Segundo escrutinio (I)

«VIERNES NOCHE

Monición a la convivencia y a la liturgia

Antes de comenzar quiero deciros dos palabras. Esta convivencia se organiza así: ahora haremos una celebración de la palabra que retome un poco el shemá como preparación al trabajo de mañana; mañana entraremos en un terreno nuevo con una catequesis completamente nueva. Entiendo que tal vez estemos un poco cansados, también yo lo estoy, pero espero que el Señor nos ayude.

Una de gatitos, para asustar a los kikos supersticiosos

La primera dificultad es que tal vez algunos de vosotros que no nos conocéis podéis esperar de nosotros a saber qué cosas: en este sentido quiero deciros que este camino no se basa en personas especiales, carismáticas.»

En efecto, porque la "caradurez" no es un carisma.

«Quien piense así se equivoca absolutamente porque la Iglesia es diferente: en otras cosas, como en política, es muy importante hablar bien, tener lo que se llama “carisma”, saber gobernar a las masas, saber influir sobre la gente. No es así en el cristianismo: si fuese así se lavaría el cerebro a la gente. Es decir la gente creería en función de si el catequista es hábil o no lo es. Así muchos se sorprenderán si esperan de mí no sé qué cosa, que no esperen nada.»

En efecto, inútil esperar nada de unos que sólo saben imponer a base de amenazar con todas las penas del infierno a quien no se someta.

«Porque en la Iglesia es distinto: el Señor Jesús nos impide llamar maestro a nadie. El maestro entre nosotros es el Espíritu Santo, es decir, es el espíritu (sic) quien habla en vosotros, quien abre vuestros oídos, aunque el catequista diga cosas que puedan ser incompletas, mal dichas. Esto se llama necedad de la predicación.»

Más bien se llama kikotista incompetente, no preparado, ignorante y sobradamente pagado de sí mismo por haberse leído y aprendido un kikotreto.

«Aun si los catequistas fuesen así, el Espíritu Santo corrige, te abre los oídos, te pone la palabra en la situación más completa, más total que necesites. De hecho muchas veces una persona se convierte por una frase que tú no has dicho así, pero que él ha escuchado así. ¿Quién le hizo oírlo así? Pelagio, un hereje, decía que ante el anuncio del kerigma debemos decir sí o no, y que la respuesta depende de nuestras fuerzas. Esto fue condenado por la Iglesia. Nadie puede decir sí sin el Espíritu Santo, nadie puede decir: “Jesús es el Señor” sin el Espíritu Santo.

Es el Señor quien te ha traído hasta aquí, no hemos sido nosotros, aunque te llamase por teléfono el responsable. No habéis venido por curiosidad, para conocer a Kiko y Carmen, habéis venido porque el Señor os ha traído aquí, en primer lugar. En segundo lugar, vais a escuchar alguna palabra. Es el Espíritu Santo quien está actuando dentro de vosotros mientras estáis sentados.»

No hay paso del CNC en el que no se haga uso fraudulento del nombre de Dios.

«Podéis hacer una cosa: resistiros, que es decir no. Os explico como sucede esto: nosotros estamos dando una catequesis, puedo ser yo, o Carmen o quien sea, hablo muy bien o muy mal; estás a gusto, te sientes bien, has olvidado la preocupación que tienes en casa, te conmueve alguna cosa y el Espíritu te dice: “Es el momento en que debes cambiar de vida y probarte seriamente”. Pero es el Espíritu quien está actuando dentro de ti, invitándote, no se puede hacer nada sin tu espíritu, sin el consentimiento de nuestro espíritu.

El Espíritu está dentro de nosotros diciéndonos: "¡Ánimo!", dialoga con nosotros, por eso, porque somos un ser reflexivo, estamos constantemente hablando dentro de nosotros mismos. Ser inteligente significa dialogar con nosotros mismos, por eso sabéis que los que no pueden hablar, los sordomudos, no pueden pensar por qué no han desarrollado el cerebro, no tienen conciencia de sí mismos, no pueden razonar, no pueden decir "yo existo", porque no pueden hablar, no pueden construir una frase.»

Acaba de declarar subhumanos a los sordos. Donki es así, de sale de natural porque no puede amar a nadie.

«Entonces, en esta auto-reflexión que tendréis durante toda la convivencia, el Espíritu os ayudará, os invitará. Sin hacer violencia, simplemente dejando pasar el tiempo. Pero puedes resistirte a la gracia del Señor. Hablamos del Espíritu Santo, del espíritu que habita en nosotros, en lugar de hablar de gracia que parece algo ajeno a nosotros.

San Pablo en lugar de decir: "Si vives en gracia", dice, "vives en el Espíritu o vives en la carne"; La teología de Trento decía: "vives en gracia o vives en pecado": es lo mismo. A nosotros nos parece más completo vivir en el Espíritu de Jesús de Nazaret, en el Espíritu de Jesús, siervo de Yahveh, vivir en su Espíritu, es decir, estar conforme con su espíritu (sic), colaborar con su espíritu (sic) o vivir en la carne, en el mundo, esto es vivir en los deseos de concupiscencia, en el deseo de prevalecer, vivir en la carne. Estas son las dos formas en que puedes estar en el mundo.

Esto significa que aquí puedo hacer una catequesis maravillosa y no convertir a nadie, porque quien convierte es Jesucristo a través del Espíritu Santo.»

Es decir, que si no se convierte nadie (y van para 50 años y aún no se ha dado una sola conversión en el CNC), quien lo hace mal y fracasa es Cristo, jamás Donkito.

«Esta convivencia es muy importante para todos vosotros, es importantísima: espero que os deis cuenta, os invito a participar con todo el corazón porque de esta convivencia dependen muchas cosas para vosotros. Para muchos depende la vida o la muerte, es decir, aquí no estamos jugando, no venimos a esta convivencia para pasarlo bien, hemos venido aquí por algo mucho más importante, para tener un encuentro con Jesucristo. Es Jesucristo quien os ha llamado aquí porque es Él quien quiere hacer algo importante con vosotros. Jesucristo nunca hace cosas inútiles. El tiempo es dinero y yo no estaría aquí ni vosotros estarías aquí si no fuera algo muy importante.»

¡Que importante es el dinero para alguno...!

«Tenemos el peligro de quedarnos en esta convivencia de una manera idólatra, es decir, pensando en nosotros mismos, pensando en pasarlo bien, pensando que aquí se viene a resolver vuestros problemas. Veremos que no es ese el motivo para que hayáis venido aquí.

Comenzamos con una oración, invocando al Espíritu Santo, luego haremos una lectura y daré una catequesis con lecturas intercaladas, haremos una lectura del Evangelio de Lucas y de Mateo; después haremos el Padre Nuestro y nos iremos a dormir en silencio. Podemos empezar.

-Saludo del presidente

-Invocación al Espíritu Santo»