EL PADRE DEMETRIO CHU GAMARRA, párroco de San Antonio de Bellavista (Callao - Perú), afrontó un hecho muy particular lo decimos con honestidad porque por lo insólito del caso ponemos en duda si se daría en otra parte del mundo católico algo parecido entre un Obispo y su propio sacerdote. De lo que podríamos asegurar es que este Obispo español no habría hecho en su propia patria lo que está haciendo en nuestro Perú. Los feligreses peruanos, por lo increíble de los hechos nos vemos precisados a mencionar nombres y apellidos de las personas involucradas en estos actos sin precedente como se están dando en la Iglesia del Callao y ante la negativa del mencionado sacerdote en dar en forma alguna un informe personal por tratarse de algo que él considera comprometer su condición sacerdotal con el convencimiento de que la Justicia no la espera de los hombres sino de Dios, sin embargo somos muchos testigos cercanos a él como el resto de su comunidad que hemos seguido paso a paso los logros que ha dejado su celo apostólico y emprendedor como es la construcción del Complejo Parroquial de San Antonio que es un innegable testimonio que no merece la forma inhumana y anticristiana en que ha sido tratado y apartado de esa obra que ha realizado desde año 1988 al 2001 en la parroquia San Antonio de Bellavista que no se le permitió continuar lo que progresivamente año tras año iba haciendo.
La Comunidad de San Antonio en pleno repudia
la forma injusta y escandalosa de un Obispado controlado por los neocatecúmenos
y auspiciado por el poder autónomo del Obispo Miguel Irizar, Prelado conocido
por los medios de comunicación en las que aparece como un miembro formal del Clero,
árbitro de la justicia y «defensor de los derechos humanos», con aciertos en
sus respuestas al ser interceptado por la prensa en las diversas circunstancias
de la vida social y política más aún en el «colmo de su modestia» con alguna
frecuencia comenta en público su envidiable relación con el Papa, lleva y trae
mensajes del Santo Padre lo que «impresiona mucho» sobre todo a los que nunca
hemos estado en el Vaticano, sin embargo, en la realidad no es sino uno más
de los que apuntala el dedo de la justicia humana y divina en su contra ya que
viola los derechos de sus sacerdotes sin escrúpulos sin tener en cuenta que tiene
una responsabilidad como Pastor de una Diócesis, la misma que no se le exige a
un cristiano común.
ESTE ES EL TESTIMONIO DE UN VECINO CONTIGUO A LA PARROQUIA DE SAN ANTONIO DE
BELLAVISTA:
El Padre Demetrio Chu Gamarra fue designado a nuestra parroquia cuando aún
no había nada construido a excepción del recinto cural que dejó el padre Bruno
Secco, fundador de la parroquia de San Antonio en el año 1982, lo dejó
semiconstruido la misma que se condicionó después para que funcionara
transitoriamente el Seminario Diocesano por dos años con el Padre Florencio
Salazar, su sucesor entre los años 1986 y 1987.
El resto era un terreno inmenso, adquirido gracias al esfuerzo y constancia de
la Madre Panchita. Por su parte el Padre Bruno, tomando posesión del terreno
debió afrontar la oposición de algunos descontentos que no querían la parroquia
y que derribaban durante la noche lo que él construía de día refiriéndonos al
muro que cercaba el terreno.
El Padre Chu Gamarra, se hizo cargo de la parroquia en la Pascua de
Resurrección del 1988, seis años después de ser fundada, si contamos el tiempo
desde que el Padre Bruno celebraba la Santa Misa en la calle de ese sector en
1982.
Somos testigos de cómo el Padre Demetrio, que aún se le notaba joven, entre
la polvareda del terreno vivía en su camioneta Ford (carro mato), durante los
primeros años mientras veíamos cómo después del primer año en que celebraba la
Misa en una cabaña de esteras, comenzó a construir el Templo, luego
el local del Colegio Parroquial que continuó desde los primeros años de
primaria hasta la secundaria completa, orgullo de nuestra comunidad, luego
hizo verdear los extensos jardines dentro y fuera de la Parroquia, se construyó
el Comedor Parroquial, Consultorio Médico, enlozados deportivos y hasta
una panadería en los tiempos más duros de la recesión económica del país
(Inicios de los 90), año tras año se las ingeniaba para seguir construyendo
hasta el año pasado, 2001 en que inauguró las últimas dos hermosas aulas del
Colegio Parroquial fruto del esfuerzo y trabajo continuo, que fue lo último que
se le permitió hacer antes de arrebatarle todo el complejo en ese mismo año y
allí está a la vista de los mismos ciegos como son las personas enfermas de
odio que han hecho y continúan haciendo campaña en contra del sacerdote que ha
dedicado gran parte de su vida para dejarnos lo que ahora ellos se sienten con
derecho sirviéndose de la mentira y calumnia con la aprobación y asesoramiento
del Vicario Juan de Dios Rojas Pajuelo, ejecutor de todo el daño que ha
ocasionado a ésta floreciente Parroquia de San Antonio de Bellavista.
El Obispo, ha nombrado párroco al neocatecúmeno José Rivadeneira quien hasta ahora no está haciendo más que destruir lo que pueda ser causa de reconocimiento al Padre Demetrio, presentando una historia tergiversada de la parroquia, aunque sí continua con lo que no puede destruir porque de eso depende su sobrevivencia. Parece no estar muy satisfecho de su antecesor ya que con indirectas ante la gente siempre tiene algo de qué acusar al Párroco destituido como lo hacen los artesanos que al entrar en competencia pretenden hacer prevalecer la calidad de su producto, no permite ningún reconocimiento justo ni a la persona del P. Demetrio, ni a lo que ha dejado, tachándolo de saqueador y ladrón. En esa parroquia se ha perdido en gran parte la vida de piedad, las celebraciones y fiestas religiosas con que día a día la comunidad se iba alimentando y aprendiendo de su fe. La comunidad está prácticamente dispersada.
Por otro lado el Padre Demetrio, era un sacerdote correcto y hasta exigente para educar en la moral y la FE, ¿En qué otra forma podría ser testigo de la verdad en un ambiente como el nuestro?
Por lo demás, se debería preguntar al Vicario Juan de Dios Rojas Pajuelo, si conoce a María Calderón, una vecina muy conocida por sus costumbres de difundir comentarios cuando de hacer daño se trata, con unos hijos varones que se forjaron ilusiones en la posible toma del Colegio Parroquial, autores del volanteo difamatorio contra su Párroco Chu Gamarra.
Para el Vicario Juan de Dios Rojas Pajuelo,
debe hacerse muy familiar el nombre de Roberto Díaz Pumayaya, de no muy buenos
antecedentes en el CIMA. Este falso cristiano usado por el Vicario Rojas
denunció al párroco Chu Gamarra, ante la Fiscalía Penal del Callao (Ver el
diario el Callao 14 de Agosto del 2001,Pg. 5), por apropiación ilícita
juntamente con otro vecino poco deseable que responde al nombre de Rodolfo
Leonardo Montalvo, con los mismos antecedentes del anterior (nunca
frecuenta el templo Parroquial porque no es Católico) a excepción de las veces
que ha querido participar en el desarrollo de los desmanes en contra de la persona
del Párroco. Este mismo sujeto al servicio del Vicario Rojas ha tenido mucha
parte activa en la acción difamatoria con la recolección de firmas fraguadas y
declaraciones desinformativas a la prensa (diario «El Ojo» 27 –08-2001 Pg. 14),
demostrando su injustificado odio contra un sacerdote. Estas personas
juntamente con las que vamos a mencionar a continuación pasaban su tiempo en
las oficinas del Obispado como acudir a su centro de trabajo para cumplir las
disposiciones del Vicario Rojas, quien se dedicó en preparar el desalojo
injustificado del Párroco Chu Gamarra de su parroquia de San Antonio de
Bellavista, que según el Derecho Canónico debería ser inamovible (Cn. 522).
A las personas citadas podemos agregar al
Director del Colegio Parroquial, Manuel Dordán, cuyos antecedentes no muy
halagadores son conocidos en el colegio Salesiano del Callao, persona astuta y
perspicaz a quién el Párroco Chu Gamarra, lo acogió en el colegio parroquial y
que por lamentable error le dio la dirección del colegio sin conocerlo si no
fuera por una falsa recomendación que el mismo Dordán se agenció usando el
nombre del Director del Colegio Salesiano.
Este triste elemento valiéndose del momento oportuno en que el Obispo pretendía
intervenir el Complejo Parroquial necesitaba gente oportunista como este falso
educador.
Manuel Dordán, se pone al servicio del Obispado para incluirse en la estrategia
de la toma del Colegio, cuyo «trabajo» sería muy bien recompensando.
Después, que gracias a la bondad del Padre Demetrio, logró el inmerecido cargo
del Director del colegio es ahora retribuido, actuando como si fuera el «dueño
del Colegio» goza de toda las facultades que ejercía el Padre Chu, merced
al cumplimiento de la promesa por la tarea bien cumplida en contra del que
construyó y dejó bien encaminado uno de los colegios parroquiales mejor
organizados de la Diócesis. Él sabe muchas cosas que pueden comprometer al
Obispado.
La forma como ha procedido después con los profesores y empleados adherentes al
mencionado sacerdote es comentario aparte. Es algo de lo más ruin y cobarde que
lo descalifica como educador.
Además entre las personas involucradas en el complot tuvo un papel importante
el Sacerdote César Fernandini, allegado del Obispo, a quien el Padre Demetrio
acogió fraternalmente en la Casa Cural donde vivió por cerca de tres años sin
sospechar que éste era elemento de observación e informe designado por el
Obispo.
El 26 de Agosto del 2001, es el día en que los católicos normales de San
Antonio de Bellavista lo recordarán como el día de la infamia y la vergüenza
para escándalo de creyentes y no creyentes.
Por su lado, el Obispo Miguel Irizar, hizo su parte, firmo el Decreto en el que
Padre Demetrio Chu Gamarra cesaba en sus funciones de Párroco, debiendo
entregar la parroquia de San Antonio el 26 de Agosto. Mientras el Vicario Rojas
citó a los reporteros del Diario «El Callao» en las oficinas del Obispado para
hacer una declaración que sería publicada en la primera página con grandes
titulares como: SANCIONAN A PÁRROCO, haciendo su declaración en una
página intermedia de dicho diario con alusión a una investigación por «apropiación
ilícita» atribuida al párroco lo que él bien sabía que todo eso había
quedado bien aclarado ante el Obispo pero que lo usó como argumento para tener
algo con que acusar y como justificar su actitud del 26 Agosto (Diario «El
Callao» 14-08-2001 Pg. 5).
En vísperas del asalto de la parroquia San Antonio cuando todo estaba bien
planificado el Obispo vuela hacia Europa para una estadía prevista para dos
meses, lo suficiente para que sus escuderos los Vicarios Javier del Río y Rojas
Pajuelo cumplieran con su tarea y si «algo pasara», el Obispo quedaría libre de
responsabilidad, se entiende, «debido a su oportuna ausencia».
La organización encabezada por el P. Rojas Pajuelo se sentía muy segura del
paso definitivo para desalojar al Padre Demetrio por la fuerza. Ya habían
tenido otros logros bajo este sistema en otras parroquias, salvo «algunos
percances». La preparación remota, esto es, la campaña de difamación ya se
había llevado con un relativo éxito y el día señalado para tomar la parroquia
por asalto sería el Domingo 26 de Agosto del 2001.
La comitiva estaba bien organizada y las promesas bien definidas, es decir,
sacado al párroco por la fuerza todos los participantes, movidos por el interés
tendrían parte del «botín» esto es, en los cargos que iban a desempeñar en la
Parroquia.
Ese día se vieron sin mayores sorpresas las caras de los que tramaban el asunto
en la oscuridad, estas personas fueron:
Una religiosa española conocida como Hna. Elvira de la Congregación «Hijas de
la Sabiduría» de ideas de «avanzada» quien cambió los hábitos por los
pantalones, un moreno, Miguel Cueto que acababa de liderar una revuelta de
protestas en su vecindario de Confecciones Militares sin conseguir medalla y su
inseparable compadre Manuel Flores, con su digna esposa; doña María Fiestas,
Rodolfo Leonoardo Montalvo, Roberto Diaz Pumayaya, María Calderón, doña Fanny
Piana, Nancy Carrera, todo este «selecto séquito» que ya habían trabajado antes
preparando el asalto se hicieron manifiestas, con modos vulgares a modo de
verduleras y no faltó parte del Clero que de la sesentena de Sacerdotes del
Callao una decena acataron la orden del Obispado: ¡Que tal ejemplo de solidaridad
y caridad fraterna!, (a lo Irizar), es innegable que no fue por convicción sino
más bien por el miedo, como es propio del régimen impositivo que se rige en la
Diócesis del Callao. Además se plegaron al asalto unos 17 Seminaristas, dignos
discípulos del neocatecúmeno Javier del Río, el mismo que reservaría sus ganas
de compartir el festín para salvaguardar su papel «de no responsable» en un
hecho que él «desaprobaría» después. La caravana se encaminó hacia la parroquia
de San Antonio con el fin de armar el escándalo llevando consigo reporteros de
los periódicos «El Ojo» y «Ajá» además de una filmadora de video, la mismo que
podrían confirmar lo acaecido pero cuya filmación nunca se vio en público (ver
periódicos populares «OJO»: bajo título de: «FURIA CHALACA» 27-08-2001, Pg. 14
y «AJA»: «Abollan a Vicario» 27-08-2001 Pg. 3).
El asalto se desarrolló como sigue: El
párroco Chu Gamarra fue cogido por sorpresa mientras
celebraba la última misa dominical de la mañana a hs. 10:00. Los
vehículos que transportaron a los sacerdotes y seminaristas para su vergonzosa
actuación se ocultaron en las calles aledañas al templo parroquial pero que
no pasaron por desapercibidos por el vecindario. Ingresaron al templo
durante el acto celebratorio. La feligresía al advertir el sacrílego asalto
improvisó su organización en el momento, repicaron las campanas y pronto se
dieron cita en el templo. Los invasores recibieron la comunión sacrílega de
manos del mismo sacerdote celebrante ofendido. En el momento de los avisos el
Vicario se dispuso a subir al altar, pero el Padre Demetrio lo detuvo a fin de
dirigirse a los concurrentes. Al pronunciar las palabras: «...por un decreto
dado por el Obispo para que yo deje la parroquia el día de hoy...», la
comunidad en pleno reaccionó con gritos de protesta y se inició la gresca entre
la feligresía y los agresores. El templo parroquial se convirtió en
escenario de grave escándalo entre gritos, violencia, insultos y otras suertes
de desmanes. Encararon al Vicario Rojas Pajuelo, conocido «cara dura» con
palabras muy efusivas contra su persona y no falto quién con justificada
indignación le propinara un golpe en la cara lo que fue aprobado por el resto.
El Padre Demetrio que aún se encontraba en el altar con la vestimenta sagrada
atinó a dar la bendición para luego descender del altar en medio del alboroto
dirigiéndose a la sacristía, luego después, cogido del brazo por un General de
la Policía y su esposa, fervientes feligreses de la parroquia y acompañado
además por otras personas que le hacían la guardia salió de la sacristía para
permanecer de pie a un costado del altar.
Cuando se le pregunto a uno de los seminaristas: ¿Por qué hacen esto con un
sacerdote? este respondió: Yo obedezco a mi Obispo!. Digno ejemplo de
obediencia de un aspirante a sacerdote que no valora lo que aspira.
Mientras tanto los intrusos viéndose acosados y rechazados por la comunidad en
pleno optaron por la retirada saliendo del Templo entre pifias e insultos dando
al blanco en la persona del indeseable Vicario Rojas Pajuelo.
El Padre Demetrio Chu, después de estos censurables hechos permaneció en
nuestra parroquia dos semanas más, disponiéndose a entregar la misma para
retirarse definitivamente el 08 de Setiembre saliendo con los honores y la
dignidad que le tributó su amada feligresía lo que la gente del Obispado se lo
negó injustamente.
La lamentable situación en la que ha quedado actualmente la parroquia San
Antonio de Bellavista con un párroco neocatecumeno: José Rivadeneira, quien se
hace repudiable por el odio que demuestra abiertamente contra el sacerdote que
le ha dejado la mesa servida, se ha ensañado contra toda las personas que
trabajaban con el Padre Demetrio destituyéndolos de sus cargos y trabajos y
colocando en su lugar a las personas que han cumplido el triste papel de actuar
en contra de su propio párroco menoscabando su dignidad y pasando por alto lo
que para un católico debe significar un sacerdote en este caso el sacerdote que
les ha dado tanto de sí mismo y les ha dejado un buen legado, es objeto del
odio de estas personas que a su vez son repudiadas y rechazadas por la
Comunidad honesta y CATÓLICA.
Esta gente indeseable hoy a cargo de la Parroquia San Antonio, está ahora
usando de todo los medios a su alcance con propagandas y perifoneos exhortando
al retorno de la gente a los servicios de culto, pero por todo lo que la
comunidad ha visto y sufrido en esa parroquia pensamos que será muy difícil
creer en un «catolicismo» como lo están testimoniando ellos.
HASTA AQUÍ EL TESTIMONIO DE UN VECINO CONTIGUO A LA PARROQUIA.