Pérdida de tiempo neocatecumenal (XI)

 

Dice San Pablo: no soy yo quien vive, es Cristo que vive en mí. Y mañana te levantas de la cama y está Cristo levantándose contigo y está tomándose un café y está lavándose la cara y vas por la calle con él y irás a hacer lo que te dice Él, por qué no vives para ti, vives para Cristo y con Cristo y en Cristo. Eso es todo el Cristianismo.

Kiko se debe pensar que cuando él se pone ciego a marisco es Cristo quien se lo pide y quien lo digiere.

Bien, hermanos, pues entonces, en nombre de Dios os exhortamos: convertíos y creed a la buena noticia.

¿Qué es la conversión? Creed a la buena noticia. Creedlo, que de verdad Cristo ha muerto por ti, que ahora mismo intercede por ti, que está deseando habitar dentro de ti, dentro de ti, y que tú, aunque te conoces muy poco y eres un pobrecito y estás lleno de pecados, no te miras a ti mismo -como Abraham, que cuando le fue anunciada la buena nueva, que tendría un hijo y que sería padre como las estrellas, dice San Pablo, no sé miro a mí mismo diciendo “pero yo, yo soy un viejo de cien años. ¿Cómo voy a ser padre de una multitud de pueblos, de eso que me dice?”. Dice que Abraham, escuchando al que le hablaba, no se miró a sí mismo, sino que miró al que le hablaba y creyó-.

Así vosotros, si yo os hablo, no tenéis que mirar vuestros pecados, vuestra debilidad, sino tenéis que mirar quién os habla: es Jesucristo, es Él el que realizará en vosotros el milagro de que seáis santos.

No, Kiko, no. Cuando tú hablas no es Cristo quien habla, solo eres tú, que te predicas a ti mismo, tus pinturitas por aquí, tus cantitos por allí, tus viajecitos por acullá, tú, tú, tú. Y tú no haces milagros.

A los santos de Colosas:  así llamaban a los cristianos. A los santos de Corinto. Se llamaban los santos, porque somos santos, porque hemos sido santificados por la acción de Dios en nosotros.

Otro embuste. Los santos no son adictos ni se vanaglorian.

Nos ponemos de pie. Vamos a hacer un canto, que es una oración. Oremos.

Yo te doy las gracias, Padre, por este encuentro. Te suplico que estos hermanos -aquellos que tú has elegido- que escuchen -que también esto viene de ti-, y que cambie su vida y que se puedan ofrecer a ti para la salvación del mundo. Te damos las gracias por esto. Y ahora acoge, Señor, nuestro canto.

Recordando a Carmen -quedó realizado en ella-, hacemos el canto “Están rotas mis ataduras, pagadas mis deudas”. Cristo ha pagado nuestras deudas. “Mis puertas abiertas”, las puertas de nuestro corazón. “Me voy a todas partes”. Eso es el banquete, eso es el fruto del Evangelio en nosotros, nos vamos con Cristo a todas partes. Y dice: “ellos -refiriéndose a la gente del mundo- acurrucados en su rincón continúan tejiendo la pálida tela de sus horas”, el tiempo que pasan, o vuelven a sentarse para contar el dinero. “Y me llaman”, y me dicen ¿dónde vas? “Y me llaman y me llaman para que los siga, pero ya mi espada está forjada, ya puesta la armadura, ya mi caballo se impacienta y yo ganaré mi reino”.

¿Cumplido en Carmen? ¿Cómo se llama el reino ganado, Depresivalandia?

Esto es verdad. El Señor ha preparado un reino para nosotros, un reino donde no hay más esclavitud al demonio ni a las pasiones.

Pues es evidente que los neocatecumenales no son de ese reino.

Cristo nos liberó, nos hizo libres. No quiere decir que no haya que combatir todos los días, gracias a Dios, porque sería horrible si no combatiéramos, porque nos creeríamos mejores que los demás y siempre Dios quiere que nos demos cuenta que todo ha sido en nosotros una gracia del Espíritu Santo, que somos unos pobrecillos todos, unos pecadores, los últimos. Bueno, pues dame una guitarra y a lo mejor canto.

No hubo milagro. No cantó, galleó.

Muy bien. Pues ahora pasamos a la segunda parte que va a ser rápida y breve. Sentaos un momento. Antes que nada vamos a ver si Dios pasa y llama a algunos. Necesitamos sacerdotes, un nuevo clero que salve la Iglesia.

Traducción: quiere kikotizar la Iglesia. Quizá sea que no sabe que no prevalecerán.

Mirad, toda la renovación de la Iglesia pasa por un nuevo clero en la historia. ¡Ay si tuviéramos sacerdotes humildes, santos y misioneros!, ¿entiendes? Estamos intentando -a través de los seminarios Redemptoris Mater- que esto se dé, se dé. Gracias a Dios cada cura, cada sacerdote tiene su comunidad, y tenemos algunos, muchos sacerdotes, que son verdaderamente fantásticos, buenos, santos, humildes y misioneros; estamos muy contentos.

Es decir, que son floreros de adorno, como los que permanecieron con el culo pegado al metacrilato en este tostonazo, sin saltar ante las aberraciones doctrinales de Kiko.

Siempre hay alguno que el demonio pues eso, le coge, porque tenemos todos un combate grande, pero bueno, necesitamos eso. También las chicas. Me ha llamado el equipo de la China. Dice: Kiko, nosotros necesitaríamos siete chicas.

Traducción: siete salmonetas chachas gratis.

Digo: no sé si alguna chica se levantará para China, pero bueno, si alguna os levantáis, ofreceros al Señor y después, cuando tengamos un encuentro con vosotras, si hay alguna que está dispuesta, dentro de dos meses… Necesitarían urgentemente cuatro chicas, que hay otras ya, españolas, pero necesitan una compañera, están en China, en casi toda China. Es muy impresionante, con misiones ad gente, etcétera.

Es maravilloso si Dios te llama a seguir a Cristo, a vivir la vida con Cristo, ya no vives tu vida, vives la vida de otro, y esa vida va a cambiar radicalmente tu existencia, y no va a ser toda la vida en China -es una tontería como una casa-, cambiarás, irás de aquí, irás de allá o irás a evangelizar, te meterán en un equipo itinerante, etcétera, todo lo que Dios ha hecho con las chicas, tenemos hermanas que están contentísimas.

Irás aquí, irás allá, pero siempre de chacha. Observa que esas que van aquí y allá no van a evangelizar, eso lo menciona después, porque van de chachas gratis y sin horario. Y contentísimas de hacer el canelo, seguro.

Bien. Entonces voy a pedir chicos, alguna chica si queréis, y alguna familia si hay aquí, aunque aquí está lleno de jóvenes, pero vamos a hacerlo.

Pero antes, brevísimamente, vamos a hacer una oración así, en silencio, todos tenéis que decir dentro de vosotros mismos al Señor: Señor, envía obreros a tu mies. Mira, la mies es mucha y los obreros pocos.

Gracias, Señor. Envía obreros a tu mies, Señor. Ayúdanos tú, ayuda a tu Iglesia. Te lo pedimos. Señor.

Entonces, ahora el sacerdote se pone el alba, la estola, y sinceramente no tengáis miedo si vienen pocos o muchos. Si hay algún chico que quiere, después de este encuentro, ofrecerse a Jesucristo para que Dios, para que Cristo lo prepare a lo que Él quiera, como Él quiera, a ser sacerdote, maravilloso ser un icono de Jesucristo en el mundo, de verdad. Nosotros… mirad, no sé si conocéis las parroquias y los curas y las misas; nosotros estamos evangelizando el mundo sin ningún templo. Tenemos sesenta misiones ad gente en Europa, sin ninguna iglesia. Cada una de esta misiones ad gente tiene un sacerdote, y están contentísimos y no está condenado ni a decir misas ni a esas cosas. O sea, quiero deciros que está apareciendo primero una nueva forma de ser iglesia y además los curas están… Bien, etcétera.

Los presbikikos no están condenados a decir misas ni esas cosas de beatorros de parroquia, pero están condenadísimos a obedecer al lorokista y ser floreros negros.