Tostón de Adviento 2021 (II)

Voy a esforzarme poco con el discurso publicitario de Kiko. Otras veces me tomo la molestia de corregir los abundantes errores tipográficos que hacen el rollo todavía más incomprensible de lo que de por sí queda debido a la mezcla de nociones contradictorias o sin ninguna relación. Esta vez, paso.

 

KIKO:

Bien, hermanos, pues ánimo. Yo no puedo con mi alma, pero no importa, ánimo, hermanos.

Si no empieza dándose aires de mártir revienta el treta, no lo puede evitar.

Ánimo que estamos en Adviento, que es un tiempo escatológico, litúrgico, muy fuerte que nos invita a reflexionar sobre la venida de Cristo “Viene el Señor, vestido de majestad, vestido y ceñido de poder, viene sobre las nubes del cielo y todos le verán, hasta aquellos que lo atravesaron”.

El Adviento es tiempo de preparación a una venida humilde, escondida, pues Dios se presenta como un niño indefenso. Pero desde hace unos cuantos años Kiko se empecina en que viene vestido de majestad… Debe ser para que quede claro que el kikismo no es lo mismo que el Cristianismo.

Le verán que viene y cuando viene ¿cómo nos encontrará? Pues, por eso este encuentro es un encuentro de conversión, que el Adviento es un tiempo de conversión; así como la Cuaresma es un tiempo de preparación a la Pascua, el Adviento es un tiempo perenne, para siempre, el hombre tiene que estar siempre en situación de Adviento, esperando la venida del Señor y para que te encuentre santo, de pie, delante de Él, no unido a los demonios, estamos en este encuentro, llamados a conversión en este Adviento, todos.

En mi imaginación cuando llegue el Señor ningún kiko aducirá a su llamada, estarán sentaditos en sus sillas de metacrilato, muy atentos a las palabritas sin valor de su gurú, pendientes de que les dé instrucciones sobre cómo actuar. Y pasará Dios y no se enterarán.

El Adviento es un tiempo escatológico, presente, muy fuerte, que invita a los hombres, que les recuerda que todos nosotros tenemos que estar preparados porque viene el Señor, viene el Señor para llevarte con Él. Si ahora viene a mí y me coge ¿yo, cómo estoy? Pues ¡no sé! Estoy como estoy, pero éste es el tiempo que tenemos que reflexionar sobre nuestra vida, sobre cómo estamos viviendo, si somos santos; santos porque el Señor nos ha dado de su Espíritu y no lo hemos echado, por nuestra mala alma, por nuestra mala situación, que nos amamos más a nosotros que el Adviento del Señor.

El Adviento es un tiempo que recuerda al cristiano que la vida es un Adviento, la vida de todo cristiano, que tiene que estar preparado porque viene el Señor, en el momento que menos lo esperas viene a por ti, te puede dar un infarto, el Covid, puedes ponerte mal, te puedes enfermar o puede venir el fin del mundo, porque nadie sabe el día ni la hora en que volverá el Señor.

¡No me puedo creer que con su visión ultra-sideral Kiko no lo sepa! Será que no lo quiere contar.

Hemos sido creados para estar con el Señor, Dios es amor, el amor es difusivo de por sí, o sea, el amor de Dios quiere derramarlo sobre ti, te ha creado para que vivas en su amor, esto es, Dios mismo. Dios es amor a ti. Éste es Dios, por eso ha creado el género humano para darse a él, para que lo conozcan, para que los hombres puedan vivir en su amor, porque toda la tierra está llena del amor de Dios y todas las cosas que existen sobre el universo, se han creado para ti, porque Dios es amor a ti. Entonces, todo, el agua ha sido creada para ti, los ríos, las montañas, todo ha sido creado para nosotros.

Los virus, las bacterias, los terremotos, los volcanes… Ya sabes, si tienes cáncer también eso lo ha querido diosito para ti.

Quisiera el Señor que contemplando su obra, la que nos rodea, el hombre se enamorase de Dios y fuera bueno y dejará de dar culto al demonio con los pecados.

¿Desde cuándo diosito es un moralista de esos que quieren que los demás sean los buenecitos?

Por eso, hermanos, este anuncio de Adviento es un encuentro de conversión, de llamarnos, de volvernos al Señor, pues ¡volvámonos todos al Señor en este Adviento! Porque viene el Señor para llevarnos con Él, quisiera encontrarnos santos, puros, revestidos de su gracia.

¿Qué ha sido de lo de “Dios te quiere pecador”?

En este encuentro, esperemos que el Señor moviendo tu corazón, te vuelvas a Él y la gracia del Espíritu Santo descienda sobre ti, que puedas salir de este encuentro lleno del Espíritu Santo, convertido en cristiano…

Este lenguaje, el de la supuesta efusión de un Espíritu Santo de contrabando que solo se puede adquirir, previo pago y previa escucha de un tostón, en los salones kikóticos de usos múltiples sí que lo reconozco.

…siendo más humilde con tu mujer, más humilde con tu marido, mejor con la comunidad, mejor con los hombres, considerándote el último y el peor de todos, como decían los Padres del desierto: “Hijo mío, considérate el último y el peor de todos”, ésta es una frase de los Padres del desierto para nosotros, ellos que han dejado el mundo y se fueron a vivir en una gruta, y ahí vivían en una gruta, en medio del calor y la gente les llevaba la comida.

¿Todos juntitos en una gruta? Me da que confunde a los gitanos de Palomeras con los padres del desierto.

Éstos son los Padres del desierto, que nos dicen, nos recuerdan a nosotros esto: “Considérate el último”, esto es ser cristiano, considerarse el último y el peor de todos, no ser digno de estar aquí, porque quizás tendrías que estar en la cárcel. No nos conocemos, no sabemos cómo vivimos ni quienes somos, ¡ésa es la verdad! si conociéramos a Dios, el amor que nos tiene y que quiere vivir en nosotros, seríamos distintos.

Tantos años aguantando rollos y llenando bolsas y siguen sin conocer a Dios. Ya decía yo que el CNC no sirve para nada bueno.

Por eso, que este encuentro de Adviento te llegue al alma y permite a tu alma que se vuelva al Señor. ¡No hay cosa más grande que amar a Cristo!, el que no ama a Cristo; decía San Pablo, ¡sea maldito! ¡sea anatema! Si aquí algunos no amáis a Cristo, ésa es la palabra de San Pablo para ti: “Eres un maldito”. Amar a Cristo y ¿qué es amar? ¿qué es? ¿un sentimiento? Pues yo sentimiento no tengo ninguno. ¿Qué es amar a Cristo? Amar a Cristo por encima de todas las cosas, amar a Cristo.

Cristo es el Hijo de Dios. Dios lo mandó a la tierra por ti y por mí, para salvarme del infierno, porque existe el infierno. ¿Por qué? Porque Dios es libre, Dios es amor. Si no existiera el infierno, Dios no sería amor, que es la posibilidad de que tú tienes de negarte a Dios. Por eso existe el infierno, porque eres libre para negar a Dios. En el infierno están los que quieren estar, los que detestan a Dios, están llenos de odio contra Dios. No te voy a explicar cómo se llega a eso, cómo el hombre ha podido desvariarse y transformarse en un hijo del demonio, que detesta a Cristo y detesta la Iglesia.

Y detesta a los religiosos de misa de 12 y llama rebotados a los que dejan la comunidad y ve demonios en los obispos y se burla de las puntillitas y los zapatitos rojos del Papa y le desea la muerte, pero no te voy a explicar como se llega a eso.

Pero todos podemos caer ahí, pues para éstos que son así, que detestan a Dios y no quieren estar con Dios, quieren estar en el infierno, donde se blasfema contra Dios, donde se odia a Dios y el hombre “es feliz” odiando a Dios -digamos así-. Es un misterio enorme, pero es el misterio de la libertad de Dios que ha creado al hombre a su imagen y semejanza, pero lo ha hecho libre, libre para negar a Dios. Por eso, existe el infierno, existe lo contrario a Dios, que es el infierno. Es un lugar donde no se puede amar y ¿cómo algún hombre puede caer en ese engaño? Pues eso es un misterio, el misterio de nuestros pecados, el misterio de la libertad humana. Para que el hombre sea libre existe el demonio, existen los malos pensamientos. Los hijos del demonio siguen los malos pensamientos, que ellos quieren complacer, que ellos quieren realizar.

El tipo no tiene ni idea de teología. Y a su edad va a ser difícil enseñarle algo.