martes, 29 de abril de 2025

Una perversión neocatecumenal

 

Con el agua al cuello

Una actitud típica en el neocatecumenado es la de cargar a otros con fardos pesadísimos que, por supuesto, los del equipo responsable internacional no ayudan a desplazar ni con un dedo.

 Un ejemplo de todos conocido es la obsesión por hacer que los matrimonios empalmen un embarazo con otro, sin descanso, pues lo contrario se mira con suspicacia y despierta la sospecha de no apertura a la vida. El libre discernimiento de los progenitores se pisotea cuando nada vale más que tener embarazo tras embarazo y parto tras parto.

 Está también el caso de las mujeres -porque usualmente son mujeres- a quienes cargan con el pesadísimo fardo de hacerlas responsables de la salvación de sus maridos. Puede ser que el marido se niegue a caminar, que haya abandonado el CNC, que sea irascible y violento... o todo junto.

Voy a poner un caso que viví de cerca. Él iba más allá del despotismo para entrar en el maltrato psicológico tanto contra la mujer como contra los hijos. Los denigraba delante de todo el que se prestaba a escuchar, discutía y espantaba a las amistades de los hijos y de la esposa a fin de que sus víctimas quedasen aisladas y sin apoyo exterior, inventaba agravios por parte de la familia de ella para "justificar" no recibirles en su casa y no visitarles jamás y trataba a la esposa como a una sierva inútil, nada de lo que hacía o decía ella le parecía bien, por más que ella se esforzase nada era suficiente, siempre le debía a él algo más y, para "educarla" y corregir su conducta, ella era regañada con dureza y despreciada por no dar la talla.

En unos cuantos años, esta mujer enfermó. Un cuadro clínico de ansiedad de libro. Llevaba sobre sus hombros el peso de la casa, los hijos, el marido del que solo recibía quejas y el trabajo asalariado, adelgazó hasta dar lástima, estaba siempre en tensión, siempre temerosa de provocar el disgusto de él. Ella solo tenía deberes, el marido se había apoderado de todos los derechos.

Los kikotistas, ignorantes y prepotentes, le ordenaron dejarse de niñerías y someterse a su marido, porque la salvación de él era responsabilidad de ella. Y lo redondearon con las amenazas propias de todo adicto a la kikotina, a saber, que si no obedecía, ella sería la causante de destruir a sus hijos, no el marido maltratador, sino ella, la víctima enferma.

 

Por si le sirve a alguien, voy a aclarar algo obvio: el agua moja y la salvación es personal. Nadie es responsable de la salvación o la condenación de los demás, nadie tiene ese poder. 

El cristiano, si de verdad lo es, tiene la responsabilidad de rezar a Dios por todos. Y ya. No puede forzar la salvación de nadie que la rechace. Nada de lo que haga puede forzar la salvación de otro, aunque se deje machacar en vida. 

La "salvación" del matrimonio no pasa por seguir en la comunidad; la salvación de los hijos no se compra obligándoles a ser parte del CNC; hacer el trípode y obedecer a los kikotistas no da derecho a ser recompensados por Dios, y los kikotistas, aunque digan y piensen lo contrario, no poseen una varita mágica que obligue a Dios a actuar a su antojo. No someterse a los abusos de los kikotistas no atrae la ira de Dios, que no destruirá con un rayo a los hijos ni a la persona en cuestión.

Ánimo, no temáis. Los kikotistas no tienen más poder que el que vosotros les dais.

Yo les mandé a paseo delante de toda la comunidad y todavía no me ha partido un rayo.

 

domingo, 27 de abril de 2025

Tabaquismo neocatecumenal

 

Un hecho concretísimo de la vida de Carmen que debería resaltarse en esa búsqueda de virtudes heroicas que está llevando a cabo la archidiócesis de Madrid es su falta de continencia fumadora. Pero claro, el tabaquismo no apunta precisamente a virtud, sino a vicio sin ningún tipo de heroísmo.

Compulsión fumadora de tabaquismo superior

 Por internet circula la siguiente anécdota.

«Visitábamos un seminario diocesano de reciente construcción, el Obispo quería evaluar una interacción con el R.M. Durante la visita Carmen encendía un cigarrillo tras otro y estaba muy molesta porque no encontraba ceniceros en ningún sitio, por lo cual no escatimó en reproches a Su Eminencia.

A su respuesta de que no había ceniceros porque estaba prohibido fumar dentro del seminario, Carmen replicó enfadada que en el R.M. la gente fuma en todas partes y a todas horas y los ceniceros son un elemento básico para construir un entorno acogedor. Mientras tanto, apagaba los cigarrillos en las plantas que decoraban las estancias y los pasillos.

Kiko le rogó en vano que parara, pero ella, convencida, repetía: «¡Es culpa suya (del Obispo). ¡Que aprenda!». Kiko, para reducir la tensión, se rio de ella: «¡Carmen! ¡Mujer de humo!». En otras ocasiones, sin embargo, era él quien respondía ácidamente al prelado que le pedía no fumar (en las oficinas del Vaticano), recordándole las hogueras encendidas para quemar gente.

Otro fumador compulsivo

Hablando pues de los hábitos de Carmen, cabe decir que la pausa del cigarrillo es una "actitud litúrgikika" impertinente de Carmen de gran importancia, y como tal debería ser destacada en su biografía para ayudar a resaltar las supuestas virtudes practicadas en grado heroico por una aspirante a santa de categoría superior. De hecho Carmen no podía estar más de media hora sin fumar...

Pero las Eucaristías neocatecumenales, sobre todo en la convivencia en Puerto San Jorge, superaban muy a menudo las dos horas. El momento del abrazo de la paz era el más propicio para una pausa para fumar. Se sabe que es un tiempo de gran desorden, la asamblea abandona su sitio, todos se entremezclan y van de un lado a otro, incluso los presbis. Carmen, tras un par de fugaces abrazos de paz, salía de la carpa para fumar su enésimo cigarrillo antes de la Consagración Eucarística.

Su “ejemplo” tuvo imitadores y el abrazo de la paz se convirtió y aún hoy sigue siendo en el momento preferido de los muy fumadores, de los cuales muchos son itinerantes, para darle la espalda a la celebración litúrgica y salir a fumar.

Hay que decir que Carmen a veces también se ausentaba en otros momentos de la Eucaristía, cuando sentía una necesidad incontrolable de fumar y quizá estaba cansada de escuchar ecos soporíferos.  Las madres que se sentaban en un rincón apartado para amamantar la veían ir y venir...».

 

viernes, 25 de abril de 2025

Glosario de términos neokikomenales (parte 12)


Nueva entrega del manual de la jerga neocatecumenal, que explica el significado que dan los últimos y peores a términos usuales (o no tanto).


¡Todo está aprobado! Y su variante: ¡El Papa nos ha apoyado siempre!

Entre la gente normal significa disponer de un documento sellado y firmado por la autoridad competente que legitima algo. En el CNC la frase sostiene un espejismo irreal sin base ni fundamento basado en la aprobación de un único documento: el Estatuto de 2008, que ni se cumple ni se ha cumplido nunca.

 

Adultos en la fe

Entre los cristianos identifica a aquellos que aman a prójimo, sea amigo o enemigo, como Cristo los ama a ellos. Entre los kikianos identifica a los últimos y los peores de todos, también distinguibles por disfrazarse con túnicas blancas.

 

Niños en la fe

En la Iglesia son quienes necesitan madurar su fe; en el CNC, puesto que no se espera ninguna maduración por parte de nadie, solo se refiere a quienes desconocen los arcanos secretos del grupo.

 

Catequesis para jóvenes y adultos

Estafa para captar incautos y meterlos en un gueto.

Normalmente se procura captar a la salida de las misas de religiosos de domingo, de tal modo que los captados, que antes no faltaban a la misa de 12, dejan de ir.

 

Dar la catequesis

Repetir como loro ante una audiencia un rollo memorizado extraído de unos mamotretos plagados de errores, no solo ortotipográficos.

 

Recibir la catequesis

Escuchar las palabras del loro repetidor.

 

Católico de domingo, religioso de domingo

Expresión despectiva dedicada a todo aquel que va a misa todos los domingos y fiestas de guardar, pues se juzga, inmisericorde y gratuitamente, que quien así cumple el precepto ni reza ni tiene fe adulta ni hace nada que agrade a Dios.

 

Probarse con los bienes

Poner los bienes materiales propios (los espirituales no les interesan) a disposición de unos que viven del cuento.

 

¡Di hechos concretos!

Especie de competición neocatecumenal: quien dice más hechos gordos nefandos y concretos tiene más fe. No se trata de contar obras buenas (No lo permita Dios, que eso es cosa de religiosos de naturales), se trata de contar pecados, vicios, defectos, errores, traumas, dramas, problemas, enfermedades, fracasos...

 

Dios quiere hacer una historia contigo

Típica expresión neocatecumenal para hacer a Dios responsable de los tejemanejes de quienes viven del cuento, es decir, de las historietas que cuentan a otros. Se emplea típicamente para inducir a los captados a pensar que si dejan el CNC niegan a Dios.

 

¡Tú juzgas!  ¡Murmuras contra nosotros!

Te lo dicen los neokikos bien entrenados cuando les haces notar que han cometido una grosera bestialidad y no saben cómo responderte.

 

Engañado por el demonio / endemoniado

Cualquiera que les lleve la contraria o que les haga ver que no obran bien o cualquiera que, en su libertad, no obedezca las consignas de Kiko el sensible.

 

Dios os habla a través de mí

Treta repelente para convencer a los incautos de que deben someterse en todo a las imposiciones de los kikotistas.

 

¡Un paso del Señor! ¡El Señor pasa!

Los católicos pueden ir a diario a encontrarse con Dios en el Sagrario, los pobres neocatecumenales piensan que solo lo van a sentir pasar en las konviencias. Por eso hay que abandonar a la familia, al padre enfermo y cuanto haga falta para no perderse los akikolarres, pues solo en ellos “el señor” pasa por sus tristes vidas. Y como es un “señor” caprichoso y cruel, si no cumples sus expectativas -las que los kikotistas decreten- habrá consecuencias “como un cáncer o algo peor”.

 

Morir al otro

Versión neocatecumenal de aguantar al otro en el esfuerzo, por codos, siempre acompañada de vívidas descripciones de cadenas al cuello, gritos neuróticos, tortura psicológica, chantaje emocional, platos rotos y sillas voladoras. Es una expresión indicadísima para matrimonios neocatecumenales, cuya aspiración no es vivir uno para otro, sino morir uno a manos de otro, que es el enemigo.

 

Neurótica sentimental

Condición natural de toda neocatecúmena, en especial si está casada. Es necesario humillarla y machacarla para que no ose no vivir sometida a su cabeza.

 

El otro

Los kikotistas sostienen que el otro es tu cruz, lo que te destruye, tu enemigo, el que te machaca… Eso les pasa porque no son capaces de mirarlo con amor, porque no saben amar en ninguna dimensión. En realidad, el otro es una persona como tú.