Publicidad del Camino. Cuaresma 2018 (VII)

«La tercera tentación, como sabéis, es la tentación del dinero, del éxito en el mundo. El pueblo de Israel no soportaba que no tuvieran una religión porque todas las religiones, las religiones populares, tienen un centro: usar la religión para estar mejor, para tener más dinero, para estar más salud (sic); todo.»

La ignorancia es atrevida y dice cada tontería… El centro de casi todas las religiones (no sé en cual no, pero no pretendo saber de todas) es el perfeccionamiento moral, no las paparruchas que asegura el ignorante. Aunque por otra parte, hay sitios donde sí se piensa que hay que contentar a diosito haciendo el trípode y dando el diezmo y procreando irresponsablemente y rebajándose ante los kikotistas y odiando al padre y la madre y a los hijos y…

«Y para eso tienen el templo, para pedirle al dios que te dé dinero, salud y pasarlo bien; y para eso vas al templo. Entones, todas las religiones tienen este medio, esta forma de relacionarse con la divinidad. Todos los pueblos necesitan un lugar donde se puedan religar con la divinidad y pueden hacer un culto y le pueden decir: «Yo, si me ayudas en mis cosas te ofrezco mi mejor cordero y lo sacrifico por ti». Así, hacen un contrato con la divinidad, hacen sacrificios, esperando que su dios les ayude a tener más dinero, más dinero; siempre lo mismo: estar mejor, tener dinero, tener éxito.»

Y para eso tienen la comunidad. Y pueden hacer un culto idolátrico y pueden decir: «Yo, si me ayudas en mis cosas te ofrezco mi tiempo y prepararé cuantas veces me toque».

«Pero la religión verdadera es sorprendente, totalmente contraria a esto. O sea, que el pueblo de Israel, no soportaba no tener un templo, no tener un lugar sagrado, no tener una imagen donde poder pedir a esa imagen salud, dinero y amor. Sin embargo, Dios se esconde. Y tienen que seguir detrás de Él. Y no pueden instrumentalizarlo, no pueden hacer una religión.»

Nuevo ataque canalla a la religión. Y repetición de la mentira de que los “religiosos” son tan kikos que sólo buscan salud, dinero y amor.
 

«Y Dios se calla y les tiene sin aparecer y sin decir nada. Y el pueblo está sorprendido: «¡Dónde está Dios! ¿Qué pasa aquí?». Dios quiere educarlos a que caminen detrás de Él, como Abraham, que tiene que ir detrás de Dios sin saber adónde va. ¿Sin saber adónde va? ¡Qué horror! ¡Qué horror! O sea, que esta es la base de nuestra religión, debes ir sin saber adónde vas, no puedes instrumentalizar la Misa, la Iglesia y el Camino para tu voluntad, no puedes hacer eso.»

La Misa y la Iglesia, no, pero el Camino, sí. Porque hacer por poner en plano de igualdad el Cuerpo de Cristo y una pulga es una falacia más que sólo se le puede ocurrir a quien mucho desprecia a Cristo.

«Tienes que seguir detrás de un Dios que es misterioso, que no te habla si no quiere, que tienes que seguir detrás de Él. ¿Y qué quiere hacer de mi vida Dios? ¿Qué quiere hacer conmigo? No lo sabemos, tiene (sic) que vivir la religión día a día, sin saber nada, detrás de Dios. Este es el culto cristiano: vivir en el hoy de Dios sin poder manejar a

Dios con la religión.»

Lo dice el que se proyecta con las charangas que quiere que otros compongan para él, con los 25000 autobuses que quiere reunir, con lo que quería edificar en Jerusalén, etc.

«Por eso en cuanto desaparece Moisés inmediatamente hacen un templo»

Tal templo sólo está en los cuentos del abuelete Pako.

«Hacen un ídolo, hacen una religión y hacen salmos y cantan y bailan, haciendo un rito donde de alguna manera, aunque no sea eficaz, puedan pensar que tienen una relación con la divinidad que les va a ayudar. Porque lo que no aceptan es la precariedad de no saber, de no saber nada. Y eso es muy profundo: la precariedad de nuestra vida, porque la verdadera pobreza del cristiano es esto: es el no saber nada, el no instrumentalizar a Dios: la precariedad. Ellos no aceptaban la precariedad de no saber dónde estamos: «¡Llevamos cuarenta años aquí, en el desierto! Y ¿adónde vamos? Pero ¿esto qué es? ¡Esto es un follón!». Y entonces quieren matar a Moisés. «Y ¿qué quieren» ––les dice Dios. «¡Que aparezcas! ¡Que le demuestres al pueblo, para que así puedan descansar, que Tú estás aquí en medio de ellos!». Eso también lo queremos nosotros. ¿Es que Dios está en el Camino?»

¡Menuda duda absurda! Ya contesto yo: NO. Dios no está en el Camino, Dios está en su Iglesia.

«¿Es que Dios está en mi vida? ¿Y si se retira y te deja silencioso? ¿Aceptas la precariedad de no instrumentalizar a Dios? Esa es la diferencia que hay entre la religión revelada y la religión de los pueblos que, en el fondo, quieren instrumentalizar la divinidad a su favor para vencer en las guerras, para tener dinero, para tener amor, etc. No, nosotros tenemos una religión que es la religión revelada. Dios se ha revelado con Abraham. ¡Y fíjate qué cosa! ¡Pero qué religión tan rara! Abraham tiene que seguir detrás de Dios sin saber adónde va.»

Y ahora una de yo, me, mi, conmigo, porque le encanta ponerse al nivel de Abraham, de Moisés y del Papa… Bueno, en el caso del Papa, me da que prefiere ponerse por encima, por eso no duda en burlarse de alguno. Es que es todo humildad.

«Eso ha hecho con mi vida. ¿Cómo fue posible que me llevara a vivir con los gitanos? ¿Y después que me llevara a San Frontis, a Zamora? ¿Y que después me llevara a Roma a vivir en el Borghetto Latino con los pobres? ¿Y que después me llevase al foso Sant'Agnese, otro lugar de pobres terrible? ¿Y que después me llevara a Portugal, a vivir en La Curraleira con los pobres? Y después… Pues lo que queráis, ha montado todo un follón que sois vosotros, una imagen, una prueba. Y siempre he ido detrás de Él porque yo no he proyectado ni el Camino. Jamás proyecté nada, ni la Iniciación cristiana.»

Otra falsedad. Ha proyectado todo: los kikotistas sólo son loros que repiten su proyecto, los kikódromos tienen sillas de metracrilato, paredes rugosas y suelo de moqueta azul porque así lo ha proyectado, todos los RM tienen el mismo patrón porque así los ha proyectado, todos tienen los mismos kikonos feos porque es su proyecto, se proyecta en los kikirikantos que tienen que ser los que él dispone y no pueden ser otros, se proyecta en los kiko-ritos que son como le ha petado… Todo es su proyecto. Y Dios no ha tenido nada que ver.