miércoles, 20 de noviembre de 2024

Inicio de curso 2024-25 (XI)

 

Hay que encontrar más chicos dispuestos a vestir de negro

El viernes, primer día de reunión, termina con la proyección de los dos vídeos, el que relaciona escuchar música moderna con caer en la adición a la pornografía y con matar a la primera chica que se cruza por delante, y el otro que trata de encontrar chavales dispuestos a llenar los semivacíos.

Al día siguiente, la reunión debería reanudarse con el rezo mañanero de la Iglesia. Pero la errada praxis del Camino sustituye las laudes por los laudes, un refrito de discursos grandilocuentes, kikirikantos y lecturas, que poco tiene que ver con el auténtico rezo de las laudes de la Iglesia.

En esta ocasión Kiko arranca los neolaudes del siguiente modo:

«Cantamos el himno a la cruz gloriosa del Señor resucitado, árbol de mi salvación. Es un secreto impresionante para toda Europa: en cuanto falta la fe, falta la luz de la cruz, y ya no se puede tolerar la cruz ni en el matrimonio, ni en los hijos, ni en el trabajo, ni en ningún lugar, en ningún sentido. Nosotros cantamos que la cruz es gloriosa; de ella me nutro, en ella me deleito».

Tengo la triste impresión de que en el CNC se trivializa el misterio de la cruz. Ya escribí alguna entrada sobre esto, pero insistiré en ello.

El cristiano no idealiza la cruz, no la cubre de romanticismo ñoño, no se recrea en los problemas, las dificultades ni las pruebas, porque la única cruz gloriosa es la de Cristo, ninguna más. Y la cruz de Cristo es gloriosa no por ser el patíbulo de un reo condenado a muerte por blasfemo, no por ser un terrible instrumento de castigo, es gloriosa por ser el altar donde se consumó la nueva alianza, es gloriosa porque Dios aceptó el sacrificio redentor de su Hijo.

Por eso no hay que confundir la única cruz que es árbol de salvación con los problemas que cada ser humano tiene en su vida, llamados cruces en algunos ámbitos.

«Sabéis que perder el sentido de la cruz significa ser como la sal que ha perdido su capacidad de salar y no sirve más que para ser arrojada y pisoteada por los hombres. El cristiano así ya no tiene la capacidad de sufrir, ya no ve el sentido de la cruz en la realidad histórica de su vida y se rebela contra ella y se convierte en enemigo de la cruz de Cristo, es como la sal que pierde su capacidad de salar».

El discurso de Kiko, además de banal, es una manipulación mezquina.

Si en un matrimonio uno de los esposos se va a vivir con otra, la parte perjudicada tiene derecho a defender sus intereses. Y ello no significa que no “acepte su cruz”, como dicen bobaliconamente en el CNC. Y si un hijo maltrata a sus padres, estos tienen derecho a defenderse sin ser acusados de ser “enemigos de la cruz de Cristo”. Es absurdo que se anime a echar de casa al hijo que se niega a caminar y, en cambio, haya que dejar que el padre violento maltrate a la familia, o de lo contrario se lanzará la acusación de ser enemigos de Cristo.

Bueno, pues tras estas majaderías, en la presunta monición de un canto de respuesta a un salmo, que es despropósito que solo se lleva a cabo en LOS kikolaudes, Kiko anima a la audiencia a tentar un poco más a Dios:

«¿Recuerdas cuando tuviste la séptima cesárea? ¿Recuerdas cuando tu marido tuvo una crisis y parecía que el matrimonio estaba destruido y tú clamaste a mí? ¿Recuerdas ese problema? ¿Te ayudé o no? ¿Te ayudé o no?

(…)

Evidentemente si no tenemos problemas, no clamamos a Dios: las pruebas están ahí para que podamos gritar a Dios y descubramos que Él está ahí. El Señor dice a su pueblo en Egipto: “No os he dado un regalo, ni dos, ni tres: diez regalos, diez veces el Faraón os oprimió y yo lo permití. Fui yo quien endureció el corazón del Faraón para daros diez regalos”. Así dice la Escritura: Dios endureció el corazón del Faraón y el Faraón atacó al pueblo con cosas horribles».

Y así, una vez más, Kiko insiste en que todos los males vienen de Dios, que es quien permite la opresión y las cosas horribles y para más escarnio las llama “regalos”.

La innecesaria monición al tercer salmo la emplea Kiko para recordar a su audiencia que todos ellos son especiales, porque todos los demás, toda la humanidad, está ciega, menos ellos, que gracias a la kikotina tienen delirios que les hacen ver espejismos.

«La gente está ciega, aunque el amor de Dios las rodee, no pueden verlo en absoluto. El Señor ha tenido misericordia de nosotros y nos ha hecho ver, nos ha hecho despojarnos de estas escamas, nos ha hecho ver el amor de Dios que antes no veíamos. Para ver este amor -vosotros lo habéis visto en el Camino Neocatecumenal- Cristo tuvo que acercarse, tocaros con su saliva».

Alguien que ha sido curado por Dios debería poder ver las obras de Dios. En el kikismo no es así, lo único que ven los neocatecumenales son las obras de su padre el acusador. Es decir, esa presunta curación visual solo les muestra pecados, pecados y más pecados:

«Este barro es la profecía que hace sobre nuestros pecados, que se hace a la luz de la Cruz de Cristo, de lo contrario la gente no tiene pecados, ningún pecado. Todos firman un certificado de buena conducta, como decimos en la catequesis. ¡Ve a decirle a alguien que es tacaña y egoísta! Nunca podrá reconocerlo. O que es avaro, sensual, egoísta, vago, no puedes decírselo porque eso lo destruiría. … Entonces, este barro que el Señor ha puesto en vuestros ojos, poco a poco, al principio era difícil ver nuestros pecados».

Y si hasta aquí el discurso era incongruente, a partir de ahora Kiko se contradice a sí mismo:

«Después nos hizo oír: "Id y lavaos" y nos hemos lavado en el Bautismo. ¡Y hemos visto!

¡Veo, veo!

¿Qué ves?

Veo la misericordia, el amor, a Dios que me lavó cuando estaba tan sucio. Todos los días recubría mi suciedad con trajes, con máscaras, porque pensaba que si mostraba mi suciedad me rechazarían, no me querrían. Pero el Señor me dejó desnudo y he visto que me amaba, incluso tomó sobre sí mi suciedad».

Por partes, empezando por el final.

Ahora dice Kiko que “todos los días”, es decir, toda la vida se ha preocupado de ocultar su suciedad bajo telas y máscaras, lo que es inconsistente con el argumento primero de que nadie ve sus pecados hasta que la kikotina se los revela, porque si no ves, no se te ocurriría ocultar lo que para ti no existe porque no lo ves.

Por tanto, o bien Kiko se engaña cuando juzga ciegos a todos o bien se engaña cuando juzga hipócritas a todos. En ambos casos, Kiko juzga sin misericordia al otro, que es Cristo.

Además ahora dice que es el agua del Bautismo lo que da la vista. Es decir, no se necesita el CNC ni la ingesta continuada de kikotina ni llenar infinidad de bolsas, sino que la Iglesia es la única a quien Dios ha concedido la gracia de los Sacramentos.

Por tanto, quien quiera ver el amor de Dios que deje de idolatrar el Camino y vuelva a la Iglesia de Cristo.

 

lunes, 18 de noviembre de 2024

Inicio de curso 2024-25 (X)

 

Ignoráis, todavía, lo peligrosa que es la música

Tras el ritual de las confesiones (lamentablemente Mario conoce a algunos a quienes el sacramento no aprovecha nada porque lo importante, según él, es aprenderse bien las lecciones y obedecer en todo), se proyectan un par de vídeos para dormir a la audiencia.

El primero lo presenta el pézzimo Mario, que reconoce que es un rollo. Por lo demás, lo que dice acerca del vídeo parece urdido por un enfermo mental. O por alguien que viven en un universo distópico muuuuuy feo.

«Veremos un vídeo que nos ayuda a comprender el gran drama de la pornografía y el engaño en el que caen muchos jóvenes, también a través de la música, especialmente la música trap».

Primer punto: Dedicar tiempo al gran drama de la pornografía evidencia que se trata de un problema muy gordo dentro del CNC. Y que no saben atajarlo, pese a que llevan unos cuantos años que no miran para otro lado, sino que reconocen que el problema existe.

Segundo punto: Reconozco mi desconocimiento de la música moderna. Hasta ahora había oído críticas contra el reguetón, no contra el trap, que no sé si se le parece o si no tiene nada que ver. El caso es que Mario generaliza: la música es un medio para engañar a muchos jóvenes, dice. Luego especifica que el trap es lo peor, pero él se refiere a la música en general.

Preveo una intensa campaña para que los sufridos padres neokikos impidan que sus vástagos escuchen otra cosa que no sean kikirikantos, no vaya a ser que por escuchar merengue o pop o rock a los chicos les entre la adición a la pornografía.

«Algunos hermanos, incluso niños, van al camino, van a la palabra, van a la Eucaristía, etc., pero tienen una doble vida y al mismo tiempo frecuentan locales de pornografía o ven pornografía y luego, cuando deciden dejarlo, se lamentan de que no pueden, porque están atrapados en estas mentiras y sus cerebros quedan arruinados. Si estos abusos llegan a un cierto punto, uno puede recuperarse, pero más allá de un límite no hay recuperación».

¿Locales de pornografía? No tengo ni idea de a qué se refiere Mario, pero sí sé que, en efecto, son numerosos los hermanos, casados o solteros, que llevan una doble vida. Pensaban que los más numerosos eran los que tenían amante además de esposa, pero puede que sean más los que frecuentan locales de pornografía.

Me sorprende que Mario emplee la palabra abusos (¿le habrá traicionado el subconsciente?) para referirse a unos hechos concretos que el sujeto actor no quisiera hacer, pero hace, según Mario, porque su cerebro ha quedado arruinado.

Y también me sorprende que sin ser experto asegure que traspasado no se sabe qué límite ya no hay cura que valga. Hay sustancias físicas que descomponen el cerebro y aún en estos casos los científicos no saben hasta que punto las neuronas son capaces de regenerarse ni en cuanto tiempo. Pero a Mario la realidad le importa poco, él describe su distopía en la que la curación, traspasado el límite arcano que nadie sabe, es imposible.

Y las consecuencias para los demás, imprevisibles:

«Si tienes paciencia para escucharlo [el vídeo] verás, por ejemplo, cómo la música trap, la música que escucha ese joven, le convierte en su víctima: y ese chico sale de casa después de escuchar esta música y mata a la primera chica que encuentra... Los chicos no se dan cuenta. Por eso es importante vigilar».

Ahí queda eso.

En la distopía pézzima los pobrecitos chicos no son culpables de los feminicidios, no se dan cuenta de nada, es culpa de la música trap y de los padres poco vigilantes que no les han hecho escuchar kikirikantos a todas horas.

Pues todavía hay más.

«Es muy importante reconocer los síntomas que tiene un chico cuando se siente abrumado por estas cosas, incluso las más leves, no el subidón final; hay síntomas: se vuelve más nervioso, se cierra de repente. Para los padres, para los katekistas y los educadores es importante saber leer el comportamiento, hay ciertas manifestaciones que, cuando uno se cierra en silencio o tiene reacciones bruscas, se enoja, ahí hay que estar atentos, saber ver, dialogar con el hijo, con los hijos y ver qué le pasa».

Ha descrito la actitud normal de cualquier adolescente. La adolescencia es así, hay cambios de humor, brotes de mal genio, conatos de auto afirmación, los padres dejan de ser los héroes y ya no se les cuenta todo… Estos no saben reconocer los síntomas de un problema ni aunque se les señale con un fluorescente.

Y tras el vídeo que establece la incuestionable relación entre el trap, la adición a la pornografía y los asesinatos de chicas debido a que los padres no han interrogado debidamente a los hijos todas las semanas, viene la presentación de la segunda proyección, que va de una reunión en la domus Galilaeae con presbikikos convocados de todas partes.

Dice Ascen:

«Es también un vídeo para los jóvenes: los jóvenes pueden ver que nuestros presbíteros viven felices, porque parece que algunos tienen miedo de levantarse para el seminario. Que vean esto, y sientan un poco de santa envidia y quieran entrar al seminario».

Traducción: los semivacíos, como su nombre indica, están casi vacíos y hay presiones para cerrar bastantes de ellos, por lo que es urgente conseguir chicos que quieran ir a hacer bulto. Que tengan o no tengan vocación es lo de menos, se trata de que llenen algún semivacío.

 

sábado, 16 de noviembre de 2024

Inicio de curso 2024-25 (IX)

 


En la entrada precedente, Mario deja claro que no hay que fiarse de sacerdotes ni de teólogos, es decir, si alguien contradice las deformadas y heréticas enseñanzas del CNC, lo que hay que hacer es aplicar el cuento de que ese alguien es el errado, el que no cree en la divinidad de Jesús -porque así lo contó uno muy pézzimo-, el que no es cristiano ni lo puede ser porque no está kikotizado.

Así, con estas aberraciones, se va preparando a la audiencia para la desobediencia total a la Iglesia y a lo que disponga el Vaticano para el CNC.

Pero todavía hay más.

Lo siguiente es presumir de que ellos, los de CNC, son los únicos a quien Dios se ha manifestado:

«Nosotros creemos porque lo hemos visto y experimentado, sacándonos de nuestros sepulcros, de nuestros pecados, cambiando nuestra vida. Somos sus testigos, somos agraciados o podemos decir que somos privilegiados».

Para Mario, los demás, los de fuera, los que nunca entraron en el Camino, los que lo dejaron, no es que sean subhumanos, pero casi, porque no son merecedores de que Dios se manifieste a ninguno de ellos.

«Nos ha elegido a nosotros para ser luz, sal y levadura de esta humanidad que está perdiendo el sentido de vivir. Cuántos suicidios, cuántos se refugian en las drogas, en el sexo: falta el sentido de la vida».

Mario debería mirar dentro de las comunidades antes de mentar a la bicha: cuántos neohermanos ahítos de kikotina se refugian en las drogas o en el sexo, cuántos de ellos piensan en el suicidio porque viven una vida sin sentido.

Y justo a continuación, Mario suelta otra aberración kikil que asevera que toda desgracia, sobre todo si implica muchas muertes, viene de Dios, que es así de antipático:

«Cuántos desastres en estos últimos años, cuántas inundaciones, cuántos terremotos, cuántas señales de Dios, para llamar a la humanidad a retornar a Él. Nosotros debemos tener este discernimiento, cuando la gente queda de un día para otro sin nada, ni casa, ni trabajo, y esto también nos puede pasar a nosotros, en un momento. El Papa en Luxemburgo y en Bélgica lo ha repetido varias veces: estamos al borde de una guerra mundial total. Esta es la realidad en la que vivimos».

Discernimiento de los neokikos de Valencia ante una gran inundación que ha devastado la comarca: nada de ayudar al prójimo, ni con bienes ni con tiempo ni con palabras, ellos a recogerse en hoteles a calentar sillas. ¿Quién les habrá engañado para que piensen que eso es lo que quiere Dios de ellos?

Pues pese a la abrumadora evidencia de que los kikos viven alienados y de espaldas a la realidad, Mario insiste en transmitir la falaz consigna de que ningún teólogo ajeno al CNC debe ser escuchado, no sea que consiguiese deskikotizar a alguno. Y también aclara que aquellos dentro del Camino a quienes llama teólogos en realidad solo son loros:

«Esto es para nosotros, que tenemos este gran don de conocer un poco más a fondo al Señor, el tesoro escondido que nos ha hecho, que nos ha revelado, hecho carne dentro de nosotros. El otro día decíamos a los profesores de la universidad itinerante: ¡vosotros predicad lo que habéis vivido! En el camino, la Palabra de Dios se hace carne en nosotros. ¿Quién es el buen teólogo? Quien manifiesta esta experiencia, sabe comunicar esta sabiduría que viene del cielo hecha carne en su vida, entonces podrá transmitirla. Si es alguien que solo ha estudiado teología con un título pero no tiene experiencia de esta Sabiduría, transmite filosofías, teorías que nos alejan del Señor».

A ver si queda claro, para Mario escuchar a cualquiera que no sea kikotista es recibir teorías que alejan del Señor. Aún hay más: según Mario, pensar es abrir la puerta al demonio. ¿Puede haber algo más propio del ser humano que el pensamiento? No hay fe sin razón, no puede haberla, pero para Mario pensar es escuchar al demonio:

«El demonio entra por los pensamientos; un pensamiento, un apego, una avaricia, una impureza, empiezas a pensar, a pensar y directamente entra en el alma y te corroe, te lleva a beber».

En resumen, para ser un buen kiko hay que renunciar a la naturaleza humana, porque hay que renunciar a pensar.

Ahora entiendo lo que decía Kiko del pobrecito macho kiko que mira dos veces a los ojos a una mujer y queda dominado por la libido: tanto para que nadie piense que hacen de la gente seres infantiles dominados por sus instintos e incapaces de imponerse sobre éstos.

Precisamente a continuación Mario saca a colación el tema de la lujuria, tan presente en las comunidades. Y dice lo siguiente:

«¿Caísteis? Confesaos, acudid a los sacramentos, donde Jesucristo os levanta y poco a poco seréis sanados. Pero ¿por qué el Señor permite estos vicios por tanto tiempo? Para demostrarte que tú no puedes salvarte por ti mismo. Las víctimas de la pornografía no son sólo los adolescentes, también adultos, incluso sacerdotes, incluso seminaristas, incluso parejas casadas».

En el CNC la culpa de los vicios siempre es de diosito, siempre es diosito quien maniobra para que el pobre neocatecúmeno, que no se esfuerza para alcanzar la virtud porque sabe que eso sería un moralismo que asquearía a diosito, permanezca hundido en el fango hasta las orejas.

Y para terminar, Mario expresa con total claridad que en su opinión la conversión no viene de Dios ni de los sacramentos ni del perdón, sino de atender a las directrices de los jefazos del CNC:

«Lamentablemente conozco algunos que a pesar de toda la predicación no la aprovechan, están aquí con el paraguas, escuchan con el paraguas y el agua no penetra: aquí está la libertad de las personas. Pero si tú te arrepientes de verdad y te confiesas, el Señor tiene el poder de renovarte hoy».

Qué tipo tan lamentable el tal Mario.