La treta de Kiko contra las parroquias

 

Unas cuantas entradas atrás, acerca del estatuto del CNC, quise explicar la tozuda insistencia de Carmen y Kiko en negarse a que su criatura fuese considerada un movimiento o una asociación. Eso no era suficiente para ellos, lo suyo no era comparable a los demás grupos, porque en su inmensísima soberbia pretendían que solo el CNC implantaba el CVII en las parroquias.

Implantar el CVII no consiste en pintarrajear murales feos

 

Los demás grupos solo eran grupos, pero el CNC era la materialización del CVII en cada Iglesia local. Esa era su pretensión. Lo que demuestra su escasísima comprensión de lo que fue el CVII. O su nulo respeto por la verdad.

Pues bien, en esta entrada se quiere mostrar la intención y la verdadera función de las misiones ad gentes que, por cierto, no están reguladas en el caducadísimo estatuto neocatecumenal, es más, ni siquiera existen para el estatuto, por lo que están fuera de toda normativa.

 Para empezar conviene tener presente lo que es una parroquia:

«La parroquia es una determinada comunidad de fieles constituida de modo estable en la Iglesia particular (diócesis), cuya cura pastoral, bajo la autoridad del Obispo Diocesano, se encomienda a un párroco, como su pastor propio» (Código de derecho canónico, canon 515).

Y a continuación, lo que dijo Kiko durante el tostón de inicio del curso 2015-2016 a propósito de una nueva misión ad gentes en la diócesis de Ahmedabad (La India).

«Vosotros sabéis que para todas las missio (sic)ad gentes hacemos un contrato entre el Obispo y nosotros, responsables del Camino neocatecumenal a nivel internacional, Kiko, Carmen y el Padre Mario. Y nosotros firmamos este contrato».

Se refiere a un acuerdo entre la diócesis de destino y el CNC y es preceptivo, porque el Obispo es el responsable único de la diócesis… lo cual no es óbice para que en Japón actúen de forma ilegal, inmoral y contraria a lol derecho canónico y a lo dispuesto por los Obispos.

«El Obispo da una missio al presbítero, como si fuera para una parroquia, la missio de bautizar, evangelizar, casar, en un territorio. Nosotros firmamos con el Obispo y nos responsabilizamos de las familias, de tal forma que el Obispo no debe responsabilizarse de las familias. Si no tienen trabajo, si se enferman, el Obispo está libre. De forma que si mañana, una de estas familias debe volver a casa, porque tiene un hijo enfermo, etc., nosotros sustituimos esta familia con otra».

En esencia lo que se reconoce en el párrafo precedente es que las familias que se dejan enredar no tienen ninguna protección: la diócesis a la que van no las reconoce, no son de su incumbencia. El “contrato” aceptado por el CNC se refiere solo al presbi, el obispo receptor asume que ha “contratado” a un presbi misionero, nada más, si el misionero viaja acompañado por una patulea de gente no es su problema.

Por desgracia, el comentario del sensibilísimo Kiko deja claro que tampoco el CNC se hace cargo de esas familias: si alguna, por la razón que sea, deja la misión, allá se las componga, porque el CNC de lo único que se ocupa es de llenar la vacante, no de las dificultades de quienes la causan.

«Así hacemos un contrato común, que deja serenos a los Obispos, porque algunos se asustan: una familia con 10 hijos, ¿qué hacemos? ¿dónde trabajarán? Bien, el Obispo de esta diócesis de La India, ya ha firmado, y ahora debemos firmar nosotros. La diócesis de Ahmedabad está en el norte de La India, la zona donde nació Gandhi, la más hindú de toda La India. ¡Demos un aplauso, hermanos!»

¿Veis? Esto es más de lo mismo: la vivienda, el trabajo, el colegio para los hijos, la asistencia médica… Nada va a ser proporcionado ni facilitado por la diócesis, que solo ha “contratado” a un presbi, los espontáneos que le acompañan se tienen que buscar la vida por sus medios. Y en el CNC los neocatecumenales de a pie lo pasan muy mal, las bolsas negras solo llegan a los patas negras, que son voraces cual agujeros negros.

«Es interesante porque en varios países se están cerrando iglesias, parroquias, y nosotros estamos construyendo parroquias, ciertamente, miles de parroquias, en una forma nueva, con las missio (sic) ad gentes que tienen todos los atributos de una parroquia. La única diferencia con una parroquia es que no tiene un templo, no parte desde una iglesia, parte desde una comunidad cristiana, templo del Espíritu Santo, Cuerpo de Cristo resucitado».

Es el momento de echar un repaso a la definición de parroquia y de marcar las clamorosas diferencias con lo que solo es una célula de expansión maligna del kikianismo. La parroquia la gobierna el párroco, que tiene nombramiento oficial del Obispo, la célula kikoncerosa carece de todo ello: la gobierna uno muy sensible a través de unos kikotistas laicos y no es oficial, el Obispado la reconoce tanto como a las familias en misión, es decir, cero.

«Estamos haciendo una nueva evangelización en toda Europa sin iglesias, sin templos. ¡Es una cosa sorprendente! Podrían darnos tantas iglesias vacías..., pero no las queremos».

Aquí se le escapa que ellos no son la Iglesia, por eso no dice podríamos gestionar alguna iglesia vacía. ¡Claro que no quiere eso! ¿Ser controlado como son controladas las parroquias, rendir cuentas en la diócesis? No, lo que quisiera es apropiarse de edificios, como se intentó en Guam.

«Después, cuando gracias a los testimonios de las missio (sic) ad gentes viene un grupo de paganos y se forma una segunda comunidad, y después una tercera y una cuarta, y no caben más en una sala para celebrar la Eucaristía, y se necesita un local más grande, entonces se llegará a construir una domus ecclesiae, una casa de la Iglesia, como en la Iglesia primitiva. Parecería una parroquia, parecería una iglesia: es una domus ecclesiae, con la corona mistérica, con las salas para las comunidades, partiendo de la base».

Es interesante advertir que al sensible jamás le importan ni le interesan las personas concretas, solo el bulto que da lugar a “una segunda comunidad, y después una tercera y una cuarta”. Y también que a todos los ajenos los considera paganos. Si el obispo enviase a alguien para colaborar, sería uno de los paganos que formarían la segunda comunidad.

«Hemos partido de una comunidad cristiana, o sea, no tenemos necesidad de partir de la religiosidad de la gente, que tiene necesidad de un templo para aplacar a la divinidad, como los indios. Los jesuitas hacían grandes catedrales, con un retablo dorado, y los indios entraban allí y se metían de rodillas.

Bien, esa es una forma de evangelizar, partiendo de la religiosidad de la gente. Pero como la gente hoy está secularizada y no cree en Dios, ni hace falta aplacar a nadie, entonces... si haces un templo, la gente entra, ¡y hace una fotografía!».

No podía faltar la pulla contra la Iglesia Católica. Jamás una catedral con un retablo dorado ha sido lugar para aplacar a la divinidad, para eso siempre ha gozado de mucho más predicamento los altares al aire libre, con grandes explanadas alrededor donde la multitud se agolpaba para ver el derramamiento de sangre de las víctimas. Las catedrales invitan al recogimiento, que es algo que Kiko no entiende.

Y cuando un kiko va a un adefesio de catecumenium lo primero que hace es sacarse una fotografía. Será que están secularizados.

«Pero esta gente se da cuenta de que está sola, de que tiene una soledad profunda, y aunque intente apagarla con las concupiscencias, con las fornicaciones, no lo logra. Cuando ven cómo nosotros nos queremos, quedan “tocados”: “Amaos, y en este amor conocerán que sois mis discípulos”, dice Cristo, “y si sois perfectamente uno, el mundo creerá”, esta gente se convertirá. Esto es, estamos intentando realizar el Evangelio».

Esto último es ciencia-micción (by Sepul). Las misiones ad gentes kikianas no se comen una rosca en ningún sitio, quizá porque lo que muestran al mundo es que son realmente últimos y peores que los paganos.