Decoro y dignidad en un catecumenium

Hoy no tengo ganas de escribir. Pero hay veces que es mejor dejar que las imágenes hablen por sí solas. En este caso, las imágenes son de una sala polifuncional para uso exclusivo de los últimos y los peores, es decir, un catecumenium kiko.

No me canso de comprobar una y otra vez el desparpajo con que se emplea el mismo local -que no templo- en que se reúne la asamblea a celebrar haberse conocido, digo, a celebrar ‘ukas’ de esas que valen como 100, para actos sociales variados, como pueda ser la ingesta de pizzas que, en algún caso, tiene lugar sobre la misma mesa -que no altar- sobre la que se consagra.

El gran descubrimiento del catecumenado: la dignidad de las pizzas

Y a propósito de ello, me ha dado por recordar lo que dice el estatuto más aprobado del universo sobre el mimo y el decoro que los kikos aseguran que ellos y solo ellos saben ponerle a las asambleas. Sí, sí, decoro... a las pruebas gráficas me remito.

Estatuto definitivo, único aprobadísimo por todos los Papas del universo

Artículo 13

[Eucaristía]

# 1. La Eucaristía es esencial al Neocatecumenado, en cuanto catecumenado postbautismal, vivido en pequeña comunidad. La Eucaristía, en efecto, completa la iniciación cristiana.

# 2. Los neocatecúmenos celebran la Eucaristía dominical en la pequeña comunidad, después de las primeras vísperas del Domingo. Tal celebración se realiza según las disposiciones del Obispo diocesano. Las celebraciones de la Eucaristía de las comunidades neocatecumenales el sábado por la noche forman parte de la pastoral litúrgica dominical de la parroquia y están abiertas también a otros fieles.

# 3. En la celebración de la Eucaristía en las pequeñas comunidades se siguen los libros litúrgicos aprobados del Rito Romano, con la salvedad de las concesiones explícitas de la Santa Sede. En lo concerniente a la distribución de la Santa Comunión bajo las dos especies, los neocatecúmenos la reciben de pie, permaneciendo en su sitio.

# 4. La celebración de la Eucaristía en la pequeña comunidad la prepara, bajo la guía del presbítero, un grupo de la comunidad neocatecumenal, por turno, que prepara breves moniciones a las lecturas, escoge los cantos, provee el pan, el vino, las flores, y cuida el decoro y la dignidad de los signos litúrgicos.

Lo resaltado es lo que no figuraba en el estatuto provisional que nunca jamás fue aprobado por nadie, como todos saben. Resulta curioso que para obtener las aprobaciones de todos los Papas hubiese que hacer constar explícitamente que los últimos y los peores no harían celebraciones que no estuviesen sometidas a la aprobación del Obispo del lugar, que tales celebraciones formarían parte de la pastoral sacramental -¡con lo que Kiko la desprecia!- de la parroquia, que no se saldrían de canon romano y que no habría preparación litúrgica que no se sometiese a la guía de un sacerdote, no de un kikotistas, ojo, sino de un sacerdote.

Es como si todos los Papas del universo desconfiasen de los últimos y los peores y por eso decidiesen atarles cortos.

Lamentablemente, los últimos y los peores son los más fervientes incumplidores del estatuto aprobadísimo. Por eso sucede que sistemáticamente se prepara sin guía presbiteral, que se introducen en la ‘uka’ elementos ajenos al rito romano, como los ecos o el bailecito pitufo o las carreras de un lado a otro durante la paz o la degustación de chupitos, que la ‘uka’ se hace a puerta cerrada o que cada vez que un obispo les llama la atención y, por ejemplo, les niega el permiso para celebrar en un local polifuncional, se hagan las pobres víctimas perseguidas.