domingo, 9 de junio de 2024

Comunidades ex-neocatecumenales

 

Durante años, el Camino comparaba el neocatecumenado con un andamio que se desmonta al terminar el edificio, y los catequistas kikotistas con el cordón umbilical que se corta al neonato. Se hablaba de «terminar el Camino» y que los catequistas kikotistas no tuvieran ya ninguna autoridad ni estatus sobre los caminantes, y se decía que la intención era presentar al obispo los hermanos reconocidos como cristianos maduros para que les encomendase la pastoral parroquial y diocesana. 

Vamos a contar paparruchas, a ver si cuelan

Todo paparruchas. En cuando terminó la primera comunidad (Roma 1983) sucedió que la sensibilidad de Kiko no soportó la idea de que fuese el obispo y no él quien dispusiera la mejor manera de que los cristianos presuntamente maduros sirviesen a la Iglesia. ¡Hasta ahí se podía llegar!

Entonces, de forma muy sibilina, se proclamó que la primera comunidad estaba madura, pero la parroquia no, porque estaba llena de religiosos naturales y beatos de misa de 12.

«El interrogante que se abre al terminar es el siguiente: ¿Dónde se insertan los cristianos que después de un largo neocatecumenado han redescubierto las riquezas y la responsabilidad del bautismo? Porque en principio deben insertarse en la parroquia, en la iglesia local, en cuyo interior han sido madurados en la fe; pero la situación de nuestras parroquias es actualmente deudora de una imagen anterior de Iglesia. (…) Será preciso esperar a que la parroquia se vaya renovando para que en el núcleo ya vigorizado se inserten los cristianos que terminen el camino neocatecumenal. Ya se columbra esta nueva realidad en las parroquias que poseen numerosas comunidades» (R. Blázquez, Comunidades neocatecumenales: Un camino, cit., 625).

En suma, no existe en todo el mundo una parroquia que sea como Kiko quiere, pues el propósito siempre fue hacer parroquias al servicio del CNC y de sus muy sensibles iniciadores. Y en tanto la parroquia no se estructure como comunidad de comunidades sometidas al gran sensible, ¿cuál podría ser la misión de una o varias pequeñas comunidades que se resisten como gato panza arriba a disolverse en el seno de la parroquia?

Éste fue uno de los mayores obstáculos para el reconocimiento jurídico del Camino como realidad no asociativa. Una asociación puede ser perpetua, pero un catecumenado, aunque sea postbautismal, es por definición temporal. Por más años que se prolongue -de forma arbitraria, innecesaria y estéril-, al final ha de acabarse. Las comunidades que lo han hecho, si no desaparecen como tales comunidades, pasarían a ser asociaciones; y si están vinculadas orgánicamente con la misma realidad eclesial neocatecumenal (iniciadores, kikotistas, itinerantes, comunidades en el neocatecumenado), entonces es que toda esa realidad eclesial sería una y la misma asociación.

Para superar esta dificultad no dudaron en hacer uso y abuso de la figura de la educación permanente de la fe prevista en el Directorio general para la Catequesis de 1997.

Se trata de un proceso al que de forma natural se accede tras la iniciación cristiana, pero en el CNC, de forma artificial, solo se accede tras el larguísimo itinerario de "redescubrimiento de la iniciación cristiana" (cf. art. 22.1 ECN). Es un bien espiritual del que el Camino se apropia sin derecho alguno para poner a disposición de los obispos (art. 21.3.2.0), pero solo si el obispo transige en que la formación permanente en la fe no pueda ser ofrecía a cualquier bautizado, eso nunca, porque lo que ofrece en CNC solo es para neocatecúmenos que ya han terminado el CNC.

Es decir, un disparate desde el punto de vista de lo que es la verdadera educación permanente en la fe del Directorio general para la Catequesis de 1997.

En puridad, la comunidad neocatecumenal que entra en ese proceso deja de ser comunidad neocatecumenal, puesto que ya no está en el neocatecumenado.

El breve Título III ECN contiene un intento de justificación del hecho de la perpetuación de la comunidad ex-neocatecumenal. La base doctrinal es «un proceso de conversión permanente que dura toda la vida» (art. 22.2) y la presunta base jurídica es la imposición de articular la parroquia en pequeñas comunidades que no son asociaciones sino parte de la propia estructura parroquial. En suma, lo que se busca es la fagocitación de la parroquia.

Pero nada de ello explica por sí mismo que la existencia de esta comunidad en educación permanente tenga la naturaleza de bien espiritual del Camino. Bastaría decir que, renovadas las promesas bautismales, la comunidad entra en esta educación permanente para dar frutos en la parroquia.

Colarlo como bien espiritual del Camino tiene consecuencias, pues implica que ese bien se realice con la guía del equipo responsable internacional o equipo delegado y según las líneas contenidas en el ECN.

En el ECN solo dos elementos conectan el proceso de educación permanente con el Camino. Uno es el mantenimiento del trípode (art. 22.1) y el otro el equipo de catequistas kikotistas (art. 23.2).

En cuanto a la Eucaristía dominical, debe tenerse en cuenta que su regulación está inserta en el capítulo III del Título II, o sea, en el neocatecumenado. Y sucede que la autorización del obispo para que la pequeña comunidad neocatecumenal celebre separadamente la Eucaristía dominical por ella preparada y con las variantes litúrgicas reconocidas no alcanza a la comunidad ex-neocatecumenal.

Así que Benedicto XVI sabía muy bien lo que decía cuando reclamaba a las comunidades de pretendidos adultos en la fe que se dejasen de kikadas y acudiesen a las misas parroquiales.

De fondo, lo que el Papa Benedicto les dijo es que la necesaria autorización del obispo a las Eucaristías de las comunidades que han acabado en CNC no está implícita en la concedida para las Eucaristías dominicales de las comunidades neocatecumenales, sino que, de concederse, se trata de otra autorización distinta que habría de explicitarse para una celebración concreta o para un tiempo, y para una comunidad determinada o para las que reúnan determinados condicionantes, y con carácter absoluto o sometida a condiciones.

Por otra parte, se dice que la comunidad ex-neocatecumenal persevera en la comunión fraterna, lo que significa ante todo la no disolución de la comunidad en el seno parroquial. Presumen de ser sal, pero se niegan a salar nada.

Además, el artículo 23.2 dice que «el Equipo que ha guiado la comunidad durante el itinerario neocatecumenal, de modo análogo a los padrinos del bautismo, queda a disposición para las necesidades de evangelización y de educación permanente». Así pues, los kikotistas no son cortados como el cordón umbilical, pero su papel -en el ECN, que no en la praxis- no es igual que para los neocatecúmenos, a cuya guía son aplicables las cuatro competencias del artículo 28.2.

La base que se ha encontrado para ello es canónica: la nota 104 cita los cánones 872 y 892 CIC y 684 y 685 CCEO. Allí se puede leer que el padrino deber procurar que el bautizado lleve una vida congruente con el Bautismo y cumpla fielmente las obligaciones inherentes al mismo (cáns. 872 CIC y 684.2 CCEO) o, en otras palabras, que se comporte como verdadero testigo de Cristo (can. 892 CIC), sin que el canon 685 CCEO añada nada relevante a la función del padrino y sí a sus requisitos.

Ahora bien, por “quedar a disposición” debe entenderse que el equipo de kikotistas se ofrece para lo que la comunidad ex-neocatecumenal, en materia de evangelización y educación permanente, pueda necesitar y quiera aceptar. Tampoco los fieles bautizados están en modo alguno sujetos a la potestad de sus padrinos.

Esto significa que el ECN no confiere a ningún kikotista, ni siquiera al equipo responsable internacional potestad de gobernar y mucho menos de deshacer una comunidad ex-neocatecumenal. Y sin embargo, se hace, como en el caso de La Paloma.

No obstante, deben diferenciarse los dos campos en que pueden actuar los kikotistas. En cuanto a la evangelización, si la comunidad quiere practicarla según la modalidad formativa que ella misma ha seguido, entonces el equipo de kikotistas es para esa comunidad un eslabón en la cadena que le une con el equipo responsable internacional y se sujetará a las indicaciones de ese equipo exactamente igual que si todavía fuera una comunidad neocatecumenal

Muy distinta es la disposición del equipo kikotista respecto a la educación permanente, donde la comunidad en su conjunto será ayudada por los kikotistas solo en la medida en que los ex-neocatecúmenos lo acepten.

Esto es lo que dice el ECN. Y cualquier cosa que se salga de lo aquí expuesto es ilegal e improcedente según el estatuto.

 

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