un momento, un momento, esto es muy importante. Dices que tienes una verdadera imposibilidad, esto lo digo para que aprendáis todos, de recibir, por complejo psicológico, a lo mejor no has recibido nada de las catequesis, por que eso es recibir y puede que hayas estado con la llave echada. Es que esto es muy importante: si has estado con la llave echada, escuchando sólo lo que te va bien, el primero, nunca el segundo, no te digo nada.
Quiero decir que, si tú crees que ese complejo que tú tienes ha llegado hasta ese extremo, ¿o no?
¿O realmente la catequesis es posible que haya influido en ti?
¿Me lo preguntas?
Te lo pregunto.
Yo creo que no ha llegado a ese extremo, creo que sí ha aceptado.
Menos mal.
Creo que me he apeado de mi teología, de mi línea de vida y de todo esto. Pienso que sí he aceptado. A lo mejor no de todos. De los mismos catequistas, porque hay alguno de quien no acepto, pero a otros les admito como superiores a mí y les acepto cosas. Aunque suelo pasar la factura también, o sea, pensar que les devuelvo algo.
O sea que, si recibes algo, tienes que devolverlo. Aún hoy, ¿qué es lo que no aceptas de tu vida o no comprendes?
Lo mismo de antes, ya lo he dicho, el ridículo y los segundos papeles.
Entonces, al responsable de la comunidad lo habrás aceptado siempre bastante mal...
Sí, sí, mal, sí.
Sigamos. ¿Cuáles son los ídolos de este mundo, para ti?
El dinero, las cosas que da el dinero, el éxito, los hijos como obra maestra de tu vida.
Durante el camino, ¿has experimentado una victoria de Jesucristo?
Oye, pues no sé. Lo que sí he experimentado, es que
ahora no sé lo que es ser pobre, ser eficaz, ser humilde. Sé que, con mi esfuerzo, no puedo lograr ninguna de estas cosas, porque yo he querido ser pobre y humilde, y luego no lo era.
He vivido muchos años creyendo que quería a todo el mundo, y luego resulta que no quería a nadie. Esta es una experiencia larguísima en mi vida. Y, en general, no sé lo que es ser pobre ni nada, por eso digo que no sé si he cambiado o no. Hay una coas que sí he tenido una luz de Dios en este aspecto, y es lo que me mantiene en la vida y en el camino, el ser como Jesucristo, ser feliz con Jesucristo, ser pobre con Jesucristo y ser crucificado como Jesucristo. Entonces le pido a Dios que me lo dé, porque es lo fenómeno. No sé cómo se va a eso ni lo que es, pero quiero que Dios me lo dé. Yo no sé si he cambiado o no. ¿Cuáles son mis ídolos? Pues yo mismo, y el estar en un pedestal que no se hunda nunca.
Muy bien. ¿Tú quieres entrar en el catecumenado? Sinceramente.
Yo quiero llegar a ser la presencia de Jesucristo en el mundo. Lo que pasa es que...
Bueno. Yo te quiero preguntar a ti, independientemente de que seas párroco, de que estés en la parroquia y
esto del camino te dé mucha importancia delante del obispo de tu diócesis ahora, y que se den catequesis, porque todo eso te lo puede quitar el Señor tranquilamente, te mete en crisis y te secularizas dentro de veinte días. Yo te pregunto: como persona, ¿a ti te interesa este camino, quieres entrar en el catecumenado?
Bueno, es que a mí, desde que hemos empezado el camino, hay varias cosas que me meten en crisis, que me hacen dudar a veces. Más que dudas, a veces me hacen sentirme incómodo.
¿Qué cosas?
Del camino. Ya las he hablado con vosotros. No las he digerido. Tengo muchas ganas de que en el camino entre la historia de la Iglesia, no sólo como siglos, sino que aparezca más clara la vivencia de la Iglesia y, en concreto, que esta experiencia nos llegase por la palabra de los obispos, y esto no se da. Porque la Iglesia no ha estado perdiendo el tiempo, desde Constantino hasta ahora, la Iglesia ha seguido caminando, no todo es malo, también hay cosas buenas y ha actuado el Espíritu Santo. Y echo en falta una iluminación de esa Iglesia, que en estos momentos la ven representada en la Jeraquía. El camino, en el fondo, claro que lo quiero, pero hay ciertas cosas exteriores, el que lo llevéis vosotros, por ejemplo, que me crean problemas.
¿Quién preferirías que lleve el camino?
Veo problema también en que, en la comunidad, la ley de Dios nos la hemos cargado y la hemos sustituido por la ley de Kiko, hemos cambiado una ley por otra.
Pero, ¿quién te gustaría que llevase el catecumenado?
Si a mí no me importa que lo llevéis vosotros. Me parece muy bien, pero creo que sería importante que estuviera la jerarquía también. Te digo que yo, de hecho, he estado contento símplemente porque el obispo me ha dicho: "Seguid adelante con la experiencia", y yo creía que eso era suficiente. Pero me hubiera dado mucha más alegría tener la riqueza de la experiencia de la Iglesia a través de mi obispo.
Pero, ¿ahora el obispo de tu diócesis os acepta el camino, no?
Sí, sí.
Acepta este camino y no tiene ningún problema.
Sí. Incluso ha dicho que, entre lo que hay en la diócesis, este camino es lo que tiene más entidad.
Entonces, ¿por qué no estamos con la jerarquía?
Yo no digo que no estemos con la jerarquía. Lo que digo es que creo que el camino se enriquecerá cuando la jerarquía se lo tome en serio.
¿Tú estuviste en Roma cuando hicimos la reunión de párrocos? Allí habló el Papa públicamente, y estaban presentes varios obispos. Bien, voy a decirte una cosa que puede valer para todos.
Yo lamento mucho que al fondo esté tu situación psicológica y todas esas cosas, pero los carismas muchas veces Dios NO los da a los obispos, aunque sí se los puede dar a un tipo cualquiera
(tú, claro). Precisamente,
si los obispos pensasen como nosotros, no haría falta que existiéramos nosotros, el catecumenado no tendría una razón de existencia. Precisamente porque no lo saben, nosotros tenemos una razón de existencia. Como dijo el Arzobispo Morcillo: "
Yo no he recibido el carisma, lo habéis recibido vosotros". En esa reunión estabas tú. El obispo tiene el discernimiento de los carismas y decide si un carisma es de Dios o no lo es.
El que decide eso en tu diócesis, es tu obispo. Y tu obispo, ¿qué más te puede decir? Te ha dicho que esto es lo que tiene más fuerza y más entidad en la diócesis, lo más serio que hay, Y él mismo os va abriendo el camino y diciéndoos a los párrocos que acepten. Os está mandando a vosotros a hacer catequesis. Es curioso, como en ti hay algo contradictorio. En otras diócesis, no estará así de bien, el obispo tiene sus dudas, pero aquí está tu obispo también, y sin embargo
, tú tienes recelos a que llevemos nosotros el camino. ¿Te gustaría que lo llevase más el obispo? ¿o te gustaría que lo llevases tú? Porque, en definitiva, tú has dicho aquí que no soportas llevar segundos papeles.
Bueno, vamos a ver. A todo ésto, no me has respondido a la pregunta que te he hecho antes, de si querías pasar al catecumenado, o sea, ¿qué autoridad das tú a este camino, en el sentido de que te puede llevar personalmente a la fe, a una fe más adulta?
En ese aspecto, sí lo quiero, sí lo creo, pero pienso que puede crear problemas. Esto sería para hablarlo mucho más despacio.
¿Qué tipo de problemas?
Ya sabéis que vengo así desde otras convivencias, y todavía no lo he digerido.
Pero,
¿qué es lo que no has digerido, en concreto? ¿Lo de la ley de Kiko? ¿el que yo lleve el camino? ¿qué?
Sí, eso. El ver cómo, de hecho, por lo menos yo lo veo así, se sustituye la ley de Dios por la ley de Kiko. Lo mismo que os digo a vosotros, yo lo he planteado en la parroquia y, en este momento, tengo que hablar con el obispo muy despacio.
Vamos a ver. Si el Señor nos trae aquí, tú tienes que discernirlo como párroco de tu parroquia. Tienes que ver que el Señor va a un tinglado en tu parroquia, tremendo, y a la gente la va a despistar mucho.
Si nosotros abrimos un camino, tenemos que traer una interpretación de la palabra y, si estamos abriendo un camino que, en definitiva, quiere ser para gente no adulta en la fe, secularizada, entonces tenemos que llevar una interpretación de la Palabra. Y a los obispos les quedará, en última instancia, saber si esto es un carisma de Dios, si es que soy un ególatra medio loco , si es que aquí se le está haciendo verdaderamente bien a la gente, o se le está destruyendo.
Ningún obispo nos ha prohibido jamás nada. Y, cuando llegó el momento de que el Papa hablara, no creo que dijera nada malo, y el Papa no habla a lo loco. Aquí, en España, no hemos hecho ninguna propaganda, ni hemos querido hablar de esto, pero el Papa llamó a Monseñor Romero de Lema, que es el obispo de Jesús, y hoy es el secretario general de la Congregación del Clero, y estuvo toda una tarde, cerca de seis horas hablando de este camino, pero él es quien más lo conoce.
Pero bueno, todo esto es lo de menos
(pero lo deja bien recalcadito, por si acaso).
Quiero decirte que todo esto no te serviría, porque es un problema tuyo, personal, que te nace un poco de esa realidad que tienes detrás, que si la tienes iluminada es estupendo
(a favor del camino, se comprende). Tú quizás expones todo esto aquí para hacerte falta saber si esto está iluminado en ti. Entonces, si está iluminado,
si está iluminado que tú, en el fondo, tienes un complejo muy profundo de inferioridad porque no te sentías amado por el superior, o por lo que fuera, y temes hacer el ridículo, todo esto influye en tu carrera y te condiciona (
qué tendrán que ver las churras con las merinas).
Si esto estuviera iluminado, lo primero que sucedería es que serías mucho más cauto frente a ti mismo, dudarías de ti mismo. De tus propias convicciones, y te apoyarías más en Jesucristo.
No sé, ya hablaremos, si quieres, pero fíjate, desde otras convivencias hasta aquí, está todo esto sin iluminar. Hay una zona en ti que no está clara.
El problema tremendo, para mí, ha sido que la mayoría de los conflictos con la comunidad me vienen de aquí, pero a lo mejor es en otro sentido, porque yo he visto hasta hoy, entre lo que quiere mi obispo y lo que me permite mi obispo. Lo que mi obispo quería, era un tipo de parroquia, y lo que mi obispo no permitía, eran las comunidades.
Pero ahora tienes un obispo nuevo, y eso ya se acabó. Porque la causa no era esa.
Nos hemos pasado la vida luchando con los curas: que si se toca el cáliz, que si no se toca el cáliz. Y resulta que luego hemos descubierto que, en el fondo, no estaba la cuestión de "que si el obispo lo permite, que si el obispo no lo permite",
sino que era una cuestión afectiva de que no soportaba que otro lo mandase. Pero hay otros casos y, como dices tú muy bien, hace falta ver las condiciones. Bueno, ya hablaremos.
Esta es la primera parte , para ver la segunda parte haga clic aquí
Gracias a la Forera Alejada del "Granada en la Red" por la transcripción.