martes, 28 de octubre de 2025

Padre nuestro - parte 2 (VI)

 


Una monición a una lectura debe ser breve, pocas ideas concentradas en frases cortas, no hay que dar la experiencia personal, ni contar anécdotas de otros y jamás hay que destripar lo que se va a leer.

Por supuesto esas son normas que Kiko se salta siempre.

Tras hacer pasar por texto de San Gregorio lo que son ideas de un desconocido autor y emitir juicios contra todos, Kiko concluye la “monición” con un buen destripado de la lectura:

«Ahora vamos a escuchar un fragmento de la primera Epístola de S. Juan. S. Juan nos va a decir: "Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues lo somos!". Va a ser la palabra misma de Dios la que nos va a acoger en esta convivencia con su potencia, con su luz.

PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS: 1Jn 2,15-17; 3,1-24».

A continuación viene otro largo discurso de Kiko que reciben, indebidamente, el nombre de catequesis.

«¡Es un gran gracia para nosotros el poder escuchar la palabra de Dios! La palabra nos ha hablado de la luz y de las tinieblas. Dios es la luz. Sabemos, en efecto, que la luz es el amor de Dios que nos ha sido dado en Cristo, crucificado por nosotros, pecadores».

En este punto, una nota a pie dice que la Iglesia proclama a Cristo verdadero Dios y verdadero hombre… No veo la necesidad de tal nota en tal punto, salvo para aclarar que aunque Kiko parezca pensar que Dios y Cristo son distintos, la Iglesia proclama que son Uno.

«El que dice que camina en la luz y odia a su hermano, no camina en la luz, porque la luz es amar como Dios nos ha amado a nosotros, es decir, amar al hermano aunque sea un malvado. Si tú no amas a alguien, es porque te ha hecho algo malo, ¿no?»

No tiene nada que ver. Kiko no ama al prebi Eugenio y manda a Jesús Villada a que le cierre los canales sociales, pero Eugenio no le ha hecho nada malo a Kiko, al contrario, le hace publicidad a su criatura. Lo que pasa es que a Kiko le es imposible amar al otro, sin más, sin la menor provocación por parte del otro.

Pero Kiko sigue a lo suyo, sin darse cuenta de la incoherencia entre lo que él dice y lo que él hace.

«Si en este momento no amas a tu mujer, o a tu marido, o a quien sea, es porque te ha hecho algo malo, alguna injusticia. Según la justicia del mundo tú tendrías razón. ¡Pero la luz de Dios, la justicia de Dios, se ha mostrado en Cristo crucificado, que se ha dejado matar por nuestros pecados!»

Como tantas veces, Kiko se queda a medias. ¿De qué serviría que Cristo muriese por nuestros pecados si por ese medio no hubiese puesto la salvación al alcance de todos? Lo fundamental para la Iglesia es que Cristo asumió el rescate de la humanidad, no que el procedimiento de dicho rescate pasase por la muerte en cruz.

«Entonces, si no amas a algún hermano, si le juzgas, estás en la justicia del mundo, ¡pero no digas que estás en la luz! ¡Estás en las tinieblas! Tu justicia, la justicia del mundo, no es la luz, no es la justicia divina.

Dice S. Juan: "Hijos míos, que nadie os engañe. Quien obra la justicia es justo, como Él es justo. Quien comete el pecado es del Diablo, pues el Diablo peca desde el principio. En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del Diablo: todo el que no obra la justicia no es de Dios, ni tampoco el que no ama a su hermano". Entonces, si tú no amas, no eres hijo de Dios, sino hijo del demonio».

Kiko, aplícatelo. Cerrar el canal del presbi Eugenio es “tu justicia”, la del mundo y, por tanto, ¡estás en las tinieblas y eres hijo del demonio! Y peor todavía es dejar que tus huestes calumnien públicamente al prójimo, que es Cristo. Además no te queda mucho tiempo, a ver si te conviertes de una vez.

«Jesucristo, el Hijo unigénito de Dios, dando la vida por nosotros, cuando éramos pecadores, nos ha mostrado una forma nueva de amor, un amor que no existe en el mundo, un amor que no existe en ninguna religión natural, porque es un amor sobrenatural: el amor de Dios, el amor en el que consiste la naturaleza divina. ¡Esto es la plenitud de la revelación de Dios! Pero no sólo, ¡en Jesucristo, Dios nos hace hijos suyos, nos da su naturaleza, la naturaleza divina, la capacidad de amar como Él nos ama!

Pero esta vida nueva de hijo de Dios puedes perderla a causa del pecado. Aunque estés bautizado, aunque estés en el Camino Neocatecumenal, aunque seas catequista, si pecas gravemente, si eres infiel a tu mujer, si cometes iniquidades, si detestas a un hermano, si endureces tu corazón y no perdonas a alguien, te separas de la vida divina y eres un malvado, eres un hijo del demonio, porque, como dice S. Juan, "todo el que ha nacido de Dios no comete pecado porque su germen permanece en él; y no puede pecar porque ha nacido de Dios"».

Insisto, Kiko, aplícate lo que dices: aunque seas responsable del Camino, si detestas a un hermano y denuncias su canal y arrancas contra él la máquina del fango, eres hijo del demonio.

«¡Hermanos, podemos perder la vida nueva de hijos de Dios! ¡El pecado de muerte, el pecado mortal, nos separa de la vida divina, nos hace perder la gracia santificante y nos hace hijos del demonio! "Hijos míos, que nadie os engañe. Quien comete el pecado es del Diablo, pues el Diablo peca desde el principio". ¡Por eso, para llamar a Dios: "¡Padre!", hay que romper con el pecado! ¡Es imposible que tú seas iniciado por la Iglesia a la oración del "Padre Nuestro" si no quieres romper con el pecado!

No sé de qué iglesia habla Kiko, desde luego no de la verdadera Iglesia, quizá se refiere a la que él se ha montado, una en la que él decide, en función de antipatías personales, quién puede rezar a Dios y quién es hijo del demonio.

 

domingo, 26 de octubre de 2025

Más frutos del amor neocatecumenal al otro

 






    Todos son comentarios dedicados al padre Eugenio. No por casualidad hay en ellos tantas acusaciones viperinas, es lo que han aprendido en la casa de su padre.

    Lo interesante de la noticia en Aciprensa de dónde proceden estos comentarios es que deja claro que el triunvirato no es ajeno a lo que se le ha hecho y se le sigue haciendo a Eugenio, como querían pensar los ingenuos. Espero que ahora tengan claro que es Kiko quien encabeza la cacería, porque es Kiko quien debería reclamar respeto para Eugenio y debería -según exige a los demás- autorizarle a kikirikantar ("A quien te requiera para andar una milla, acompáñale dos", etc.) en lugar de ponerle denuncias. 


viernes, 24 de octubre de 2025

Por los frutos los conoceréis

 



Hoy no tenía previsto publicar nada, pero gracias a Sandra he sabido de la existencia de un presbikiko que no tiene el menor reparo en esparcir sus errores dogmáticos y doctrinales por las redes sociales.


(Ver desde el minuto 7:25.
El acceso aportado inicialmente ha sido eliminado ¿por arrepentimiento?  https://www.instagram.com/reel/DQMg71ZEQd1/?igsh=YjN2anRnd3A2YTF5).

Pero a este presbikiko que cada vez que abre la boca emite consignas escuchadas a Kiko no lo censurará Jesús Villada, puesto que su vídeo sirve a la causa de hundir el buen nombre y el honor del padre Eugenio.

Hay cosas tan obvias, tan de catequesis (la de verdad) de primera comunión, que me causa dolor tener que explicarlas a quienes presuntamente son cristianos, y más si implica llamar errado e ignorante a un presbi. Me duele por la Santa Iglesia Católica, me duele que el tal presbi Lucio haya sido ordenado y pulule por las redes sociales pretendiendo dar lecciones. Me duele la basura que esparce, y me duele aún más que lo haga contra un hermano suyo.

Lo voy a exponer para niños de primera comunión.

En una ocasión preguntaron a Jesús cuál era el mandamiento más importante de la ley. Según el iluminado presbi Lucio la respuesta correcta tendría que haber sido: El mandamiento principal es obedecerás a ciegas, siempre, aunque no entiendas, aunque no te guste. La primera parte de este mandamiento es obedece a Dios, la segunda es similar y es obedece siempre a tu kikotista, que te habla en nombre de Dios.

La prueba de que la obediencia no es garantía de hacer la voluntad de Dios, ni es lo que identifica ni distingue ni hace a un cristiano es que Jesús no dijo eso.

Lo que identifica a un cristiano, el signo de que se está en la voluntad de Dios, es el amor. Por eso el primer mandamiento es amar a Dios y el segundo, que es similar al primero, es amar al prójimo. La obediencia es posterior al amor, nunca prioritaria, y solo tiene sentido por amor.

Y la prueba de que el presbi Lucio no solo es ignorante (sabrá mucho de kikismo, pero de cristianismo, no) sino también insensato e imprudente es que no duda en verter veneno contra su hermano en un medio público.

Estos son los frutos de la kikotina.

Miren y vean señores obispos.

 

jueves, 23 de octubre de 2025

Los kikotistas se quitan la máscara

 


Espero y deseo que no pase mucho tiempo antes de que el padre Eugenio vea que su expulsión del Camino es una Gracia de Dios, que lo ha rescatado porque quiere que Eugenio sea para Él por entero.

No se puede servir a dos señores. No se puede servir a Dios y al CNC.

Todo sacerdote, por muy presbikiko que sea, debe fidelidad a la Iglesia, no a Kiko ni a ningún kikotista pata negra, rosa, verde o amarilla. Es tan obvio, que no me explico que los obispos no intervengan los semivacíos Redemptoris Mater para poner orden.

Sospechaba que se produjera no solo una severa amonestación al padre Eugenio, sino también su expulsión del Camino por atreverse a hacer públicos los modos dictatoriales y sectarios del círculo de poder de Kiko Argüello, cabeza -aunque algo senil- de quienes manejan el cotarro neocatecumenal. Pero el vídeo de Eugenio (ver al final de la entrada) me ha dejado mal sabor de boca; no por la expulsión ni por el legítimo derecho del afectado a contar la actuación contra él por parte de los kikotistas “responsables del Camino Neocatecumenal en Colombia” (es decir, el brazo ejecutor de Kiko en Colombia), pues aunque ahora él no lo vea, confío en más adelante bendiga el haber sido liberado del CNC.

El mal sabor de boca me lo han provocado los hechos concretos que Eugenio cuenta para evidenciar lo buen neocatecúmeno sometido que él era.

Dice: «Yo no he desobedecido a mis katekistas» (me niego a mancillar la palabra catequista, sabéis que en realidad Eugenio se refiere a sus kikotistas). «Hace un año se me dijo de no cantar cantos de Hakuna. Y dejé de hacerlos. Después se me dijo de no dar “charlas” en otros países. Y dejé de hacerlo».

Si esos cantos -que desconozco- eran útiles y apropiados para la evangelización, prescindir de ellos por obediencia a los kikotistas es poner a Kiko somo señor supremo por encima de Dios. Y que yo sepa, el único con potestad para decidir quién da "charlar" o quién evangeliza en un lugar concreto es el ordinario del lugar, no los kikotistas de otro sitio, salvo que se sirva antes a Kiko que a Dios.  

Un sacerdote debe obediencia a Dios y a su obispo, en ese orden. A Dios, por ser cristiano; a su obispo, porque la Iglesia Católica es petrina y apostólica y el ordenado adquiere ese compromiso en un Sacramento, es decir, ante Dios.

No me consta, aunque tampoco lo descarto, que tras las puertas cerradas de los Redemptoris Mater, dónde los kikotistas se autoconfieren el derecho a escruticiar a los candidatos al sacerdocio, tengan lugar otros rituales paralitúrgicos con otros compromisos bastardos e improcedentes, como pudiera ser el sometimiento de los presbikikos a las instrucciones, antojos y caprichos de los kikotistas, sobre todo a las de Kiko. No tengo pruebas, pero los hechos apuntan en tal sentido, aunque sea un despropósito.

Dice más el padre Eugenio:

«Se me ha prohibido dar catequesis o charlas -predicar- con ideas o predicaciones de Kiko».

¡Demos gracias a Dios! Predica a Cristo, Eugenio, no a Kiko, será mejor para todos.

«Se me prohíbe presentarme como sacerdote del Camino».

¡Faltaría más! En el Camino se utiliza solo la palabra presbítero para referirse a los ordenados. No es una casualidad. Los cristianos tenemos un único sumo sacerdote; el kikismo, también, pero el suyo es otro. El sumo sacerdote de los cristianos es Cristo, el del Camino es Kiko, por eso a los demás ordenados, sometidos a Kiko como lo ha estado el padre Eugenio hasta que le han largado, se les llama presbis, para resaltar que están por debajo y al servicio del supremo.

Gracias sean dadas a Dios porque el padre Eugenio ya no es un “sacerdote del Camino” y podrá ser por entero un sacerdote de Cristo.

Amén.

 

P.D. Soy de interfaz brusca y dura, pero le deseo lo mejor al padre Eugenio. Que Dios le siga bendiciendo.