«El hombre tratando de tener vida,
de ser amado, se vende a los ídolos; en vez de obedecer, servir, amar a Dios,
sirve y obedece a las cosas de la naturaleza, dándoles la categoría de Dios. En
esto consiste la idolatría. Se pide a la vida a las cosas».
Hay quien es inducido a pensar que la vida viene de la comunidad. Y cae en la idolatría.
Hay quien es inducido a pensar que la vida viene de la comunidad. Y cae en la idolatría.
«El trabajo es
una buena cosa, tener hijos es una buena cosa, casarse es una buena cosa, todo
lo que Dios creó es bueno, pero ahora el hombre intenta instrumentalizar todas estas cosas para su propio beneficio.
Entonces un chico cuando se casa busca la vida. Una chica, la pobre, para ella
casarse lo es todo. La vida es casarse y le viene del casamiento. Para otro, la
vida, el ser feliz en plenitud, recuperar la dimensión de su ser la buscará en
el dinero, porque piensa que en el mundo es muy importante el dinero, porque
sólo cuando se tiene dinero la gente te respeta y te ama. Por tanto, procura
con todas sus fuerzas hacer mucho dinero y le pide la vida. Ahora entendemos el
Evangelio que estamos comentando. ¿Qué es lo que dice Jesús? Mirad, guardaos de
toda codicia, porque la vida de uno no está asegurada por los bienes. No porque
tú tengas muchas riquezas, podrás alcanzar la vida interior que buscas, no
conseguirás la felicidad. La gente cuando se casa le pide a la esposa la felicidad y después de lo que sufrió
durante el período de noviazgo y después de lo que sufrió en el matrimonio no
es feliz y continúa insatisfecho. Un muchacho entrando en la escuela de
ingenieros pensó que una vez terminada la carrera y convertido en ingeniero, sería totalmente feliz. Bueno, ahora que es ingeniero, pregúntale si
es feliz. Otro piensa que con unos cuantos millones solucionaría todos sus
problemas: dadme unos cuantos millones y todo irá bien... Dádselos y veremos
qué pasa».
Justo en ese sentido va la petición de que se pasen y se llenen bolsas extraoridinaarias para pagar los innecesarios estipendios del CNC.
«Recuerdo a un hombre que conocí mientras jugaba al ajedrez. A este hombre le pasó lo que voy a decir: era un cocinero, tenía una freidora que funcionaba bastante mal, pero decidió jugar a la lotería para salir del paso y ganó la cantidad de nueve millones de pesetas. Bueno, este dinero arruinó su vida. Por lo menos, antes vivía con su freidora en compañía de su esposa y tiraba adelante. Con los millones, la mujer se compró pieles y joyas, se enteró media familia del pueblo, que estaba sufriendo hambre y tuvo que distribuir el dinero. Al ver que en poco tiempo había dejado cuatro millones, tomó el resto y cerró los cordones de la bolsa.
Justo en ese sentido va la petición de que se pasen y se llenen bolsas extraoridinaarias para pagar los innecesarios estipendios del CNC.
«Recuerdo a un hombre que conocí mientras jugaba al ajedrez. A este hombre le pasó lo que voy a decir: era un cocinero, tenía una freidora que funcionaba bastante mal, pero decidió jugar a la lotería para salir del paso y ganó la cantidad de nueve millones de pesetas. Bueno, este dinero arruinó su vida. Por lo menos, antes vivía con su freidora en compañía de su esposa y tiraba adelante. Con los millones, la mujer se compró pieles y joyas, se enteró media familia del pueblo, que estaba sufriendo hambre y tuvo que distribuir el dinero. Al ver que en poco tiempo había dejado cuatro millones, tomó el resto y cerró los cordones de la bolsa.
Resultado:
perdió a todos sus amigos, rompió con su familia, su esposa se enojó y se separó de él, compró un auto y tuvo un
accidente. Un follón.
Su vida fue totalmente destruida.
Vivía en el terror pensando que sólo le quedaban cinco millones. No sabía qué
hacer para conservarlos. Aconsejado por
alguien se metió en un negocio de tapicería con un sinvergüenza que lo engañó.
Otros le recomendaban comprar acciones, pero no se atrevía. Y allí estaba, con
cinco millones, sin amigos con su dinero bien guardado. Quería llorar. Un
hombre que antes se levantaba de buena mañana silbando, hacer panqueques había
pasado a la historia. Este hombre nunca volvió a silbar. A él le gustaba un
poco jugar al ajedrez, pero sucedió que en el club perdió a todos sus amigos y
estuvieron a punto de echarle porque cuando él dio al club un poco de su
tesoro, todos dijeron: ¡Que tacaño! Ganó nueve millones y nos regala sólo tres
mil pesetas... Él dejó a una persona 20.000 pesetas y él dijo: ¡Desgraciado!
Cuenta con nueve millones y me deja sólo 20.000 pesetas. Y así uno tras otro».
Además este cocinero y su freidora cascada se suicidaron varias vecces y la hija rubia se tiró por la borda de un ferry. Era importante señalarlo.
«Ahora podemos entender cómo Jesús dice que la vida no se encuentra en los bienes. El problema del hombre, dice Jesús, es que busca la vida en las cosas. Pide a las cosas, idolatra la felicidad que sólo Dios puede dar. Y este es nuestro problema. Este era el problema del hermano que va a Jesús a denunciar a su hermano, y el problema nuestro.
Además este cocinero y su freidora cascada se suicidaron varias vecces y la hija rubia se tiró por la borda de un ferry. Era importante señalarlo.
«Ahora podemos entender cómo Jesús dice que la vida no se encuentra en los bienes. El problema del hombre, dice Jesús, es que busca la vida en las cosas. Pide a las cosas, idolatra la felicidad que sólo Dios puede dar. Y este es nuestro problema. Este era el problema del hermano que va a Jesús a denunciar a su hermano, y el problema nuestro.
Yo te bendigo si me obedeces, hermano |
Lo importante primero: renuncia a todo para dárselo al CNC. Y que quede claro que es imperativo, no volitivo.
«Por eso es muy importante el kerygma apostólico que dice: a este Jesús, Dios lo resucitó y lo ha constituido como Señor y Kiryos de todo principado, de toda virtud y de toda dominación. ¿Qué quiere decir esto? Que estamos sujetos bajo los poderes de este mundo, poderes de tipo psicológico. Estamos sometidos a todo tipo de neurosis. También estamos sometidos a una potencia de tipo social a causa del prestigio, porque queremos que los demás nos quieran bien, porque creemos que ahí está la vida, nos pasamos la vida haciendo la vida que los demás quieren que vivamos, pero no la nuestra. Mi madre, durante toda su vida, me decía: pero Francisco José, ¿qué va a decir la gente? por favor, peínate... ¿no te das cuenta de cómo vas? Yo a mi madre la quería mucho, pero la pobre vivió toda su vida obsesionada por agradar a los demás, por el qué dirán, por el prestigio, por perder la estima de los demás».
Eso es lo que pasa en el camino: hay que hacer la vida que reclaman los kikotistas, no la que Dios quiere.
«El hombre está
dominado por el pecado, esclavo de su poder. Así que, en el Evangelio, el
pecado no es un bien que nos está prohibido y que si lo haces te espera un
buen castigo en el infierno. No. No, para Jesús, el hombre que está bajo el
pecado es un esclavo. Quien peca es un pobre desgraciado, es una víctima.
Por eso
nosotros decimos a la gente: peca, haz lo que quieras. ¿Quieres pecar?Pues bien,
peca como quieras, incluso si alguien se escandaliza. Ah, dice la gente, bueno
Así que todos a pecar. Y eso está bien. Pecad.
Cuando la
gente dice que él cree que el pecado es una cosa buena que Dios ha prohibido.
Sólo te digo que cada vez que peca, muere. El pecado es la muerte. Por eso la
Iglesia primitiva considera a los hombres muertos en vida. Jesús dijo: Dejad
que los muertos entierren a sus muertos. Tú ven y sígueme. Porque uno le dijo:
mi padre ha muerto, déjame que primero lo entierre... La ley era muy estricta
en este sentido. Y Jesús dijo: Deja que los muertos, refiriéndose a los vivos,
entierren a los muertos. Tú ven a anunciar el Reino de Dios.
Es decir, el
hombre que peca vive en la muerte. Pero no porque sea malo, porque quiera hacer
el mal. Porque esto es religiosidad natural, que cree que la vida es una
prueba, que puede pecar o no. No, no, el hombre peca porque no puede hacer otra
cosa, porque es esclavo del pecado».
En otras palabras: en el kikismo el libre albedrío y la libertad de los hijos de Dios no existe. Eres esclavo, del pecado y del kikotista. Y en consecuencia, estás en la muerte.
En otras palabras: en el kikismo el libre albedrío y la libertad de los hijos de Dios no existe. Eres esclavo, del pecado y del kikotista. Y en consecuencia, estás en la muerte.
«Pero Dios no
permanece indiferente ante esta realidad que tú vives hoy, de esclavitud
psicológica, de exclavitud al sexo, que te refugias en el sexo cuando las cosas
van mal, que te refugias en comer por la misma razón, que cuando uno no se
siente amado por los demás, se da placer a sí mismo, tratando de amarse a sí
mismo, o se refugia en su neurosis, porque la vida le es hostil, porque él es
esclavo de los poderes sociales.
Porque en
definitiva el hombre es esclavo de todos los poderes en su búsqueda de la
felicidad. Porque esto es lo que todos buscamos: nuestra felicidad. Y en esta
búsqueda de la felicidad, hacemos un montón de compromisos porque somos unos
cobardes. ¡Cuántos matrimonios son una porquería, pero no se separan porque son
cobardes absolutamente toda su vida! Por la presión social, por lo que sea, nos
pasamos la vida haciendo el mal menor».
Doctrina kikiana: por cobardía te comprometes con la comunidad y te sometes al kikotista, al responsable y al garante, y tripodeas y sales a las plazas y preparas y vas de convivencia y peregrinas y echas en las cientos de bolsas que se pasan y...
Doctrina kikiana: por cobardía te comprometes con la comunidad y te sometes al kikotista, al responsable y al garante, y tripodeas y sales a las plazas y preparas y vas de convivencia y peregrinas y echas en las cientos de bolsas que se pasan y...