La "cabeza de la mujer"

Dado que empieza el Adviento quiero recordar una de las frases más conocidas y repetidas de la difunta de categoría superior Carmen Hernández: «La mujer es lo más importante de la Iglesia, porque lleva en su seno la fábrica de la vida. Por eso en la primera página del Génesis hasta el final del Apocalipsis siempre el demonio persigue a la mujer». 
 
Puede que no sea una cita litera, la he tomado de la “gran noticia” (esta sí es cita literal) que Kiko dio a sus chicos con motivo de la muerte de Carmen. Y en esa “gran noticia” la frase que transcribo figura con comillas, lo que, procediendo de donde procede, no significa que sea fidedigna.

Gruta de la Anunciación

El caso es que esa frase siempre me ha parecido simplista y bobalicona. ¿Acaso puede la mujer concebir sin intervención de varón?... Bueno, en realidad, sí, cosa que ellos no pueden. Pero no viene al caso lo que se puede hacer con inseminación artificial, porque no es cristiano. Lo cierto es que la mujer es mucho más que un seno que alberga “la fábrica de la vida”. ¿O acaso las estériles son menos que las fértiles? Y las monjas, ¿son de segunda clase por no hacer uso de esa fábrica de vida? Pues no digamos la muerta de categoría superior, que ni era monja ni utilizó nunca la fábrica de la vida que llevaba dentro.

Pero cuando el simplismo y la bobería, es mi opinión, alcanzan cotas estratosféricas en cuando se juntan la pánfila concepción de Carmen sobre el papel y la misión de la mujer en la historia, en la Iglesia y en la vida, con el no menos pánfilo uso que se hace en el Camino del rol del marido como cabeza de la esposa.

Como suele ser usual en este blog, voy a hacer uso de hechos concretos para defender mi postura. En esta ocasión, de unos hechos concretos de todos conocidos.

Del Evangelio según san Lucas

Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.

Es importante el detalle, la virgen está desposada. Es decir, su cabeza es su esposo, un hombre de la casa de David. Sin embargo, Dios no envía a Gabriel a hablar con la cabeza de María, sino que le envía a hablar personalmente con la virgen desposada.

Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»

Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo.

¡Qué osadía! Se permite discurrir por su cuenta. En fin, habrá que disculparla, pues era muy joven.

El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios;  vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.»

María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?»

El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios.»

Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.»

Y el ángel dejándola se fue.

María no dijo: Tengo que consultarlo con mi esposo, que es mi cabeza como bien sabes.

María no dijo: Habla con mi esposo y se hará lo que él diga.

María piensa por sí misma, habla por sí misma y actúa por sí misma. Y no lo hace por tratarse de un tema menor; nunca en la historia ha habido una decisión más trascendente en manos de una mujer, es algo tan serio, tan importante que va a condicionar su matrimonio, va a cambiar toda su vida. La suya y la de toda la humanidad.

Y gracias a Dios, María pensó, habló y actuó por sí misma. 

Porque buscar la voluntad de Dios es más importante que el papel de "cabeza" del marido; porque poner a Dios por encima de todo significa ponerle por encima de la "cabeza". Porque para ser "ayuda adecuada" hay que saber oponerse a la voluntad de la "cabeza" cuando esta es injusta.

A cuantas mujeres he visto en el CNC amargadas porque unos "kikotistas" ignorantes les imponían someterse al marido en todo, también en las injusticias. A ellas les digo: Dios no es así, el sometimiento mal entendido que se imponen en el CNC no viene de Dios y la amargura es consecuencia de no estar en la voluntad de Dios.