domingo, 30 de julio de 2017

Paso del shemá (XXIX)



«A muchos de los que estáis aquí, os resulta muy difícil de entender, porque es nuevo. ¿En qué consiste esto? En que haces este camino para abandonar tu propio yo dentro del agua, porque dejas el hombre viejo en la tumba de Jesucristo; por tanto lo que tenemos que hacer es iluminar el hombre viejo, descubrir este hombre viejo. Porque este hombre viejo no es solamente este defecto que tienes y que le molesta. El hombre viejo es algo mucho más profundo. Yo atisbo sólo la mancha de aceite en la superficie del agua, que revela que debajo hay un cadáver putrefacto. Es inútil que tú, cuando ves las manchas de aceite en el agua, eches detergente y esperes que las manchas desaparezcan, porque después de cinco días volverán a aparecer y así sucesivamente. Hay un muerto ahí abajo y si no vamos a la raíz, si quitamos el muerto, todo es inútil.
El camino neocatecumenal, por lo tanto, no es para ser mejores, sino para ser peores
Que nadie se llame a engaño, no se trata de seguir a Cristo, que transformaba incluso a los peores en mejores, sino de ir en sentido contrario.
 «¿Qué significa esto de ser peor? Viviendo en un régimen de pequeña comunidad, descubrimos nuestra realidad de fe, vamos a descubrir la realidad de nuestra fe, nuestra estatura de fe. Y nos encontramos con personas totalmente alienadas. ¿Qué hacemos entonces para que la gente pueda descubrir su realidad? Colocarles en una situación en la que no pueden conservar ninguna máscara. Dios se encarga de hacerlo en la vida de cada uno, pero por lo general los hombres se escapan y le echan la culpa de sus males a los otros.
Mira un poco al mundo, a la gente normal que está a tu alrededor y escucharás que la culpa de todos sus problemas la tienen los otros: si  tienen niños, porque no tienen respeto; si tiene esposa, porque ella es una egoísta, o el esposo porque es un orgulloso, violento, porque todos los hombres son unos asnos, que tienen que trabajar y están mal pagados, que la sociedad está llena de corruptos y malhechores... la culpa de todo lo que les sucede es de los otros.
Aquí se trata de que el hombre se deje juzgar por la cruz de Jesucristo. Se deje juzgar verdaderamente y que, invocando el Nombre de Jesús, reciba una naturaleza completamente nueva que viene del cielo. ¡Esto no se puede razonar! Tú no has visto nunca a un hombre celeste que camina sobre la tierra. Es muy difícil encontrarse con un cristiano en el mundo. Es posible que en España no haya más de cuatro cristianos
Supongo que a nadie pillará por sorpresa que el certificado de cristianismo lo otorgue el narcisista Donki, que se cree el brazo derecho del padre eterno.

«Estos cuatro que son cristianos no lo son porque vivan como héroes, haciendo sacrificios extraordinarios, etc. No, ¡por favor, no! ¡El cristianismo no es eso! El cristianismo no es para héroes ni para gente extraordinaria. El cristianismo es renacer completamente de Dios.
Es una nueva creación (como ha dicho el Papa cuando ha hablado del Bautismo) es un renacer de Dios y esto, que es la verdad, ningún hombre puede razonarlo con sus puños. Tú no puede corregirte, no puede poner remiendo a tu vida. No se trata de remiendos, es una obra que no se puede realizar.
 Tú dices: “Yo jamás podré ser así, porque yo no soy Dios como lo es Jesucristo”. Bueno: este es el único a quien Dios ha resucitado, el único que ha entrado en el paraíso, el único que entrará en el reino de Dios y quien no sea así será condenado. Comienzas a aplicarte a ti mismo estas cosas porque así te las han predicado. “¡Ah! Entonces, ¿estoy condenado?” Ciertamente.»
Como bien explicó el doctor Lifton una de las aficiones favoritas de los grupos manipuladores y coercitivos es dispensar a su bola la salvación y la condenación.  Así que primero venden que todos están condenados y luego ofrecen la salvación para los elegidos que pasen por el aro que ellos manejan
 «“¡Ah! ¡Entonces Dios es injusto!” ¡No! Porque si tú quieres puedes recibir gratis este Espíritu. Gratuitamente, sin ningún esfuerzo. “Entonces, ¿qué debo hacer?” Dejarte juzgar realmente por esta cruz; dejarte condenar por la cruz de Jesucristo
En el cristianismo la cruz de Cristo es fuente de salvación, pero el kikismo es otra cosa que nada bueno aporta.
«¿Sabéis que la gente no se deja condenar? Hay uno, por ejemplo, que entra a la comunidad, se entusiasma con la palabra, las preparaciones… ¡Todo estupendo! Le decimos que es un pecador, que no puede amar a otro… todo va muy bien en teoría. Entonces sucede en la comunidad que llega uno y le insulta, que murmura de él un poco y… “¡A mí no me insulta nadie!” ¿Pero no estábamos de acuerdo en que tú eres un pecador? Yo no me explico la alienación que existe aquí.»
Lo que yo no me explico es tanta “chorrez”. Precisamente por ser pecador es normal que reaccione así, ¿o acaso es propio de los santos rebelarse ante el insulto y es desconcertante si lo hace un pecador?
«Ni él mismo se soporta. Se comete un error y no vuelve más. “¿Acaso no hemos venido aquí para ser mejores? ¿Qué clase de amor es este? ¡En esta comunidad no se da el amor ni se da la fe!”
Siempre hay un sentimental que empieza a decir: “Aquí no se da el amor”. Por caridad, hermanos, a ver si entendemos un poco qué es el camino neocatecumenal.
Nadie está diciendo que en la comunidad se tiene que dar el amor. Sucederá todo lo contrario. Aquí se está intentando denunciar a la persona. Denunciarla significa denunciar su realidad de hombre pecador. Tú eres un pecador, entonces ¿por qué te escandalizas si te enojas con otro?»
Nuevo ejemplo de mentira falaz: en el ejemplo anterior, el escándalo no era consecuencia del enojo con otro, sino de los dicho ofensivos de ese otro. Pero es una máxima del kikismo poner a la víctima (en este caso la parte ofendida en los chismes) como causante del mal. Así que se va a enterar:
«¿Por qué no te aceptas pecador? Porque con la cabeza dices que aceptas tu realidad de pecador, pero en el fondo no te aceptas siendo pecador. Porque habéis venido aquí para que os cambien, para que os pongan un remiendo. Habéis venido aquí para ser mejores. Porque a todos nos apetece ser mejores para dominar así a los demás. Pero este camino es lo contrario a la manera de caminar de los demás.
Durante todo este tiempo de catecumenado, Dios permite en la comunidad problemas, conflictos, males, que denuncian y ponen a hombre ante su realidad, de modo que, si la gente se tenía por muy cristiana, después de dos años de camino han constatado que no soportan ni poco ni nada y son un poco más conscientes de sus límites.»
Una falacia más del kikismo: transmitir la falsa idea de que hay que ser perfecto para merecer el nombre de cristiano.
«Cuando han visto que el resentimiento interno es más fuerte que ellos y que han estado dos meses sin ir a la comunidad porque el responsable les reprendió.
Hermanos, lo que os estamos diciendo es que una cosa es llamarse cristiano y otra serlo realmente. Nosotros comenzamos desde cero y no presuponemos la fe en nadie.»
Lo que presuponen y lo que imponen es que se reconozca carencia absoluta de fe.
«Por esto comenzamos a vivir, durante el precatecumenado, con la palabra de Dios al centro, esperando que dentro de cinco meses en esta comunidad de treinta hermanos haya una señora, neurótica perdida a consecuencia de no sé qué problemas, que comience a hacerle la vida imposible a todos porque apenas sale de la celebración coge el teléfono y se pasa la vida murmurando… Y otro señor que apenas termina la palabra se pone a hablar… ¡el mismo eco insoportable de siempre!... y el otro pesado que siempre hace peticiones y que se pasa media hora. Cada uno comienza a ser como es verdaderamente y entonces comenzamos a descubrir cuanto nos vemos bien y cuanto no nos conocemos… Pero cuando comenzamos a conoceros… ¡Todos somos espantosos!»
Como puede observarse, puro amor al otro, lo que se desprende de la descripción que hace el menda de lo que es una comunidad. Lo que no se entiende es que siendo el ser humano sociable por naturaleza y viviendo en sociedad desde su nacimiento, no descubra “su horrenda realidad” hasta que no se mete en un tugurio, digo, en una comunidad.
 

viernes, 28 de julio de 2017

Falacia del templo inhóspito




Cuando un neocatecúmeno carece de argumentos para rebatir que lo que se hace en el CNC no es conforme a las instrucciones de la Santa Madre Iglesia jerárquica, como dijo el Papa Francisco, no es inusual de que recurra al socorrido sofisma de que el fin justifica los medios, que en mantra neocatecúmeno suena como sigue:


La autora de la redacción del mantra es una kikotista que tras treinta años de deambular por el desierto de Kikónides todavía no ha llegado a la meta, no se ha hecho adulta, no ha adquirido discernimiento ni sabiduría y, por tanto, en sus propias palabras, aún se está preparando para ser útil a la Iglesia («espero ser de ayuda a la Iglesia cuándo Dios me tenga preparada» 

En otras palabras, que adolecer de preparación para colaborar en la Iglesia no es óbice para ser kikotista, puesto que la de kikotista es ocupación que en nada ayuda a la Iglesia y para la que no se requiere –antes al contrario- ser cristiano.

Y una vez presentada la autora, tan feliz de no haber alcanzado el Reino en treinta años, voy a partir su comentario.

Altar mayor del "inhóspito" Ssn Luis de los Franceses de Sevilla
No hay que olvidar que el fondo del asunto es que el Camino, tan perdido que en treinta años no sirve para llevar a una kikotista a la Iglesia, no es un instrumento válido de evangelización, y no lo es, entre otras cosas, porque ni respeta su aprobadísimo estatuto ni obedece las instrucciones que recibe de la Iglesia. No hay kiko que pueda rebatir, sin mentir, la veracidad de estos hechos concretos. Por tanto, la kikotista, tal inútil para colaborar en la Iglesia pero con los mantras kikiles bien aprendidos, recurre en primer lugar al argumento de autoridad: Ha sido Dios quien ha inspirado todo esto.

Porque cuando interesa fue la publicista de ropa deportiva de categoría superior la artífice de todo, cuando conviene fue la Virgen y cuando toca se apunta al mismo Dios.
 
Pues no. No cuela. 

Dios  es fiel y no se contradice a sí mismo. En palabras de San Pablo: «Pero si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciara otro evangelio contrario al que os hemos anunciado, sea anatema». 

Dios no ha inspirado algo que desobedece a su Iglesia, Dios no está en unos kikotretos que se burlan de la Iglesia. Dios no inspira la ocultación, el arcano, las puertas cerradas, la simulación… No vienen de Dios semejantes hechos concretos.
No vienen de Dios declaraciones del tipo:

"Aterrador" interior de Santa Teresa y Santa Isabel de Madrid
«Los enemigos han hecho lo posible para que el Camino tiene que acabar en la parroquia, y eso de celebrar la Misa por su cuenta se acabó» (publicidad del año 2006)

«Vivimos nuestra fe sin ninguna transcendencia. Y la gente que viene a las misas piensa lo mismo y tienen terror a la vejez y a la enfermedad… unos burgueses. Y está vacío de contenido el cristianismo» (publicidad del año 2008)

«Esta antropología profundamente cristiana ¿la tienen hoy los laicos de las parroquias? ¿la tienen los curas? ¿la tienen muchas veces los obispos? Tienen otra idea, piensan que la gente es buenísima, que estamos equivocados, que lo que hace falta es mostrar el lado amable de la Iglesia, que hay que ser misericordiosos» (publicidad del 2012)

«Tenemos el problema de que en muchas parroquias a las que vienen curas nuevos, que han sido educados muy clericalmente, no soportan que en la parroquia haya un grupo que él no lo dirija, sino que lo lleve gente de fuera. (…) ¡Salgamos de las parroquias, de nuestras instalaciones! Se acabó la instalación parroquial ¡eso se ha acabado! ¡esas parroquias no valen! La gente ha abandonado las iglesias, las están cerrando (…) ¿Qué es la Iglesia? ¿Para qué sirve una parroquia? ¿Qué es? ¿Un templo? ¿Para qué sirve?» (publicidad del 2013)

Aquí un templo modesto, de pueblo en el interior de Almería
«El párroco dice: «¡No, no! ¡Tenéis que venir conmigo a la parroquia que empieza a las 10 y luego acabamos a las 12!». «Pues no, señor, no vamos a la parroquia, lo lamentamos mucho. Y si quiere mañana nos vamos, no necesitamos su parroquia» (publicidad del 2017)

Y los innumerables comentarios hirientes sobre los beatos de misa de 12 y sobre los curas, unos pobrecillos que pasan el rato entre bautizos y funerales como los oficinistas lo pasa entre la máquina de café y la fotocopiadora, sin que su fe interese a nadie…

No, algo así no viene de Dios.

Las atroces "cuatro viejas" de un templo en el moderno barrio de Las Tablas de Madrid
Pero aún no han terminado los mantras. El siguiente es el que da título a esta entrada y consiste en pretender vender que a ver quien es el guapo capaz de “vivir su fe” en el ambiente de un templo. Porque debe ser que tanto crucificar la razón lleva a los neocatecúmenos al olvidar que los amadísimos judíos (porque el neocatecúmeno está llamado a odiar a su padre, a su madre, a sus hijos a toda su familia, a cualquiera, menos a los judíos) “vivían su fe” en el templo, tal vez porque nadie les había kikotizado y no sabían que no se puede “vivir la fe” en semejante lugar propicio al recogimiento y la oración.

El caso es que los neocatecúmenos, que se creen que recuperan las tradiciones de los primeros cristianos, tampoco deben saber que los primeros cristianos seguían esas mismas costumbres y al principio se juntaban en esos mismos templos. Luego empezaron a hacer prosélitos entre los gentiles y hubo que buscar otros lugares para las reuniones porque los amadísimos judíos no aceptaban a gentes no circuncidadas. 

Estremecedor interior de San Ildefonso de Toledo
Así que lo de dejar el templo no fue porque lo considerasen un sitio inadecuado para predicar ni para reunirse ni para rezar ni para buscar a Dios. No así los neocatecúmenos a quienes se les kikotiza con el mantra de que en el templo de todos no pueden sentirse bien porque es un lugar frío e inhóspito “lleno de gente desconocida”; que debe ser que a los kikos les dan miedo los desconocidos porque son incapaces de ver a Cristo en el prójimo.

El caso es que los kikotistas insisten mucho en que en un ambiente así, en el que las “cuatro viejas” que quedan llenan el templo entero y les rodearían por todos lados provocándoles sudores fríos de genuino miedo al otro, que es Cristo, no se puede entrar en comunión con Dios. Imposible de todo punto. Por eso, para que se dé la comunión al catecúmeno le es necesario apartarse de la Iglesia de todos y esconderse en su gueto comunitario, de tal forma que esa comunión que dice buscar brille por su ausencia.

Pero no todo está perdido, traigo una gran noticia a los catecúmenos, no tan grande como la muerte de Carmen, pero por el estilo: traigo el remedio para que dejen de asustarse de toda esa gente desconocida que está en la Iglesia, todos esos hermanos suyos a los que desprecian cada vez que les consideran “cuatro viejas”. 

El remedio es sencillo: que cada quien se integre en su parroquia, que se presente al párroco y se ofrezca para colaborar en la parroquia; y verá que pronto se familiariza con todos los parroquianos, que además de no ser cuatro ni necesariamente “viejas”, son Cristo. Porque si no conocen a los demás parroquianos de su parroquia es porque no quieren, porque integrarse en la comunidad parroquial es de lo más sencillo, ya que la Iglesia, a diferencia de algunos grupos, acoje a todo el que se acerca a ella.
 

miércoles, 26 de julio de 2017

El Camino y su carencia de originalidad




Los edificios necesitan mantenimiento. Hay que hacerles revisiones periódicas y reparaciones. Y cuando se trata de templos católicos lo normal es que sea el párroco quien disponga lo que hay que hacer… aunque hay excepciones.

Hay edificios protegidos que no se pueden tocar sin el visto bueno de las autoridades. Y luego hay otros que son normalitos, simplemente diseñados y equipados para la función que se lleva a cabo en ellos.

No todos los templos pueden ser San Luis de los Franceses (Sevilla), Notre Dame (París) o la Sagrada Familia (Barcelona), pero tampoco tienen por qué ser horteradas adecuadas sólo para una barraca de Palomeras. Sin embargo, eso es precisamente lo que se puede esperar que se obtenga con el dinero de todos los parroquianos cuando el párroco es neocatecumenal o cuando mandan más los jefazos neocatecumenales que el propio párroco.

Ha sucedido en otras ocasiones, también ha sucedido más veces en Perú, donde parecen muy aficionados a las horteradas. En esta ocasión las fotografías son de la parroquia de San Francisco de Paula en Lima, que era una parroquia con un estilo propio, definido, hasta que pasó por una remodelación kikil. Ahora es otra horterada más, como tantas otras, todas similares y carentes de gracia.

¡Qué pena de templo!



Zzzzzzzz....