Tostón de inicio de curso 2022-2023 (VII)

 

Quizá alguno se pregunte si la secre, Ascen, no abrió la boca en la reunión de inicio. La verdad, así como la cabra tira al monte, Ascen tira a lo de siempre, es decir, a recordar alguna intervención carmelitana perfectamente prescindible en la que se ensalcen los rituales judíos frente a la Liturgia católica. Y este año no iba a ser diferente.

De modo que para animar a la asamblea con vistas a celebrar una penitencial, que es algo que no existe en el judaísmo, su discurso fue el siguiente:

«En los sacramentos, Dios se hace presente con su Espíritu. Esta tarde vamos a celebrar el sacramento de la penitencia, de la conversión. Carmen decía muchas veces, que este sacramento no se lo ha "inventado" la Iglesia…».

Ojalá Ascen recapacitase y advirtiese que repetir memeces ajenas no demuestra inteligencia. La Iglesia no se ha inventado ni este ni ningún Sacramento y por algo será que los Sacramentos no han sido revelados a los judíos, sino a los cristianos.

«…sino que tiene una historia a través de Israel. El pueblo de Israel sabe una cosa: que es un pueblo pecador y que vive, toda su historia ha sido vivir bajo el perdón de Dios. Ésa es la historia que tiene el pueblo de Israel: el perdón de Dios a lo largo de su historia.

La fiesta del Yom Kippur es el día que ellos tienen para celebrar el perdón, en el que los judíos reconocen y cuentan sus pecados, sacan fuera toda la maldad que llevan dentro, piden perdón a Dios con la boca, porque es necesario reconocer nuestras enfermedades».

La maldad que llevan dentro

Pobrecitos que solo tienen un día para reconciliarse con Dios, son dignos de lástima. Pero, como era de esperar, para algunos lo fundamental es lo de contar al viento los pecados, es lo que les mola.

«Por eso, es muy importante el momento de la confesión, decir los pecados con la boca, aunque no es lo más importante. Para celebrar este día grande del Yom Kippur se preparan durante diez días, en los que tocan el sofar, porque anuncian que viene el día del Perdón. Dios, el día del Yom Kippur, les perdona a ellos sus pecados; pero, estos diez días anteriores, que van desde el Año Nuevo Judío o Rosh Hashaná hasta ese día, son ellos los que tienen que pedir perdón, arreglando cuentas, preparándose con los hermanos, arreglando cuentas con la familia, arreglando cuentas con los vecinos, poniéndose a bien con todos los que tienen una deuda, con aquellos con los que tienen que pedir perdón. Estos diez días son los propios de ir a pedir perdón».

En la confesión sacramental lo más importante es el Sacramento, pero donde no hay sacramento, se tienen que contentar con otros folclores, es obvio. Pero atención a lo que sigue, porque según la secre los judíos se reúnen todos juntitos con el solo fin de escuchar pecados ajenos:

«Y si el otro no les perdona, entonces cogen dos testigos, y van a pedir perdón de nuevo, para que el otro se dé cuenta de que va en serio, que de verdad le quiero pedir perdón, y si todavía no le hace caso, y no se quiere creer que le pide perdón de verdad o no acepta el perdón, entonces, le pide perdón ante la asamblea, delante de la asamblea».

Una pena que no explique qué se supone que pasa si el ofendido, llevado no se sabe cómo a esa asamblea de oyentes de faltas ajenas, se sigue negando a perdonar. Lo único que asegura a continuación es que es imposible que el ofendido perdone, así que ¿para qué el paripé asambleario?:

Asamblea de escuchadores

«El perdón, lo decía Carmen tantísimas veces, es "imposible" en nuestras fuerzas, porque el perdón es el don de Dios, es tocar la resurrección y eso es algo que nos lo da Dios. O sea, reconstruir algo que está muerto, hacerlo vivo, pasar de la muerte a la vida, es como de una "taza rota", hacerla de nuevo».

Y ahora, para hacer lío, salta de la asamblea de oyentes judíos al ritual católico del perdón, que no tiene nada que ver, aunque algunos lo mezclen e induzcan a confusión.

«Hoy el Señor nos llama a entrar en esa fuerza de la resurrección del Señor; hoy podemos prepararnos para "tocar", para experimentar la resurrección de Cristo. Este sacramento es un segundo Bautismo, es entrar en la muerte y en la resurrección de Cristo. San Juan Pablo II, y a Carmen le gustaba recordarlo, nos lo decía, es un segundo, un tercer bautismo, es entrar en la muerte, en las aguas, es dejar nuestro hombre viejo».

Y nuevo salto hacia atrás, para embrollar:

«El pueblo de Israel, a lo largo de su historia, experimenta el perdón de Dios, le va a quedar como un hito este perdón de Dios. Dios saca a este pueblo de la esclavitud del Faraón y lo lleva al desierto y allí, durante cuarenta años, le tiene dando vueltas, aunque ya está libre del Faraón. ¿Por qué Dios lo tiene allí tantos años dando vueltas? Porque Dios quiere llevar a su pueblo a la verdadera libertad interior, a sacarlo de su esclavitud más profunda, que es la de su yo, la de su egoísmo, para que pueda ver al otro, para que puedan formar una comunidad, para que puedan tener "ojos", para que puedan ver al otro, para que puedan formar un pueblo. Como a nosotros, que nos ha dado una comunidad y nos tiene aquí año tras año, para un misión, para que nos podamos querer. Es lo que tantas veces nos dice Kiko: “¡Amaos! ¡Amaos!”».

La comparación indica que Ascen es consciente de que el CNC está en el desierto, sin alcanzar la tierra prometida… Supongo que también sabe que todos los que salieron de Egipto murieron en el desierto, incluso Moisés.