«A
muchos de los que estáis aquí, os resulta muy difícil de entender, porque es
nuevo. ¿En qué consiste esto? En que haces este camino para abandonar tu propio
yo dentro del agua, porque dejas el hombre viejo en la tumba de Jesucristo; por
tanto lo que tenemos que hacer es iluminar el hombre viejo, descubrir este
hombre viejo. Porque este hombre viejo no es solamente este defecto que tienes
y que le molesta. El hombre viejo es algo mucho más profundo. Yo atisbo sólo la
mancha de aceite en la superficie del agua, que revela que debajo hay un
cadáver putrefacto. Es inútil que tú, cuando ves las manchas de aceite en el
agua, eches detergente y esperes que las manchas desaparezcan, porque después
de cinco días volverán a aparecer y así sucesivamente. Hay un muerto ahí abajo
y si no vamos a la raíz, si quitamos el muerto, todo es inútil.
Que nadie se llame a engaño, no
se trata de seguir a Cristo, que transformaba incluso a los peores en mejores,
sino de ir en sentido contrario.
«¿Qué significa esto de ser peor? Viviendo en
un régimen de pequeña comunidad, descubrimos nuestra realidad de fe, vamos a descubrir
la realidad de nuestra fe, nuestra estatura de fe. Y nos encontramos con
personas totalmente alienadas. ¿Qué hacemos entonces para que la gente pueda
descubrir su realidad? Colocarles en una situación en la que no pueden
conservar ninguna máscara. Dios se encarga de hacerlo en la vida de cada uno,
pero por lo general los hombres se escapan y le echan la culpa de sus males a
los otros.
Mira
un poco al mundo, a la gente normal que está a tu alrededor y escucharás que la
culpa de todos sus problemas la tienen los otros: si tienen niños, porque no tienen respeto; si tiene
esposa, porque ella es una egoísta, o el esposo porque es un orgulloso,
violento, porque todos los hombres son unos asnos, que tienen que trabajar y están
mal pagados, que la sociedad está llena de corruptos y malhechores... la culpa
de todo lo que les sucede es de los otros.
Aquí
se trata de que el hombre se deje juzgar por la cruz de Jesucristo. Se deje
juzgar verdaderamente y que, invocando el Nombre de Jesús, reciba una
naturaleza completamente nueva que viene del cielo. ¡Esto no se puede razonar!
Tú no has visto nunca a un hombre celeste que camina sobre la tierra. Es muy
difícil encontrarse con un cristiano en el mundo. Es posible que en España no haya más de cuatro cristianos.»
Supongo que a nadie pillará por
sorpresa que el certificado de cristianismo lo otorgue el narcisista Donki, que
se cree el brazo derecho del padre eterno.
«Estos cuatro que son cristianos no lo son porque vivan como héroes, haciendo sacrificios extraordinarios, etc. No, ¡por favor, no! ¡El cristianismo no es eso! El cristianismo no es para héroes ni para gente extraordinaria. El cristianismo es renacer completamente de Dios.
«Estos cuatro que son cristianos no lo son porque vivan como héroes, haciendo sacrificios extraordinarios, etc. No, ¡por favor, no! ¡El cristianismo no es eso! El cristianismo no es para héroes ni para gente extraordinaria. El cristianismo es renacer completamente de Dios.
Es
una nueva creación (como ha dicho el Papa cuando ha hablado del Bautismo) es un
renacer de Dios y esto, que es la verdad, ningún hombre puede razonarlo con sus
puños. Tú no puede corregirte, no puede poner remiendo a tu vida. No se trata
de remiendos, es una obra que no se puede realizar.
Tú dices: “Yo jamás podré ser así, porque yo
no soy Dios como lo es Jesucristo”. Bueno: este es el único a quien Dios ha resucitado,
el único que ha entrado en el paraíso, el único que entrará en el reino de Dios
y quien no sea así será condenado. Comienzas a aplicarte a ti mismo estas cosas
porque así te las han predicado. “¡Ah! Entonces, ¿estoy condenado?” Ciertamente.»
Como bien explicó el doctor
Lifton una de las aficiones favoritas de los grupos manipuladores y coercitivos
es dispensar a su bola la salvación y la condenación. Así que primero venden que todos están
condenados y luego ofrecen la salvación para los elegidos que pasen por el aro
que ellos manejan
«“¡Ah! ¡Entonces Dios es injusto!” ¡No! Porque
si tú quieres puedes recibir gratis este Espíritu. Gratuitamente, sin ningún
esfuerzo. “Entonces, ¿qué debo hacer?” Dejarte juzgar realmente por esta cruz; dejarte condenar por la cruz de
Jesucristo.»
En el cristianismo la cruz de
Cristo es fuente de salvación, pero el kikismo es otra cosa que nada bueno
aporta.
«¿Sabéis que la gente no se deja condenar?
Hay uno, por ejemplo, que entra a la comunidad, se entusiasma con la palabra,
las preparaciones… ¡Todo estupendo! Le decimos que es un pecador, que no puede
amar a otro… todo va muy bien en teoría. Entonces sucede en la comunidad que
llega uno y le insulta, que murmura de él un poco y… “¡A mí no me insulta
nadie!” ¿Pero no estábamos de acuerdo en que tú eres un pecador? Yo no me
explico la alienación que existe aquí.»
Lo
que yo no me explico es tanta “chorrez”. Precisamente por ser pecador es normal
que reaccione así, ¿o acaso es propio de los santos rebelarse ante el insulto y
es desconcertante si lo hace un pecador?
«Ni él mismo se soporta. Se comete un
error y no vuelve más. “¿Acaso no hemos venido aquí para ser mejores? ¿Qué
clase de amor es este? ¡En esta comunidad no se da el amor ni se da la fe!”
Siempre hay un sentimental que empieza
a decir: “Aquí no se da el amor”. Por caridad, hermanos, a ver si entendemos un
poco qué es el camino neocatecumenal.
Nadie está diciendo que en la
comunidad se tiene que dar el amor. Sucederá todo lo contrario. Aquí se está
intentando denunciar a la persona. Denunciarla significa denunciar su realidad
de hombre pecador. Tú eres un pecador, entonces ¿por qué te escandalizas si te
enojas con otro?»
Nuevo
ejemplo de mentira falaz: en el ejemplo anterior, el escándalo no era
consecuencia del enojo con otro, sino de los dicho ofensivos de ese otro. Pero
es una máxima del kikismo poner a la víctima (en este caso la parte ofendida en
los chismes) como causante del mal. Así que se va a enterar:
«¿Por qué no te aceptas pecador?
Porque con la cabeza dices que aceptas tu realidad de pecador, pero en el fondo
no te aceptas siendo pecador. Porque habéis venido aquí para que os cambien,
para que os pongan un remiendo. Habéis venido aquí para ser mejores. Porque a
todos nos apetece ser mejores para dominar así a los demás. Pero este camino es
lo contrario a la manera de caminar de los demás.
Durante todo este tiempo de
catecumenado, Dios permite en la comunidad problemas, conflictos, males, que
denuncian y ponen a hombre ante su realidad, de modo que, si la gente se tenía
por muy cristiana, después de dos años de camino han constatado que no soportan
ni poco ni nada y son un poco más conscientes de sus límites.»
Una
falacia más del kikismo: transmitir la falsa idea de que hay que ser perfecto
para merecer el nombre de cristiano.
«Cuando han visto que el resentimiento
interno es más fuerte que ellos y que han estado dos meses sin ir a la
comunidad porque el responsable les reprendió.
Hermanos, lo que os estamos diciendo
es que una cosa es llamarse cristiano y otra serlo realmente. Nosotros
comenzamos desde cero y no presuponemos la fe en nadie.»
Lo
que presuponen y lo que imponen es que se reconozca carencia absoluta de fe.
«Por esto comenzamos a vivir, durante
el precatecumenado, con la palabra de Dios al centro, esperando que dentro de
cinco meses en esta comunidad de treinta hermanos haya una señora, neurótica
perdida a consecuencia de no sé qué problemas, que comience a hacerle la vida
imposible a todos porque apenas sale de la celebración coge el teléfono y se
pasa la vida murmurando… Y otro señor que apenas termina la palabra se pone a
hablar… ¡el mismo eco insoportable de siempre!... y el otro pesado que siempre
hace peticiones y que se pasa media hora. Cada uno comienza a ser como es
verdaderamente y entonces comenzamos a descubrir cuanto nos vemos bien y cuanto
no nos conocemos… Pero cuando comenzamos a conoceros… ¡Todos somos espantosos!»
Como
puede observarse, puro amor al otro, lo que se desprende de la descripción que
hace el menda de lo que es una comunidad. Lo que no se entiende es que siendo
el ser humano sociable por naturaleza y viviendo en sociedad desde su
nacimiento, no descubra “su horrenda realidad” hasta que no se mete en un
tugurio, digo, en una comunidad.