Una vez más considero importante dar publicidad al vídeo de la archidiócesis de Madrid para ayudar a identificar casos de abuso espiritual y abuso de conciencia.
Estos
son los ejemplos (hechos concretos) que se aportan para ayudar a llamar a los
abusos por su nombre, no por casualidad, todos ellos se dan, de forma repetitiva,
en el CNC:
§ Me
decían «El Espíritu Santo y yo hemos decidido que tienes vocación».
Ocupar
el lugar de Dios en la conciencia de otra persona es abuso.
§ «Quien
obedece, nunca se equivoca».
Censurar
el discernimiento y la propia toma de decisiones en nombre de la autoridad
divina es abuso.
§ «No me
daba cuenta de que yo no estaba viviendo mi propia vida».
«Nos
trataban como a menores de edad».
Infantilizar
a otra persona para generar dependencia y someter su voluntad es abuso.
§ «Yo soy
la mediación de Dios para ti».
Situarse
como mediador imprescindible en la relación de otra persona con Dios es abuso.
§ «Deformó
mi relación con Dios».
«Yo sé
lo que te pasa. Nadie te conoce como yo».
Invadir la intimidad de
otra persona, su fuero interno, es abuso.
§ «No
puedes hablar con las demás de tus luchas interiores, porque les harás daño».
Exigir
secreto, imponer el silencio o querer convertirse en el único confidente de una
persona es abuso.
§ «Me
separaron de mi familia y de mis amigos».
Aislar a
una persona de los suyos con la excusa de su entrega a Dios es abuso.
§ «Si te
vas, no valoras lo que has recibido aquí: ¡Dios te ha dado tanto! ¡Qué ingrata
eres!».
Culpabilizar
en nombre de Dios a quien decide abandonar una institución es abuso.
§ «Confié
mi malestar y me dijeron “La madre superiora ya está al tanto de lo que te
sucede”».
Violar
la confidencialidad es abuso.
§ «La
institución es de Dios. Es irreprochable. Si no me escuchas, no estás
escuchando a Dios».
Acallar
las críticas en nombre de Dios es abuso.
§ «Nadie
va a quererte como yo. Si no sigues este camino, no podrás contar conmigo».
«Si te
vas, te vas a condenar».
Aprovechar
la situación de vulnerabilidad de otra persona para amenazarla, atemorizarla y
dirigir su vida es abuso.
§ «Lo dice
la Sagrada Escritura: “Para los limpios, todo es limpio” “Que me bese con los
besos de su boca”».
Utilizar
la Palabra de Dios para legitimar prácticas sexuales y manipular la voluntad de
otra persona es abuso.
§ «Yo
tenía síntomas físicos y psicológicos y me decían “Esa es tu cruz”».
«Negaron
mis emociones. Interpretaron de forma perversa los efectos de la manipulación
en mi cuerpo y en mi mente».
Ignorar,
justificar, relativizar o malinterpretar el sufrimiento físico o psíquico de
otra persona es abuso.
Y tras
los ejemplos ilustrativos, la archidiócesis dice en el vídeo:
«Este
tipo de abusos rompe la vida de la persona que lo padece, distorsiona la imagen
de la iglesia, pervierte la relación con Dios y en muchos casos pasos aleja
por completo de la fe.
Necesitamos
que la obediencia, el sacramento de la Reconciliación, el acompañamiento y
otras prácticas y ritos que tienen su sentido y valor en la iglesia no
sean manipuladas ni se conviertan en instrumentos de dominación.
Necesitamos
una iglesia que fomente siempre una cultura del respeto y del cuidado
mutuo».
En
efecto, añado yo, la Iglesia necesita pastores valientes que llamen a las cosas
por su nombre y escuchen y defiendan a las víctimas sin dejarse deslumbrar por los
manipuladores vendedores de humo.