"Si dejas el Camino, dejarás la Iglesia"... si te quedas, también

Ya se ha escrito anteriormente en este blog (puede verse aquí y aquí) sobre los mantras que configuran la jerga propia de los miembros del CNC.

Merecen capítulo aparte los mantras apocalípticos que todo catecúmeno de pro debe saber como usar. Me refiero a aquellos mantras que hay que esgrimir como piedras contra el amadísimo hermano "en crisis", que es el hermano que empieza a abrir los ojos y darse cuenta de que el Camino no lleva a Dios, sino que es un negocio en el que unos pocos viven como reyes a costa de otros.

Pues bien, si se da el caso de que un hermano (amadísimo, por supuesto), manifieste públicamente dudas respecto a la bondad del Camino o el discernimiento de los "kikotistas", la ferrea ley kikil dicta que hay que atajar esas dudas de inmediato y sin contemplaciones.

El primer paso es el manido argumento del "engaño del demonio". Esta es la receta suave, pues no hace culpable al que duda si no de dejarse engañar por el astuto demonio, y queda muy “kiko” llenarse la boca con la chorrez (sí, chorrez, porque chorrada es demasiado elevado para semejante gaznapirada, que es palabro que tampoco se ha inventado todavía, pero que no cuesta entender que hace referencia a las acciones de un gaznápiro), contraria a la doctrina de la Santa Iglesia Católica, de que "quien obedece -al kikotista- no se equivoca" y, por contra, quien prefiere seguir la voz de su conciencia es "engañado por el maligno", toda vez que su conciencia le hace ver que lo que dicen los kikotistas es injusto o falso o contrario a la doctrina católica.

Así que el primer paso ante quien abre los ojos a la oscura realidad del CNC es la conmiseración, el hacerle saber con muchísimo amor neocatecumenal, que el demonio le engaña y que para combatir al demonio tiene que rezar más, dar limosna, ayunar y contárselo todo a los kikotistas que le "iluminarán" su realidad y le quitaran de encima esas ideas demoniacas.

Si el amadísimo hermano se empeña en que lo blanco es blanco, lo negro es negro, y que quien diga otra cosa, por muy kikotista que sea, o está ciego o miente, entoces hay que aplicar el siguiente punto: la visión kiprofética.

Es fácil, consiste sencillamente en anunciarle pomposamente que "ha sido elegido" por Dios para "vivir su fe" en una comunidad, que es Dios mismo quien quiere que tanto él como su familia sean del Camino, por tanto, si reniega del Camino, reniega de Dios.

Y Dios no dejará impune semejante traición.

Y acto seguido se procede a la descripción novelada de todas las desgracias que acontecerán si el amadísimo hermano prefiere la verdad a la comunidad: se perderá él, se perderán sus hijos, se le caerá el pelo y los dientes, abandonará la Iglesia, se divorciará, perderá su hacienda, le multarán cada vez que use el coche y acabará suicidándose las veces que hagan falta.

Y se quedan tan anchos con tal sarta de majaderías.

Hace muchos años que conozco el Camino desde dentro. He visto muchísimas deserciones a lo largo de estos años. Puedo asegurar que aquellos con los que mantengo contacto no viven peor fuera del CNC de lo que estaban dentro. Al contrario, los que siguen dentro cuentan unos dramones existenciales tremendos: matrimonios siempre enfrentados, disputas entre los hijos, penurias económicas, malos rollos con las familias... Los de fuera, en cambio, muestran respeto mutuo y no hablan mal de otro a sus espaldas.

Pero sí observo un cambio sustancial respecto a los que se fueron del CNC hace años y los que se van ahora, un "hecho generacional" distintivo: hace años, los que entraban en el CNC por casualidad y se iban del mismo en cuanto reconocían el verdadero rostro de la bestia, eran en su mayor parte "gente de Iglesia", es más, eran gente que compaginaban el trípode caminante con otras actividades parroquiales, gentes captadas dentro de la parroquia. Gentes para quienes desvincularse de la comunidad no suponía ninguna ruptura con la parroquia ni con la Iglesia.

Para los que abandonan ahora la comunidad, tampoco. Pero por el motivo contrario. En general, quienes dejan el Camino ahora no tienen una parroquia a la que volver porque son hijos del CNC y nunca han tenido parroquia, nunca han conocido otra cosa sino el CNC y sus trolas. Así que dejan el Camino y se quedan huérfanos, porque no tenían por padre a Dios, sino a la comunidad. Estos tales, en general, no es que dejen la Iglesia, es que nunca han sido Iglesia, así que no tienen donde volver.

Por eso tiene que haber blogs como este, para que quien abra los ojos sepa que la Iglesia es su casa, que la Iglesia es madre y que cura y sana y limpia. Y lo hace de verdad, y gratis. No como en el Camino.