Violencia en nombre de Dios en el Camino

 

Un comentarista dejó hace poco un enlace a un documento sobre el abuso espiritual.

El tema de los grupos coercitivos ya se ha tratado en este blog y también el de los grupos coercitivos de índole religiosa. Pero siempre es interesante recordar conceptos y meditar personalmente si algo de lo que caracteriza al abuso espiritual se da en eso llamado Camino Neocatecumenal.

Lo siguiente son extractos no literales, ya que la traducción del documento original no es muy buena.

¿Qué es abuso espiritual?

El abuso espiritual es una injusticia que emana de un mal uso de la autoridad inherente a la función de responsable espiritual.

El papel de los responsables consiste en ayudar, edificar, servir y responder a las necesidades de quienes les han sido encomendados. Sin embargo, en ciertos sistemas religiosos, los pensamientos, los sentimientos, los deseos y necesidades de sus miembros no cuentan. No se responde a sus aspiraciones; antes bien al contrario, están ahí para satisfacer las necesidades de sus dirigentes. Cuando esto ocurre en un grupo religioso se trata de abuso espiritual.

El abuso espiritual es una forma de violencia que se hace en nombre de Dios y hiere al creyente en lo más profundo de su alma.

Las consecuencias son desastrosas. Las víctimas experimentan muchas dificultades para retomar una vida normal. Han sido condicionadas para creer que a Dios le gusta vengarse, que pasa el tiempo buscando las debilidades de los creyentes para castigarlos y enviarlos al infierno. Una persona de la que se ha abusado espiritualmente tiene una imagen muy negativa de sí misma. Está abrumada por la culpa y otorga difícilmente su confianza a los demás. En numerosos casos es “alérgica” a todo grupo religioso.

Mecánica del abuso espiritual

a)    Acogida amorosa

Muchas víctimas de abusos espirituales fueron acogidos al principio con particular calor, dando la impresión de que los responsables se interesaban por ellos.

Las personas que llegan por vez primera a una comunidad atraviesan casi siempre un período de vida doloroso: soledad, luto, divorcio, enfermedad grave, paro, etc. O tienen dificultades para integrarse en la sociedad. Una persona en situación de angustia tiene un gran sentimiento de impotencia, que la vuelve influenciable y receptiva a toda forma de compasión. La “acogida amorosa” adula a la persona y le hace creer que es amada y aceptada incondicionalmente. El “bombardeo de (falso) amor” crea una dependencia afectiva de la persona hacia el grupo y sus responsables. Además, en esa situación se pierde el sentido crítico.

b)   La culpabilización por la reciprocidad

Cuando alguien nos hace un favor, crea en nosotros un sentimiento de deuda. Es la regla de reciprocidad. Y es un arma usual en el abuso espiritual.

Alguien llega por vez primera a un grupo en el que se practica el abuso espiritual. Se le acoge amorosamente a fin de generar una dependencia afectiva que nuble su capacidad de plantearse preguntas o emitir críticas. Y si lo hace, es llamado al orden: “Con todo lo que hemos hecho por ti, ¿Cómo puedes decir eso?”. “Es un engaño de demonio”. “Tú no lo entiendes ahora, pero fíate y obedece, que lo entenderás más tarde”.

El objetivo es crear un sentimiento de culpa en el crítico, para que no se atreva a replicar. Muchos tienen la impresión de no ser capaces de amar al otro, de haberse aprovechado del otro. La falsa compasión que recibieron se transforma en deuda que hay que pagar. El precio de la deuda es la pérdida de su libre arbitrio y de su espíritu crítico.

 c)    El rito de la confesión

En el Cristianismo, la confesión de los pecados tiene como fin liberar y dar la posibilidad de obtener el perdón de Dios. La Biblia es muy explícita: Se nos perdonan los pecados. Desaparecen. Ya no están ahí para culpabilizarnos. En el abuso espiritual, la confesión sirve para culpabilizar públicamente a la gente, para obligarla a cambiar su personalidad para llevarla a obedecer ciegamente a los dirigentes.

d)   Control del pensamiento y el libre arbitrio por las fobias

Una fobia es un sentimiento de miedo irracional con respecto a una situación, a una persona o a un objeto. En el mecanismo del abuso espiritual, la interpretación de la Biblia se manipula para implantar imágenes negativas muy fuertes en el inconsciente de las personas, en particular la imagen de un Dios que está ahí para castigar y de un diablo que busca el momento propicio para hacer caer al creyente. En estos grupos no obedecer incondicionalmente las ideas y órdenes de los dirigentes equivale a desobedecer a Dios, lo que conlleva el riesgo de ser castigado y transformarse en presa de Satanás. En una entrada reciente, Kiko el sensible aseguraba «Si queréis destruir el Camino, Dios os destruirá a vosotros». Y ya sabéis todos que si no os convertís a su antojo y semejanza, es posible que diosito os envíe un cáncer o algo peor.

     e)    La estructura piramidal

Las comunidades que practican abusos espirituales tienen en general una estructura piramidal. Este sistema totalitario tiene como objetivo mantener a las personas bajo coacción y controlarlas también en su vida privada.

Un ejemplo: en un grupo local el responsable es el “catequista responsable” y los miembros son “hermanos”. Cada hermano tiene como formador a un “catequista” más avanzado en el camino, encargado de enseñarle la Biblia y las reglas del grupo. Esos catequistas formadores tienen a su vez un catequista supervisor. Cada cual debe someterse a la autoridad de la persona que está por encima. El catequista responsable controla el conjunto como un verdadero dictador. Si quería saber algo de un hermano, acudía al formador correspondiente. Las personas se espían unas a otras y cualquier cosa que sea dicha en confianza puede llegar al responsable.

En un sistema así, el uso del tiempo está muy ordenado: se planifican muchas reuniones a lo largo de la semana. La asistencia es obligatoria so pena de incurrir en “pekado grave”. Nada puede ser más importante que las reuniones que tienen como objetivo el estudio de la Biblia o más exactamente, la interpretación de la Biblia según los designios “divinos” del responsable último. Durante los meses que siguen, se evalúa el cumplimiento del grupo. Si los resultados no son buenos, habrá severas críticas: “Tu fe está muerta”. “No sois suficientemente perfectos en Cristo”.

Las metas son en general imposibles de alcanzar. Pero los miembros del grupo, paralizados por el miedo y la culpabilidad, redoblan sus esfuerzos para tratar de satisfacer lo que ellos creen es la voluntad de Dios. 

f)     Puesta a punto

Un elemento capital del abuso espiritual es que el proceso se lleva a cabo sin que la persona lo sepa. La gente no entra en un grupo abusivo con conocimiento de causa. Antes bien, las personas se hacen miembros de una comunidad que consideran agradable y acogedora.

El proceso de manipulación no cambia a la persona en pocas horas. Lleva un tiempo. En cada reunión los responsables hacen repetir lo mismo, y poco a poco añaden elementos nuevos para que surjan cambios. La persona cambia su comportamiento y su manera de pensar sin darse cuenta. Un amigo o un pariente pueden percibir el cambio operado, pero no el afectado.