«MI CONVIVENCIA
INICIAL
El viernes comienza todo tras la cena, el lugar, una casa de retiro
donde Dios perdió el mechero de lejos que estaba, y más bien cutre. Llegué a la
hora de cenar, me asignaron habitación junto a dos chicas más sin yo preguntar
ni elegir (debo decir que las dos eran muy majas, pero me fastidiaba no poder
decidir estar sola o acompañada, había que acatar y punto). Era una habitación
con dos camas y una litera, me tocó la parte de abajo de la litera, que tenía
una tabla y un colchón de espuma finísimo, dormí fatal. Me pregunté si Kiko y
Carmen en sus viajes también van a casas de retiro de los años 70 y duermen con
los riñones en una tabla, y si duermen solitos en cada habitación o les obligan
a dormir con desconocidos.
Tras la cena, nos meten en un mini-salón, junto con unas veinte personas más que no conocíamos de otros puntos de la provincia, con los signos del camino, ambón con el paño de" María eres la zarza ardiente de Moisés...", la cruz dorada y flores, sube a hablarnos Pepita y nos dice que vivimos en una oscuridad, y que la única luz que nos alumbra es Cristo, así que se iban a apagar las luces y en silencio permaneceríamos de pié. Apagaron las luces, con las risitas de los más jóvenes, yo me senté, ya que no me veía nadie, estaba reventada tras la semana de trabajo y a esa hora me apetecía descansar, no estar de pie a las doce de la noche.
Estuvimos unos
diez minutos de reloj a oscuras, cuando de repente se oye una voz cantando "Cristo
es la luz" . Y repiten todos lo mismo, y entra un cura ultra- kiko
(fanático al 100% del camino) portando el cirio pascual y cantando, lo mismo
que se hace en la Pascua, tras lo cual, Pepita toma la guitarra y a cantar “Resucitooooo”, vale por ambas cosas de no ser por que ¡¡¡¡¡ESTABAMOS EN PLENA
CUARESMA!!!!!!!! Pero les da igual, cantaban aleluya, resucitó, hicieron
lucernario, daba igual que fuera Cuaresma, será que el camino tiene sus propios
tiempos litúrgicos.
Tras una catequesis de la que no me acuerdo de nada porque estaba virtualmente
dormida, nos fuimos en silencio a la cama, no os cuento cómo dormí de mal a
pesar de lo cansada que estaba.
(No es que yo haga insistencia en la comodidad, conocí una superiora de un convento de clausura que decía que en un convento, o en una convivencia era imprescindible “dormir bien y comer bien” para tener el alma descansada para Dios , cómo me acordé de aquella hermana).
A la mañana siguiente, tras el desayuno, Cristina nos hablaba de obedecer y no razonar, esa era la idea principal de una catequesis de dos horas, tras una pausa otra catequesis que no me acuerdo de qué iba, y a comer, os podéis imaginar el espectáculo, antes de comer, porque no era el único grupo de retiro ni de convivencia en ese sitio, y los demás no eran kikos, cuando empiezan a cantar:"Tú das el pan a los pobres..." todo el mundo mirándonos como si estuviésemos locos. Como detalle comentar, que en las mesas de los catecúmenos, nada más que había botellas de agua de Lanjarón rellenas del grifo, una bandeja con los pedazos de pan estrictos para cada uno, y una bandeja de comida para cada cuatro, sin embargo, en la mesa de los catequistas había vino, ensalada, pan en cantidad agua, y fruta. Los demás que nos partiera un rayo, me pareció un mal ejemplo, además, ellos por un lado, aparte, y los demás juntos por otro, a otro nivel inferior a ellos.
Por la tarde, Carlos habló de la pascua judía, dando todo tipo de detalles, de no ser por una pequeña cuestión: en la facultad tuve una asignatura en la que estudié el cristianismo primitivo, las religiones paganas, las tribus semitas... es decir, que os aseguro que todo lo que dijo el pobre hombre estaba un poco trastocado, pero, porque me caía bien, y no quise llamar mas la atención, no dije ni pío, reconozco que si hubiese sido Pepe, me hubiese tirado a la yugular.
Tras esa catequesis, Francisco nos habló de cómo el camino celebraba la eucaristía y por qué, la frase que más me impactó, fue la siguiente: "nosotros amasamos nuestro propio pan, porque el papelito ese que te da el cura en la misa no es pan (en referencia a la Sagrada forma) " son palabras textuales que se me quedaron grabadas y me dejaron de piedra, nos fuimos a cenar, porque luego sería la eucaristía, y en la cena estaba el cura que estuvo en las catequesis, le comenté la frase del "papelito" y se puso hecho una fiera, "Otra vez! les tengo prohibido que digan lo del papelito!! Se van a enterar!". Es decir, que no era la primera vez que lo decían, y me llevó a pensar cuántas personas habrán escuchado decir lo del papelito a lo largo del mundo y despreciarán como ellos al mismo Cristo en la Sagrada Forma. Qué triste.
Tras la Eucaristía, un ratillo de solaz, y a la cama ( si se le puede llamar cama).
Al día siguiente, tras una catequesis interminable, nos leyeron el sermón de la montaña (previa introducción de media hora), y nos dejaron un tiempo (diez minutos nada más) para reflexionar solos, tras esto almorzamos y después nos reunieron, nos explicaron brevemente, y de por encima, los pasos del camino (obviamente, no dijeron más que el nombre y poco más de cada paso ) y nos preguntaron uno a uno si entrábamos a formar parte de la nueva comunidad o no.
Yo respondí que no sabía que iba a hacer, la verdad es que dudé, porque el grupo de personas que íbamos era un grupo majo, y me atraía formar un grupo cristiano, por otro lado, el camino no me atraía nada, algo oscuro me daba miedo.... no sabía que iba a hacer. Finalmente decidí no entrar y doy Gracias a Dios por que me ha mantenido alejada de este grupo. Por supuesto, soy persona "non grata" en esa parroquia, me miran con auténtico desprecio y no me dicen ni hola.
Ya veis mi gran
pecado: cuestionar la autoridad del
catequista principal, ponerlo en entredicho delante de los demás, y sobre todo,
pensar por mi misma y no obedecer.
El párroco le contó a un familiar mío que había disfrutado mucho con mi
“enfrentamiento” con Pepe, literalmente le dijo que era la primera persona en
todos esos años que se atrevía a cuestionar el camino, y que hacía falta más
gente así.
Sigo siendo católica, que esta gente crea que estoy condenada me trae sin cuidado, si cuento todo esto es para que se sepa lo que pasa en el Camino neocatecumenal, porque amo a la Iglesia y quiero que reaccione ante el camino de Kiko. No lo cuento con rencor ni con odio, sino con pena y tristeza que esto se de en la Iglesia de Cristo.
Espero que mi testimonio colabore a abrir los ojos a quien aún tenga barro neocatecumenal en ellos, que no os confundan: LO QUE VIENE DE DIOS DA PAZ, Y EL CAMINO NO HA TRAÍDO PAZ A LA IGLESIA CATÓLICA, SINO A SEMBRAR CONFUSIÓN Y DIVIDIRLA COMO LA CIZAÑA».