Gracias a
Aurora, en esta entrada se siguen sacando a la luz algunas de las cosas que se
cuentan en las convivencias del Camino.
A
continuación, las hojas tal cual son vendidas por el CNC a los equipos
encargados de transmitir la llamada convivencia de inicio de curso.
De la página 66:
A la vista está que empieza la
cosa con una mención a la Pascua, la más grande celebración del cristianismo,
que para ciertas sensibilidades en poco o nada se diferencia del paso por una
convivencia. Vamos, lo mismo lo mismo y casi que no hay quien lo distinga.
Se continúa
haciendo uso del nombre de Cristo para uso y consumo de un grupillo. Acto seguido, a hablar de uno mismo, de lo atareado que está, de las muchas cosas que tiene que hacer, porque en el Camino todo se tiene que hacer de forma moralista y por puños.
Y por fin, como
prueba de madurez total, se concluye pidiendo aplausitos para la enfermita
Carmen.
La página 67 (partida en dos mitades para que se vea mejor), arranca con la invitación a los ecos, invitación que resulta que no hace el presidente (José Luis del Palacio, catecúmeno de La Paloma), sino el que corta el bacalao, porque en el Camino, los obispos se callan ante sus kikotistas. Y el que corta el bacalao aprovecha para hacer lo que hace siempre: hablar de sí mismo y presentar como si fuesen actuales cosas que pasaron hace más de 40 años (y luego dicen de las batallitas de los abueletes).
No sé qué
libros litúrgicos usarían en esa Misa celebrada el 20 de septiembre en Porto
San Giorgio, pero lo que dice la oración colecta de la Iglesia Católica del
domingo XXV del tiempo ordinario es:
¡Oh!
Dios, que has puesto la plenitud de la ley en el amor a ti y al prójimo,
concédenos cumplir tus mandamientos para llegar así a la vida eterna. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Debe ser por aquello de que en el Camino unas veces se aferran a la letra (como para defender que ellos reciben la comunión de pie) y otras veces interpretan a su antojo la letra que ha fijado la Iglesia, que es la única con autoridad para hacerlo.
Por eso advierte monseñor Del Palacio que ellos son incómodos también en la Iglesia, dejando claro que ellos son otra cosa y no parte de esa Iglesia a la que incomodan. De paso, teniendo en cuenta que está haciendo referencia a Sabiduría 2,12.17-20, deja a esa Iglesia que dice que incomoda (¿estaría pensando en sacerdotes chamacos concretos?), a la altura del betún.
Sigue:
La primera cita
que hace el obispo del Callao es de la segunda lectura (St 3,16-4,3). El
Evangelio fue Mc 9, 30-37, pero la segunda presunta cita del obispo no procede
de ese ni de ningún Evangelio… cómo no sea que está citando al santo sin
espaldas en algún documento arkanísimo que nadie salvo ellos conocen...
Lo demás es el mensaje de siempre: estás en la muerte y sólo el Camino te puede devolver a la vida y la época es apocalíptica, la familia agoniza y el hombre se aproxima a su destrucción. Lo mejor es que habla a una asamblea en la que "todos hemos terminado" el Camino, lo que no es óbvice para que constate que todos están en la muerte.
Lo que prueba que el Camino no funciona. Y precisamente porque sabemos que no funciona, la mención a la humildad como característica de los itinerantes es de traca.
Y no podía terminar sin la retahíla de recurrentes mantras del CNC: "si alguno tiene hambre, como todos tenemos, comamos y bebamos el Cuerpo y la Sangre de Cristo" (porque lo es estar en la debida disposición o lo del ayuno eucarístico no está escrito para ellos, sino para los religiosos de Misa de 12 que tienen temor de Dios), "da el diezmo", "toma tu cruz, odia a tu padre y a tu madre"... Pretendiendo que sólo quien cumpla lo que ellos dice tendrá acceso al cielo.
(Continuará)