Tostón publicitario de Adviento 2020 (VII)

 

Atentos, decía al final de la entrada anterior, porque el loro encargado de repetir las monsergas de Kiko va a soltar una noticia que deja claro que el kikismo no es Iglesia Católica.

 

Fijaos, la Cuaresma es una reparación para la Pascua. Está bien, nos preparamos con la propia palabra de Dios que nos va preparando, que nos invita a hacer oración, ayuno, penitencia, limosna, a mortificar nuestro cuerpo, entrar de esta manera con Jesucristo en la pasión, la pasión, en la muerte, para poder celebrar la resurrección. Es una preparación ciertamente de la Pascua.

El Adviento, muchos han dicho que es una preparación para la Navidad, pero no es verdad, no es cierto eso. No es ninguna preparación para la Navidad.

Y se queda tan fresco como solo un ignorante puede quedarse al soltar semejante mentecatez. Pero no penséis que la tontería es inocente. Tiene un porqué que se ve más adelante.

Va antes de la Navidad. Está la Navidad y luego el tiempo ordinario, y luego la Cuaresma, luego la Pascua, la segunda parte del tiempo ordinario y luego otra vez el Adviento… Es cierto que en las cuatro semanas que dura el Adviento, la última parte, la última semana y un poquito -la octava de Navidad- es un tiempo específico, desde el 17 de diciembre hasta el 24 - 25 de diciembre, en esta octava de Navidad, sí que se enfatiza, se hace más hincapié en la preparación Quiero decir, toda la liturgia. No es porque haya que hacer nada: la propia liturgia nos va preparando a la venida en carne de nuestro Señor Jesucristo, al nacimiento de nuestro salvador, a la primera venida, dirá san Bernardo Abad en una lectura que leeremos la primera semana de Adviento, como todos los años…

La incoherencia es marca de la kasa. Primero se asegura que la primera parte del Adviento no está en función de la Navidad -lo que, por si a alguien le hace dudar, es mentira- y luego se resalta que desde la primera semana los textos litúrgicos hacen referencia a la primera venida de Cristo, que es precisamente lo que conmemora la Navidad. Pero insisto en que hay un motivo espurio para querer robar parte del Adviento. Lo cuenta un poco más adelante.

La lectura patrística -me parece que es el miércoles de la primera semana-, que Jesús vino, la primera vez, en carne, en la humildad, en la pequeñez de un niño pequeñito, la debilidad, acostado en un pesebre, signo de máximo rebajamiento. Él que era Hijo de Dios, que es Hijo de Dios, no había sitio para Él en la posada y fue a nacer entre pajas, donde comen los animales, las vacas, las mulas, los asnos... Imaginaros la escena: María, pobrecilla, dando a luz en medio de infecciones, excrementos. Bien, así ha querido manifestarse el Hijo de Dios.

Es que la visión sideral de los kikotistas les permite ver incluso los virus, las bacterias y las infecciones. Por eso saben que quienes acompañaron a María en el parto fueron las infecciones y los excrementos. Y se le ha olvidado mentar a la carcoma.

Habla de una segunda venida, la parusía, cuando venga triunfante en la segunda venida y llene el mundo de espanto. Hemos cantado aquí en el himno de Adviento: «y llene el mundo de espanto, él nos proteja piadoso».

La cita es de un kikirikanto, por más que presuntuosamente lo llamen himno de Adviento, y no tengo ni idea de quién es el «él» citado, ya que en la letra del kanto se escribe en minúsculas.

Piadosos. ¿Cómo que…? ¿Por qué esto de que llene el mundo de espanto? Hablaremos de esto, como dice aquí: todos los pueblos y reyes de la tierra se lamentarán. Será un espanto.

Ese «aquí» donde dice tal cosa es, de nuevo, un kikorikanto y nada más. Es decir, en toda la Biblia no dice tal cosa. Lo más parecido está en el Apocalipsis, pero no dice eso. Ergo, se hace pasar por profético lo que solo es un kikirikanto de su humildad don sensible.

En el icono de la resurrección -lo conocéis, ¿no?-, según el Evangelio de san Mateo también. La escena dice que fueron las mujeres al sepulcro, el primer día de la semana antes de la salida del sol, pasado el sábado, y los soldados romanos -es el único que habla de soldados romanos- estaban ahí vigilando. Habían pedido los judíos a Pilato, para que no robaran el cadáver, etcétera. Y que no dijeran que había resucitado y tal. Estaban allí ellos, presentes, dos soldados, dice.

No, eso es falso. Mateo no dice que hubiera dos soldados, dice que había una guardia de soldados. Sebe ser cosa de los viajes temporales de estos tipos, que les permiten saber cosas que no están en el Biblia.

Cuando llegaron las mujeres, dice, hubo un terremoto, un movimiento de tierra, se rodó la piedra del sepulcro, redonda, el ángel, vino un ángel del cielo, se sentó encima de la piedra y, dirigiéndose a las mujeres, les dijo: Vosotras -les dijo a vosotras, no a los soldados, dice-. Dice expresamente el Evangelio que estaban temblando, estaban temblando los soldados -me imagino que no de frío-. Un terremoto, se mueve la puerta de…, llega un ángel… Vosotras, dice el ángel, no temáis. Os anunció una… Sé que estáis buscando a Jesús el crucificado. No está aquí, ha resucitado. Id y decirles a sus discípulos… No temáis. Vosotras no temáis.

Lo mismo que el ángel cuando se aparece a los pastores en los campos de Belén, que se apareció en una gran luz y se llenaron de temor los pastores que estaban cuidando las ovejas al raso, y les dijo: No temáis. Os anunció una gran alegría que lo será para todo el pueblo. Hoy en la ciudad de David os ha nacido un salvador, el Cristo Señor. Id y veréis que esto es cierto. Veréis, os doy dos señales, dos signos: encontraréis un niño acostado en un pesebre y envuelto entre pañales.

Y alguno dirá: Bueno a todos los niños los envuelven con pañales, ¿no? Por si se hace pis, que no manche. No se refiere a ese tipo de pañales. Los pañales que utilizaban en aquella época solamente los hacían a los príncipes, a los niños de la realeza, como un signo de realeza, ¿no? Les vendaban bien el vientre, el ombligo. Eso no se lo hacían al hijo de un carpintero. No.

Falso una vez más. Desde hacía siglos a los recién nacidos se les fajaba, fuesen hijos de reyes o de carpinteros. Seguro que la tela del pañal del hijo del rey era demás calidad que la del carpintero, pero a todos se los envolvía en pañales. Y me gustaría saber de dónde hubiese sacado María una tela de lino finísimo o de seda o de batista para el pañal de su hijo… A lo mejor se la proporcionó uno de estos viajeros del tiempo, porque si no… Lo que reflejan los pañales es que Jesús es hombre en todo y, por tanto, un recién nacido indefenso que necesita ser fajado, limpiado y alimentado.

Son dos signos contradictorios, dos signos contradictorios, uno de pobreza absoluta y otro es rey. Ya lo había profetizado el ángel a la virgen María, a la cual también la saluda diciendo no temas. Aparece muchísimas veces en el Evangelio esta frase: No temas, María, has hallado gracia delante de Dios. Dios se ha fijado en ti. Dios ha querido. Concebirás y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él heredará el trono de David, su padre, y su reino no tendrá fin. El rey que ha nacido, su reino no tendrá fin. O sea, que el Evangelio empieza y acaba así: Jesucristo es rey. Acabamos de celebrar, el domingo pasado, Jesucristo rey del universo. Desde el comienzo del Evangelio, todos los evangelistas hablan de que ha nacido un rey.

Falso. Para empezar, solo dos evangelistas (Mateo y Lucas) relatan el nacimiento de Jesús. Luego Mateo cuenta que unos magos buscan al rey de los judíos. Nada más, no hay más menciones a su realeza.

Van los magos y preguntan allí en Jerusalén: “¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Venimos a adorarlo”. “¿Judío? Será Herodes. Ahí está, en ese palacio de…”. ¿Como que ha nacido, que acaba de nacer, qué es eso? Ya están anunciando los evangelistas que este niño es rey y acabará el Evangelio poniendo un letrero encima de la cruz -Pilato mandará poner-: este es Jesús el de Nazaret, el nazareno, el rey de los judíos.