jueves, 25 de noviembre de 2021

De retablos y churros

 

Quizá recordéis que en el último tostón de inicio de curso, la secre de Tudela pidió ayuda para un convento de madres carmelitas de Valdelentisco (Murcia). El planteamiento de la secre era que habida cuenta de que muchas chicas, cuando se piden vocaciones, se apuntan pese a no tener ni idea de su vocación, que los kikotistas las orientasen e invitasen a probar suerte en el monasterio de San José de Valdelentisco, ya que, debido a que quedan muy pocas monjitas, podría suceder que la orden decidiese transferirlas a otro lado y cerrar ese convento.

 

Chicas participando en una kikada sin tener idea de su vocación

¿Qué tiene de particular ese lugar para que Ascen tenga interés en que no cierre? Un mural espantoso. Eso es lo que tiene.

Me suena que ellos lo llaman "retablo", pero con la abundancia de preciosos retablos que hay en España, es insultante darle esa categoría al churro pegotero que pintaron los del equipo kiko de la brocha y el pincel, porque aunque la secre de Tudela dijera en el tostón que la cosa la había pintado Kiko, la realidad es que él no es el autor del adefesio y solo acude al final para poner la firma a lo que han pintado otros.

La cara de resignación del señor obispo es memorable
 
El pastiche que Ascen quiere salvar

Las MM. carmelitas de ese lugar (unas diez) estuvieron hasta 2004 en una preciosidad de convento histórico en la población de Caravaca de la Cruz, otra ciudad de Murcia, que fue fundado por la Santa Teresa de Ávila allá por 1576.

Iglesia del convento que las carmelitas tenían en Caravaca de la Cruz. Hoy pertenece a la diputación
 

Debe ser que el convento de Caravaca se les quedó grande, porque desde 2004 hasta 2008 vivieron retiradas en una casa de campo. Y desde 2008 están en el monasterio de San José de Valdelentisco, que tiene toda la pinta de una hospedería para convivencias y pasos kikos. 

Puerta de acceso al monasterio de las MM. carmelitas

Quien sabe si lo de pintar el churro fue con la intención de que el monasterio fuese lugar de reuniones de kikos murcianos. El caso es que ahora las MM. carmelitas se plantean abandonarlo al igual que abandonaron el convento de San José de Caravaca y, de ser vendido el lugar, quien sabe si el nuevo dueño no quería conservar los pintarrajos. 

Fracamente, desde el punto de vista estético y artístico, no pasaría nada si el convento se vacía y el mural es demolido. Y además el mural es igual a otros tantos repartidos por otros lugares, algunos muy cercanos. Por ejemplo, en San Pedro del Pinatar padecen un mural del mismo pelo y falta de gusto.

Sala de usos múltiples en San Pedro del Pinatar

Si el trabajo de los pintores que pintan-para-que otro-firme fuese merecedor de aprecio, la secre de Tudela no tendría que preocuparse.  La diputación de Murcia cuida con mimo las obras de arte, no así los adefesios. 

Y muy cerca de Valdelentisco existen otros conventos y otras iglesias mucho mejores. Y como muestra, un par de botones.

Convento de La Purísima, en Mazarrón

 

Iglesia de San Andrés, en Mazarrón

 Si Kiko y sus amigos fuesen capaces de un mínimo de objetividad, se darían cuenta de que la Iglesia no necesita de sus dibujines pesudo-bizantinos anclados en los 70, como decía el vidrierista Manuel Ortega; es más, si tuviesen un mínimo de decencia, no hubiesen consentido que las vidrieras de Manuel Ortega estuviesen perdidas en a saber qué almacén en lugar de estar en la catedral de la Almudena.

Quien no es fiel en lo poco...

martes, 23 de noviembre de 2021

El atropello abusivo del cardenal

 No es una noticia nueva. Lo interesante es que lo relata quien sufrió el atropello.

Manuel Ortega, artista de trayectoria impecable


24.07.2020.- Madrid.- Gané el primer Premio y Adjudicación de Obra del Concurso Internacional de Vidrieras para la Catedral de la Almudena (Madrid) en 1998. Esto fue para mí un gozo primero y un sufrimiento más tarde. Era un gran logro en mi carrera artística llevar a cabo un trabajo que habría de permanecer para siempre en la catedral madrileña. Me entregué por entero a dibujar los bocetos del ábside, el crucero y las naves, pero, al poco tiempo, el deán me dijo que algunas vidrieras del crucero las iban a hacer unas señoras que salieron de no sé donde. Protesté. No procedía. Yo era el ganador del concurso internacional y de pronto llegaba una extraña injerencia que iba a perturbar la armonía del conjunto catedralicio de las vidrieras. 
No hubo nada que hacer. Era un compromiso con Caja Madrid, un patrocinador fuerte, alegaba el deán. ¡Con la Iglesia hemos tomado, amigo Sancho! Luchar contra el clero y la Banca es hacerlo contra un muro de sillería. Tuve que pasar por la invasión de unas vidrieras con extrañas figuras rojizas y acarameladas de aire decimonónico, que ocuparan los vanos del crucero y contrastaban con las mías diseñadas con un concepto moderno, a base de composición geométrica que distribuye y unifica las figuras siguiendo el ritmo de la proporción áurea. Aquellas desfiguraban el conjunto. Y encima, el deán se lamentaba de que entre unos y otros le íbamos a volver loco.

            Pero mi cruz iba a ser todavía más dolorosa, cuando de pronto irrumpe en escena Kiko Argüello, un pintor con obra de aire neo o pseudo-bizantino fuera de tiempo y lugar, al que el obispado le da carta blanca para que levante mis vidrieras del ábside y coloque sus nada originales diseños junto a unas vidrieras también diseñadas por él a tono con su pintura. Aquello fue intolerable. La mayor falta de consideración y respeto que yo he recibido a lo largo de mi vida profesional. 

        Soy persona creyente en Dios y en la Santa Madre Iglesia Romana, Católica y Apostólica. Ninguna actuación de un clérigo o un obispo va a remover mi fe, porque me la dio Dios y está muy acendrada, pero sé distinguir muy bien lo que es una actuación pastoral de una actuación mitral abusiva. Estaba tan enfadado con el cardenal Monseñor Rouco Varela, amigo de Kiko Argüello, el fundador del  Camino Neocatecumenal, el movimiento conocido como los Kikos, que le auguré en su torpeza diciendo
        ¡Este cardenal nunca será Papa! El Espíritu Santo es demasiado listo como para elegirlo a él. Así ha sido.

            Yo gané el concurso internacional de vidrieras de la catedral de la Almudena. Ir contra mis derechos era injusto. Conozco mi trabajo y sé que tiene altura y dignidad, por eso, echarlo abajo era un atropello sin excusa alguna.

Mis vidrieras están a lo largo de las naves de la Almudena, pero las que diseñé para el crucero o las que hice para el ábside, se han levantado, descabalando un magnífico de conjunto, original y no copia, como la obra de Argüello, que sí es copia de otras que hizo en la iglesia de Santo Domingo, capital de la República Dominicana. Mis bocetos son de actualidad, entroncan con las vanguardias artísticas y no apelan a movimiento neo-bizantino alguno. El periodista Luís María Anson escribió un artículo laudatorio sobre Kiko Argüello en la prensa madrileña, donde, tratando de elogiarlo, lo retrataba bien como un pintor con una visión neo-bizantina o neo-románica de los años 70, pero sin mayor alcance.
Hablé una mañana con Kiko Arguello mientras trabajaba sobre un andamio en las vidrieras del ábside y le reproché la suplantación. "Yo solo soy un pobre hombre y hago lo que me han indicado", me dijo de modo aparentemente humilde. Nada cambió.

Lo que más me entristeció también de todo este asunto, fue el disgusto que tuvo mi esposa, Carmina, cuando conoció la noticia del atropello. Estuvo toda una semana sufriendo, muy preocupada, sin atreverse a decirme que iban a remover algunas de mis vidrieras para poner otras de menor valor artístico. Sabía la contrariedad y el gran enfado que iba yo iba a tener y que me podría costar un infarto. Le costó una enfermedad de angustia.

Llevé el asunto de ese cambio de las vidrieras a los tribunales. Yo había ganado el concurso con buena parte de dinero igualmente público de la Iglesia, la Alcadía de Madrid y el Estado, para que, más adelante se desplazara el trabajo de modo unilateral e injusto a otra persona. El asunto terminó en los tribunales con una indemnización a mi favor por daños y perjuicios económicos, pero nunca se resarcirán los daños morales ni a mí, ni a mi mujer ni a la catedral.

Ahora ya sólo cabe ver los temas expuestos de la Vida de Cristo representados para las vidrieras de la catedral madrileña: Anunciación; Visitación de la Virgen a Santa Isabel; Nacimiento de Cristo; Epifanía; Presentación en el templo; Huida a Egipto... También están las vidrieras para las capillas de las Hermanas de la Compañía de la Cruz, de las Siervas de Jesús o de San Vicente de Paúl. ¡Y comparar!
Las vidrieras retiradas están, según me han dicho, en el Museo de la Catedral de la Almudena. No he ido a verlas para evitarme otro berrinche.

¡Pobre catedral de Madrid! Estos churros sustituyeron las vidrieras de Manuel Ortega. Como él dijo: ¡A comparar!