Por su interés Crux Sancta ha transcrito la intervención del fundador del Camino Neocatecumenal, Francisco José Gómez de Argüello Wirtz, en los actos previos a la Misa de las familias, celebrada el 29 de diciembre de 2013 en la plaza de Colón, en Madrid.
La grabación del acto fue llevada a cabo por la televisión de la Conferencia Episcopal Española, 13tv, y a partir de esos mismos youtubes hemos hecho su transcripción. A continuación les ofrecemos la primera parte.
Parte
5. [Kiko empieza en el minuto 03:00]
Un
saludo a todos, un saludo. Buenos días a todos. ¿Qué tal? […]
Buenos días a todos, saludos. Adelante. [No se puede oír a Kiko]
Muy bien, maravilloso […]
Saludo a las familias que pasarán, que
serán bendecidas por el señor cardenal, que pondrán su misión al
mundo a los pies de la santa Familia de Nazaret. Familias que vienen
de Italia, Alemania, Holanda, de Polonia, de Hungría, de Letonia, de
Austria, de Bélgica, de Francia... en total son 76 familias con 255
hijos que, después, estas familias serán enviadas por el Santo
Padre, por el Papa Francisco, el 1 de febrero, recibirán el envío.
¿Se oye bien? ¿Me oís bien? A ver, saludo a los hermanos de
Francia, levantad la bandera de Francia, los de Francia, 200 hermanos
de Francia me han dicho. Bienvenidos. Muy bien. Buenos días, bien,
vamos a empezar hermanos haciendo un canto así nos entramos en
calor. Dado que estamos aquí de muchas naciones, sobre todo de
Europa, cantaremos Yo vengo a reunir. Es un canto del profeta
Isaias, Isaías 66, dice: yo vengo a reunir a todas las naciones,
vendrán y verán mi Gloria, y cantaremos: Gloria, Gloria.
Dice: pondré en ellos una señal y los enviaré a las naciones más
lejanas para que anuncien mi Gloria. Gloria. Y mirad, las naciones
en que estas familias irán son: A India, China, Vietnam, Mongolia,
Austria [cita una ciudad] Bulgaría (sic).
Son misiones ad gentes que
enviamos a zonas totalmente secularidadas, a Finlandia; en Francia va
una misión ad gentes a Dijón, otra a Mâcon, otra a Nancy, a
Orleans, a Bijon [¿?], Bastia, a Pourge [¿?], Pau; otras familias van al
Kósovo, al Kosovo, otra a Letonia, a Riga, a Holanda a Dengelder [¿?]; a
Friburgo, a Suiza. A Ginebra, a Laussanne, nos lo han pedido los
obispos. A Ucraina, Kachevo [¿?]; a Búdapest (sic), Hungría;
también nos ha pedido en nuevo arzobispo de Philadelphia una misión
ad gentes a una zona muy difícil.
Bien, damos un aplauso, hermanos,
a estas familias que van a estas naciones lejanas. [Aplaude el
público] Muy bien, adelante. Bueno, vamos a cantar entonces “Yo
vengo a reunir”. Cantamos todos.
[Cantan]
Parte
6.
[No
se escuchan las palabras de Kiko]
Subireis
las familias, que están aquí sentadas muy cerca, serán invitadas a
subir al escenario, vamos al estrado y se pondrán delante del altar,
aquí de rodillas... y como no caben todos porque son muchos, hay 300
hermanos pues se pondrán en la escalera y luego se pondrán de
rodillas y les dará la bendición.
La bendición que hará el
cardenal es la bendición que compuso el Papa Juan Pablo II cuando
envió las primeras cien familias a las naciones en Porto San
Giorgio, en Italia, que ha sido el Papa que ha fundado los seminarios
Redemptoris Mater para apoyar a estas familias que parten a la nueva
evangelización.
Es algo sorprendente la disponibilidad que Dios da a
estos hermanos para ofrecerse a Jesucristo y a la Iglesia para
anunciar el Evangelio. ¿Qué es lo que hacen estas familias? Pues
cumplir lo que dicen Jesús en el Evangelio.
Mirar, nosotros decimos
que es necesario hoy en las parroquias pasar de una pastoral
sacramental a una pastoral de evangelización. El Papa en el nuevo...
en lo que ha escrito sobre la “Alegría de anunciar el Evangelio”
lo dice con otras palabras, dice “hoy es necesario pasar de una
pastoral de conservación a una pastoral eminentemente misionera en
las parroquias” y ¿cómo se hace esto de implantar una pastoral en
las parroquias de evangelización?
Bueno, decimos, mirad en una
parroquia pues hay una iglesia ahí en una zona de unas 15.000
personas del que forman parte de una parroquia pero vienen a la
parroquia todavía a misa el 10%. O sea, que de 100 solamente 10
personas vienen, o de 1000, 100 etcétera, y de 15.000 150 (sic)
algo así, hay una [parte] porcentual pequeña que está en las
parroquias. Hay zonas que tiene más gente, unas que es el 15%, el
20% etcétera.
El problema es, y de las parroquias queda la pastoral
pues se intenta alimentar la fe de la gente que viene a la Iglesia a
través de los sacramentos donde está Cristo, es Cristo el autor de
la fe y perfeccionador de la fe, entonces, pues a través de las...
Cristo está presente en la misa, pues en las misas esta presente en
el matrimonio, en el bautismo, en la sagrada Eucaristía, etcétera,
en los pobres, que hacen Cáritas, la adoración al santísimo etcétera, y
todo la pastoral de conservación, que decía el Papa, o pastoral
sacramental que a través de los sacramentos alimentamos nuestra fe
gracias a Jesucristo.
Pero el problema ¿cuál es? Que eso sirve para
ese 20%, 10% y todo el 80% de la gente que ya no viene a la Iglesia,
porque para creer que Cristo está presente en la misa se necesita
tener fe, pa creer que Cristo está presente en el Sagrario se
debe tener fe, pues ¿y toda esa gente que ya no tiene fe, que no
cree que Cristo esté en el sagrario, ni creen en los curas, ni creen
nada? ¿Cómo pode...? Y tenemos el deber y la necesidad de anunciar
el Evangelio, hay que anun... hay que llevarles el evangelio, porque
el Evangelio es la salvación, es la felicidad, es la vida eterna de
nosotros, pues... haría falta encontrar una presencia de Cristo que
no es necesario tener fe, y esa presencia existe, si, existe.
Dice
Cristo: Amaos, como yo os he amado. Cristo nos ha amado. Detrás
de mi hay un crucifijo. Ahí se me ve, aquí lo tenéis. Amaos como
yo os he amado. Cristo nos amo en la dimensión de la cruz. Le
estábamos matando y se estaba ofreciendo por nosotros, nos estaba
amando con un amor infinito, enorme, hasta la muerte. Dando la muerte
y la vida por nosotros. Amaos vosotros así, dice, como os he amado
yo y toda la gente pagana, secularizada que os vea, mira, mira, mira,
esos son cristianos, esos son discípulos de Cristo. Amaos así, dice
ese Cristo que hay detrás de mi. Lo veis en la televisión. Ese
Cristo. Amaos así. Y los paganos, la gente secularizada que os
rodea, o socialistas, o comunistas o lo que queráis, o agnósticos
no tendrán más remedio que decir que esos son cristianos.
Pero dice
más Jesucristo: Y si sois perfectamente uno, el mundo creerá;
perfectamente uno. O sea, para que el mundo crea, hace falta hacer
que se muestre, perfectamente uno. ¿Quién, quién? Amar, dice, pero
amaos, ¿cómo, qué significa eso de amarse? ¿a quién se refiere
lo de amaos? Porque no se puede amar lo que no se conoce, entonces
para amarnos tenemos que conocernos. Y te dicen los psicólogos que
si quieres que [no se le entiende] dime cuanta gente conoces, como se
llama, donde trabaja, cuantos hijos tiene... pues no llegas a más de
treinta. No te caben más, treinta. Entonces, una comunidad cristiana
no puede ser muy numerosa.
Porque Cristo dice: amaos, que se vea como
os queréis, que los paganos digan mirad, mirad como se aman. Bien,
pues esto van a hacer estas familias: van a formar una comunidad de
amor donde se van a amar, y llevan años y años estas familias en
una iniciación cristiana para amar. En esa iniciación cristiana ha
crecido su fe, el pecado original que nos obliga a ofrecernos todos
nosotros los mismos, el pecado, porque dice San Pablo, fijaros en
esto porque es muy importante esto, dice: no sé que me sucede, que
queriendo hacer el bien, es el mal quien se me presenta, y dice:
entonces, si hago el mal que no quiero hacer, no soy yo quien lo hace
porque yo no quiero hacerlo; ¿quién lo hace?
Y dice San Pablo, que
es Palabra de Dios: el pecado que habita en tu carne, ese que nos
obliga a hacer muchas veces cosas que no quisiéramos hacer, o sea
que tenemos en la carne un pecado que se llama el pecado original,
del que habla el Catecismo de la Iglesia Católica que nos obliga, el
pecado nos obliga a ser egoistas, nos obliga a ofrecernos todo a
nosotros mismos. Nos obliga porque nos hemos separado de Dios,
hacernos nosotros dioses de nosotros mismos, por eso dice San Pablo:
“Caritas Christi urget nos”, el amor de Cristo nos surge dentro,
nos apremia, ¿a qué cosa? Dice: Nos urge a pensar que Cristo
murió por todos los hombres, entonces todos los hombres han muerto,
o sea, todos los hombres tienen derecho a tener dentro vida eterna,
vida inmortal, todos los hombres. Eso nos surge, y aquí va esta
felicidad a los hombres, dice, pero dice más:
¿Y por qué murió?
Dice: murió para que el hombre no viva más para si mismo, sino
para Aquel que murió y resucitó por él. O sea, que según San
Pablo, todos los hombres estamos como esclavos, como condenados a
vivir para nosotros mismos, a buscarnos en todo nuestra propia
felicidad. Bueno es normal que uno viva para si, que viva, que
intente ser feliz, por eso uno tiene novia, se va a la universidad,
se casa, tiene trabajo, etcétera. Todos buscamos nuestra propia felicidad,
y por qué eso es tan malo, o tan grave que dice San Pablo que Cristo
murió para que el hombre no viva así.
Pues mirad, Dios ha mostrado
en Cristo crucificado en esto, mirad esta imagen, que es la Verdad,
la Verdad del mundo, la Verdad es Cristo crucificado. Porque Cristo es
Dios, Dios ha mostrado en Cristo crucificado la esencia, imagen
impronta de su sustancia. La sustancia... A Dios nadie lo ha visto.
Cristo es Dios, entonces este Amor crucificado es el que ha
construido este universo, es en este Amor vive, quien viva en este Amor está en la Verdad, pero los hombres que hemos nacido, y con el
primer Adán, este pecado nos impide vivir en la Verdad, vivimos en
la mentira de nuestro yo, de vivir para nosotros mismos, no podemos
vivir para los demás, es difícil... el pecado nos lo impide, el
pecado del egoísmo, porque somos lujuriosos, soberbios, el amor al
dinero, la envidia, las mentiras, la corrupción generalizada en
todas partes.
Fuente: 13tv. Programa especial Fiesta de la Sagrada Familia, 29-12-2013. Parte 5
Fuente: 13tv. Programa especial Fiesta de la Sagrada Familia, 29-12-2013. Parte 6