jueves, 13 de noviembre de 2025

Padre nuestro - parte 2 (X)

 


Tras la diatriba contra las víctimas (que los verdugos interpretan como una justificación implícita a su conducta, ya que son ellas las que tienen que convertirse por puños y cambiar de actitud), llega una reclamación a todos: la de que se entreguen sin fisuras al CNC.

Por supuesto se maquilla, se hace como que a quien hay que entregarse es a Dios, pero Kiko equipara dejar la comunidad con la perdición y, por tanto, es fácil darse cuenta de que su objetivo es que los captados vivan para el Camino.

«¡Hermanos, hay que entregarse del todo! Hay que decidirse: ¡o del mundo, o del Señor! Por eso te dice Jesucristo en el Apocalipsis: "Conozco tu conducta: no eres ni frío. ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Ahora bien, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca".

¡Dios no soporta la tibieza! Si tú crees todavía que pecar es algo estupendo, pues vete, peca hasta el fondo y luego haz como la mujer adúltera, que "come, se enjuaga la boca y dice: '¡No he hecho nada de malo!'" (Pr 30,20). Pero si crees verdaderamente que la vida está en Jesucristo, entrégate totalmente a Él!».

Esto de gritar a la audiencia que se apliquen a fondo al libertinaje, los vicios y el pecado es muy de Kiko. Conviene tomar nota, porque no es el lenguaje de la Iglesia ni una recomendación que haya encontrado jamás en la doctrina de la Iglesia, solo está en el kikismo.

«Bien, hermanos, esta convivencia es una gran gracia para vosotros y para mí. Espero que mañana por la mañana, en el sacramento de la penitencia, el Señor pase e ilumine, desde lo más profundo, nuestra alma, nuestro espíritu, y reavive en nosotros su naturaleza para que todos podamos gritar: "¡Papá!", no sólo con la boca, sino con el espíritu. Espero que el Espíritu Santo, que intercede con insistencia por nosotros con gemidos inefables, venga en ayuda de nuestra flaqueza, dé testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios y, por medio de Él, podamos gritarle a Dios: "¡Abbá, Padre!", llenos de confianza y poniendo en manos de Dios toda nuestra vida y todo lo que nos sucede. Dios, hermanos, lo sabe todo sobre nosotros; hasta nuestros cabellos están todos contados y no cae una hoja sin que Dios lo haya dispuesto así».

Aquí hay otra falacia. Kiko abusa mucho de que no sucede nada sin que Dios lo haya dispuesto así. No es verdad. La voluntad de Dios no es que los hombres caigan en el pecado una y otra vez, eso es consecuencia de la libertad humana, no disposición divina. Por tanto, no es Dios quien ha querido que a una le toque un marido maltradador o que otro sea adicto al porno.

«El demonio trata de robarnos esa confianza diciéndonos: "Si Dios lo sabe todo y te ama, ¿cómo entonces permite ese problema que tienes con tu hijo o eso otro que te hace sufrir? Si eres hijo de Dios, ¿cómo permite que sufras?". Tenemos que aprender a combatir contra el demonio que está siempre al acecho para destruirnos. En cuanto estás un poco distraído, inmediatamente te interpreta mal los hechos y te los hace ver no con la luz del amor divino, sino con las tinieblas: "¿Dices que Dios te ama? ¡No es cierto! ¡Mira, mira cómo es tu marido, mira tu falta de dinero, mira la enfermedad que tienes!". Hay que contestarle enseguida: "¡Apártate, Satanás! ¡No es cierto lo que dices! ¡Dios me ama! ¡Todos los hechos que permite en mi vida contribuyen para mi bien!". Hay que contestar inmediatamente; si no, basta que escuches al demonio un instante y entras en las tinieblas; si se apaga dentro de ti la luz del amor de Dios, inmediatamente la raíz de tu ser es entenebrecida y te pones a pecar, a hacer lo que da placer a tu carne».

Insisto, el carácter insoportable del marido no es lo que Dios quiere para tu marido ni para ti. Según Kiko, Dios hace que tu marido sea insoportable para tu conversión, que es como decir que Dios no solo deja que tu marido obre mal, sino que le hace obrar mal (e incluso condenarse) porque tu marido para Él no tiene más valor que el de instrumento para tu conversión, que eres la importante.

Esto es una monstruosidad, la diga Kiko o su chófer.

Tu marido es insoportable porque es un pecador, y Dios no es el responsable del pecado de tu marido ni del sufrimiento que te provoca a ti, el culpable es el demonio. Pero Kiko lo confunde y lo lía todo porque carece de conocimiento de la recta doctrina de la Iglesia y su fuerte no es el discernimiento.

«Tú has sido engendrado por Dios; es Dios el que te da
el ser. Pero si escuchas las insinuaciones del demonio y
dudas del amor de Dios, si crees que Dios no existe, te
viene un terror interior porque entonces tú no eres nadie
ni nada tiene sentido; entonces tratas de dar sentido a todo mediante el pecado, sea sexual sea del tipo que sea, intentando afirmarte a ti mismo frente a la nada.

Hermanos, hay que estar atentos porque nuestro verdadero enemigo, el demonio, está al acecho esperando un momento nuestro de debilidad. A lo mejor durante la convivencia el demonio tiene terror y se está calladito y tranquilo; no te habla».

Durante la convivencia el demonio se está calladito porque Kiko le hace el trabajo con las trolas y falacias que vierte sobre la audiencia.

«Pero pasado mañana volverá a la carga... Entonces, basta por ejemplo que abandones un día la oración, para que el demonio, que te ve debilitado, empiece otra vez con sus insinuaciones mentirosas, empiece de nuevo a hacerte su interpretación sesgada de los hechos que te pasan. Hermanos, gracias a Dios todos tenemos sufrimientos, enfermedades, cruces y tentaciones. Necesitamos todo eso para combatir y llegar un día al cielo. Oremos».

Del mismo modo que el teatro kiko siempre empieza con un lucernario, la primera noche se manda a la gente que se vayan en silencio, y que lo mantengan hasta el rezo de Laudes. Nadie hace caso porque la repetición de lo mismo una y otra vez le quita frescura e interés.

 

martes, 11 de noviembre de 2025

No quedará piedra sobre piedra

 


En este blog ha se ha comentado el tema de lo caros que son los viajecitos obligatorios que hay durante el itinerario neocatecumenal que no lleva a ninguna parte.

Y se ha explicado que el exceso de precio se debe a que hay que pagar el viaje y la estancia de todo el equipo de kikotistas más los presuntos regalos que se reciben en el lugar de destino. Sin olvidar el asunto de las viandas y bebidas que los turistas neocatecumenales introducen de contrabando en la domus cuando la visitan.

Pues hay un gasto más. Uno que me parece que no se ha comentado hasta ahora por la simple razón de que lo había olvidado.

Se trata del ladrillo.

¿Qué ladrillo?

El ladrillo de vulgar cemento grabado que se ubica en algún punto exterior de la domus Galilaeae.

Cuando arrancó la historia de edificar una casa en Israel, todas las comunidades fueron invitadas a participar en los gastos. A las que iban más avanzadas en el adoctrinamiento kikil se les dio impuesta la cuota que les tocaba apoquinar. Poca cosa, un milloncejo de pesetas de las de entonces a pagar entre todos, pero se les vendía que a cambio tendrían un tesoro en el cielo y además se recordaría su generosidad con un ladrillo en la domus en el que se grabaría el nombre de cada uno de los neocatecúmenos benefactores del proyecto.

Luego, sea porque había espacio de sobra o por cobrar un poco más, la posibilidad de tener un ladrillo grabado con el nombre de la comunidad y la lista de hermanos alcanzó incluso a comunidades que poco habían participado en la edificación de la domus.

Pero tampoco es que se ofreciese a los hermanos la posibilidad de pagar un poco más por tener allí un ladrillo o bien ahorrar un poco en los gastos del viaje y quedarse sin ladrillo. Ya se sabe que el Camino no es una democracia, los kikotistas son quienes encargan el ladrillo y suben el precio del viajecito para pagar el capricho. Eso es todo.

Allí, en algún lugar de ese pasillo, está mi nombre, pese a que, como dice Ascen, una comunidad no es una organización y el CNC no es una asociación, por lo que, en resumidas cuentas, resulta que yo jamás he pertenecido a comunidad alguna ni mucho menos al Camino.

Está bien saberlo. Soy libre, nunca he sido del CNC.

Por lo demás, vaticino que llegará el día en que de esas paredes enladrilladas no quedará piedra sobre piedra. 

 


domingo, 9 de noviembre de 2025

Padre nuestro - parte 2 (IX)

 


Decía en la entrada anterior que en el kikismo se da la perversión, porque es perverso, de censurar y hostigar a la víctima de una injusticia mientras que al injusto se le dan palmaditas de ánimo.

Es a la víctima, no al verdugo, a quien Kiko dice lo siguiente:

«El demonio engendra en nosotros un hijo, un tumor gangrenoso, que se llama pecado. El demonio te dice interiormente: "¡No cedas, no perdones! Tú eres dios! A ti se te debe alabanza, respeto, amor. ¿Has visto lo que te han hecho? ¡No te pagan, no te aman! ¡Enfádate! ¡No cedas! ¡No perdones!" El demonio siembra en ti este principio interior que te domina, este principio falso, esta mentira primordial, porque él es el padre de la mentira: "¡Tú eres dios!"».

Ni una palabra de censura para quién ha dañado a un hermano, se ha aprovechado de él, le ha engañado. No pasa nada, diosito te quiere pecador, tú tranquilo, ya cuando diosito vea te convertirás sin esfuerzo ninguno, gratis. Pero mientras tanto a tu víctima se le niega el amor de Dios, la paternidad divina, el no esforzarse y el esperar sentado la conversión gratuita.

Insisto, hay perversión en esto, hay perversión en el kikismo. Y siguen los ataques contra la víctima, contra quien no ha obrado mal, sino que ha sido perjudicada por otro:

«Quizá has vuelto a creerte esta mentira primordial y de nuevo has querido ocupar el lugar de Cristo, has matado dentro de ti a Cristo, que es el Hijo del Dios. ¡Porque esta mentira del demonio trata de actuar todavía en nosotros, hermanos! El que es humilde, porque es consciente de haber despilfarrado los bienes del Padre con prostitutas, como el hijo pródigo, y de haber vuelto a la casa del Padre por la acción de la gracia divina, ése conoce verdaderamente quién es Dios: ¡Aquel que nos adopta como hijos, cuando ni merecemos entrar en su casa como criados!

¡Hermanos, no somos dignos de ser llamados hijos de Dios! También nosotros tenemos que decir: "¡Padre, pequé contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros!". Pero ¿cómo reacciona Dios Padre también respecto a nosotros? ¡Cuando todavía estamos lejos nos ve, se conmueve, corre a nuestro encuentro, se echa a nuestro cuello, nos besa, nos pone el vestido mejor, nos pone el anillo en el dedo y las sandalias en los pies, y nos introduce en la fiesta!

Hermanos, ¡ése es el amor que Dios nos tiene! El que ha vivido este amor, vive ya en otra condición, tiene una forma completamente diversa de ver la vida: sabe que no merece absolutamente nada y lo ve todo como un don; si alguien le hace una ofensa, si alguien no le ama, como sabe que ha sido un traidor, le parece normal, es más, ¡está convencido de que merecería cosas mucho peores!».

Así una y otra vez, ni un aviso al malvado para que cambie de actitud. Eso sería un moralismo, según Kiko. Pero a la víctima se le reclama que se someta porque se merece cosas mucho peores. Con razón el CNC es para los últimos y los peores de todos.

«¡Dios nos colma de bienes y nos da constantemente su gracia! Es una bendición estar en el reino de Dios, donde ya no hay exigencias moralistas, sino el reposo constante y maravilloso en la voluntad del Padre. Los cristianos vivimos de maravilla en maravilla, de gracia en gracia, de regalo en regalo porque el yugo de Jesucristo es suave y su carga ligera.

¡El yugo del demonio, en cambio, es durísimo y pesadísimo! Se reconoce a los hijos del demonio porque viven siempre sufriendo, siempre cansados, siempre tristes. Dice un Padre del desierto que los hombres se dividen en dos: los que hacen la voluntad de Dios y los que hacen su propia voluntad; y a estos últimos, es decir, a los que hacen su propia voluntad, se les distingue de los primeros porque siempre están cansados, siempre fatigados, ¡porque el yugo del demonio es muy duro!».

Aquí hay otra falacia tremenda. Una mujer que viva sometida a un marido violento siempre está tensa, cansada, triste… Y entonces viene un ignorante que se las da de kikotista y suelta que lo que le pasa es que hace su voluntad no la de Dios y por eso sufre tanto. Mentira.

Se reconoce a los hijos del demonio porque dañan a los demás, pero Kiko carece de discernimiento para entenderlo.

«Hermanos, el yugo de Cristo es suave y ligero. Los cristianos seguimos las huellas de Cristo crucificado, porque el yugo de nuestro Señor es suave y ligero.

¿Cómo es posible, entonces, que algunos de vosotros penséis: "Esto no es verdad. He ido al Señor y en vez de descanso he encontrado reuniones hasta las dos, siempre con una comunidad horrible, etc. Me largo al mundo a hacer mi vida. Allí sí que se está bien"? ¡Algunos estáis cansados y pensáis así porque estáis con un pie en Cristo y con el otro en el mundo! ¡De ese modo ni estáis en Cristo ni en el mundo, y por eso no sois felices!».

Lo peor es estar con un pie -o dos- en la comunidad, eso sí que es malo para la salud, el bolsillo, la familia y, sobre todo, para el recto conocimiento de Dios.