Traditio symboli (L)

Ya cuando Israel estaba en el exilio, Nabucodonosor obligaba a la gente -para saber quién quería subvertir el estado, quién estaba conspirando contra él, quién estaba conspirando-, obligaba en todas las aldeas a hacer una estatua del rey y a adorarlo. Está claro que en esta paternidad que todos necesitamos -por eso es importante lo que dije ayer, que 'dejaron a su padre'-, siempre hay personas que luchan contra su padre, ¿por qué? Porque tal vez él es el tercer hijo y envidia a su padre porque tiene un complejo de Edipo terrible, está enamorado de su madre y odia a su padre. Entonces todo este odio que tiene siempre esta gente que odia al jefe de estado, hay detrás de ello un psicópata, un chavalillo, un chico que ha tenido una realidad familiar y odia a su padre y todo lo que su padre significa, donde sea que lo pongas; si lo pones en el seminario odiará al obispo, en el ejército odia al general, en política odia al jefe de estado.

Tal vez sea que en Kikónides la normalidad consiste en que todos sean unos psicópatas inmaduros con complejo de Edipo, pero en la vida real no hay tantos traumados y lo que debe hacerse con ellos no es ponerlos en el seminario ni en el ejército, ni en la comunidad para que odien al jefe del tinglado y a los kikotistas, sino tratar sus traumas, que es algo que en Kikónides no saben hacer.

Porque es dentro de sí mismo que tiene algo contra el poder constituido; y entonces siempre, en todas las épocas habrá estos tipos que tendrán algo contra su padre y cómo lo tienen contra su padre, lo tienen contra aquellos que lo representan social o políticamente, ¿entiendes? Es imposible: en cualquier sitio, dónde esté un tipo que mande, no puede soportarlo, tiene que luchar contra él, tiene que derribarlo.

Da la impresión de que habla de sí mismo y de su neura contra su padre. Lo peor, obviando el hecho de que no reconoce el problema e sí mismo sino que se pone el sambenito a los demás, es que suelta la soflama socio-política en lo que tendría que ser una breve monición a un salmo de bendición. Y el tío se dedica a declarar tarados a todos. ¡Qué edificante!

Y estos tres jóvenes, estos tres judíos, no querían adorar la estatua, no porque no estuvieran de acuerdo con la política que Nabucodonosor llevó a cabo, que no se trataba de que fuera mala o menos mala, sino para decir que no tenía derecho a usar la religión, porque solo a Dios adorarás, no a un hombre.

Ya. Pues según la película anterior, el motivo de los tres jóvenes tendría que haber sido toda esa farfolla del deseo de matar al padre y el amor desmedido hacia la madre, en suma, no por su virtud, sino por un trauma no curado… Pero así es como funciona el kikismo: a ti siempre te dirán que tus acciones son fruto de tus neuras y que la única cura es someterte a ellos; en cambio, cuando interesa, esas mismas acciones en otro se vuelven meritorias.

Entonces, por esta denuncia profética, son condenados a un horno ardiente; en este horno sabéis que Dios envió su suave brisa, su Espíritu Santo. Y dice que miraron desde arriba a este horno y vieron cuatro figuras, no tres, ¡cuatro! El Señor concede esta brisa, este espíritu, su Espíritu. Alzando las manos al cielo, por esto se ve que están representados durante los primeros siglos vestidos como persas, con vestidos paganos, estos judíos exiliados, en medio de este fuego poseídos por el Espíritu de Dios, alaban a Dios.

Otro de los muchos errores del kikismo: dado que Kiko sostiene la malignidad innata del ser humano, es claro que cualquier obra buena no parte de él ni es voluntaria, sino provocada por una posesión espiritual. Así de perverso es el kikismo.

E invitan a adorar con ellos a toda la creación. Esto también se encuentra en las catacumbas de Roma, porque estos tres son una imagen de la Iglesia, los tres jóvenes en el horno. Estamos en el mundo y el Señor nos da su Espíritu, que es como una suave brisa, como la suave brisa de Elías que cantamos en el canto de la Virgen María, que nos protege, nos ayuda, nos consuela, nos da un espíritu festivo, nos aleja del fuego de la corrupción, nos libra sobre todo de la rutina, que es el cáncer, la gangrena de la vida del hombre, el aburrimiento, el aburrimiento que borra el sentido de celebración, de esperanza, de alegría. Aburrimiento, como los hombres cuando viven un tiempo que los come, un tiempo vacío al que el hombre tiene pavor.

Ale, ya sacó el sensible otro de sus traumas, porque si hay alguien amigo del jaleo y la jarana, es él.

El tiempo vacío nos lleva a la muerte, nos catequiza; el tiempo vacío se convierte en algo llamado tedio, aburrimiento, se llama no querer nada, luego la gente va a un local nocturno, va a ver pornografía, va a hacer cualquier cosa o toma drogas.

Vaya, parece que está describiendo la vida de los jóvenes del CNC.

Huye de ese tiempo que lo angustia, porque no se puede vivir sin hacer nada, sin sentido, con una rutina, con algo tan horrible. También nosotros hemos estado atrapados en esto...

En realidad, Kiko no estuvo más de un año sometido a la rutina y el horario de un trabajo, pero como es un neuras, se enfermaba, llegaba tarde, desobedecía a su jefe y no renovaron su contrato… Pero él cambia la película a su antojo y, sobre todo, la refiere a los demás en un intento de hacerles ver que su vida era un desastre antes del kikismo.

Y entonces la gente huye de sí misma, tratando de llenar el tiempo vacío; en el fondo, el hombre intenta divertirse, es decir, enmascarar, quiere engañarse a sí mismo, convencerse de que el tiempo que vive está lleno de celebraciones porque si se divierte, está lleno de felicidad. Porque el hombre está creado para vivir feliz. Qué condena: ¡Tanta gente está años y años que nunca se divierte, nunca se divierte! Intenta escapar del aburrimiento con la diversión, pero no puede ser feliz y debería ser feliz. Pero ¿por qué sucede que lo invitan a una fiesta y él tiene un aburrimiento de morirse? ¿Qué sucede? Que la fiesta, la felicidad, no está allí donde la busca: la felicidad nace del fondo de sí mismo, tiene un cadáver dentro, y cuando el hedor de este cadáver, el hedor llega a su nariz, no puede soportarlo. Por eso hay muchas personas que, para no sentir el hedor de este cadáver, se pasan la vida alienándose de orgía en orgía, haciendo cosas, llamando amigos: «Vamos de caza, vamos a divertirnos, mañana nos iremos de viaje, de safari en África», los ricos. Quieren escapar de esta corrupción que tienen dentro, olvidándose de sí mismos, ¡pero nada! lo tienen dentro, basta que se detengan por un momento, un poco cansados, una mañana se dan cuenta de que están destruidos y el hedor sigue aumentando y se preguntan: «¿Quién soy, a dónde voy, qué estoy haciendo?» Y un día se dispara. Pero parecía que... ayer estaba tan contento con los demás, se rio, contó chistes verdes, jugaron al póker hasta las 4 de la mañana, estaba en la cama con la esposa del otro, y por la mañana se despertó y se disparó. ¿Qué pasó? ¡Se veía tan alegre ayer!

Con franqueza, por mi barrio la gente no se va de safari, no juega hasta las tantas, no se acuesta -a la misma vez o posteriormente- con la esposa de otro ni se suicida para no tener que afeitarse a la mañana siguiente. Por el contrario, el único caso de suicidio próximo a mí, fue de una hermana de comunidad, que después de la “celebración” comunitaria -¡Se la veía tan alegre ayer!-, llegó a su casa y se tomó todas las píldoras que encontró.

Atención, porque el Señor nos está dando una gran ternura para no condenar a estos hermanos, todos nosotros también hemos vivido así y hemos sido arrancado de esto gracias a su Espíritu, que restauró la fuente de la vida, la fuente. "Si supieras el don de Dios -dice el Señor a la mujer samaritana- y quien es el que te dice «Dame de beber», tú misma le preguntarías y él te daría un agua viva, un agua que brota hacia la vida eterna. Quien tiene esta agua, nunca más tiene sed, nunca tiene sed".

Entonces, hermanos, esta mañana es domingo, un memorial, sacramento del día de descanso escatológico, del día -como dijo el presidente- sin ocaso. El Señor nos invita a no tener miedo del domingo, nosotros podemos vivir el domingo. El terror que tiene la gente al domingo, porque por la noche no saben qué hacer, cómo divertirse: ¡qué difícil es divertirse, qué difícil! Es terrorífico divertirse. La gente intenta pasarlo bien el domingo, y los fines de semana, y luego resulta que el domingo por la noche es difícil.

¿Qué podrá saber uno que no da un palo al agua de lo que la gente normal, que al día siguiente madruga y tiene que dejar a los niños en el cole antes del trabajo, hace el domingo por la noche? Es posiblemente uno de los momentos más ajetreados del fin de semana, todo lo contrario al aburrimiento de quien nada tiene que hacer al día siguiente.

Entonces nosotros invitamos a toda la creación, estos bellísimos días que el Señor nos ha dado aquí, cantamos, invitamos a todas las cosas creadas a bendecir al Señor con nosotros.

Cántico de Daniel.

Tercer salmo (cantado).