¿QUIÉN
SOY YO?
"En
la catequesis precedente hemos
querido desmontar algunos esquemas de Dios que todos tenemos, dialogando
con la gente. Dijimos que la fe no consiste en una serie de ideas abstractas o
en adherirse a la verdad o en creer que existe un Dios que lo ha creado todo,
sino que la fe es un encuentro personal con Dios, con Jesucristo, porque
Jesucristo es el autor de la fe en los hombres y es quien nos conduce al Padre.
La plenitud de la fe se da en Jesucristo.
Entrando en éxtasis, como un religioso natural cualquiera |
Y
hemos querido presentar por medio de la Historia de la Salvación -concretamente
con Abraham, con un hebreo salido de Egipto y con S. Pablo- como la
manifestación de Dios para estas personas, no es en absoluto el creer en
ciertas verdades, sino el sentir la acción de Dios en su propia vida. Para
ellos, la fe fue un encuentro concreto que les condujo a un cambio de vida: a
pasar de una situación de esclavitud a una situación de libertad, de ser
hombres frustrados y fracasados, de algún modo sin sentido, a ver que Dios
cumple sus promesas.
Dios
es el que toma la iniciativa y llama al hombre, quien hace una alianza con el
hombre, quien promete una serie de cosas y las lleva a cumplimiento.
Queríamos
sobre todo, con la catequesis anterior, que la gente pensase de nuevo un poco
en los conceptos que tiene de Dios, el tipo de fe que posee. Porque, si alguien
descubre que tiene una fe muy insuficiente e inmadura, puede venir a buscarla
en este camino con alegría y esperanza. Para que si alguien tiene una fe de
religiosidad natural, que se sirve de Dios, un poco egoísta, en función de sus
propios deseos, pueda descubrirlo realmente. Quizás a través de la experiencia
de otros pueda llegar a esta conclusión y desmontar un poco sus falsos
conceptos de Dios. Con la catequesis precedente no se pretende más: sólo que la
gente piense un poco en los diálogos y se ponga ante el Dios que posee".
Es Pako quien trata a Dios como a
un muñequito que ‘se posee’; pero dice que son los religiosos naturales, es
decir, todos los que no están en el CNC, los que tal cosa hacen.
"En
esta otra catequesis damos un paso hacia adelante. Este Dios, ¿qué sentido da a tu vida? ¿te sirve para
vivir? Veamos.
Interrogante vital: ¿por qué no se vende el libro? |
Tal
vez descubramos que vivimos sin interrogarnos sobre el sentido de la vida. Y
cuando la vida se vuelve insoportable para nosotros, tratamos de alienarnos un
poco, para escapar de esta situación de sufrimiento. Así que nos apoyamos en
los ídolos del mundo y tal vez, cuando estos vienen a menos, nos volvemos a la
religión a buscar consuelo y esperanza para nuestros fracasos de tipo humano.
Y
cuando la religión nos pide mucho, se nos agota la paciencia y nos sentimos
impotentes y decimos "yo no soy un santo", "no soy Cristo".
No se me pasa por la cabeza la idea de tener que hacer actos heroicos o ser
capaz de dar dinero a los pobres. Por eso la religión la dejamos un poco de
lado.
En
el fondo seguimos en la misma línea, en poner al hombre frente a la fe que
tiene. Esto es muy difícil.
Hemos
visto, en la catequesis anterior, que Dios existe, que está cerca, que es Él
quien se deja encontrar...
Carmen:
(…)
Esta es la fe: que Dios se deja conocer por su pueblo. El pueblo ha percibido
que realmente el Mar Rojo lo ha abierto Dios.
Muchos
vieron a Jesús, pero no todos lo reconocieron. Los Apóstoles fueron iluminados para
saber que Jesús era Dios, que era el Señor.
A Dios por aquí |
La revelación de Dios es una obra de
Dios, que va mucho más allá de la filosofía o de los caminos humanos para
descubrir a Dios".
Este enunciado es uno
de los basamentos de la doctrina kikiana: el conocimiento de Dios que atesora
la Iglesia es, para el triunvirato, filosofía y razonamiento humano,
imperfecto, poluto, insuficiente e incluso desnortado. Verdadero conocimiento
de Dios sólo tienen aquellos a quienes Dios decide revelarse… Y quienes son
tales privilegiadas personas es algo que dispone el mentado triunvirato, a ver
si alguien se piensa que los demás pueden opinar sobre quien ha sido tocado por
la gracia de Dios, que es un karisma que, como todos debiéramos de saber, sólo
tienen en el CNC.
"Hay
mucha gente, incluyendo
los que te escuchan, que no
tiene esta revelación de Dios, porque Dios no les ha elegido. Por esto
la Iglesia, como el pueblo de Israel, es un momento dentro de la historia.
Porque no son los mejores, pero son elegidos para una misión en la historia.
Así se verá que mucha gente que viene a las catequesis, incluso si son sacerdotes o monjas, no tienen
experiencia real de Dios”.
Según Carmen lo normal
es gente sin experiencia real de Dios a quienes la Iglesia considera aptos para
consagrarse. Patético. Tal vez se deba a que a ella no la admitieron y aún no
lo ha aceptado.
“La
Biblia no hace demostraciones de la existencia de Dios, ni tratados sobre lo
que Dios es, pero se basa en que Dios está presente y activo en toda la
historia de la salvación.
Por
esto Israel es un testimonio; no demuestra que Dios existe, pero lo confiesa
existente. Esto es muy fuerte.
Ni mejor ni en el centro de la foto |
Las personas que elige Dios,
experimentan una gratuidad total, nunca
se sienten mejor que nadie,
por el contrario, confiesan el don del poder de Dios”.
Entonces, se conoce
que no ha escogido a ningún kikito.
“Hay
que mostrar a la gente que los dioses que tienen, aunque fueran verdad, no son
fruto de una experiencia cristiana, como para hacerles testigos de Jesucristo
en el mundo. Por ello, se les invita a iniciar un camino hacia el cristianismo;
ya que el hecho de estar ahí para escuchar ya es un signo de la elección de
Dios para entrar en este camino.
Kiko:
Esto
es importante, pero es muy difícil. Esto, por ejemplo, es mi dificultad actual
en la parroquia del Santísimo Sacramento. No imagináis la seguridad con la que
habla mucha gente, consecuencia del catolicismo español, donde nadie duda de
ser cristiano. Entonces entiendes cómo en nombre de Jesucristo, podemos llegar
a matar”.
¡Qué bonito lo que
dice de quienes no le siguen el rollito! Cómo los pone de renegados para arriba
sin el menor escrúpulo.
“Lo
habréis visto en vuestra comunidad. Siempre hay gente que no quiere bajarse del
caballo, pero el Señor se encarga en el precatecumenado de hacer que vean
realmente el pecado en sus manos, cuando no aceptan a alguien, envidiando a
otros, etc. Entonces empiezan a darse cuenta de que tal vez todo el
cristianismo que ellos creían que tenían no sirve de nada si no es una realidad
vivida.
Pactando con gente cuya fe no sirve de nada |
En
el fondo lo que pretende
esta catequesis es mostrar a la gente que su
cristianismo no sirve para nada en la vida e invitarles a ver su
verdadera realidad. La realidad es que cada hombre es un ser destinado a la
muerte. Esta catequesis es una invitación a la gente a tomar conciencia de su
debilidad, de su realidad de hoy, porque esta catequesis prepara el anuncio de
Jesucristo.
Estas
catequesis que hacemos antes de anunciar el Kerygma son San Juan Bautista. San
Juan Bautista llama a las personas a la sinceridad, a la honestidad, a la verdad.
No tiene ningún moralismo, los pone frente a su realidad. Esto es lo que
queremos hacer: llamar al hombre a conversión, a preguntarse por su propia
realidad, a salir de su propia alienación y a tomar contacto con su propia
realidad, a mirarse sin asco, sin miedo, porque venimos a traer buenas
noticias.
Propiamente
porque viene Jesús podemos invitarles a mirar su realidad y, para esto, les
ayudamos un poco, con esta catequesis.
(…)
Continúo después diciendo que, sin duda, todos los hombres habidos sobre la
tierra han intentado de alguna manera a explicar quiénes eran, quiénes somos
nosotros, de dónde venimos y adónde vamos, quien nos ha creado y por qué
estamos en la tierra.
Kiko da su bendición mágica |
(…)
Todas las filosofías y todas las religiones han surgido como respuesta a este
interrogante: ¿Quién soy yo? Todos somos hombres a quienes nadie ha pedido
permiso para existir. En un momento dado de la historia venimos a esta tierra,
estamos presentes. No somos una planta o un perro, somos hombres y cada uno
diferente al otro. Estamos presentes en un momento dado de la historia, en el
que la técnica está muy avanzada, y nos encontramos en una tierra quizás más
cómoda que la de nuestros antepasados. Hay grandes progresos técnicos (...) y ya se pueden refutar una serie de religiones que explicaban de un
modo mágico los fenómenos naturales, tratando de exorcizarlos, porque hemos
descubierto muchas cosas, que son fenómenos explicables y no hay necesidad de
ningún Dios detrás de ellos.
Pero
aún queda sin responder la pregunta fundamental: ¿Quiénes somos? ¿Quién nos ha
creado? ¿Qué es la vida? El progreso no da respuesta a esto. Cuanto más sabe el
hombre, más desconcertados queda y se pregunta: ¿Quién soy yo?
(…)
¿Cuál es la pregunta que presenta la vida? Que la vida que tenemos ansía la
plenitud y el hombre trata de encontrar esa plenitud; La pregunta que se
presenta es la finitud, la limitación, el no poder realizarse, el no ser capaz
de alcanzar la plenitud en esta vida. Cuando un chico se enamora de una chica o
viceversa, cuando un hombre trabaja, pinta, estudia, conquista una montaña o
hace la guerra o escribe un libro, en el fondo trata de dar una respuesta a
esta pregunta que tiene en su interior: la insatisfacción. Este es el
interrogante más serio que la vida presenta. Porque la limitación del hombre es
lo que provoca su insatisfacción, la frustración. Y el hombre no quiere vivir
frustrado, porque la frustración es dejar de ser. El hombre siente una
llamada a ser, a vivir.
El kikotista sabe la respuesta a ¿Quién soy yo? y la sopla al obispo |
Yo
siempre doy este ejemplo: si subimos a un autobús y, grabadora en mano, hacemos
una encuesta (como en la televisión). Y preguntamos: ¿A dónde va?
(…)
Todos saben a dónde van y de dónde vienen. Pero preguntamos de nuevo al mismo
señor de antes: ¿usted por qué vive? Diría: ¡Qué pregunta! Es difícil de
responder. Vivo para trabajar, para mantener a los niños. ¿Tiene hijos? Sí,
tengo tres: el mayor tiene 23 años y trabaja, el segundo está estudiando en la
universidad y la chica trabaja. Este señor nos contaría toda su vida para
escapar de la pregunta. Bueno señor, vive para trabajar; pero, si le tocase la
lotería ¿seguiría trabajando? ¡Ah, no! Entonces no vive para trabajar; vive
para hacer dinero. ¡Ah, por supuesto! El dinero es muy necesario...”
Ahora había que
hacerles esa pregunta a Abraham, al judío que salió de Egipto y a S. Pablo,
¿no? Para ver qué contestarían ellos…
“Nuestra
sorpresa sería que tal vez nadie sabe por qué vive. Si le preguntas a alguien a
dónde va el autobús, y por qué ha cogido el autobús, por supuesto que
respondería (…) Si un hombre hace algo en la vida sin saber por qué, es porque
está loco como un sombrerero. Incluso los que van en el autobús sólo para dar
un paseo tiene una razón. Y todos vosotros, si habéis venido aquí, es por una
razón".