Fragmentos de las llamadas “Catequesis
iniciales”. El primer día de lo que se trata es de dar a conocer cómo surgió el
CNC.
Kiko:
Uno de los catequistas empieza dando su experiencia personal. Conviene, tal vez, que alguien más del equipo dé su experiencia. Exponed vuestra experiencia: como habéis conocido este camino, cómo entrasteis y qué significa hoy para vosotros. Que nadie se presente diciendo: "Yo soy ya cristiano...", porque no es así: todos los hombres estamos en camino, en continua conversión. Presentaos con mucha sencillez, sin decir que sois mejor que nadie.
Uno de los catequistas empieza dando su experiencia personal. Conviene, tal vez, que alguien más del equipo dé su experiencia. Exponed vuestra experiencia: como habéis conocido este camino, cómo entrasteis y qué significa hoy para vosotros. Que nadie se presente diciendo: "Yo soy ya cristiano...", porque no es así: todos los hombres estamos en camino, en continua conversión. Presentaos con mucha sencillez, sin decir que sois mejor que nadie.
Sin duda se
dirige a un auditorio que no es “ya” cristiano, porque a un cristiano no hay
que recordarle que no es mejor que nadie. Significativo también que la
presentación haya de girar alrededor del CNC.
Carmen:
En la primera catequesis, más que presentar a las personas, se
trata de presentar el camino neocatecumenal, explicando de donde viene y a
donde va, para que la gente entienda qué es lo que se va a hacer. Se trata de
presentar que el
camino neocatecumenal es como el camino de conversión a través del cual Dios
guió al pueblo de Israel a lo largo de toda su historia. Tu historia concreta debe quedar en
el fondo, para que aparezca en primer plano el camino neocatecumenal: como una
persona concreta se ha encontrado con Dios, con su Palabra que lo ha llamado,
como en esta llamada se junta con un pueblo, una comunidad… En otras palabras,
aparece todo el camino neocatecumenal, pero no de una forma intelectual, sino
entrelazado con tu vida concreta. Digo esto porque relatando experiencias se
corre el peligro de colocar al individuo en primer plano, cuando de lo que se
trata es de poner en primer plano el camino neocatecumenal.
Queda claro, la vida de las
personas concretas al servicio del CNC y no al revés.
A continuación viene el rollo de
siempre sobre las chabolas de Palomeras, se omite, salvo aquellos detalles que suelen permanecer ocultos.
1988 |
Carmen:
Yo había estudiado en la renovación cristiana que la palabra
“comunidad” en religión siempre se refería a la comunidad del pueblo elegido, a
personas consagradas con votos, célibes, llamados por Dios para un servicio, un
ministerio para los otros (aunque el padre Gauthier había supuesto un progreso
porque hablaba de grupos de niños y niñas, juntos). Por eso, provocó en mí una
impresión enorme, en Palomeras, que Kiko, que hablaba a todas horas de la
comunidad, llamara comunidad a aquello: gente extrañísima, el uno loco, el otro
borracho, el otro delincuente, etc. Todos ellos llamaban a aquello “comunidad”
como una esperanza… Por eso me sorprendía que hablasen tanto de comunidad, yo
había hablado mucho de predicar el Evangelio, pero hacer una comunidad… Qué te
puedo decir, que en aquella comunidad de Palomeras apareció el Espíritu. Se
daba. José es testigo de que entre esa gente tan miserable descendió el
Espíritu Santo. En
la oración había una sinceridad tremenda, porque veías el pecado de todos como en
una fotografía,
porque todos sabían lo que era cada uno. Pasé varios meses sin ser capaz de
hacer una oración, porque ante la sinceridad de la gente me veía como una
farisea. La oración de Mariano, por ejemplo, un borracho, era algo
impresionante por su sinceridad.
Parece que desde el
principio les ponía lo de las confesiones públicas.
(Kiko)
Era gente realmente pobre. Había un cierto Felipe, vagabundo que
había visto matar a su padre, un niño completamente destruido; había dos
maleantes; una prostituta; familias gitanas; Joaquín, un borracho que golpeaba
a su esposa y le hizo la vida imposible; un niño paralítico con muletas. Eran
tan pobres que no se defendieron ante la Palabra de Dios, porque no tenían nada
que defender. Eran tan pobres, tan pobres que creyeron todo lo que les dijimos,
creyeron en el Evangelio letra a letra, porque no se defendían de él. Y porque creyeron en el Evangelio,
el Espíritu actuó en ellos. Para mí, la maravilla más grande es que comenzó a
surgir entre nosotros una comunión, una koinonía, entre gentes que humanamente no eran siquiera humanos.
Ser pobre no implica miseria moral, pero parece obvio que lo que se describe es ante todo, miseria moral; con todo, un cristiano, no negaría la humanidad a nadie.
Allí vi a un gitano que trabajaba cinco días, sí y veinticinco, no, que enviaba todos los días a
su hija a mendigar con el culo al aire y a su esposa a vender flores
artificiales por las casas, cambiar radicalmente su vida. Cuando no trabajaba,
venía a mi barraca a escucharme tocar la guitarra y más tarde veía a oírme hablar. Recuerdo que un día le dejé las
Florecillas de San Francisco. ¿Quién le dijo a este hombre que tenía que ir a
trabajar y enviar a sus hijos a la escuela y no mandar a su mujer a dar
vueltas? Nadie se lo dijo. Yo no se lo dije nunca porque lo respetaba mucho.
Nunca hice moralismo en las barracas, exigiendo a la gente que cambiase su
vida. ¿Quién hizo entonces que ese gitano comenzase a trabajar y enviase a sus
hijos a la escuela? El ESPÍRITU SANTO.
Si un hombre no trabaja y vive de la limosna que piden sus
hijos, es porque no ama a los hijos. Pero si Dios le cambia el corazón y le da
un corazón que ama, entonces envía a sus hijos a la escuela y se pone a
trabajar, porque ya no desea su propio bien, sino el bien de sus hijos.
Curioso que Pako no se haya puesto a trabajar
en su vida.
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Carmen hace mucho; el metacritalo, como ayer mismo |
Todo lo que vosotros habéis recibido nació en las chabolas. El
trípode en que se basa el catecumenado surgió allí. La gente quería una palabra,
querían que yo les hablase de Jesucristo. Recuerdo cuando José Agudo me llevó a
su cueva, una cueva oscura en la que había reunido a toda su familia y dijo,
"háblales acerca de Jesucristo." "Pero ¿qué puedo decir
yo?" Le respondí. Todo lo que yo sabía eran los discursos de "Cursillos
de Cristiandad", y empecé con el pecado original. Entonces la madre de José Agudo, que
estaba allí en contra de su voluntad y estaba caliente, a los pocos minutos
de charla dice: “Todo lo que has dicho es mentira; mi padre murió y nunca
volvió a casa. ¿Tú has visto a mi padre? Bueno, yo no. ¿Conoces a alguien que
haya vuelto de la muerte? Yo no”.
Se revela que desde el principio
se practicaba la imposición, por encima de la voluntad del otro.
Entre esa gente tan pobre
surgió una liturgia como respuesta a esta Palabra escuchada y aceptada. Y el Espíritu Santo actuó en esa gente, haciendo nacer la koinonia entre ellos.
Alguien debería decirles que ni pueden ni deben inventar
liturgias.
Entonces, explicad cómo nació este camino en las chabolas, y como después nos llamaron de las parroquias (Arguelles, Zamora, etc.) y fuimos de parroquia en parroquia por España, Italia y Portugal, abriendo dentro de las parroquias este camino neocatecumenal.
Carmen:
Tened en cuenta que este camino no fue preconcebido sino que es el fruto de
una experiencia vivida. Kiko descubrió en las chabolas una palabra que llegaba
a la gente: un Kerygma vivo, fruto del diálogo con la gente. Kiko abría la Biblia
y preguntaba: "¿Y a ti qué te dice esto?" Así surgieron una serie de
preguntas tales como "¿Quién es Dios para ti?" Cuando fuimos a
Arguelles, no sabíamos nada del catecumenado. Anunciábamos a Jesucristo y esto
creaba un clima de unidad, una comunidad. Allí, con gran sorpresa, se presentó
ante nosotros el Bautismo. Por
medio de los fracasos de Arguelles descubrimos que no hay Bautismo sin camino
catecumenal.
Aquí queda eso: una frase que niega validez al Bautismo de quienes no han recorrido el mentado camino.