Es impresionante cómo algunos neocatecumenales tergiversan las cosas.
Me refiero en esta ocasión a ese bulo falso y mendaz de que “su eucaristía” está completamente aprobada.
No es así.
Se les ha dicho por activa y por pasiva que deben atenerse en todo a los libros litúrgicos, se les ha negado la aprobación a cualquier kikada con pretensión litúrgica y lo único aceptado es trasladar el rito de la paz y comulgar bajo las dos especies… pero, en ningún documento se hace mención de dar por buenas las tortas neocatecumenales, porque cómo ha de ser el pan eucarístico está regulado en esos libros litúrgicos que deberían seguir fielmente.
Emplear hostias tiene una ventaja clarísima respecto a la torta de pan ácimo neocatecumenal: genera poquísimas miguitas, si es que genera alguna.
En cambio, con la torta, el proceso usual requiere desprender las miguitas que se quedan en las manos. En la siguiente sucesión de imágenes puede verse, primero se parte la torta, luego se agarra el corporal y se sacuden las miguitas sobre los pedazos de pan repartidos en la patena…
El presbikiko o el diácono tiene siempre a mano un corporal para tal menester, pero la asamblea que recibe el pan en la mano y allí lo deja y no lo consume hasta que todos los pedazos han sido repartidos no tiene con qué sacudirse las miguitas ni mucho menos dónde depositarlas.
Y luego hablan de respeto por los sacramentos.
El verdadero respeto no plantaría una mesa en mitad del templo cuando al fondo se ve el altar rechazado por los neocatecúmenos.