Toston publicitario de Adviento 2020 (VI)

 

En la entrada anterior, el kikotista 1 acabó la perorata de presentación o de salutación o lo que fuese. Tras el canturreo, se sube al atril otro kikotista del equipo kikinerante de nación para soltar más kikadas. El primero hablaba en un tono comedido, lo cual era de agradecer, el que viene ahora se dedica a soltar gritos a lo largo de toda su intervención. Sería para despertar a la aburrida audiencia.

Bien, hermanos, pues verdaderamente viene el Señor. Viene el Señor vestido de majestad, ceñido de poder; viene con poder: Me ha sido dado todo poder, dice Jesús en el Evangelio, al final del Evangelio de Mateo: «Me ha sido dado todo poder el cielo y la tierra. Id, pues, y hacer discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo». Es la despedida de Jesús, según el evangelista Mateo. Ese poder que le ha sido dado a Jesús, todo poder, todopoderoso, igual que el padre. Recitamos en el credo: «Creo en Dios Padre todopoderoso». Se lo ha dado a Jesús, y Jesús se lo ha dado a la Iglesia: el poder de perdonar pecados, el poder de perdonar pecados. Por eso dice este canto que acabamos de cantar: Aquel que nos amó, que nos libró de todos los pecados. Aquel que nos ha amado… Decía ሬናቶ ahora: aquel que no ame a Cristo, sea anatema. Cómo no amar a Cristo, si Él nos amó primero siendo nosotros pecadores. Estando nosotros alejados de Dios, Él tomó la iniciativa, nos amó. Nos ha hecho sacerdotes de su reino, dirá San Juan en el apocalipsis. Se ha elegido un reino, hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación, y has hecho de ellos, para nuestro Dios, un reino de sacerdotes, un reino de sacerdotes, y reinan sobre la tierra.

Esta palabra de que quien no ame a Cristo sea anatema está dirigida a los cristianos. No está dirigida a todos. San Pablo escribe a los cristianos de Salónica, a los cristianos de Corinto, a los cristianos de Éfeso, de Galacia, de Roma. No escribe a los galos, o a los germanos, o a los aztecas -Todavía no se conocían en Europa-, o a los incas, o a los japoneses. No. Habla a los cristianos, porque que uno que no conoce a Jesucristo no ame a Jesucristo, no tiene culpa. No conoces a Jesucristo… No se puede amar lo que no se conoce, ¿no? No.

Una falacia muy usada en el CNC es esta de que no puedes amar a quien no conoces. La utilizan para “justificar” que en la comunidad seas interrogado una y otra vez sobre tu vida privada y sus circunstancias. Tienes que abrirte, tienes que contarlo todo, hasta lo más íntimo, porque de lo contrario no podrán amarte tus hermanos de comunidad. Indirectamente, lo que dicen es que son incapaces de amar al vecino del cuarto, porque no lo conocen; y que no aman al otro, que es Cristo, porque no lo conocen y porque no ven a Cristo en el otro.

Está hablando a los que sí han conocido a Jesucristo, a los que han conocido el amor de Dios. El Espíritu Santo ha sido derramado en vuestros corazones, que también dice san Pablo, como una garantía de nuestra salvación.

No. Lo que dice san Pablo es «y la esperanza no nos defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado» (Rm 5,5).

Bien, hermanos, este Evangelio, hemos escuchado un Evangelio muy interesante que viene, espero, a nuestra ayuda en este anuncio.

Publicitario, le ha faltado decir: anuncio publicitario.

Acaba el Evangelio, el fragmento que hemos proclamado, diciendo: con vuestra perseverancia salvaréis vuestras vidas.

Almas. El Evangelio dice almas, no vidas. Lo aclaro por si a alguien le venden que perseverando en la comunidad, que no sirve para nada, salvará su vida de la covid.

El Señor nos invita hoy a perseverar, a mantenernos unidos, mantenernos. Mantener. La misma raíz latina que permanecer: manere.

Mi diccionario dice que mantener viene de manu tenere (tener en la mano) y permanecer de per manere (quedarse por completo). Es decir, que no tienen la misma raíz latina.

Como lo dice san Juan, como los sarmientos en la vid, porque separados de mí no podéis hacer NADA. No es que podáis hacer menos y con el Señor se pueda hacer más. No podéis hacer NADA. Separados de mí no podéis hacer nada, porque yo soy la vid. Yo, dice Jesús, y vosotros los sarmientos. El que no está unido, el sarmiento que no está unido a la vid se seca, llegan los viñadores, lo podan, ¡crack! Yo he estado en la vendimia, en la Mancha. Dije a mi madre -yo era un muchacho-: “¿Cómo va esto?” “Los sarmientos estos secos se apilan, se secan y luego se hacen unas paellas estupendas”, o unas chuletas de cordero a la brasa. Saben riquísimas. El saborcillo ese de la vid.

Bien, igual nosotros sin el Señor. Si no estamos unidos, si no permanecemos en Él, no podemos hacer nada. Permaneced en mi amor. Es un consuelo… Tantas palabras del Evangelio donde Jesús… ¿Por qué quiere Jesús que permanezcamos en El? Porque Él quiere permanecer en nosotros, quiere permanecer en nosotros la esencia de Dios. Jesús es Dios hecho hombre, la palabra de Dios se hizo carne y acampo, puso su tienda de campaña -igual que hacía Israel en el desierto- entre nosotros. Ese Dios inaccesible que está en el cielo, que distan nuestros pensamientos como del cielo a la tierra, más. Ha querido hacerse uno con nosotros.

Primero ha tomado la condición de ser hombre. Se ha hecho hombre. No tenía por qué. Ninguna religión, en ninguna religión de las muchísimas que existen, sus dioses o diosas o diosecillos… ninguno se ha hecho hombre. Ninguno.

Me da que este tipo no sabe mucho de mitología ni de religiones. ¿Cuántos dioses del Olimpo eran hombres y engendraron semidioses?

Nuestro Dios se ha abajado y se ha hecho hombre, dice San Pablo a los Filipenses. Y no contento con esto se hizo siervo, esclavo, servidor de todos. No he venido a que me sirvan, sino a servir. Y hecho siervo, obedeciendo en todo, en todo, a su Padre, hasta la muerte, y una muerte de cruz. Una muerte indigna, digamos, usando terminología actual. La muerte en cruz no era una muerte digna, era una muerte vil. Una muerte digna es la que tuvo san Pablo. Era un ciudadano romano, que le cortaron la cabeza. Sufres nada, es un instante. No me han cortado la cabeza, pero los médicos dicen que no sufres. A vosotros tampoco. Nos lo creeremos, que no se sufre. Pero lo que sí sabemos es que la muerte en cruz era un sufrimiento brutal, terrible, horas colgado por asfixia después de una paliza tremenda.

Bien, no estamos en Cuaresma, hermanos. De todas maneras os invito… La Iglesia siempre nos invita a mirar a Jesucristo crucificado, y aprovecho que digo que no estamos en Cuaresma, estamos… llegamos ya al Adviento, el domingo que viene, el sábado por la tarde con las primeras vísperas del domingo primero de Adviento, comienza este tiempo fantástico, un tiempo favorable, un kairós qué dicen los griegos.

¿Qué significa esto? Kairós significa el momento oportuno que no hay que desaprovechar, que viene en nuestra ayuda. 

Lo corto aquí, pero atentos, que tras desvariar sin decir nada en la próxima entrada este  loro va a soltar una primicia inesperada.