jueves, 28 de febrero de 2019

Una piedrecita blanca



Hubo una entrada, hace tiempo, en la que a cierto ser ultra-sensible le daba por comentar las cualidades y el simbolismo de la sal en las Escrituras. Y dado que dicho individuo no muestra el menor reparo en inventarse interpretaciones que nada tienen que ver con la doctrina de la Iglesia Católica, no dudó en relacionar la sal con la piedrecita blanca mencionada en el libro del Apocalipsis.

Los dichos y la falaz interpretación kikiana, tal y como figuran en los arkanísimos mamotretos, pueden leerse aquí

Hoy recupero y recuerdo esa falsa interpretación porque el lunes pasado don Jacinto, santo sacerdote que se afana por exponernos con rectitud las razones de nuestra fe, proporcionó a quienes acudimos a sus charlas la recta interpretación de la piedrecita blanca del Apocalipsis.

La cita es la siguiente: «El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias: al vencedor le daré maná escondido; y le daré también una piedrecita blanca, y, grabado en la piedrecita, un nombre nuevo que nadie conoce, sino el que lo recibe.»  (Ap 2,17).

Este fragmento pertenece al mensaje que el narrador recibe en una visión. El mensaje procede de Cristo y se dirige en particular a la Iglesia en Pérgamo y en general a todo el que lo escuche, puesto que es un mensaje pensado para ser leído en público.

Pérgamo era una gran ciudad, fue capital del Imperio Romano de Oriente pero conservaba sus raíces helénicas. En Pérgamo había grandes templos en los que se adoraba a Zeus, a Atenea, a Dionisos y a Asclepios (en latín, Esculapio, el dios de la medicina y la curación, representado por una serpiente). Además fue la primera ciudad que recibió permiso para construir un templo dedicado al culto al emperador y a la diosa Roma. En este ambiente, los cristianos eran gente subversiva que no participaban en las bacanales en honor de los dioses; un cristiano no comía «de lo sacrificado a los ídolos».

Pero dice Cristo a la Iglesia en Pérgamo: «al vencedor le daré el maná escondido».

En el libro del Éxodo se relata que Dios ordenó a Moisés preservar una vasija llena de maná para que las generaciones futuras pudieran conocer el pan que Dios dio a sus ancestros: Dijo Moisés: «Esto manda Yahveh: Llenad un gomor de maná, y conservadlo, para vuestros descendientes, para que vean el pan con que os alimenté en el desierto cuando os saqué del país de Egipto.» Dijo, pues, Moisés a Aarón: «Toma una vasija, pon en ella un gomor lleno de maná, y colócalo ante Yahveh, a fin de conservarlo para vuestros descendientes.» Tal como Yahveh se lo mandó a Moisés, Aarón lo puso ante el Testimonio para conservarlo.

Esta vasija se conservaba junto al arca de la Alianza como un don precioso. Posteriormente, en el 2º libro de los Macabeos se hace referencia a que Jeremías esconde todos los utensilios del templo para preservarlos hasta la llegada del Mesías. En la carta a los Hebreos también hay una mención al maná escondido. Es decir, los cristianos de Pérgamo que escuchan que a quien persevere se le promete le maná escondido entienden que se les está hablando del maná preservado para los descendientes de aquellos que murieron en el desierto, del maná que Jeremías guardó para que el Mesías dispusiera de él.

Y entienden que la verdadera descendencia de Abraham son ellos, no los judíos.

Pero en el Apocalipsis se menciona además «una piedrecita blanca» reservada también para los vencedores.

Pues bien, ningún estudioso de las Escrituras –tal vez alguno infectado por el kikismo, pero no me consta- relaciona dicha piedrecita blanca con la sal. La verdadera explicación de la Iglesia se basa en las aplicaciones prácticas que se daba en la sociedad de aquella época al símbolo de la piedra blanca.

En primer lugar, una piedra blanca indicaba inocencia jurídica porque para declarar a alguien inocente el tribunal usaba como símbolo una piedra blanca, mientras que para declararlo culpable, el símbolo era una piedra negra.

En segundo lugar a los vencedores en los juegos se les reconocía su victoria haciéndoles entrega de una piedra blanca. Esta piedra era un salvoconducto, quien la presentaba era admitido al banquete destinado a los vencedores.

Por tanto, la piedra blanca es símbolo de inocencia, de victoria y de admisión en el banquete. Y no es algo para comer ni tiene magia, como parece querer dar a entender el gurú de los mamotretos.

Por último, está lo del «nombre nuevo que nadie conoce, sino el que lo recibe». Se trata de un nombre grabado en la piedra entregada, por tanto, es un nombre otorgado por Dios, e implica en primer lugar que Dios tiene dominio sobre lo nombrado, es decir, que reconoce a aquel a quien nombra como criatura suya. En segundo lugar, recibir un nombre nuevo es símbolo de recibir una naturaleza nueva, como se relata también en Is 62, 2 y en Is 65, 15.

También es interesante que nadie conoce ese nombre nuevo, sino quien lo da y quien lo recibe: sin intermediarios, sin kikotistas que exijan obediencia, sin intérpretes de la voluntad divina, sin guruses que se crean Moisés, porque Dios se relaciona de manera personal con cada una de sus criaturas.

martes, 26 de febrero de 2019

Iniciación a la oración (V)



Dios nos presenta a Jesucristo, este amor de Jesucristo, como la salvación del mundo y también nos presenta a Barrabás. Pilato nos dice: "¿A cuál de los dos queréis?". Este fue un símbolo inmenso para toda la humanidad. ¿Quieres esta actitud del cordero, aparentemente absurda? La actitud de Barrabás, por otro lado, es experimentar nuestros puños, todos unidos.
El puño y el dedito
¿Y qué haces tú ante tu esposa, tu esposo o ese amigo? Lo mismo: ¡el puño! Levantamos la justicia como una bandera, nuestra justicia. Dejarse matar por los pecados del otro es absurdo, nos levantamos y hacemos justicia. Veremos si se da cuenta de que lo que hace no se puede hacer, hay que darle una buena lección. Si eres religioso, tal vez en el refectorio alguien empiece a meterse contigo y tú le lanzas una flecha y le ridiculizas delante de todos, ¡así aprenderá! Si es la esposa o un hijo que te hace una injusticia, cuando llegues a casa les harás otra cosa; o si es tu marido, le pones cara larga uno, dos, tres días para que se dé cuenta. Es decir, todos hacemos una violencia con la que paramos al otro; decimos: "Muy bien, si lo que quieres es la guerra, ¡que sea!". Entonces, como sabemos que el otro también es un cobarde, nos aprovechamos de él y hacemos la guerra para no luchar, porque el otro nos deja en paz y no nos hace sufrir.
Una y otra vez (como los suicidas reincidentes del CNC, que son los únicos capaces de suicidarse varias veces), Kiko incurre en el mismo error… o en el mismo engaño, porque malo es que esté tan errado uno que pretende ser un enviado directo de Dios, pero peor es que no sea ignorancia, sino mala fe.
El caso es que no resistirse al mal no significa someterse al mal y envilecerse con él, no significa consentir el mal, ni encubrirlo, significa no buscar venganza. Pero los neos no lo entienden porque les confunden con mantras perversos.
¿Y la cruz?
Bueno, pero también es posible que hoy reconozcáis que este Jesús crucificado, esta actitud es la verdad (los apóstoles de la Iglesia primitiva siempre presentan la cruz, incluso hoy los coptos, los africanos, deben llevar una cruz), pero una cosa es reconocerlo y otra hacerlo. ¿Qué nos sucede? Que nos reconocemos impotentes. Es decir, admitís que Jesús es la verdad, pero cuando se te presenta la injusticia, haces justicia con tu propia mano.. ¿Qué nos sucede?
San Pedro dice: "Esclavos, someteos al amo injusto, porque esto es agradable a Dios; a esto has sido llamado, a sufrir la injusticia".
La cita, por supuesto, es incorrecta. O tal vez no sea de la Biblia, sino de algún kikotreto. El caso es que cuando San Pedro habla de sometimiento en ningún sitio dice que los esclavos sean llamados a ser sufridores en esta vida. Es una exhortación a que todos se sometan a las leyes e instituciones humanas para no ser considerados revolucionarios.
Es importante que empieces a entender que has sido llamado a esto. Pero, ¿cómo es posible que el Señor nos llame a esto si somos incapaces de asumir la injusticia? Porque para asumir la injusticia es necesario tener Vida eterna, la vida de Jesucristo.
Aquí estoy para deciros que me prediqueis a mí
Por esta razón, convertirse significa creer que esta es la verdad, esto: que Jesús murió por tus pecados y que resucitó para tu justificación. Qué ahora está vivo y resucitado para ti, que está vivo aquí en la Iglesia, que nos ha enviado como catequistas para que os llamemos a la conversión y, invocando el Nombre de Jesús, si tú crees que Jesús está vivo, podrás recibir el Espíritu de Jesús, este Espíritu que te da la vida, este Espíritu que perdona tus pecados.
Otra mentira más. ¡Qué poco cuesta decir que diosito les manda tomarse una mariscada!
Jesús, dejándose matar, solo con esta actitud ya te muestra que te perdona y te ama; pero no solo con su muerte, porque si Jesús todavía estuviera muerto, no sabríamos que nos ha perdonado. Es su resurrección la que nos justifica: Jesús está vivo. ¿Dónde? Está vivo aquí, ahora, en la Iglesia; está hablando contigo. La Iglesia es su cuerpo, por eso en la confesión confesaste a Jesucristo vivo, aquí en la Iglesia que te ha perdonado, que te ha dicho: Yo te absuelvo, te perdono, me mataste pero hoy estoy vivo y te perdono.
¿Crees verdaderamente que Jesucristo murió por tus pecados y que está vivo, que Dios lo resucitó por ti? Entonces invócalo, invoca Su Nombre.
No. Creo que resucitó porque era inocente y la muerte no tenía poder sobre Él. Murió por mí, pero no resucitó por mí; resucitó porque la muerte no pudo retenerlo y así consiguió para mí lo que yo no podía alcanzar. Y tampoco tengo claro que sea correcto eso de «Dios lo resucitó». ¿Acaso Cristo no es Dios?
¡Me atacaban las olas!
El otro día tuve una experiencia enorme... Estaba en una posición de la que la Escritura habla siempre: "Me acosas por detrás, me atacas por delante", y no hay salvación. Dice un midrash sobre la Pascua que Israel es como una paloma perseguida por un halcón que está a punto de atraparla; este halcón es Egipto. Cuando no sabe cómo escapar, porque no hay manera de escapar, encuentra un agujero en una roca para refugiarse y cuando está a punto de entrar en el agujero para salvarse, una serpiente (la muerte) sale de allí. Entonces, el halcón está a punto de atraparla, la serpiente sale del otro lado y no sabes cómo, ¡aparece Dios para salvar a la paloma!.
No por casualidad les encantan los cuentitos en los que unos son los elegidos y los demás no se merecen la salvación ni la dignidad de hijos de Dios.
El otro día tuve una experiencia similar... Es la experiencia de la fe. Dice la Escritura: "Nadie que invoque el Nombre del Señor quedará confundido".
Invócalo desde el fondo de tu corazón, si realmente no quieres pecar. Si alguien se siente bien en el pecado, te digo que el pecado mata a Jesucristo, mata a los otros; si quieres continuar en el pecado, si te gusta pecar, debes saber que el pecado ha matado al Autor de la vida y te está matando a ti: estás matando la vida que llevas dentro y matando a otros.
No se pierda de vista que suelta este rollo a quienes han pasado la puerta del kikokumenado previa renuncia a Satanás a sus pompas y demás, para que quede claro que no les ha servido de nada tanto kikamino previo.
Convertirse significa renunciar al pecado y mirar a Jesucristo que está vivo, está sobre todo pecado como KYRIOS, como Señor con plenos poderes, de toda virtud y de toda dominación. Convertirse es caminar en su luz, invocando su Nombre. "Por la fe en su nombre -dice San Pedro- este hombre que era paralítico, fue restaurado, totalmente curado".
Hay una fe que te corresponde a ti. ¿Por qué te resistes al Espíritu Santo? El Espíritu Santo está dentro de ti ahora, te está ayudando, te está llamando. ¿Por qué no dejas el pecado, por qué? ¡Déjalo!
Mirad, hermanos, que si no dejáis el pecado, no podéis ser iniciados en la oración: sería una pantomima; ¡Ya habéis hecho tantas en vuestra vida!
¡Toma juicio y toma mentira! A nadie se le niega el derecho a la oración, salvo en Kikolandia, el reino del juicio condenatorio.
Digo esto para todos: perded vuestra vida esta mañana, perded vuestra vida en Jesucristo. Aprended a perder la vida. Perder la  vida es la cruz de Jesucristo: "Señor, que se haga tu voluntad". Yo no sé nada de lo que será de mi vida mañana, Tú me marcharás tu voluntad en la historia, en lo que me sucederá. Esta es mi experiencia: en las chabolas, por ejemplo, no entendí nada de lo que me pasó y las pasé de todos los colores. Todos los días parecía que tenía que morir porque todo me superaba y no podía hacer nada: un ladrón, un drogadicto, uno que quería matar a su esposa, problemas enormes...
Al pobrecito se le despellejaron los dedos porque un día trabajó. Unos problemones...
Pero no sé cómo, siempre, cuando parecía que me moría, que todo había terminado, se me abría un camino para escapar de la muerte, casi de manera sorprendente.
Ahora, id a rezar en silencio, tenéis de la Iglesia el poder de invocar el Nombre de Jesús sobre vuestros pecados. "Señor Jesús, ten piedad de mí, Señor Jesús, ¿qué quieres que haga, qué quieres de mí?" Clamadle: "¿Estás vivo? ¡Habla! ¿Qué quieres de mí? Señor Jesús, ten piedad de mí, que soy un pecador".
Y luego, practicad la biblomancia a ver si os contesta.

domingo, 24 de febrero de 2019

Lenguaje cruxsanctino (IX)



Una vez más, no  me resisto a traer una muestra del ingenio de algunos participantes en el blog.
Espero que lo disfrutéis. Quien quiera ver capítulos anteriores de este vademekikum, lo puede hacer a partir de aquí.

Koncilio de palomeras: Reuniones de quinquis y prostitutas –eso era todo lo que había en Palomeras, según uno muy sensible, cuando él pasó por allí- que tenían lugar en la chabola que se agenció el citado, en las cuales había que aguantar los cantos desafinados del residente chabolero.
Kikomenismo sideral: Divertimento consistente en enviar a unas cuantas familias cargadas de hijos a cualquier rincón del globo donde se hable un idioma desconocido para los enviados a fin de consolidar el gueto de quienes no son capaces de integrarse allí donde van.
Hara-kikiri: Ritual de suicidio kikiano por consumo inmoderado y reiterado de mantras kikiles. Normalmente no conlleva el desentrañamiento de las vísceras, sino el deterioro neuronal irreversible.
vIncit metacrilato veritas: Expresión que resume el teorema que atribuye a las largas sesiones sobre silla de metacrilato la capacidad de derrotar a la verdad, porque el cerebro se agota y se apaga y los mantras fluyen sin freno inundando las neuronas.
Kikómetro: único sistema de medida con el que se obtiene que los kikos crecen y crecen en el mundo y sus alrededores y los seminarios RM se llenan y se llenan; con cualquier otro sistema, se están muriendo.
Fantastikiko: Dícese de una fantasmada de categoría superior que entusiasma gratamente a la gente tan adulta que no puede con su vida.
Manda web.os: Sistema informatizado de mediciones estadistikikas perpetuas.
clonatoris later: Instalación clónica recubierta de horribles diseños neoestéticos que sirve de útero para la gestación de fotocopias presbikikales. Debido a algún defectillo no subsanado, la instalación carece de movilidad vehicular potente, lo que se procura remediar acudiendo a las donaciones desinteresadas de otras fotocopias.
komunitatis in micción: Uno de los mecanismos del kikomenismo sideral consistente en enviar a una comunidad fantasmal a miccionar en otro sitio, para que el olor se extienda por el universo sideral.
Kristianos de Kikotilla: Cariñoso apodo para referirse a los neocaptados que sabiéndose los últimos y los “pedores” se creen mejores y por encima de cualquiera que no haya sido kikotizado.
ROBOKIKOP: Fruto maduro de la neokikotización.
KIKOSKO: Lugar donde pueden adquirise kikotretos, previo pago, porque en el camino no hay nada gratis.
PEZZIANISMO: Doctrina heretikika que afirma que la salvación solo se alcanza por medio del sometimiento a los caprichos de unos autonombrados representantes del dios supremo.
Secretaria ascexperimentum: Título que, contraviniendo flagrantemente el estatuto más aprobado del universo, ostenta a perpetuidad una que nació entre los más brutos de Tudela.
Muerte ontikika: Desesperación extrema que experimentan los neocaptados al ver que han entregado su vida a un buey que fuma hierbas.