Lo siguiente es una colaboración recibida vía correo el día 6 de febrero.
Quienes escriben la historia de la humanidad, a menudo trazan el recorrido de una conducta, que se abre camino entre el espacio y el tiempo, de grupos de personas sobre otros, lo que da origen a relaciones de subordinación que incardinan concretas sociedades sobre las que se construyen las subsiguientes.
El afán de dominación parece ser el motor de la Historia. Ésta preside la arquitectura de los elementos fundacionales de las civilizaciones en virtud de su política, sus leyes, su cultura, su religión, etc. Paradójicamente, el cristianismo se erigió como excepción antropológica al consabido devenir de la humanidad. Dado que el pecado original, fundamento de toda inclinación maliciosa de la humanidad, particularizada en cada ser humano, fue superado a través de la renovada experiencia pascual en la Pasión, Crucifixión y Resurrección de Cristo, tornar una nueva realidad celestial sería el cometido que la Iglesia Católica, como sacramento de salvación para con la Humanidad, encontraría como último expreso deseo y mandamiento del salvador -¡Id y anunciad a mis hermanos!-. Incluso en una dimensión política, S. Agustín de Hipona, Padre de la iglesia latina, tuvo a bien la redacción de un tratado de filosofía política -Civitas dei- que inspirara la construcción de un nuevo orden político lleno de Justicia y Paz sobre los fundamentos de la república de Platón.
Sin embargo, la cabra tira pal monte.
Lo primero que el poder hace con los rebeldes, con los disidentes que desvelan lo que ocurre entre bambalinas, es estigmatizarlos. Se les acusa de conspiranoicos, de desequilibrados mentales, de querer llamar la atención, de rebotados... Así, se les desprestigia y se los posterga socialmente. Pudiéramos apreciar cincos aspectos/fases por los que transcurre el juicio de “los mejores” para dotar de sentido su constructo religioso, y a su vez la ganancia del respeto extra e intra CNC:
1) LACERACIÓN.- El CNC se nutre de las heridas propias de la existencia humana. Las frustraciones, los fracasos, el dolor físico, psíquico y moral... El conjunto de debilidades, son las piezas esenciales del rompecabezas mamtotrético. Para ello, descubrir e incluso generar dolor, es la principal máxima de su discurso. Este dolor puede tener una orientación natural o artificial. La reacción natural al dolor es su evitación o moderación; por eso, a colación de este mal se presentan como sanadores, previo mal doloroso presentado. Todos los ciclos vitales giran en torno a esta mecánica sin la cual no sería posible la vida. El dolor siempre es momentáneo, nunca permanente. De ahí el popular dicho: «No hay mal que cien años dure».
2) VICTIMIZACIÓN.- El catecúmeno siempre es víctima y victimario de la putrefacta realidad que el amolda. Es víctima por la persecución que ejercen sobre él. Todos están en su contra. Todos contrarían la voluntad de Dios encarnada en ellos, siendo los kikos los auténticos tenedores de la verdad revelada. Pero no contentos con ello, también se alzan contra los paganos, los ateos, “los del mundo”... Los cuales, por el mero hecho de vivir y pensar autónomamente viven en el más craso error. Eso sí, la persecución siempre es hacia ellos, hacia los del Camino, nunca hacia los demás. La élite neocatecúmena nunca permite la menor crítica, ni la desavenencia. Ellos se saben copartícipes del principio de infalibilidad papal. Nunca se equivocan, aun cuando la pandemia arrastre muertos y enfermos a propósito de su irresponsable e infame falta de diligencia en la vigilancia del trípode; eso sí, siempre con mascarillas.
3) SEGREGACIÓN.- A partir de entonces, la vida se divide en dos partes: el mundo y la comunidad. Los de afuera y los adentro. Los hijos de Israel frente a los cananeos. Todos los patrones de conducta están focalizados bajo esta supremacista idea; los grupos de amigos, las “tribus familiares”, los noviazgos, los matrimonios, el número de hijos, etc., siempre se fundamentan en la negación de la heterodoxia. Como expresa Huxley en “Un mundo feliz”, al disidente: «lo enviarán a una isla […], a un lugar donde conocerá al grupo de hombres y mujeres más interesantes que cabe encontrar en el mundo. Todos ellos personas que, por una razón o por otra, han adquirido excesiva conciencia de su propia individualidad para poder vivir en comunidad». Todas personas que no se conforman con la ortodoxia, que tienen ideas propias. En una palabra, personas que son alguien.
4) CANCELACIÓN.- El debate ha sido cancelado. La predicación prevalece y anula cualquier espasmo intelectual. Con ello se consiguen efectos como el aplanamiento de la comunidad y la normalización del silencio, que es el objetivo último de cualquier dirigente a lo largo de la historia.
5) POLARIZACIÓN.- La radicalización de su ilógica lógica aborta toda escapatoria para la sensatez. En esta última fase, a pesar de las innumerables veces en el que el individuo tiene la oportunidad de expresarse en sede comunitaria, se vuelve raro esos tiempos felices en los que se podía pensar lo que se quisiere y se podía decir lo que se pensaba.
Ni que decir tiene, que estos aspectos/fases que se observan en la institución neocatecúmena tienen una réplica exacta, pero a menor escala, en todas y cada una de las familias.
Dani.