domingo, 25 de mayo de 2025

¿Dónde te sacudes las manos después de comulgar?

 

Es impresionante cómo algunos neocatecumenales tergiversan las cosas.

Me refiero en esta ocasión a ese bulo falso y mendaz de que “su eucaristía” está completamente aprobada.

No es así.

Se les ha dicho por activa y por pasiva que deben atenerse en todo a los libros litúrgicos, se les ha negado la aprobación a cualquier kikada con pretensión litúrgica y lo único aceptado es trasladar el rito de la paz y comulgar bajo las dos especies… pero, en ningún documento se hace mención de dar por buenas las tortas neocatecumenales, porque cómo ha de ser el pan eucarístico está regulado en esos libros litúrgicos que deberían seguir fielmente.

Emplear hostias tiene una ventaja clarísima respecto a la torta de pan ácimo neocatecumenal: genera poquísimas miguitas, si es que genera alguna.

En cambio, con la torta, el proceso usual requiere desprender las miguitas que se quedan en las manos. En la siguiente sucesión de imágenes puede verse, primero se parte la torta, luego se agarra el corporal y se sacuden las miguitas sobre los pedazos de pan repartidos en la patena…

 

El presbikiko o el diácono tiene siempre a mano un corporal para tal menester, pero la asamblea que recibe el pan en la mano y allí lo deja y no lo consume hasta que todos los pedazos han sido repartidos no tiene con qué sacudirse las miguitas ni mucho menos dónde depositarlas.

Y luego hablan de respeto por los sacramentos. 

El verdadero respeto no plantaría una mesa en mitad del templo cuando al fondo se ve el altar rechazado por los neocatecúmenos. 


Dios los perdone porque no saben lo que hacen.

 

 

viernes, 23 de mayo de 2025

Folclore pascual neocatecumenal

 


En aquellos días Pablo y Bernabé recorrieron Listra, Iconio y Antioquía y a continuación atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia; predicaron en Perge y llegaron a Atalía. De ahí se embarcaron de regreso para Antioquía…

El párrafo precedente resume el recorrido que se narra en la primera lectura del domingo pasado.

Pablo y Bernabé no estaban de vacaciones ni mataban el tiempo libre del fin de semana, sino que habían sido enviados por la Iglesia para evangelizar a los gentiles. Y lo hacían en medio de privaciones, incomprensiones y persecuciones, pero también en medio de signos y prodigios, porque Dios estaba con ellos.

Viene esto a cuenta de que un año más los neocatecúmenos de razón crucificada matan el tiempo los domingos de pascua saliendo en manada a danzar, cantar y hacer ruido en alguna plaza, para ser vistos por las gentes.

¡Qué distinto el proceder de Pablo y Bernabé del de los discípulos de Kiko!

En la Iglesia la tradición siempre ha sido ir de dos en dos, no en manada, no en familia, no con los hijos a cuestas, porque el objetivo (de la Iglesia, el del kikismo es otro) no ha sido nunca alborotar y provocar revuelo.

Jesús enviaba a sus discípulos de dos en dos, sin alforja ni calzado, y también sin guitarra ni pandereta, sin sombrilla, sin elementos para montar un teatrillo de títeres y marionetas, que es lo que parecen los neocatecumenales girando en corro, dando palmas y haciendo ruido.

Pero los discípulos evangelizaban, los kikos solo pasan el rato los domingos.

A propósito, una pregunta seria, ¿por qué enviaba Jesús a los discípulos de dos en dos?

La respuesta es importante. Me la contó un sacerdote, que lo aprendió de un obispo cuando él era un seminarista a punto de ordenarse.

Ese obispo venía de oriente, era responsable y representante de una Iglesia local donde las dificultades eran diarias y la posibilidad de una persecución política estaba a la vuelta de la esquina, y dijo que Jesús los enviaba de dos en dos para que la gente viese como se amaban, y viéndolo se despertase en ellos el deseo de escuchar lo que los enviados tuvieran que decir.

Porque antes que las palabras, antes que el mensaje, es la actitud.

La actitud de los neocatecúmenos que se dedican a dar vueltas al corro de la patata es la de grupo cerrado: cantan cantos que nadie más conoce, bailan una danza que es impropia de la liturgia occidental, usan unos signos feos que no atraen a nadie, tienen una estética rara y se jactan de ser los últimos y los peores a la vez que miran al otro por encima del hombro. Todo lo que hacen y lo que llevan a las plazas los define como grupo cerrado que sale a ocupar una plaza pública para hacer un extraño paripé para sacarse fotos a sí mismos y grabar vídeos para auto consumo.

Y Cristo nada tiene que ver con sus rituales, porque no lo hacen en su nombre ni por Él, lo hacen porque así lo dispone un tal Kiko que carga sobre los demás fardos que él no ayuda a llevar ni con un dedo.

 

miércoles, 21 de mayo de 2025

Ñoñerías kikas

 

Fragmento de icono ÑOÑO (según Kiko). Obsérvese el afecto que se muestran los esposos

Kiko es un mal pintor, mediocre a lo sumo. Esto es un hecho, concreto. También son hechos evidentes que es un pésimo cantor y no se ganaría la vida como compositor.

Sin embargo, por algún complejo no resuelto o algún defecto mental no tratado, el tipo se cree la décima y definitiva musa del arte, con barbas y todo. En su retorcido magín Calíope, Clío, Erató, Euterpe, Melpómene, Polimnia, Talía, Terpsícore y Urania no le llegan a los talones al muso de los kikonos y los kikirikantos horteras.

Ñoño (según Kiko), cuatro de Julius Frank

 Para demostrar su punto de vista sugiero escuchar el siguiente rollo a partir del minuto 7:30:

«Yo he hecho un ikono de la Sagrada Familia de Nazaret, que me ha encargado… que he traído una reproducción aquí para que mañana nos presida la Eucaristía y os voy a dejar a vosotros para que lo veáis, y ayer lo entregué en la congregación de la familia (me dieron un aplauso, estaba toda la congregación allí y tal, todo el follón, etc.). Me han fastidiado el verano, me han fastidiado el verano porque no he podido… ¡he tenido que pasarme el verano haciendo un cuadro! Fíjate tú, hacer un cuadro de la sagrada familia, con lo difícil que es. Las reproducciones de la sagrada familia son TODAS muy ÑOÑAS y muy así, entiendes, la virgen y san José y el niño con el… con el… la varita de san José y con las florecitas. Y me encargan a mí para presidir el encuentro de Río de Janeiro de las familias con la misa con el Papa. Bueno, mañana os lo enseño».

Una ñoñez (dice Kiko) de Raffael

Por partes.

No sabía yo que un objeto inanimado pudiese presidir una eucaristía, para mí que quien presidió la misa del encuentro de las familias fue el Papa y el kikono, si estaba por allí, estaría en un rinconcito donde no estorbase. No he encontrado ninguna imagen en que se vea.

Ñoñez (para Kiko) redonda de Giordano Luca
 

El victimismo de Kiko sí que es ñoño. Ñoño, pueril, inmaduro y mezquino.

Lo que a mí me ha llegado es que Kiko vio una oportunidad y se apresuró a hacer un adefesio que pisotea el canon de los iconos bizantinos sobre la sagrada familia a fin de ofrecérselo a la congregación para los laicos al “módico precio” de pretender de ellos el compromiso de que el churro se convirtiese en imagen oficial de los encuentros mundiales de las familias. De todos y cada uno de los encuentros mundiales de las familias que llegase a haber.

Icono bizantino ñoño (dice Kiko)
 

Por supuesto, no consiguió de la congregación tal compromiso. De hecho, solo en la que se celebró en Valencia aparece el horrendo kikono, que se podía haber ahorrado pintar, porque son miles los cuadros, retablos e iconos tradicionales bien elaborados, con sentido de la perspectiva y de las proporciones, dominio del color, de las sombras y de la estética, y maestría en la composición del espacio que representan a la sagrada familia. Y no son obras ñoñas, son bellas, a diferencia de cierta birria kikil. Son obras en las que los personajes interactúan entre ellos y se muestran un cariño y una confianza que brilla por su ausencia en el kikono, en el que se ven tres monigotes que ni se miran entre ellos ni se preocupan por las dolencias del otro.

Mejor habría sido que Kiko se hubiese ido a comer mariscadas a Murcia, como es su costumbre, y hubiese ahorrado a sus seguidores la desgracia de tener que llevarse semejante birria a sus casas, porque, por si alguien no lo sabe, cada neocatecúmeno recibe una reproducción del churro en el viaje a Loreto, para que adorne la casa (hay que tener mal gusto).

Imagen del último encuentro de familias, con el Papa y un icono ÑOÑO (dice el ñoño)
 

Yo me deshice de la mía hace mucho. No soy decoradora, pero hay fealdades que no me da la gana aceptar en las paredes de mi casa.