KIKA-GUÍA JURÍDICA-PRÁCTICA II

 

KIKA-GUÍA JURÍDICA-PRÁCTICA II

INTRODUCCIÓN AL DELITO Y CNC

 

     Ya sabemos que desobedecer a los kikotistas, además de una afrenta ignominiosa hacia a Dios, constituye un "delito" por el cual uno merece el ostracismo, la reprimenda infantil, o a saber qué clase de idiocia totalitaria. Sea como fuere, el delito es el objeto de estudio de una ciencia social muy concreta: el Derecho Penal.

Esta ciencia, cuyo origen y evolución omitimos dado que no cabe en este lugar, posee en sí mismo una honda complejidad por la cadena de juicios y elementos que incorpora y porque su dimensión muta según la sociedad y el momento en que se desarrolla. A efectos prácticos, nos interesa saber qué es el derecho penal, qué es un delito, y por qué es importante saber esto habiendo estado, o estando, de cuerpo y alma presentes en el CNC.

Comencemos.

El derecho penal, como hemos comentado, es aquel subcampo dentro del derecho público (relaciones entre el individuo y el Estado) que analiza e interpreta los conflictos sociales derivados de la comisión de delitos. Esta rama se divide fundamentalmente en dos partes: Parte general y Parte especial.

La parte general viene integrada por la denominada “teoría general del delito” y por otras cuestiones como las llamadas consecuencias accesorias (p.ej. el decomiso) o la responsabilidad civil ex delicto. La parte especial la componen la suma de los distintos delitos (reciben el nombre técnico de tipos penales) que acotan el espacio de impunidad, clasificándose según los bienes jurídicos que se intentan proteger (delitos contra la vida, delitos contra el patrimonio, etc.).

En resumidas cuentas, el derecho penal nos permite averiguar si la gravedad de ciertos hechos que cometen las personas, que causan un daño relevante, merecen tal sanción que alcance la naturaleza de delito. Nos permite discernir la anormalidad no patológica de una conducta. Por eso es importante destacar esta temática dentro del círculo catecúmeno. Quizá alguna de las experiencias relatadas en este blog sean más la exposición, o acaso el recuerdo, de un itinerario delictual. Saber localizarlo y reconocerlo ya es una ganancia.

En segundo lugar, el delito es el centro neurálgico del derecho penal. No son juicios morales negativos. Son descripciones típicas (típicas por que se encuentran formados por tipos penales) de conductas antijurídicas (porque violan el derecho) que se consideran culpables (porque el ánimo que las impulsa está en el entendimiento y en la voluntad de hacer ese mal) y punibles (porque no se hallan circunstancias de impunibilidad como la minoría de edad). El delito no sale de una chistera, sino que está previsto y definido en un texto legal; no es una ocurrencia kikotil en el que hoy digo a y mañana digo b, y pasado su contrario. Hay una previsión que todo el mundo puede apreciar que, con mayor o menor tino, liga supuestos de hecho con consecuencias. En las sucesivas entregas analizaremos los que considero más probable, en atención a las experiencias que me han llegado.

Finalmente, puede que te vaya la vida en saber esto. No es una exageración. El CNC no es una institución eclesial destinada a perpetrar delitos, pero su fuerte carácter sectario hace que los posibles daños que pueda infringir sobre sus miembros puedan alcanzar la naturaleza de delito. Así es, según el grado del daño y la naturaleza del comportamiento estaremos en presencia de un elenco de comportamientos poco éticos (puede que incluso antievangélicos) o ante un catálogo de delitos. No es lo mismo que te dejen de hablar y te hagan el vacío porque dejes la comunidad o muestres disconformidad con el kikotismo, que sufrir humillaciones, vejaciones de gran entidad en un escrutinio, o forzar matrimonios; los cuales, si constituyen delitos.

Dado que el Camino adolece de mecanismos de depuración de responsabilidad, puesto que “el Señor es el que hace justicia” y “nadie es quién para juzgar” (salvo ellos), la probabilidad de que no se oculten las barbaridades que se hagan es semejante a la que hay para que Putin acepte a los opositores. Es nula, y para eso estamos aquí. Para que “los hijos de putin” se moderen.

 

Dani