Mi
nombre es Doris Yamashita Concepción. Mi hijo era José Antonio Quinata
(Sonny) y nació el 9 de diciembre de 1967. Estoy aquí para dar testimonio a
favor de la Ley 326-33 para eliminar la ley de prescripción para el abuso
sexual infantil.
El
5 de mayo de 2005, nuestro hijo y yo íbamos hacia el ascensor, él iba a ser
intervenido quirúrgicamente. Y sabíamos que se estaba muriendo, tenía el
intestino perforado. Sólo tenía un 30% de probabilidad de sobrevivir a la
cirugía. Él me preguntó: "Mamá, ¿soy realmente hijo del demonio?" Le
dije, ¡Claro que no lo eres! ¿Quién te ha contado eso? Dijo: "mama te quiero y lo
siento", y yo contesté: Yo también te quiero y ni se te ocurra decir eso del
hijo del diablo. Y me dijo “Mamá, acércate”. Me incliné y él dijo “Mamá, no puedo
llevarme esto a mi tumba. Tengo que decirte algo”. Pregunté de qué se trataba.
Sonny dijo "el padre Apurón abusó de mí, cuando yo era un monaguillo en
Agat. Por eso cambié y realmente creía
que era el hijo del diablo, porque eso es lo que me dijo el padre Apurón.
Porque luché, porque yo no quería, quería matarlo, quería quemarle a él y a su
casa." Eso fue lo más difícil para mí. Escuchar esas palabras que cortaban
tan profundamente en mi corazón. Especialmente cuando dijo que quería matarlo,
que le gustaría verlo muerto. Luego siguió: “Mamá, él abusó de mí una y otra
vez”. Pregunté ¿te violó? Y fue entonces cuando el ascensor se abrió y lo llevaron fuera, y no tuvo tiempo de responder.
Anthony
Apurón abusó de mi hijo, Sonny fue una de sus víctimas.
Ahora
entiendo por qué actuaba de una forma tan agresiva de niño. Yo confiaba en el
padre Apurón; cuando él solicitaba que mi hijo le ayudase a preparar la
iglesia, yo aceptaba, y regañaba a mi hijo porque se negaba e incluso le
castigaba. Él quería quemar la casa de los sacerdotes. Hacía cosas que yo no
podía entender. Se llevaba el vino, se lo bebía y luego orinaba en la
sacristía. Odiaba al padre Apurón. El segundo nombre de mi hijo es Antonio. Un
día, tomó su certificado de nacimiento y lo rompió, dijo que no quería ese
nombre nunca más que quería cambiarlo.
No
puedo creer que el hombre en quien tanto confiaba hiciera eso con mi hijo. Y
ahora se esconde detrás de la Iglesia, está usando a la Iglesia. Y yo no pude
ayudar a Sonny. No pude hacer nada, él tenía miedo de enfrentarse a mí. Cada
vez que me miraba se ponía a llorar.
Sonny
falleció en el 5 de mayo de 2005 en Hawai. Estaba en el Hospital Kilihi. Murió
de una perforación intestinal porque había vuelto a las drogas y el alcohol. Se
limitaba a entrar y salir de rehabilitación. Sonny no podía aferrarse a un
puesto de trabajo durante mucho tiempo. Se unió al Ejército, pero incluso eso
no duró mucho. Siempre ser estaba metiendo en problemas con la ley, y yo no
podía entender por qué. Estuvo involucrado con diferentes mujeres, tener bebés
con ellas y las dejaba. Desaparecía durante meses, y luego volvía a aparecer, y
regresaba a la rehabilitación.
En
los últimos días me llamó y me dijo que se había acabado para él. Volé a Hawai
y pasé una semana con él. No dejaba de disculparse, y le decía “vas a estar
bien”. Pero él replicaba “No, mamá, nunca podré estar bien”.
Anthony
Sablan Apurón destruyó la vida de mi hijo a una edad muy temprana con el abuso
sexual. Sólo pensaba en sí mismo y en cómo la ley y su posición como obispo lo
protegían. Yo no podía entender por qué Sonny era tan rebelde, especialmente
hacia el padre Apurón. Sonny se negaba a pasar la noche en casa del padre Apurón,
incluso después de los azotes y castigos. Yo todavía insistía en que pasase la
noche allí. No tenía idea de que mi niño estaba siendo molestado por este
presbítero.
Confiábamos
Apurón. Todo el mundo confiaba en él. Y ¿qué le hizo a nuestros hijos? Apurón
no puede y no debe ser una excepción a la justicia. Apurón debe asumir la
responsabilidad por sus malas acciones.
Todos
estos chicos pensaban que estaban solos. Desde hace 40 años pensaban que eran
las únicas víctimas. Luego supe que Sonny no era el único. Durante treinta años
el Arzobispo Apurón podría haber ayudado a estos chicos. Pero él no hizo nada
para ayudarlos. En su lugar, optó por protegerse a sí mismo. Si él hubiese
ayudado a estos chicos, mi hijo podría seguir con vida. Pero Anthony Apurón
continúa llamándome mentirosa. Quiero que se derogue la prescripción del delito
para llevar al padre Apurón ante los tribunales. Es la única manera de que
pueda asegurarse que la verdad salga a la luz. No puedo confiar en la Iglesia
para esto. No han hecho nada hasta el momento. Hay que eliminar cualquier
limitación de tiempo sobre el abuso sexual. No sólo para las víctimas de
Anthony Apurón, sino para todas las víctimas que se sienten desesperanzadas y
olvidadas.
Doris
Yamashita Concepción
Madre
de José Antonio "Sonny" Quinata
Buenas tardes.
ResponderEliminarSoy un chaval de unos 20 años, antiguo seguidor del camino por pura obligación paterna. Antes que nada me gustaría felicitar por la labor que hacéis abriendo los ojos a personas que continúan en esta secta.
Escribo este comentario para plantear a los autores del blog o a cualquier otra persona que siga este blog una cuestión o duda. He estado buscando en la web y la verdad es que no he encontrado nada estrictamente centrado en mi duda.
Pues bien, quería conocer un poco más a fondo el tema del famoso "diezmo" que te exigen a partir de cierto paso en la secta. Yo apenas estuve unos años y desconozco esta clase de aspectos del camino.
Ruego una respuesta ya sea en forma de aclaración o bien facilitando un link donde lo explique.
Muchas Gracias.
Para ir abriendo boca, puedes empezar leyendo estas entradas antiguas del blog y todos los comentarios:
Eliminarhttp://cruxsancta.blogspot.de/2015/04/diezmo-en-el-camino-neocatecumenal.html?m=1
http://cruxsancta.blogspot.de/2013/10/el-diezmo.html?m=1
Ah, pero qué travieso el "obispo"! Están saliendo a la luz todas las aberraciones de la secta de kiko... y falta maaaaasssss!! Gracias, Señor Jesus!
ResponderEliminar#Kikopapers
#lospapelesdeApuron
#hechosconcretosCNC
#cajadepandora
Miguel
El testimonio es desgarrador, desde luego, ese tipo es un monstruo, como tantos otros. Me pongo en el lugar de esa madre, qué angustia.
EliminarProbablemente se quede sin condena, pero al menos que todo el orbe sepa a qué se ha dedicado, y cómo ha usado su condición de obispo y de kiko para negar sus aberraciones e intentar salir indemne.
¡Hombre, Miguelín! ¡Qué alegría!
EliminarEfectivamente, muy travieso el kikófilo. Vas a ver, error, Su Señoría, eso no es pedofilia, es efebofilia.
Dentro de los numerosos casos de abusos sexuales por parte del clero, los casos de pedofilia no son tan numerosos. Se dice que algo como el 20%. Esos señores prefieren los chicos adolescentes y las mujeres. En la Babilonia latina, la novedad está en el encubrimiento, en el hecho de que la Iglesia se permitió culpar a las víctimas para obtener su silencio y en el hecho correlativo de que, por primera vez, las víctimas se han hartado y han buscado reparación mediante la justicia civil. Una abominación integral para una teocracia fallida.
Desde la confesión individual aparecida en Irlanda en el siglo VI (saludos a O’Pako el transparente, irlandés horroris causa) y el uso de los libros penitenciales nacido con ella, queda claro que los abusos sexuales por parte del clero no son ninguna novedad.
Existe una modalidad exótica, la solicitación en el confesionario. A un punto tal que se parieron leyes al respecto en 1561, 1622, 1741, 1917, 1962, 1983 and 2001. Pasamos de una ley cada siglo a una ley cada veinte años.
En cuanto a casos de esa índole, España y México lideran la liga. Con una población singularmente más reducida que la actual, entre 1723 y 1820 los tribunales españoles conocieron unos 3775 casos.
Es de notar que tanto en 1917 como en 1962 (Juan XXIII) los textos se quedaron en el más profundo secreto y no aparecieron en el boletín legal vaticano. Visibilidad cero.
En resumidas cuentas, cuando tantos buenos jerarcas afirman que no conocían la extensión real de los casos de abusos sexuales, pues nos vienen con otro cuentito lindo: la Iglesia los tiene documentados desde siempre.
Dicho todo esto, y después de leer el texto en el que los obispos españoles se dicen «hondamente preocupados» por el Brexit, uno no puede refrenarse de pensar que, con muchísimo gusto, se les perdonarían cinco o seis concubinas conseguidas en el confesionario provisto dejasen de escribir.
Podrá escaparse de.la.justicia humana pero a de la mirada divina no...
EliminarMiguel
Holaaaa!!
EliminarEstos testimonios dolorosos me.recuerdan hechos concretos del clero dentro de.los seminarios. Cosa.terrible!
Miguel
" ¿soy realmente hijo del demonio?"
ResponderEliminarNo Sonny, los hijos del demonio son otros.
Meripe