«Bendecir al Señor significa llamarlo "Bendito", Tú eres bueno, Tú eres santo. Cuando el Señor ha hecho algo por ti, por ejemplo, te sientes un poco así... te asustas porque piensas que tienes un cáncer terrible que vas a morir, y vas al médico y te dice que no. Has orado durante todo el trayecto, "Señor, Señor, por favor, por favor…” y ahora te sientes ligero y entonces te sale una bendición al Señor: "Señor, tú eres grande, has tenido piedad de mi debilidad..." Tal vez hay muchísimas personas que van al médico y les dicen: "Es verdad: es cáncer", pero te has compadecido de mí. Entonces te nace un canto, quieres bendecirlo porque ha tenido piedad... conmigo, no sé con los demás, pero conmigo lo has hecho, "conmigo", dice esta persona. Este es el sentido de bendición. En el Magníficat, María agradece al Señor por hacer maravillas "en mí". Otros no se sabe, tal vez tengan otras cosas. Los cristianos no hacen de la bendición una cosa externa a nosotros, que no nos afecta, cosas de sacerdotes: no es el sentido de la bendición para los cristianos. Sois un pueblo de sacerdotes, un pueblo aparte, el pueblo de la bendición.»
No hay nada
más alejado al pueblo de la bendición que un “kiko”. Lo que sí es correcto es
que, dada su incapacidad para pasar al otro y amar al otro, sólo se miran su
ombligo y no dan gracias a Dios nada más que por lo suyo, para ellos, de ellos.
«No sois como los paganos. A los paganos el Señor los
llama hipócritas, es decir, que siempre van con máscara, que son de doble
corazón. Vosotros habéis sido llamados por el Señor aquí para ser un pueblo.
Antes la Iglesia se veía en los sacerdotes, el Vaticano, el Papa, los
cardenales. Ahora cuando la gente diga:
"Aquí está la Iglesia", nunca dirá "Aquí están los
sacerdotes", sino "aquellos cristianos que conozco". "Tengo
un cristiano en mi trabajo" y otro: "En mi familia mi cuñado es cristiano".
Lo harán así porque ya no serán cristianos. Ahora, con el Concordato, ya se
propone que el matrimonio religioso no sea válido civilmente, sino que debe ser
común, como las separaciones. Ya no existe el estado confesional, etc. Esto conduce
a una sociedad de tipo laical secularizada. En esta sociedad, la Iglesia
aparecerá con una nueva forma, como un cuerpo, como un pueblo, donde ya no hay
Cristianos Clase A y Cristianos Clase B, sino solo el Cuerpo de Jesucristo con
diferentes carismas. Como en el cuerpo, dice San Pablo, algunos son nariz, otros
ojo, otros mano, y todos juntos forman el cuerpo; y nadie puede decirle a la
mano "No eres un cuerpo porque eres diferente del ojo", y así es
necesario cada uno de los hermanos.»
Nada que
ver con el CNC donde los de la primera comunidad no se juntan con los de la
tercera más que si no queda otra. Y ni los de la primera ni los de la tercera
se acercan a los parroquianos de verdad por si se les pega algo.
«Una de las misiones fundamentales que tendremos
cuando lleguemos a entrar en este cuerpo: todavía estáis en el precatecumenado
porque todavía estáis verdes para entrar en este cuerpo.
Para entrar en este cuerpo debéis ser revestidos con
un vestido deslumbrante, con un manto de gloria, con el Espíritu de nuestro
Señor Jesucristo, debéis ser revestidos de este espíritu, esta forma de amar debe
ser activada en vuestra existencia, en vuestra praxis de la vida de los días.
Quien tiene este amor, quien lo tenga, puede ser llamado cristiano. Los otros
no: quien ama así todos los días. Quien no ama así no pertenece a Jesucristo
aunque sea sacerdote, o sea obispo.»
¡Cómo no
iba a ser Pako el sensible quien dispusiera quien puede ser llamado cristiano y
quien no! Incluso si con sus palabras declara implícitamente que no hay
cristianos en el CNC.
«Dice san Pablo a los corintios: "El que no
tiene el Espíritu de Cristo no le pertenece". Porque había algunos que
habían hecho el catecumenado, habían recibido el Bautismo, todas esas cosas,
pero que no habían recibido el Espíritu de Jesús.
Simón el Mago hizo el catecumenado, recibió el
bautismo y todavía está pensando en hacer dinero, y por eso dicen que recibió
el Bautismo, pero no dejó en el agua el cadáver del hombre viejo. Salió del
agua, no resucitado con Cristo, sino con todos sus pecados. Tertuliano dice que
cuando empiezan a entrar masas de gente en la Iglesia, el catecumenado se
aniquila, se suprimen los escrutinios y la gente ya no deja en agua del Bautismo
todos sus pecados. Salen con todos sus pecados sobre ellos. ¿Por qué no los
dejaron? Uno era cristiano, pero la praxis no lo era.»
Será que
Tertuliano era profeta. Porque murió en el año 220, unos cuantos años antes del
nacimiento del que llegaría a ser el emperador Constantino, el que abrazó el
cristianismo. O será que Kiko está contando una patraña.
«Para salvar el espíritu del Evangelio, debe nacer el
monacato, debe marcharse al desierto, porque ya no existe la comunidad natural,
todo se ha diluido. Se pretende a través del monacato vivir el espíritu de las primitivas
comunidades cristianas que buscaban todas las órdenes religiosas. Y gracias a
las órdenes religiosas, a estos carismas, se mantuvo vivo este deseo de vivir
los Hechos de los Apóstoles en serio. Cantamos, hermanos, el cántico de Daniel.
San Pedro dice en una de sus cartas, que dicen que
es una homilía durante la Vigilia pascual para los bautizados, dice así:
"Habéis sido llamados a heredar la bendición". Porque el pueblo que
tenía la misión de bendecir a Dios era el pueblo de Israel: "vosotros sois
ahora el nuevo Israel, y estáis llamados a heredar la bendición".»
La segunda
presunta cita no es tal, sino un nuevo invento de que pretende disponer lo que
deben decir las Escrituras.
«Dice el salmo: "¿Dónde habita Dios? En la
alabanza de su pueblo" (deformación del salmo 22), cuando bendecimos a
Dios. Dice otro salmo, que dos ángeles se encuentran y uno pregunta al otro:
"¿Dónde está el lugar de su gloria?". Y el otro responde: "En la
bendición", y así se repiten mutuamente.»
Otra trola
más, porque el chapucero canto de los niños no es un salmo… salvo en
Kikolandia.
«Es decir, en las Laudes, cuando bendecimos a Dios
con este canto que sale de nosotros, Dios se sienta, Dios aparece. La palabra
Misa significa bendición, berakà»
Aquí me
gustaría ver la cara del trol que tantas veces ha venido al blog a explicar
que la palabra Misa sólo era parte de una fórmula de despedida en latín. Su
gran jefe no está de acuerdo con él. ¿Quién será el que no tiene ni idea?
«Toda nuestra Eucaristía es una bendición que le
llega a Dios porque ha hecho una maravilla que nos trae de vuelta la
resurrección de su Hijo Jesucristo, su muerte por nuestros pecados y su
resurrección: este hecho que hemos experimentado. Quienes no lo han
experimentado no pueden bendecir, nosotros elevamos una alabanza al Señor.
Hoy lo hacemos porque hoy es el día del Señor.
Dice un midrash judío que como Dios ama tanto a su
pueblo, tanto que su Hijo, el unigénito ha tomado nuestra naturaleza, no le
gusta tanto la alabanza de los ángeles como la nuestra, y todos los ángeles
tienen que esperar con los instrumentos musicales, las arpas, y cuando
comenzamos: "Si hoy..." todos se unen a nosotros, a nuestras Laudes.
Este midrash es para los niños y vosotros tenéis que pasar vuestra fe a los
niños con las Laudes en casa; y así se van enterando de que son un pueblo de
sacerdotes y cuando digan que quieren ir a jugar al fútbol tú les dices:
"No, hermano, ahora no puedes ir a jugar al fútbol porque eres hijo de
sacerdotes y tienes una misión sacerdotal que es bendecir al Señor. Empieza a
aprender que eres un niño diferente de todos los otros chicos: por eso, cuando te
traten mal en la escuela, tú no puedes actuar como todos los demás, tú tienes que
sufrir la injusticia, hermano. Tú eres un niño que has nacido marcado, has nacido
en una familia cristiana, has nacido para el martirio". Nosotros los
cristianos nacemos para llevar sobre nuestra piel la injusticia del mundo, los
que no quieran que se vayan.
Está naciendo aquí un pueblo nuevo que es el fruto
del Concilio Vaticano II. Esto lo ha dicho el Papa: "Aquí están los frutos
del Concilio Vaticano II", cuando vio las comunidades neocatecumenales.»
Qué curioso
que en el discurso del Papa a las comunidades de Roma haya desaparecido esa
presunta afirmación papal.
«Pero el Concilio Vaticano II abrió la puerta a una
nueva era en la Iglesia. Ahora ha comenzado una batalla con Lefebvre y otros
que desean erradicar el Concilio; pero no podrán porque el Concilio lo ha hecho
el Espíritu del Señor. Bien, bendigamos al Señor con estos tres jóvenes que
están en el paraíso, que están en el cielo, y estarán contentísimos, y con sus
palabras junto con la Virgen María y todos los santos y todos los ángeles
elevamos esta alabanza al Señor.
Canción: "Bendito seas Señor" (Cántico de
Daniel)»