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| Las bancas, el pasillo, las luces que no alumbra, los arcos y el Sagrario al fondo |
En entra entrada, reproduzco la opinión del padre sobre el "santuario de la palabra" que es kikopreceptivo que exista en todo semivacío RM:
«Es una cosa rectangular, así. Nosotros entramos por aquí, aquí hay tres arcos, aquí está el Santísimo. Tiene bancas mirándose una en frente de la otra con un pasillo al medio. Las bancas ocupan todo esto, y acá usted tiene, con mucha más pomposidad que donde está el Santísimo, usted tiene un púlpito, pero de esos púlpitos que están en gradas levantadas, tenía un techito arriba, tenía el púlpito así, tenía el atril de pie para leer de pie… Bueno, una cosa estrafalaria para leer la palabra.
Y aquí arriba del Sagrario, cuando fuimos nosotros, había un agujero, había un hueco. “¿Y ahí qué va?”. “Pasa que estamos en reforma, estamos arreglando, arriba de eso va la Biblia de la comunidad”. ¡Por arriba del Sagrario! Todos los símbolos le van a meter en un espíritu protestante, todos los símbolos y todas las predicaciones y todas las explicaciones que le van a dar, lo que le van a meter es la versión del Evangelio de Kiko Argüello, que en realidad ni siquiera es de él, es de Lutero realmente.
Dice [el guía turístico, el seminarista]: “Esto está completamente inspirado en el Antiguo Testamento. Usted tiene aquí el santo de los santos atrás de esos barcos, está el santo y el coso del santo de los santos, y aquí [las bancadas y el púlpito pretencioso] es como una sinagoga que tenía el lugar donde se leían. Y entonces estamos enfrentados, fíjese que no están mirando al Sagrario ni mirando a la palabra.
Y en realidad están dándole la misma importancia -qué es lo que hizo Lutero- a la presencia de Cristo en la Eucaristía y la presencia de Cristo en la palabra, en la Biblia. Y cuando toca comparar, la presencia en la eucaristía es un puro símbolo, y la presencia en la en la Biblia son ideas concretas, precisas y explícitas, entonces una presencia mayor en realidad en la Biblia que en la Eucaristía.
Algo que me decía una señora que salió del camino neocatecumenal es que nunca vio un sacerdote consagrando las hostias [las que se supone que se guardan en el Sagrario del "corazón" del semivacío]. Nunca había alguien que lo hiciera porque en realidad no importa si las consagran o no las consagran, porque el símbolo es lo mismo, pónganlo en el mismo lugar donde se supone que está y todo el mundo va a creer que está y ya, si todo el mundo cree que está, está el símbolo completo y por lo tanto está bien.
Todo esto tenía una serie de vitrales espantosos, que supuestamente representaban la creación, los siete días y el orden de la Gracia. Las paredes eran rugosas porque representa el útero materno; entonces aquí estamos siendo engendrados como cristianos, porque Jesús le dijo a Nicodemo “el que no naciere de nuevo no puede entrar en el reino de los cielos”… Tramposo. La cita real es “el que no naciera del agua -hablando del bautismo- y del Espíritu”. Porque el que bautiza en el espíritu es ese que vendrá, como dijo Juan Bautista, está hablando del bautismo como nuevo nacimiento, pero ellos hacen trampa: “el que no nace de nuevo” y acá “nacemos de nuevo” por la palabra.
Entonces, usted entra y usted dice: “Bueno, es una iglesia, está el Santísimo” y hace genuflexión. El muchacho no hizo ninguna genuflexión, no sé si sería diácono no sé qué sería este. Y nos invitó a sentarnos en las bancas, y uno ya se siente incómodo, porque tiene el Sagrario allá, y el muchacho hablando del otro lado, entonces para mirarlo a él le tengo que dar la espalda al Sagrario. Entre que no quería escuchar lo que decía y tener que darle la espalda al Santísimo... y para colmo ¡no te puedes arrodillar!, porque las bancas no lo permiten. Aquí tiene la banca de costado y aquí hay un atril que le llega hasta acá, si usted se arrodilla, lo decapita. Y tiene un cajoncito acá abajo de donde usted saca la Biblia y medita.

Diseñado sin espacio para arrodillarse
Y arriba de las bancas usted tiene una lámpara, que es ornamental, no ilumina nada. Hay siete lámparas arriba, de los dones del espíritu santo que bajan sobre usted cuando usted lee la palabra, y no lo vamos a juzgar, usted interprete lo que quiera, no hay ningún problema.
El muchacho nos dijo “este es el centro, el corazón de nuestro seminario”… y ¡tenía la iglesia al lado con la virgen milagrosa!
Le pregunté al muchacho, cuando fuimos a la iglesia, ¿tienen el Santísimo acá? porque no lo veo ningún lado. “Sí, sí, tenemos uno acá, otro allá, otro allá…” Podrían poner algo para que la gente sepa que está, ¿no? Pero, claro, no creen, y todos esos símbolos están a propósito quitados».



