IV. ROM. 4, 23 ss.
"La
última cita es muy importante. Vamos a empezar desde el versículo 18 para
escuchar un poco lo que es la fe. Está hablando de Abraham y dice:
«El cual,
esperando contra toda esperanza, creyó…»
Creyó
que Dios podía darle un hijo a pesar de que su mujer era vieja y estéril".
Pako siempre resalta que la anciana -vieja para él siempre que se trate de una mujer- era Sara. ¡Cómo si Abraham fuese un jovencito! Pues no, Abraham era aún más anciano -viejo en lenguaje kikil-.
Pako siempre resalta que la anciana -vieja para él siempre que se trate de una mujer- era Sara. ¡Cómo si Abraham fuese un jovencito! Pues no, Abraham era aún más anciano -viejo en lenguaje kikil-.
«No vaciló en
su fe al considerar su cuerpo ya sin vigor -tenía unos cien años- (…) Por el
contrario, ante la promesa divina, no cedió a la duda con incredulidad…»
Es
decir, frente a la promesa divina no dudó y dijo: Si Dios dice que lo hará…
«…más bien,
fortalecido en su fe, dio gloria a Dios con el pleno convencimiento de que
poderoso es Dios para cumplir lo prometido. Por eso LE FUE REPUTADO COMO
JUSTICIA».
Me gusta el micrófono más que el dulce |
Cree
esto: cree que Dios puede realmente hacer que un anciano de noventa y cinco
años tenga un hijo de una anciana estéril. Porque Dios es El que puede lo
imposible, porque es el Señor de la vida y de la muerte. Mira lo que S. Pablo
añade inmediatamente:
«Y la
Escritura no dice solamente por él que le fue reputado, sino también por
nosotros, a quienes ha de ser imputada la fe, a nosotros que CREEMOS EN AQUEL
QUE RESUCITÓ DE ENTRE LOS MUERTOS A JESÚS, SEÑOR NUESTRO, QUIEN FUE ENTREGADO
POR NUESTROS PECADOS, Y FUE RESUCITADO PARA NUESTRA JUSTIFICACIÓN».
Dice
que la misma fe que tiene Abraham -quien cree que Dios puede cumplir lo que ha
prometido- si vosotros creéis que el anuncio que os traemos se puede cumplir
por el poder de Dios, que podéis recibir la vida, un corazón de amor en lugar
del corazón estéril de obras buenas, sucederá en vosotros como en Abraham: para
los que creen, Dios hace que se cumpla la promesa en ellos. Quién no tiene la fe de Abraham,
de su corazón, no sale nada, sólo la ira y el odio”.
Eso de la ira y el odio... ¡Cómo me recuerda a
los kikines que no pueden vivir sin el blog!
V. ROM. 8, 1 ss.
“Ya
hemos leído varias veces Romanos 7, que dice que el hombre de la carne no puede
agradar a Dios, porque, aunque él sabe la ley con la razón, cuando intenta
cumplirla y hacer el bien es el mal el que se le presenta. (…)
Decidle a Carmen que el micro es mío |
Es
decir, este hombre, a causa del pecado, lo único que puede obtener de la ley es
el ser condenado por ella. Por esto digo que a este hombre, sin Cristo, el
moralismo no le sirve para nada. Dile que debe amar, preséntale la ley, dile
que es un pecador. Lo único que obtendrá será ser juzgado y condenado por la
ley. Porque esta le hace ver que es egoísta, que no ama a su esposa, que es un
burgués, que en todo se busca a sí mismo, que se va de casa porque los niños le
fastidian, etc. Lo único que la ley puede hacer es esto: denunciar. Esto es lo
que S. Pablo dice aquí. La ley no puede dar vida a este hombre, no puede hacer
que realice obras de vida eterna, porque es impotente, no puede hacerlas.
«Pues lo que
era imposible a la ley, reducida a la impotencia por la carne, Dios,
habiendo enviado a su propio Hijo en una carne semejante a la del pecado, y en
orden al pecado, condenó el pecado en la carne, a fin de que la justicia de la
ley se cumpliera en nosotros que seguimos una conducta, no según la carne, sino
según el espíritu.
Efectivamente,
los que viven según la carne, desean lo carnal; mas los que viven según el
espíritu, lo espiritual. Pues las tendencias de la carne son muerte; mas las
del espíritu, vida y paz, ya que las tendencias de la carne llevan al odio a
Dios: no se someten a la ley de Dios, ni siquiera pueden; así, los que están en
la carne, no pueden agradar a Dios».
Aquí
S. Pablo no habla del cuerpo y su concupiscencia sino, por el contrario, del
alma. Si es así, lo que se debe hacer es fustigar al cuerpo para que asuma la
condición debida y obedezca. Nada de eso. Dice que este hombre no puede agradar
a Dios. Los que están en
la carne no pueden obedecer a Dios. Les es imposible. Con este hombre no valen
los discursos. Con ellos, queda aún más frustrados”.
Está describiendo a
los tristes kikines que tantas pruebas de su incapacidad para el bien dejan en
el blog.
«Mas vosotros
no estáis en la carne…»
Está
hablando a una comunidad de romanos que ya han recibido el Bautismo.
«…sino en el
espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros. El que no tiene el
Espíritu de Cristo, no le pertenece»
Echa p'alla que paso yo |
Mira
con que claridad habla San Pablo: si alguien de la comunidad no tiene el Espíritu Santo, a pesar de su
Bautismo, no pertenece a Cristo, no es de Cristo. Por esto el otro día
dije: un sacerdote, si no tiene el Espíritu de Dios, no le pertenece. Y esto se
ve en las obras: quien tiene el Espíritu Santo ama al enemigo. Párroco,
capellán, obispo o lo que sea”.
O el mega-gurú de un
grupúsculo engolado o asiduos visitantes de un blog...
«mas si Cristo
está en vosotros, aunque el cuerpo haya muerto ya a causa del pecado, el
espíritu es vida a causa de la justicia. Y SI EL ESPÍRITU DE AQUEL QUE RESUCITÓ
A JESÚS DE ENTRE LOS MUERTOS HABITA EN VOSOTROS, AQUEL QUE RESUCITÓ A CRISTO DE
ENTRE LOS MUERTOS DARÁ TAMBIÉN LA VIDA A VUESTROS CUERPOS MORTLAES POR SU
ESTPÍRITU QUE HABITA EN VOSOTROS».
Mira
que maravilla: tú tienes el cuerpo muerto porque el pecado no te deja y no
puedes hacer obras de vida eterna; haces sólo obras de muerte: ira, robos,
resentimientos, rencores, etc. A causa del pecado, tu cuerpo ya está muerto, y
está muerto aunque tú vivas. Esta es la catequesis de la Iglesia primitiva. Por
esto S. Pablo dice: Jesús, que estaba muerto, fue resucitado por el Espíritu de
Dios que da la vida. Si este Espíritu vive en ti, podrá dar la vida a tu cuerpo
muerto. Y ¿en qué lo ves? En que puedes hacer obras de vida eterna, de
justicia; ser virtuoso sin esfuerzo. Como dice San Juan Crisóstomo: quien no hace la virtud sin
esfuerzo no puede ser bautizado”.
Puf, acaban de
quedarse fuera unos cuantos kikines que yo me sé.
“Termina
diciendo:
«Así que,
hermanos míos, no somos deudores de la carne para vivir según la carne, pues,
si vivís según la carne, moriréis. PERO SI CON EL ESPÍRITU HACÉIS MORIR LAS
OBRAS DEL CUERPO, VIVIRÉIS».
Pako y el micrófono, otra vez |
Entonces,
¿quién tiene el Espíritu Santo? Aquel que hace obras de vida eterna. Quién no
las hace, no tiene el Espíritu de Dios. ¿Sabes lo que dijo Tertuliano? “No se
te da el Bautismo para qué no peques más, sino porque ya no pecas”. Por eso el catecumenado es una
gestación en la que hay escrutinios para escrutar
las vidas de las personas. Esto es lo que haremos con vosotros.
VI. ROM. 10, 8 ss.
Esta
Palabra que anunciamos, ¿dónde está? ¿Está muy lejos de ti? San Pablo dice:
«Cerca de ti
está la palabra: en tu boca y en tu corazón, es decir, la palabra de la fe que
nosotros proclamamos. Porque, si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y
CREES EN TU CORAZÓN QUE DIOS LE RESUCITÓ DE ENTRE LOS MUERTOS, SERÁS SALVO.
Pues con el corazón se cree para conseguir la justicia, y con la boca se
confiesa para conseguir la salvación. Porque dice la Escritura: Todo el que
crea en él no será confundido».
¿Qué
quiere decir esto? Que si crees que este vicio de la masturbación, de la
bebida, de las mujeres, del egoísmo, de lo que sea, si crees que Él te lo
curará, no quedarás confundido. Te lo asegura la Escritura. El que confía en
Cristo no quedará avergonzado. Y si crees en la vida eterna que te ha
prometido, que no vas a morir, que la muerte física es un paso al Padre,
morirás tranquilo, porque no quedarás confundido.
«Pues todo el
que invoque el nombre del Señor se salvará. Pero ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Cómo creerán en
aquel a quien no han oído? ¿Cómo oirán sin que se les predique? Y ¿cómo predicarán si no son enviados? Como
dice la Escritura: ¡Cuán hermosos los pies de los que anuncian el bien! Pero no todos obedecieron a la Buena Nueva.
Porque Isaías dice: ¡Señor!, ¿quién ha creído a nuestra predicación? Por tanto, la fe viene de la predicación, y
la predicación, por la Palabra de Cristo».
Al menos me libro de sujetarle la hojita |
Este
texto es muy bueno para ver cómo la fe viene del anuncio del Kerygma. Hoy
creemos que la fe depende de dar en primer lugar mucho pan y de preparar el
terreno. Aquí vemos que no es así.
Ahora
vamos a hablar de la epístola a los Corintios en la que dice: "¡Oh muerte,
¿dónde está tu victoria?, ¿dónde está tu aguijón? El aguijón de la muerte es EL
PECADO Y LA FUERZA DE PECADO ESTÁ EN LA LEY” El maligno se apoya en la ley para
seducir al hombre con el pecado. Esta lectura es muy potente, porque los
corintios estaban empezando a plantear cuestiones filosóficas sobre cómo se
resucita, con que cuerpo, con que forma, etc. San Pablo tiene que discutir con
ellos:
VII.
I
COR. 15, 35 ss.
«Pero
dirá alguno: ¿Cómo resucitan los muertos? ¿Con qué cuerpo vuelven a la vida?
¡Necio! Lo que tú siembras no revive si no muere. Y lo que tú siembras no es el
cuerpo que va a brotar, sino un simple grano, de trigo por ejemplo o de alguna
otra planta. Y Dios le da un cuerpo a su voluntad: a cada semilla un cuerpo
peculiar».
¡Me pilló! |
Esta
semilla es muy importante porque es un milagro que una semilla puede
convertirse en un gran árbol que no se parece a la semilla. Es algo similar a
lo que nos sucede en el cristianismo: que se siembra en nuestra vida mortal una
semilla de resurrección que tiene el poder de hacer germinar en nosotros un
cuerpo de gloria.
«Así también en la resurrección de los
muertos: se siembra corrupción, resucita incorrupción; se siembra vileza,
resucita gloria; se siembra debilidad, resucita fortaleza; se siembra un cuerpo
natural, resucita un cuerpo espiritual. Pues si hay un cuerpo natural, hay
también un cuerpo espiritual.
«En efecto, así
es como dice la Escritura: Fue hecho el primer hombre, Adán, alma viviente; el
último Adán, espíritu que da vida. Mas no es lo espiritual lo que primero
aparece, sino lo natural; luego, lo espiritual. El primer hombre, salido de la
tierra, es terreno; el segundo, viene del cielo».
Por
esto dice Jesús a Nicodemo: hay que volver a nacer, renacer de lo alto, del
Cielo.
«Y cuando este
ser corruptible se revista de incorruptibilidad y este ser mortal se revista de
inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: La muerte ha
sido devorada en la victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está,
oh muerte, tu aguijón? El aguijón de la muerte es el pecado; y la fuerza del
pecado, la Ley. Pero ¡gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por
nuestro Señor Jesucristo!»
Se
puede acabar aquí.