Traditio symboli (LVII)

 

Tras la proclamación del Evangelio de la multiplicación de los panes y los peces, Kiko se marca lo siguiente:

Este es un discurso muy, muy importante, un discurso sobre la Eucaristía. Figúrate que la Eucaristía está unida a la voluntad de Dios, al pan: cuando recibáis la iniciación al Padre Nuestro entenderéis que todo está en unión, es lo mismo. Pero vosotros habéis escuchado dos cosas muy importantes aquí: el capítulo sexto de San Juan es toda una catequesis sobre la obra de Dios. Ayer vimos que debemos trabajar -en el Evangelio del ciego-; después de descansar un poco, antes de comer escucharemos cómo respondieron algunos hermanos a este cuestionario; debemos trabajar en las obras de Dios mientras es de día, porque cuando llega la noche ya no podemos trabajar. Se trata de la obra de Dios y aquí presenta algo muy interesante: primero dice que una gran multitud seguía a Jesucristo, 5000 personas, si las ves juntas es inmenso, una multitud enorme, grandísima. Son tres días: han dejado todo, como vosotros, tres días en una convivencia, han dejado el trabajo, los hijos o lo que sean y siguen a Jesús; una convivencia, como hacemos nosotros.

Toma trola. Lo mismo, con la ínfima diferencia de que estaban a la intemperie, de que nadie dejó a los hijos abandonados, de que no pernoctaron por ahí, de que no fueron a escuchar tostones de un narcisista… Salvo por minucias, lo mismo. Menuda jeta.
Han salido de la casa, etc., están en un lugar apartado y durante tres días no han comido o han comido poco. Entonces, en cierto momento, Jesús dice: “Mira, estos hermanos vienen con nosotros desde hace tres días; no hay nada para comer: ¿qué hacemos? ¿Los despedimos para que se vayan a otra parte? Ni siquiera podemos decirles que se vayan al campo porque están muy cansados. Tenemos que alimentarlos”.

Cita falsa como casi todas las de Kiko… Por sus frutos se reconoce al árbol.

Entonces Jesús dirá a sus apóstoles: "Dadles de comer". Y Felipe dice: "¿Cómo vamos a darles de comer?, ni siquiera con doscientos denarios podríamos darle a cada uno un pedazo de pan". "Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos peces".

¿Qué quiere decir esto? Porque esta señal de Jesús, Jesús que dice: "Haced que se sienten". Y otro evangelista dirá que los hace sentar en grupos de 50, de100 y Jesús dice: "Dales vosotros de comer". Y ellos dicen: "¿Cómo podemos nosotros alimentar a tanta gente?". Y Jesús pregunta: "¿Cuántos panes tenéis?". Aquí hay un niño que tiene cinco panes y dos pesces. Se los dan a Jesús, y Jesús tomará estos panes, hará que la gente se siente porque va a darles de comer, hará este milagro. Este milagro que es multiplicar la comida, multiplicar el pan, para la gente del pueblo es el milagro más hermoso de todos porque todos sueñan con un día sin trabajar, que alguien les dé pan o dinero. Si Dios hiciese el milagro de multiplicar el dinero o la comida a cualquiera de vosotros....

Exactamente, esa es la aspiración de todos los kikotistas que hay y que ha habido: vivir de gorra.

En ese tiempo la gente estaba muy familiarizada con profetas como Elías o Eliseo, que eran profetas muy populares. Y uno de los milagros más importantes de Eliseo es el de multiplicar el pan. Y la gente, incluso en la vida normal, en broma, decía: "¿Crees que soy Eliseo que pueda multiplicar el pan?".

Y Kiko está al tanto de las bromas de la vida corriente de los pueblerinos de Galilea del año 30 porque sabido es que puede viajar en el tiempo, tiene el don de la bilocación y además nada se oculta a su bola de cristal.

Porque siempre hay disputas por el dinero en las familias. La esposa le dice a su esposo: "Dame dinero, tengo que comprar comida", y el esposo dice: "¡No tenemos más dinero! ¡Ojalá pudiéramos multiplicar la comida como hizo Eliseo!".

¿Veis? Ya os he dicho que nada se oculta a su bola mágica, sabe lo que pasa en el interior de todas las casas de todos los tiempos.

Y de hecho, Jesucristo ahora va a dar un signo de que es un profeta, el profeta que esperan, y va a multiplicar el pan, va a hacer crecer la comida, ¿eh? Y de hecho, si vemos el paralelismo que hay aquí (2 Reyes 4: 42-44), ¿por qué va a hacer el signo del pan? Porque es un signo que la gente entiende, porque a Jesucristo le importa que le entiendan los pobres, el pueblo; no le preocupan tanto los sacerdotes, los inteligentes, que esos están todos pagados de sí mismos, son ricos en sí mismos. Jesús se preocupa por las personas que están oprimidas, oprimidas todos los días por el miedo a la muerte por el pecado: va a darles una señal, un signo que entienden muy bien. Entonces Jesús va a hacer el signo que hizo Eliseo.

Entonces, si vemos la vida de Eliseo (2 Reyes 4:42), vemos por un momento el milagro que hizo Eliseo, cómo Eliseo repartió los panes, entenderemos este Evangelio mucho mejor. Llegaron 100 personas a la casa de Eliseo: la hospitalidad es fundamental en aquella época, hay que darles de comer y hacer el ritual que hacen en el desierto, un ritual que incluye una serie de cosas. No puedes darle de comer un pedacito, si quieres hacer el ritual, de lo contrario haces el ridículo. El ritual de la hospitalidad es todavía hoy, en Israel y en muchas partes de Oriente, una cosa muy sagrada que termina con el café, un café oscuro, y comienza con quesos, sandías, etc., y panes.

Ya, ya, sagrado y lo que quieras, pero en la domus Galilaeae no acogen a nadie que no pueda pagar… salvo en casos de encerronas padre.

 El pan es muy importante. Entonces significa: “No podemos hacer el ritual, ¿qué son 20 panes árabes para 100 personas? Un pedacito de pan así, ¿y qué queda con un pedacito? Inmediatamente se mirarían unos a otros diciendo: "¿Pero dónde estamos aquí? ¿Pero, qué es esto?". Entonces el sirviente dice: “¡Yo no pongo los 20 panes allí, se los das tú! 100 hombres son tantísimos, tienen hambre, quieren comer, no vienen por un pedazo de pan: ¿a qué vamos a jugar aquí?”. Entonces Eliseo, el profeta, le dice a su criado: “Dales de comer. Te he dicho que les des de comer. Dale de comer a la gente. Porque así dice el Señor: Comerán, se saciarán y sobrará”. “Lo puso delante de ellos que comieron, se saciaron y quedaron sobras, según la Palabra del Señor.” Así dice el libro de los Reyes.

No. Como de costumbre, lo entrecomillado es cuento y además el libro de los Reyes no menciona saciedad en ningún momento, esa palabra solo aparece en el Evangelio, porque Eliseo no pudo saciar a nadie, Jesús, sí, por más que alguno se empeñe en hacer parecer que lo del segundo no tuvo nada especial frente a lo que se narra en el AT.