Lucernario
Monición
de la lectura (Kiko)
Esta noche, hermanos, escucharemos una palabra muy fuerte. El Papa Juan Pablo II nos dijo que el Camino Neocatecumenal que estamos siguiendo tiene sus raíces en los Evangelios, está en los Evangelios; Podemos seguirlo y ver sus huellas en los evangelios.
Esta noche, hermanos, escucharemos una palabra muy fuerte. El Papa Juan Pablo II nos dijo que el Camino Neocatecumenal que estamos siguiendo tiene sus raíces en los Evangelios, está en los Evangelios; Podemos seguirlo y ver sus huellas en los evangelios.
El kikotreto es el año 82, por lo que es posible que se refiera
a lo siguiente: «La senda o el camino para descubrir la fe por medio del
bautismo, es el camino que todos nosotros encontramos en la enseñanza de
Cristo, en el evangelio. (…)
Así pues, descubrir la profunda dinámica de nuestra fe es
descubrir el pleno contenido de nuestro bautismo. Si entiendo bien, vuestro
camino consiste esencialmente en esto: descubrir el misterio del bautismo,
descubrir su pleno contenido y así descubrir qué quiere decir ser cristiano,
creyente.
Este descubrimiento está, podemos decir, en la línea de la
tradición, tiene raíces apostólicas, paulinas, evangélicas.» Visita de Juan
Pablo II a la parroquia de Nuestra Señora del Santísimo Sacramento y de los
Santos Mártires Canadienses, 2 de nombre de 1980.
Donde lo que se dice es que la doctrina de la Iglesia tiene sus
raíces en los Evangelio, por lo que cualquier camino que siga su doctrina
comparte sus raíces. Es decir, habla de las raíces de la Iglesia, no de las de
otra cosa.
La
traditio se encuentra no solo en las Epístolas de San Pablo, sino también, como
dijo el Papa, en los Evangelios. Una de las lecturas en las que podemos verla
es la del ciego de nacimiento que leeremos ahora. Aquí hay exactamente un
diálogo que Cristo hace con él, hay un testimonio: hay un ciego, una persona
que está en tinieblas y que verá, ¡verá algo!
Y
hay una pregunta, un diálogo litúrgico: los exegetas dicen que aquí está el
diálogo de las catequesis primitivas. ¿Dónde aprendió la Iglesia a hacer estos
diálogos con la gente? ¡De los diálogos que hizo Jesús!
Por supuesto no
puede citar a ningún exégeta que afirme tal cosa. Solo trata de dar presunción
de legitimidad a las aberraciones asamblearias que a él, tan sensible, le
gustan.
En
este diálogo, por ejemplo, Jesús pregunta: "¿Crees?" y el que estaba
de rodillas confesó: "¡Creo, creo!". Aquí está el Traditio y el
Redditio, hay un testimonio: el ciego estará obligado a dar testimonio de lo
que el Señor ha hecho con él. Y dirá algo muy importante, lo llamará
"profeta": el Bautismo nos ha hecho sacerdotes, reyes y profetas.
Ahora, en este momento de la traditio, debéis descubrir que todos vosotros
participáis del carisma profético, de la misión profética de Cristo. Pero si no
sabéis que significa esta misión profética de Cristo... ¿Qué significa ser profeta?
Significa anunciar la Palabra de Dios. Entonces, quien anuncia la Palabra de
Dios es un profeta; profetas son aquellos que hablan en nombre de Dios, y
nosotros participamos por el Bautismo de esta misión profética.
Es una forma
torpe y burda de pretender que es infalible, pero es mentira. Su sensibilidad juzga,
condena y maltrata, y nada de ello procede de Dios.
Bueno, aquí
veremos todo esto: es una palabra muy rica. Atención a aquellos que piensan que
ya se lo saben: tienen una deformación mental, porque esta palabra no es algo
que se sepa. La palabra de Dios se hace presente, ¡Cristo es la Palabra hecha
carne! Esta es la Palabra de Dios: cuando se proclama en la asamblea, ¡se
realiza! No tiene nada que ver con conocerla mentalmente o con sabérsela, como
una película que ya has visto o un libro que ya has leído, ¡absolutamente! La
Palabra de Dios se realiza, toma cuerpo, se hace carne cuando se proclama en la
Iglesia. Y cada vez que se proclama, te lleva a una situación nueva; ayer
estabas allí, hoy estás aquí. Por esta razón, ayer podrías haber escuchado esta
Palabra de una forma diferente a la de hoy; hoy te encuentras en una situación
completamente diferente: tal vez te has peleado con alguien antes de entrar
aquí, tal vez estás enojado porque te tienes que ir no sé dónde, tal vez estés
cansadísimo porque has venido en autobús, quizás tienes un sueño que te mueres
o no sé qué... ¿En qué situación te encuentra esta palabra? Escuchemos a Cristo
que va a hablaros a vosotros, a mí, a todos nosotros: ¡escuchemos en pie esta
Palabra que es un Evangelio! Un poco de sacrificio, hermanos: se lo ofrecemos a
Jesucristo, que también sufrió por nosotros, porque esta Palabra, esta noche,
es muy importante para todos nosotros.
Un poquito de moralismo, hermanos, porque
en el Camino todo son puños, moralismos y cumpli-mientos.
Evangelio: Jn 9 (todo el capítulo)