Segundo escrutinio (XLIV)

«Lectura: Lc. 14, 25-35

Acabamos de ver una frase de Jesús insertada en un contexto. ¿Qué contexto? Se refiere a un discípulo. "Quien quiera ser mi discípulo". Antes que nada: estad atentos todos los que estáis aquí. El Señor os está llamando a ser discípulos de Jesús. Discípulos. No solo a los sacerdotes, no solo a los religiosos, sino a todos vosotros. Nosotros estamos iluminando, estamos dando a luz, si queréis, una nueva era, un nuevo modo de ser la Iglesia en el mundo, como un Pueblo de Dios, Sacramento de la salvación.»

Unas veces toca decir que lo suyo es exactísimamente igual a los primeros cristianos y otras que es totalmente nuevo. Lo que se mantiene inalterable en todo momento es su desprecio hacia la vid verdadera, por eso su “nuevo modo” morirá.

«Todos son discípulos. En el futuro no habrá cristianos de clase A y cristianos de clase B. Ah, Kiko es un cristiano de clase A y yo soy cristiana de clase B.»

Soberana estupidez. No sólo porque Kiko de cristiano no tenga un pelo, sino porque nunca ha habido categorías ni niveles de cristianismo hasta que cierto no cristiano se sacó de la manga lo de la “categoría superior” de una difunta.

«No se pueden hacer comparaciones. Es una mentira. Yo tengo un ministerio en tu favor así como tú tienes un ministerio en mi favor. Y así como yo avanzo, por mi fe, en cierta virtud a tu favor, así tú avanzas en otras, que yo no tengo, en mi favor. Puede ser el trabajo, la humildad, el matrimonio o una serie de cosas en las que tú eres, sin duda, mucho más santo que yo. Es necesario entender qué es la Iglesia.

Al principio dije, entonces, que la sal se refiere al discípulo. ¿Y cuál es la condición para ser un discípulo de Jesús? ¿Qué hace que un hombre sea discípulo de Jesucristo? LA CRUZ. Entonces, Jesús dice: “Un momento, ¿a dónde va toda esta multitud? ¿Queréis ser mis discípulos? Entonces sabed esto: debéis estar dispuestos a despediros para siempre de vuestro padre, de vuestra madre, a dejar vuestra casa, vuestros tesoros, vuestro automóvil. Ser mi discípulo significa partir conmigo a una nueva tierra. Ser un hombre que no tiene dónde reclinar la cabeza. E incluso si se opone tu padre, tu esposa y tus hijos, tú te vienes conmigo".»

Una vez más, las comillas son para falsear, puesto que no es una cita.

«Esto es lo que significa ser discípulo: Desarraigo, parroquia, parroquiano. Parroquiano significa extranjero, extranjero en este mundo: uno que parte con Jesús.»

Será que en Kikónides las palabras tienen una etimología kikótica diferente a la real. En este universo, parroquiano viene de un vocablo griego que hace referencia a vecindad.

«¿Qué significa el signo de la sal? la Cruz. ¿Qué significa la cruz? La renuncia. Odiar. Estar dispuesto a renunciar. Para tener realmente como único apoyo a Jesucristo. La cruz significa sufrir, hermano. La cruz significa estar dispuestos a sufrir por Cristo. Sufrir por Cristo. La separación de tu entorno, de tu familia y amigos, la separación de tus bienes. Esto significa ser discípulo, esto significa la Cruz: por amor a Jesucristo, por amor a la misión que Jesucristo te confiere para la humanidad. Y ya que esto es lo que realmente significa, lo que quiere decir ser discípulo, entonces Jesucristo quiere decir: "¡Alto! ¿A dónde vais vosotros, egoístas o lo qué seáis, vosotros que os buscáis a vosotros mismos? ¿Qué estás buscando aquí? ¿Una paz burguesa? ¿Que tus problemas personales se resuelvan? ¿Estás huyendo del sufrimiento y vienes detrás de Mí? ¡Estáis locos! ¿Estás escapando del sufrimiento que te causa el carácter de tu esposo y vienes detrás de mí? ¿Estás huyendo del sufrimiento que te provoca los absurdos de tu esposa, de tus hijos, la injusticia y vienes en pos de Mí? No entendiste nada, hermano. Mira, te digo: para ser cristiano, para ser mi discípulo, tienes que odiar a tu padre, a tu madre, renunciar a todos tus bienes... etcétera”. Esto te lo dice Jesucristo.»

Falso. Quien te llama egoísta, loco, etc. es Pako el sensible, usurpando el Nombre sobre todo Nombre.

«Así que hoy, en este escrutinio, se pone profundamente al hombre ante su realidad, no se le permite escapar. Entonces te dice Jesús: Si hoy, siguiéndome, escapas de la cruz de tu historia, mañana abandonarías todo esto. Si hoy no te das cuenta y no estás dispuesto a aceptar la cruz hoy (la cruz de renunciar a tu padre, a tu madre, a tus hijos y a tus bienes), mañana perderías la cruz. Y si mañana pierdes el sentido de la Cruz, y ya no estás dispuesto a sufrir por Cristo, entonces has dejado de ser discípulo, la sal se ha desvirtuado y ha perdido su sabor. 

Si un discípulo pierde el sentido de la Cruz, ya no es cristiano. Porque lo que te hace cristiano es la Cruz de Jesucristo Nuestro Señor, la Cruz Gloriosa. Entonces, una sal que ha perdido su eficacia, que ha perdido la posibilidad de salar, ¿cómo salará? ¿Qué es lo que sala el mundo? Es la cruz lo que sala. Si tú pierdes el sentido de la cruz, no puedes salar y la sal que no sala no sirve de nada. Solo sirve para ser pisoteada por los hombres.»

Si no haces exactamente lo que Kiko quiere que hagas, no le sirves de nada, sólo servirías para ser pisoteado.

«Ahora veamos a los otros evangelistas porque quizás, entre todos, solo Lucas haya tomado este contexto. Veamos que dicen los otros evangelistas de la sal cuando hablan de la sal. ¿Cuándo han introducido en el Evangelio esta frase de Jesús, que escucharon de sus labios exactamente así, como un estribillo, dónde lo han puesto? ¿En qué contexto? ¿A qué se refiere concretamente esta frase? Veamos lo que dice San Marcos.

Lectura: Mc. 9, 41-50»