Mamotretos varios

domingo, 1 de septiembre de 2024

EL CONSEJO DEL VIEJO CURA

 

Más aún que en nuestras palabras importan nuestras actitudes profundas. Y, de entre todas ellas, la respuesta del amor del hombre al amor de Dios, que consiste en desposeerse de uno mismo, en ponerse a la total disposición del Señor.


No hace mucho tiempo conocí a un campesino de Seboya que, además de su trabajo profesional, asume responsabilidades importantes en organismos agrícolas. Me habían hablado de su excepcional proyección cristiana. Me lo presentaron, nos contamos mutuamente nuestras actividades. Cuando le hablé de los Cuadernos sobre la Oración, su interés aumentó visiblemente.

Adivinando que su reacción me intrigó, se apresuró a saciar mi curiosidad. «Cuando era joven, a menudo ayudaba a misa al viejo cura de nuestro pueblo. Un hombre curioso, rudo, tosco, silencioso, al que temíamos un poco, pero al que amábamos y casi venerábamos. La gente evitaba abordarle en la vida diaria, pero le consultaba sin dudar en caso de conflicto grave en su casa parroquial, más desnuda que la celda de un monje.

Pasaba horas enteras en la iglesia, en oración. Un día tenía yo unos catorce años, le dije: “Señor cura, a mí también me gustaría saber rezar”.

Debió de ocurrir en su interior algo extraordinario, porque sonrió de una manera que las palabras son incapaces de traducir, él, al que nadie recordaba haber visto sonreír. Más tarde pensé que había esperado toda su vida, que alguien le hiciera esa pregunta. Parecía tan feliz que yo creí que iba a hablarme largamente allí en la sacristía, donde flotaba un vago olor a incienso. Desgraciadamente no puedo transmitir cómo era su mirada, clara, de una pureza intensa, pero al menos citaré textualmente su respuesta, que se resume en unas pocas palabras:

“Cuando te acerques a Dios, piensa, hijo, con toda convicción que él está allí, y dile: ´Señor me pongo a tu disposición”.

Y de nuevo, con su habitual tono huraño, continuó: “Venga, date prisa en dejar ordenado el roquete”. Comprendí más tarde que su tosquedad era simplemente un signo de pudor. Ese día aprendí a orar. Y ya va para cuarenta años que todos los días hago oración poniéndome “a disposición de Dios”».

No sé para qué intento explicarlo. No se puede comprender con palabras. Es mejor encomendarse al viejo cura, que seguramente ya habrá perdido su brusquedad ahora que ya ha encontrado a Aquel que buscaba, para que te ayude a obtener la gracia de estar a disposición de Dios.

Henri Caffarel.
En presencia de Dios.

 

Tomado de aquí.

11 comentarios:

  1. Ese es un beatorro rezandero religioso buenazo de Misa de 12........ dirán los neocatecumenales

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  2. En todo sentido han abusado de la liturgia, el atrevimiento y el abuso son increíbles:
    El laico Kiko pronuncia una homilía desde el ambón,
    con crucífero y candelabros,
    como si fuera un Obispo.

    https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisVX9YYl26qFkLLapWCe3xizGWfUtbgK1cCEzTo0ticV0UeI_RyRoeIpfGEve0ViY3cW2uKG8HD8YX1_0v2fA5RLEC3YqZMOP2Zhy-2NE0tPVTQDU9RMFgy3DLaym4rlPpK7yKeBIEaPV2fHn6lNDUcs2hdkrJdzpUrKLCrvtOKebemBBdOIBZrg/s800/kiko_arguello_with_crucifer_and_candles.jpg

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    1. Que atrevido, si, como si fuera un Obispo, a este tipo Kiko Argüello solo le falta usar Mitra y báculo.

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    2. No, che, eso no es suficiente, él prefiere ser tenido por la reencarnación de Moisés, el gran profeta judío. Así que le falta báculo y un par de tablitas grabadas.

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    3. No es una homilia, es el canto de entrada de la eucaristía, basta con mirar la imagen unos segundos para darse cuenta. Los acolitos con las velas están viendo al frente, no hacia Kiko (posicion adoptada para proclamar el evangelio). Además hay un acolito sosteniendo la cruz, esto sólo pasa al final de la procesion de entrada, mientras se espera que el sacerdotes incience la cruz. Y por último, al fondo a la derecha se puede ver a los instrumentos ejecutando y el director viendo a kiko mientras dirige.

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    4. Kiko no está haciendo el canto de entrada. ¿Acaso no ves que no lleva guitarra? Está de figurón, eso sí.

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  3. El rezar, para el kkamino es la máxima expresión de los hipócritas y fariseos de los que habla Jesús en Mateo 6.
    Gustan de que se les vea bien y de hacer paripés y bailoteos en plazas y lugares.

    Lázaro.

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    1. Si no se da el cante (literal y figuradamente), no es lo suficientemente bueno para ellos.

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    2. Es que la idea de ser confundidos con cristianos de misa de 12 les horripila.

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    3. Es más, no les llaman ni cristianos de misa de 12 ni tampoco católicos de misa de 12, sino religiosos de misa de 12, porque pretenden que los únicos cristianos de verdad son ellos, los últimos y los peores de los seres humanos.

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  4. todo tiene que ser cuando los kikotistas quieren, por eso meten a todos en ese mismo saco llamado kikomunidad. alli conviven los ateos como los beatorros de misa de las 12 y no pasa nada, porque en el kikoismo los moralistas imperan

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