Tostón publicitario. Adviento 2019 (VI)

Decíamos ayer que, este año, sin que sirva de precedente y sin que eso signifique que vaya a repetirse -de hecho en todos mis años de camino jamás celebré con mi comunidad la fiesta de la Inmaculada-, este año, digo, los neocatecumenales habrán procedido a celebrar la Vigilia de la Inmaculada Concepción con una misa -léase bien, una misa-, y además habrán celebrado la charanga de la visión que no fue visión sino alucinación auditiva, que no visual, con una cena -léase bien, cena, nada de ágape, que la alucinación tiene su dignidad, como las túnicas fantasmales que no se contentan con menos que chupitos lácteos-.

Entonces, hasta el 16 de diciembre, es el tiempo escatológico en el que los neocatecumenales se preparan para la segunda venida del Mesías mediante cenas por todo lo alto. Y el 17 arranca la novena de Navidad y Kiko da permiso a sus huestes para que vayan a misa -¡ha vuelto a decir misa!- diaria, si les peta, como preparación a la Noche Buena y a la Navidad, dado que cabe la posibilidad de que durante la etapa anterior del Adviento, con tanta comilona y tanto fandango no se hayan preparado nada bien.

Por supuesto también da instrucciones para que cada familia ponga un belén en casa, porque Kiko dice que es una forma poética y hermosa de transmitir la fe a los hijos. Que es, por cierto, lo mismo que hacen los religiosos naturales.

Y Kiko tiene el detalle de recordar a todos que el día 31 de diciembre se pasa del año 2019 al 2020 y asegura en nombre de todos que quisiéramos celebrarlo de una manera mágica y esotérica, digooooo, espiritual y mística porque tiene que notarse que no somos paganos que organizamos orgías o nos vamos de juerga y acabamos borrachos -yo pensaba que todos los paganos estaban muy ocupados quedándose solos en sus casas y suicidándose en soledad-. El caso es que como no somos paganos queremos -asegura en nombre de todos- celebrar una uka de modo que resulte que los que se aíslan y se quedan solos son los neocatecumenales.

Y como olvidar la celebración de los Reyes Magos, que es algo que tan bien conocen y practican los religiosos naturales. Y además a ellos -a los religiosos naturales- no se les pierde la cruz cuando llegan los reyes.

Y ya que está proyectándose -no te proyectes hermano, el mañana no te pertenece- sobre lo que él no va a hacer pero quiere que hagan los demás, les cuenta que ellos -¿el triunvirato o Kiko y su ego?- han pensado que para el verano, se puede hacer un envío de todos los jóvenes a kikotizar de dos en dos.

Pero que nadie piense que por decir “envío” tenga que ver con la Iglesia. Para nada. Se trata de una kikada de ellos y para ellos solos. De hecho, el encargo del jefe es que los itinerantes de nación o de zona hagan una konvivencia para enviar a los jóvenes, a los menos jóvenes, a los kikotistas que se apunten, a los prejubilados, a los jubilados, a los parados, a los desvinculados…

Por ejemplo, sobre la marcha dispone que en Madrid, hay que hacer un equipo que se encargue de reunir a todos los jóvenes -y no tan jóvenes- de Madrid y la zona centro. Y después se les envía por cinco días, sin bolsa y sin alforjas, a dar la lata por las casas, por la calle, por las parroquias. En suma, a hacer proselitismo, porque las comunidades se mueren de inanición. Y a la vuelta, nueva reunión -no puedo evitar imaginarme el olor a fauna salvaje en esa reunión- para hacer una llamada vocacional para ser kikopresbi o chacha sin sueldo.

¿Que tengo que pagar la "invitación"?

Pero eso no es todo, porque además todos los jóvenes de Europa, del mundo y del universo están invitados -lo que significa que los invitados pagan los gastos-, a principios de septiembre, a un mitin publicitario en Roma nada menos que con Kiko en persona.

Bien. Todo lo anterior refleja con claridad que la reunión kika de Adviento solo es un mitin publicitario de ellos mismos consigo mismos en el que hay uno que se proyecta hasta septiembre del año que viene, puesto que lo que busca es hacer su voluntad y no otra. Y para completar el cometido de hacer publicidad de ellos mismos, a continuación toca arenga sobre lo que llaman pomposamente “la scrutatio de la palabra” -ellos le ponen mucha mayusculitis, pero yo paso-.

Un inciso. Escrutar la Biblia debería ser una actividad solitaria: la criatura a solas con Dios. En el Camino no es así, porque en el Camino la finalidad de la pomposa scrutatio siempre ha sido poner en contacto a los jóvenes -y no tan jóvenes- en busca de algo más que amistad dentro de los círculos cerrados del gueto. Por eso se reúne a las huestes de varias parroquias kikotizadas en un mismo lugar y por eso es fundamental que haya un ágape al final.

Bueno, las normas de la pomposa scrutatio a la caminante están escritas en el mamotreto por la mano del padre Gianvito de Roma, y son un rollo. Lo resumo: “Kiko ha hecho” por aquí, “Kiko ha dicho” por allá, “los kikotistas” por arriba, “los kikotistas” por abajo…  Seis menciones a Kiko, trece a los kikotistas, una a Dios, cero a Cristo. Si las leéis, son instrucciones de un tal Kiko a unos tales kikotistas para que busquen como sea candidatos a los “centros vocacionales” porque los tienen vacíos.