Monición al salmo 68: El Señor anuncia una noticia
Hoy cantaremos, como un regalo por esta convivencia, esta música un tanto medieval: es una melodía muy antigua que he adaptado un poco.
No sé si lo que quiere decir es que ha plagiado un canto medieval, lo que puedo asegurar es que el kikirikanto tiene muy poco que ver con el salmo 68.
Este Salmo habla de la victoria del Señor: "Los mensajeros son un ejército inmenso; la bella de la casa reparte el botín". El botín que trajeron los vencedores. También nosotros, en el segundo escrutinio, vemos un botín: la victoria de Cristo sobre nuestro egoísmo, sobre nuestro apego al dinero hace un botín enorme y los pobres se regocijan con este botín. La "bella de la casa" es la mujer, la señora de la casa: es la Iglesia, la Virgen María que reparte el botín entre los pobres. Entonces, este salmo dice que la victoria de Cristo sobre nuestro egoísmo hace que la Iglesia reparta un botín enorme.
Mentira. El kikirikanto dirá eso o lo que guste su humildad, pero el verdadero salmo se piensa que es un canto de victoria que conmemora el traslado del arca de la Alianza a Jerusalén, después de conquistar la tierra prometida, que es lo que se repartieron los vencedores.
Dice otra cosa bellísima: "Mientras vosotros dormís entre las tapias del aprisco". Se refiere a aquellos hermanos que no quisieron venir a la convivencia.
En el salmo 68, el de verdad, no dice tal cosa y, por descontado, ni señala a nadie por no ir de kkonvivencia ni considera pekado grave el dejar la comunidad.
Cuando Débora va a pelear contra Sísara (figura del demonio, del maligno) algunas tribus, tribu de pastores, no quieren ir a luchar, a ayudar a Débora y Barak en la pelea; y se quedan en sus rediles a dormir con sus cabras y sus ovejas. Y dice este canto: ¡Miedosos, idiotas! no quisisteis venir a luchar porque teníais miedo, dijisteis: “No vencerán, nada puede cambiar mi vida”, como dicen algunas personas que han sido invitadas a las catequesis y no han querido venir, gente que ha preferido permanecer en sus negocios (los apriscos significan los negocios).
Gente que no se ha dejado mangonear ni manipular. Y eso no lo soporta el humilde sensible y se desahoga con la maledicencia que caracteriza a los kikotizados.
"Mientras vosotros dormís, se cubren de plata las alas de la paloma".
La paloma es la imagen de Israel. Israel -dice este salmo escrito mucho antes del cristianismo- es una paloma.
Otra falsedad. La paloma representa al pueblo cuyo rey es el Mesías. Y ese pueblo, hoy por hoy y por siempre, son los cristianos.
Por eso Juan dice: "Cuando veas la paloma posarse sobre un hombre, ese es el Mesías", porque la paloma representa el espíritu de Israel.
Mentira de nuevo. Esa cita no existe más que en los delirios kikotizados de ayer y hoy.
La paloma es la imagen del Espíritu Santo. Entonces "se cubren de planta las alas de la paloma" significa que se han llevado tal cantidad de cosas preciosas en el botín que hasta los reflejos son dorados. En ese época, para significar una gran victoria, se cubrían con el oro de Ofir: nosotros también somos cubiertos con el oro de la gracia de Cristo.
Retorcimiento puro y duro. Ellos no son hebreos ni vencedores de nada, pues si lo fuesen no necesitarían un catecumenado, pero el vendedor de humo les augura el recubrimiento que no corresponde a los peores.
"Por el monte umbrío", el monte sombrío y oscuro "cae la nieve sobre el monte", dice el salmo.
No. Lo dice el kikirikanto.
Esto se ha cumplido: con la túnica blanca de nuestro Bautismo todo se recubre de nieve, de blanco -el alba, la túnica blanca de los cristianos-, imagen de una nueva naturaleza.
¡Mira por donde! Todo un kikomenado de un montón de años porque te han vendido que el Bautismo que recibiste de niño no te ha servido de nada y que el trajecito de la primera comunión se te ha quedado pequeño y ahora decide que el poder está en una tuniquita blanca de Bautismo. Así son los idólatras, ven becerros y se postran, ven al mismo Dios y lo escupen.
Con la victoria de Cristo es como si la nieve cayera sobre lo sombrío, sobre nosotros que estábamos oscuros por nuestros pecados; podemos ser transformados en blanco -la nieve es un símbolo de la resurrección- gracias a la victoria de Cristo sobre nuestros enemigos, sobre el orgullo, sobre el egoísmo. Entonces los reyes enemigos están huyendo aquí, los reyes, los poderosos que nos tenían cautivos. Muchas personas son esclavas, prisioneras de espíritus impuros, del egoísmo, no quieren perdonar... Venga Cristo aquí y huyan todos los demonios.
N O T A:
Una vez terminada la convivencia de la tradicio, se cita para un día a todas las comunidades que han participado en ella y se da la kikotesis sobre el matrimonio antes de comenzar el escrutinio sobre el “ciego de nacimiento”.