Tostón de Cuaresma 2021 (II)

 

Tras la experiencia del párroco de La Paloma y la nota de Antonio sobre todas las rubias del ferry…, digo, sobre tooooda la gente que está ansiosa por hacer las kikotesis en La Paloma y solo en La Paloma, el loro de repetición comunica que lo siguiente en la orden de la reunión es “una palabra” para que el señor se haga presente y les dé a todos fuerza y el ES [de contrabando], porque S. Pablo dice que han recibido un espíritu no para recaer en el temor sino para testimoniar que somos hijos de Dios. Lo que, según el loro de repetición, significa que frente al mundo que tiene miedo, ellos piden fuerza para continuar la misión “de evangelización” en medio de la pandemia.

Y acaba con ¿una alusión a la bibliomancia?, pues hace saber que los que ya son mayores saben que la palabra que se proclama tiene poder en nuestra vida.

Así se llega a la Oración del presidente, el canto de “Oh, señor, envía tu espíritu”, que suena tan mal que parece un canto fúnebre, y la lectura, digo, proclamación de la palabra, que fueron los capítulos 12 y 13 de la carta a los Romanos.

Tras lo cual, el loro repetidor vuelve al atril para decir que a continuación lo que toca es cantar el Shemá, como se hace siempre en este tipo de tostones de esta época del año.

Pero antes quiere repetir un par de cosas sobre las que Kiko insiste mucho a las comunidades más antiguas. La primera es: amaos los unos a los otros. Uno será tomado y otro, dejado, dice, y en vuestra comunidad lo estáis viendo: uno muere de coronavirus y tú tienes vida, estás aquí, estás escuchando y te dicen "amaos los unos a los otros". Has sido creado para amar, pero para que puedas amar te ha dado una comunidad, porque solo en la comunidad cristiana se ve el amor, dice, que se hace manifiesto entre los hermanos. Total, que el señor a ti te da una comunidad para que puedas amar a los hermanos. Así que aprovecha este tiempo y sé agradecido al señor que te da vida para poder amar. Y una cosa: En el cielo te vas a encontrar con los hermanos y continuará la comunidad, dice. Debe ser que el loro no concibe una existencia sin vivir de la comunidad.

Y entonces suelta una burrada que demuestra que no se ha enterado de que los ritos funerarios son milenarios, de varios milenios antes de Cristo, y es que dice que en la antigüedad morían y los tiraban a la basura, porque no servían de nada, eran despojos. Y dice que esta pandemia te hace ver esta realidad (¿Lo dirá por los neohermanos muertos?).

A continuación se canta el shemá. Para lo que el kikotista cantor [y desafinante] ordena que todos se pongan en pie. Pero para comulgar el cuerpo de Cristo bien sentaditos se quedan.

Tras el canturreo, por si alguno no lo sabe, el kikotista cuenta que el tiempo de Cuaresma es tiempo de preparación a la Pascua, para que no les coja desprevenidos, atontados, con el corazón embotado y puedan dejar al hombre viejo en la vigilia pascual.

También dice que le gustó una cosa de la experiencia del presbi Gabriel: qué dulce el amor entre los hermanos que te hace pasar de vivir todo para ti a pasar al otro, poder amar, pasar de la muerte a la vida porque puedes amar a los hermanos. El tiempo de preparación te hace ver el amor que Dios quiere dar a los hermanos, para que puedas perdonar al otro, al que te ha hecho una ofensa injustificada. El mundo necesita cristianos para que la gente de esta generación vea el amor. ¿Dónde lo ve entre tanta muerte y tanto aborto, divorcio y pelea continua? (porque en Kikónides se afirma sin rubor que todos se divorcian, todos abortan y todos se suicidan varias veces al año). Resulta que lo tiene que ver en tu comunidad [Pues estamos listos].

Por eso, dice, Dios os ha elegido. Él os ha elegido para que deis fruto y el fruto es este amor que permanece y pasa de ti a tus hijos y tus nietos, permanece, se queda el amor entre los hermanos. Muchas cosas de la Iglesia desaparecen [como un catecumenium que se hunde], pero esto, no.

Cómo no estar agradecido al señor que te ha elegido a ti para esta misión enorme, impresionante. El amor es más fuerte que la muerte. En este tiempo que todos tienen miedo, dice, ellos tienen una garantía: que el amor no termina. El señor te llama a vivir en Cristo, con Cristo, para Cristo.

Si no se da en ti, pídeselo esta noche, que estás aquí para agarrar este espíritu: pide “dame la capacidad de amar a mis hermanos. Dame la humildad”.

Lo otro que Kiko resalta: la humildad. No hay nada sin humildad. Tienes que ver que eres el último y el peor de todos. Poder perdonar a tu mujer, a tus hijos, que tus hijos puedan ver tu humildad, qué mejor herencia a tus hijos, que te pongas al servicio de la comunidad. [Porque eso es lo que buscan en el CNC cuando hablan de humildad: que asumas que vives para la comunidad y solo para ella].

Y la iglesia da tres armas como ayuda en este tiempo de Cuaresma, porque el señor quiere que tu seas santo. El padre Cantalamesa dice: si quieres ser feliz, sé santo. ¿Cómo se consigue? Pídeselo a Dios, que está encantado de entrar en ti y darte Su santidad. Son años y años los que llevas y Dios todavía está esperando que te conviertas.

Tal vez al tocar el tema de lo mal que van en realidad las comunidades, de los juicios que hay, se da cuenta el loro de que se ha desviado y vuelve al discurso de las armas que da la Iglesia.

Primera arma: El ayuno.

De TV, de internet… ¿Qué tal de tabaco? Pues no, prefieren sugerir que duermas en el suelo antes que fumar menos.

Segunda arma: La oración.

Pero es el kikotista quien te dice lo que debes pedir y cómo: de rodillas en tu habitación y yendo a las laudes por la mañana, y lo que tienes que pedir es amor a los hermanos, perdonar a los hermanos, ayuda para amar a la esposa neurótica…

Sobre ir a las laudes dice que es importante rezar con todos los hermanos y decide, porque lo debe ver en la bola de cristal, que si no vas sin duda es por pereza y si cedes a la pereza, entonces el señor no te va a poder ayudar, que lo sepas.

Tercera arma: La limosna.

Para la evangelización, para la iglesia, para los pobres… Te advierte el kikotista que si no lo haces, no va a morir el hombre viejo ni renacer el hombre nuevo en la noche de Pascua. Y si no renaces, la muerte sigue reinando en ti.

Pero, tranqui, que el señor nos quiere, pero quiere darte la garantía de que esto no son palabras del kikotista sino que son palabras proféticas. Lo que pasa es que el que se cumpla o no la profecía está condicionado a que crucifiques la razón y obedezcas en todo. Es decir, pase lo que pase ellos siempre te van a decir que la culpa de que no se cumpla lo que te prometieron es tuya, por no obrar como diosito quiere.

Tras esto, se levanta el otro kikotista, el que mal canta, que suelta un rollo desquiciado como monición al canturreo que toca a continuación.

En concreto, en referencia a cómo ser santo, suelta la perogrullada de que quien es rubio es rubio y quien es moreno es moreno. Pues quien es santo, es santo. Así de fácil, como si ser santo fuese una cualidad que tú poseyeras. Para demostrar hasta qué punto es un gracioso sin la menor gracia, sigue diciendo que ser santo no tiene nada que ver con ser bueno, lo repite varias veces y dice que santo no es un grado más: bueno, muy bueno, requetebuenisimo y luego santo [y aún por encima, santo de kikokategoría superior].

Y lo justifica porque nadie es bueno, solo Dios es bueno. Así que se trata de ser santos sin dejar de ser los últimos y los peores de todos. Sin renunciar a seguir siendo tan pecadores como siempre, que diosito los quiere así.

Con semejante kakao mental, no me extraña que los neocatecúmenos estén fatal de la azotea.

El loro repetidor sigue con la perorata de que ellos han dicho muchas veces y no se cansarán de repetir que el que no tiene el espíritu de Dios, no le pertenece, y solo son hijos de Dios los que se dejan llevar por el Espíritu. O sea, que ser santos tiene que ver con tener el ES, y quien lo posee tiene la santidad de Dios, sin esfuerzo enorme por llegar a ser santo, sino que se lo pides con fe e inmediatamente el señor te lo da. Pero, según estos, sin dejar de ser el último y el peor de todos y sin que tenga absolutamente nada que ver con ser bueno, por más que el Espíritu de Dios sea el Amor. ¡Vaya tropa!

Aunque gallee como el que más, es un alivio cuando deja de largar despropósitos para cantar lo de “a nadie demos ocasión de tropiezo”.